CUANDO LOS SENTIMIENTOS GOBIERNAN - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

CUANDO LOS SENTIMIENTOS GOBIERNAN

INTRODUCCIÓN

Satanás trabaja para tratar que nuestros estados de ánimo nos gobiernen y nos debiliten de tal manera que cuando aparecen situaciones difíciles, esos estados de ánimo nos presionen a tomar decisiones conforme a las circunstancias; así que las circunstancias, unidas a los estados de ánimo, generan determinados sentimientos que nos llevan a tomar ciertas actitudes pero Dios no quiere que tomemos decisiones solos y no acepta que éstas tengan origen en nuestra alma sino en su Espíritu Santo y en Él mismo. Por eso debemos mejorar nuestra comunión con Dios, porque así seremos alumbrados a la hora de actuar. Aunque pareciera que tomamos malas decisiones, si lo hacemos con la certeza de que estamos haciendo lo que Dios quiere, descubriremos que alegramos al Señor y las cosas saldrán bien.

Cuando viene el temor a nuestras vidas sentimos miedo y éste nos lleva a no tomar las decisiones que debemos tomar. Un pastor me pidió ayuda porque le había fallado a su esposa hace mucho tiempo atrás, y está muy turbado. El ministerio se le ha venido abajo, pero el asunto es que no ha podido contarle a su esposa y eso lo tiene mal. Las decisiones tomadas por causa de nuestros estados de ánimo o sentimientos nos llevan a la turbación. ¡Nadie está exento de vivir estados de turbación! Este pastor me dijo que él sabía lo que debía hacer, pero sentía miedo por causa de las consecuencias al hablar del tema con su esposa y esto ha sido una cruz en su vida por mucho tiempo, que de haberlo confesado enseguida, se hubiera solucionado hace mucho tiempo atrás.

Los temores no son buenos consejeros, tampoco la ira; si tomas decisiones basado en los temores que tienes, seguramente llegarás a experimentar un estado de turbación porque el miedo no proviene del Espíritu Santo, lo mismo si tomas decisiones fundamentadas en sentimientos de ira porque la ira tampoco proviene del Espíritu Santo. Y podemos mencionar otros sentimientos que muchas veces se quieren apoderar de nosotros, aunque Dios permite de vez en cuando, que vivamos situaciones semejantes para que conozcamos la guerra.

Algunos se preguntan: “¿Por qué Dios permite que me suceda esto?” Cuando vives algo que te afecta profundamente te vuelves sensible en esa área; si atraviesas por escasez o pobreza, es muy probable que tengas un espíritu sensible hacia los pobres. Tal vez les has dado varios consejos a los pobres pero no te toca a ti sino a esa persona experimentar la pobreza. Así que Dios puede permitir en algún momento que tú atravieses escasez, y eso viene como una prueba sobre tu vida, la cual te hace más sensible para que luego Dios te pueda usar en esa área.

El Señor prueba a las personas para aprobarlas. Cuando me probó a mí, yo le dije: “¿Qué quieres sacar de todo esto? ¿Por qué permites que yo viva esto?” A veces Dios nos permite caer en debilidad en aquellas cosas en las que nos sentimos firmes. Hay cosas en las que te sientes seguro y crees que nada te puede pasar, entonces caminas confiadamente porque estás tranquilo que ese asunto lo tienes dominado. Pero la Biblia declara en 1ª Corintios 10:12: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”. Dios permite las pruebas para que aprendas a depender de Él y no de ti y para que le busques, porque cuando estás seguro de ti mismo, eres débil, pero cuando estás seguro en Dios, entonces eres fuerte. El Señor permite que te suceda algo inesperado y tú dices: “¿Por qué me tiene que suceder esto a mí?” ¡Crees que la cruz que llevas es más grande que la de los demás! Dios te toca en donde más fuerte te sientes para que cuando te sientas débil entonces dependas de Él, de tal manera que cuando eres débil, su poder se perfecciona en tu debilidad.

                ¿PUEDE UN HIJO DE DIOS PADECER ADVERSIDADES?

David fue un hombre que según la Biblia, tenía un corazón conforme al corazón de Dios, no obstante tuvo que vivir muchas adversidades. La palabra de Dios dice de Jesús que Él aprendió obediencia por lo que padeció. Así que si estás padeciendo algo, dale la gloria a Dios. ¡Jesús aprendió por lo que padeció! Y si el Señor tuvo que aprender por medio del padecimiento, ¿no será que lo que padecemos nosotros es mucho más justo que lo que vivió Él? Porque Jesús padeció injustamente, pero era necesario esto para que fuera más sensible y aprendiera acerca de eso que padeció, para que cuando tú digas: “Dios no se acuerda de mi”, el Señor te responda: “Sí, yo me acuerdo de ti”. Tú dices: “Dios no sabe lo que es pasar hambre”, y Jesús te responde: “Yo sé lo que es pasar hambre”. “Pero no fuiste tentado”, afirmas tú, y El te indica: “Sí, yo fui tentado en todo”. Dice la Biblia que Jesús fue tentado en todo, o sea, en cuestiones de dinero, de gloria, de mujeres, etc. ¡Y en todo fue vencedor! El Señor fue probado y aprobado. Es muy común en secundaria rendir pruebas, parciales o exámenes para demostrar que lo que dice saber el alumno, realmente lo sabe. Hablar es fácil pero pasar la prueba o aprobar el examen, está por verse. Cuando no hay examen todos están contentos, chateando durante la clase de Geografía; cuando viene el día de la prueba de Geografía oramos más que nunca: “¡Ah Dios querido ayúdame en la prueba! Que la vieja de Geografía no ponga preguntas difíciles, que ponga lo que estudié Señor, porque sólo estudié algunos puntos, Padre. Ayúdame, te lo pido en el nombre de Jesús”. Ahí se pone a prueba lo que se supone que sabemos y también Dios nos toma examen cada tanto para ver cómo andamos, y después que nos ha probado, nos aprueba. Hay algo que tiene Dios, que no es como la vieja de Geografía, y es que Él, cuando nos prueba, nos acompaña en el proceso y no nos deja padecer más de lo que podemos resistir, para que cuando hayamos terminado la prueba seamos vencedores y podamos declarar: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. ¡En Cristo somos más que vencedores!

                LA ESTRATEGIA DE ABSALÓN

El rey David tenía unos cuantos hijos y mientras se iba haciendo viejo, todos se preguntaban quién sería el sucesor, pero Absalón tenía claro que el heredero sería él. La Biblia dice que Absalón era hermoso y tenía una cabellera larga; cada año se cortaba el pelo porque le molestaba y lo pesaban. Había sido que él, tal vez por lindo, era muy amado por su padre David y muy consentido; y se crió con ciertas ínfulas y prepotencias. En un momento de su vida, decidió que él sería el sucesor del rey David y comenzó a hacer algo al respecto. Se le había metido un mal espíritu adentro, que solemos decir que es el espíritu de Absalón. Comenzó a relacionarse con la gente del pueblo y señala la Biblia que salía a la puerta de la ciudad y se sentaba allí. La puerta de la ciudad era muy importante porque había gente que salía y entraba para hacer negocios; era un punto estratégico. Allí se recibían las noticias del mundo, que los caminantes que se acercaban a la ciudad traían de diferentes lados. Si alguien quería informarse, iba a la puerta de la ciudad, ya que no había diarios como hoy. En los tiempos actuales se juntan empresarios, políticos, abogados, etc, en los bares y restaurantes para hablar del país, del mundo, de los mandatarios y demás, y en ese tiempo, se juntaban en la puerta de la ciudad.

Dice la palabra de Dios en: 2ª Samuel 15: 2 al 4: “Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel. Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey.Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia!” Como se hace hoy en día, Absalón les decía algo así, como: “Buscame que voy a tratar de hacer algo por ti. Te dejo mi tarjeta. ¡Llamame cuando quieras!” Así hizo un año, dos, tres; y la gente se encariñó con él.

Muchos que se acercan a ti no lo hacen porque te aman sino porque te quieren usar. Digamos que no todo el que te sonríe es porque te ama, de hecho, hay personas que te han dado cosas y con el tiempo empiezan a cobrarte y dicen: “¡Con todo lo que yo le he dado y mira como me paga!” ¡Eras amiga de alguien o ayudaste a esa persona queriendo cobrar! No estabas amando sino negociando. No todo el que se acerca a ti lo hace porque te ama; no todo el que te hace un favor, lo hace porque te ama sino que cree que sacará provecho de ello. Hay empresarios que son buenísimos, ¡son un pan de Dios! Le dan cien, doscientos, trescientos o quinientos mil dólares a cada político presidenciable. ¡Son tan buenos! Ellos dan y se hacen amigos de esos políticos, esperando que caiga el que caiga. Absalón era de ese tipo, él iba prosperando un complot, una revolución contra su padre. Una vez que estás metido en algo así, cuando gobiernan los sentimientos, aparece la turbación. Con el tiempo se armó un complot muy grande y Absalón tenía suficiente gente para designarse a él mismo rey, siendo su padre un rey que aún no había muerto. Hizo una gran fiesta y los que estaban con él lo proclamaron rey. Llega a oídos de David que el hijo fue proclamado rey y se arma un lío tremendo. Absalón, a tal punto quiso quitarle el reino a su padre que tramó matarlo, pero el rey David decide irse, abandonando el palacio y acompañado de algunos miles de personas. La Biblia declara que andaba descalzo y llorando por las montañas.

                LAS CRISIS SON BENEFICIOSAS

Cuenta también la Biblia, que estando David en el reino, preguntó un día si había quedado algún descendiente de Jonatán a quien pudiera hacer misericordia por amor a su amigo y le dijeron que había un joven lisiado hijo de Jonatán, y David lo llevó al palacio y  le dijo que no le iba a faltar nada y que se sentaría todos los días a su mesa. No había necesidad de tanta misericordia y bondad pero David tenía un buen corazón. Así que Mefi-boset, agradecido, todos los días comía en el palacio. Pero cuando se arma la revolución por causa de Absalón, Mefi-boset dice: “Ahora Israel me va a restituir el reino de mi padre que me fue arrebatado”. Cuando David huyó, se quedó en el palacio pensando que Dios lo iba a recompensar y le devolvería el reino de su abuelo Saúl. Entonces, cuando David iba por la montaña llorando, aparece un siervo de Mefi-boset llamado Siba, con un par de asnos, tortas de higo, racimos de pasas y vino, y se los ofrece al rey: “Dijo el rey a Siba: ¿Qué es esto? Y Siba respondió: Los asnos son para que monte la familia del rey, los panes y las pasas para que coman los criados, y el vino para que beban los que se cansen en el desierto. Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre” (2ª Samuel 16:2-3). Mefi-boset consideró que el rey David era un malvado y lo abandonó. En tiempos de crisis se ven los verdaderos amigos y los falsos también. Yo tengo una congregación grande y muchos hermanos me aman, pero hay una gran cantidad de hermanos falsos. ¡Las crisis son buenas!

David huyó porque su propio hijo había ideado un complot contra él e iba junto con el pueblo que lo siguió, llorando por causa de Absalón, pero había dejado diez concubinas para que guardasen el palacio; en tanto Absalón, tomó como consejero a Ahitofel quien había sido consejero y amigo del rey David. “Y Ahitofel dijo a Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de todos los que están contigo. Entonces pusieron para Absalón una tienda sobre el terrado, y se llegó Absalón a las concubinas de su padre, ante los ojos de todo Israel” (2ª Samuel 16:21-22). ¡El hijo se acostaba con las mujeres del padre! Tal vez te has preguntado: ¿Cómo puede sucederle todo esto a un hombre cuyo corazón es conforme al corazón de Dios? El amigo y consejero de David aconseja a su hijo contra su padre. Iba David con los que lo seguían, llorando, y aparece Simei, pariente lejano de Saúl que salió a su encuentro para maldecirlo, diciéndole: “Jehová te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado, y Jehová ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón; y hete aquí sorprendido en tu maldad, porque eres hombre sanguinario. Entonces Abisai hijo de Sarvia dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza. Y el rey respondió: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: Por qué lo haces así?…Quizá mirará Jehová mi aflicción, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy” (2ª Samuel 16:8-12).

Llega el momento que los consejeros de David aconsejan ahora a Absalón diciéndole todo lo que tiene que hacer. “Entonces Ahitofel dijo a Absalón: Yo escogeré ahora doce mil hombres, y me levantaré y seguiré a David esta noche, y caeré sobre él mientras está cansado y débil de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y mataré al rey solo” (2ª Samuel 17:1-2). Mas Husai le dijo: “Aconsejo, pues, que todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla” (2ª Samuel 17:11). Y así salió Absalón a matar a su padre, siguiendo el consejo de Husai.

                ABSALÓN: UN HIJO CONSENTIDO

Absalón era un hijo consentido de David, y su padre tuvo que armar un ejército con la gente que tenía para defenderse de su hijo; arma tres grupos y pone tres capitanes, uno en cada grupo, y delante de todo el pueblo, les dice: “Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón”. Esta historia se encuentra en 2ª Samuel capítulos 16, 17 y 18. ¡Mira lo que viene a sufrir un gran hombre de Dios! Se armó tremenda confusión en la guerra y señala la Biblia que fueron más los que destruyó el bosque ese día que los que murieron a espada. 2ª Samuel 18:9 dice: “Se encontró Absalón con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo entró por debajo de las ramas espesas de una gran encina, y se le enredó la cabeza en la encina, y Absalón quedó suspendido entre el cielo y la tierra; y el mulo en que iba pasó delante”. Ese día murieron veinte mil personas y te preguntarás por qué Dios permitió que muriera tanta gente; eran personas de un mismo pueblo, como lo es Siria hoy en día, los que están con el presidente y los rebeldes, matándose entre ellos. ¿Sabes por qué se produjo esa guerra en la que murió tanta gente? Porque Absalón era un hijo consentido. Esto va para las madres que dicen: “¡Es mi hijo! ¡Yo no le puedo decir que no! No quiero que sufra ni que viva lo que yo he vivido, por eso nunca lo castigué, tampoco le negué nada de lo que me pidió”. Ahora el nenito exige el reino y tiene tantas ganas de gobernar que es capaz de acostarse con las esposas de su padre y de armar un ejército para matarlo. ¡Cuando reinan los sentimientos viene la confusión!

David se quedó y no fue a la guerra porque el pueblo no se lo permitió pero arma el ejército para defenderse de su hijo y les exige a los capitanes que cuiden la vida de Absalón, y se queda orando: “Padre, guarda a mi hijo”. Hay dos ejércitos luchando intestinamente y morirán muchas personas pero a David le interesa que se salve su hijo más que todos los que están en la batalla. ¿Te das cuenta hasta dónde puede llegar la decisión de consentir a un hijo? “Pero es mi hijo y yo lo amo…” Así dicen los padres. ¿Sabrán ellos hasta dónde se arriesgan por ser consentidores y le llaman a eso amor?

Absalón iba sobre un mulo, a éste animal terco se le ocurrió meterse al bosque y Absalón no pudo dominarlo, entonces se enredó su cabello en las ramas de un árbol y quedó suspendido en el aire. “Viéndolo uno, avisó a Joab, diciendo: He aquí que he visto a Absalón colgado de una encina. Y Joab respondió al hombre que le daba la nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le mataste luego allí echándole a tierra? Me hubiera placido darte diez siclos de plata, y un talabarte.El hombre dijo a Joab: Aunque me pesaras mil siclos de plata, no extendería yo mi mano contra el hijo del rey; porque nosotros oímos cuando el rey te mandó a ti y a Abisai y a Itai, diciendo: Mirad que ninguno toque al joven Absalón. Y respondió Joab: No malgastaré mí tiempo contigo. Y tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de Absalón, quien estaba aún vivo en medio de la encina. Y diez jóvenes escuderos de Joab rodearon e hirieron a Absalón, y acabaron de matarle” (2ª Samuel 18:10-15). ¿Quién se atrevía a ir a contarle a David lo que sucedió…? ¿Ese día quién ganó? Los que ganaron no tenían espíritu de victoria y entraron a la ciudad escondidamente como suele suceder con los que huyen avergonzados de la batalla, cada uno a su casa. Ese día no hubo victorias sino lágrimas de un lado y de otro. Cuando la noticia llegó a David, él se turbó y lloró porque prefería cualquier cosa menos que muriera su hijo. “Entonces el rey se turbó, y subió a la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!” La gente que había salido a defender a David andaba avergonzada por los rincones sin saber qué hacer; ellos habían ganado contra el complot pero no era para festejar. “Y se volvió aquel día la victoria en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel día que el rey tenía dolor por su hijo” (2ª Samuel 19:2). ¡Habían arriesgado sus vidas por un rey que ahora lloraba por la pérdida de su hijo que se había constituido en su enemigo! ¡Qué confusión!

Yo hablo con hombres y mujeres que me dicen que ya no saben más qué hacer ante determinada situación, no entienden a su cónyuge o a sus hijos, y se preguntan: “¿Por qué Dios permite que me pase esto?” Todos pasamos por circunstancias que no quisiéramos pasar. Perdemos el dominio y el control; normalmente tomamos decisiones, le damos para adelante, pero Dios nos lleva a un punto en que no hay decisión que podamos tomar y que sea ventajosa.

2ª Samuel 19:3-5 dice: “Y entró el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado que ha huido de la batalla. Mas el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío! Entonces Joab vino al rey en la casa, y dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que hoy han librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas”. Absalón tenía pensado matar a todos sus hermanos no sea cosa que uno de ellos se le ocurriera ser rey y lo terminara matando a él. Joab reprende a David y le dice: “¿Amas más a Absalón que conspiró contra ti más que a todos aquellos que te han librado a ti y a tus hijos y que verdaderamente te aman, avergonzándolos?” Para Joab no era momento de llorar al hijo muerto sino de estar feliz porque se había salvado el reino. Si tú fueras David, ¿qué sentirías? La vida te lleva a vivir situaciones en las que no sabes qué hacer. Joab le dijo a David: “…hoy me has hecho ver claramente que si Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos, entonces estarías contento. Levántate pues, ahora, y ve afuera y habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová que si no sales, no quedará ni un hombre contigo esta noche; y esto te será peor que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora” (2ª Samuel 19:6-7).

A David le jugó mal un amor mal entendido a su hijo. Hay cosas que valen más que tu propia vida, más que la vida de tu cónyuge y que la vida de tus hijos. ¡El reino de Dios vale más que todo lo demás! Dios le había dado un reino a David y lo entendiera él o no, a través de ese reino, Dios traería una descendencia al mundo y lo profetizó en Génesis 3:15 cuando le dijo a la serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Estaba en la genealogía de David que a través de su descendencia sucedería tal cual Dios lo había profetizado pero no sucedería a través de un hijo como Absalón ni a través de un amor mal entendido como el de David hacia ese hijo. Él debió entender que era más importante el reino que Dios le había dado que la vida de un hijo rebelde y manipulador que había atentado contra su padre avergonzándolo a él y a su reino y lo buscó para matarlo.

                CONCLUSIÓN

¿Quién puede tener suficiente entendimiento para poder resolver cosas tan complicadas como ésta? Nosotros leemos después de tres mil años esta historia y decimos que realmente David se equivocó, pero el que está atravesando por una circunstancia complicada sin saber qué hacer, sabe que si Dios no lo saca, nadie podrá hacerlo. Aprende a descansar en las manos de Dios y dile: “Señor, sea hecha tu voluntad en todo. Ayúdame y enséñame a buscar, a conocer, a aceptar y hacer tu voluntad”.

“Juro por Jehová que si no vas a y tratas como debes a tus siervos que te defendieron, esta noche no quedará ni uno”, le dijo Joab. Por sus sentimientos David permitió que veinte mil personas cayeran, pero eso no le afligió, sino que se lamentó por la muerte de su hijito consentido.

Hay madres que son capaces de golpear a una maestra por defender a su hijito consentido. ¡Qué Dios te libre! Si tú te dejas gobernar por tus estados de ánimo y tus sentimientos, entrarás en el territorio de la confusión. Y te voy a decir que por mucha confusión que haya, cuando sepas cuál es la voluntad de Dios, no importa las consecuencias, ve y hazla porque en medio de las circunstancias se hará la luz y la paz de Dios guardará tu corazón.

Entrégale al Señor ese juicio que tienes; entrégale ese asunto que hace meses no te deja dormir y esos problemas que tienen atormentada tu mente y el corazón. ¡No dejes que te gobiernen tus estados de ánimo! ¡Descansa en el Señor! ¡Entrégale tus cargas! Deja que Él obre porque hay cosas que aunque tú quieras, no las puedes resolver porque es Dios quien tiene que hacerlo. No te angusties ni te enfermes; deja de afligirte y dale gloria a Dios. Pídele que te muestre qué es lo que quiere que hagas y hazlo.

“Padre, que sea tu Espíritu Santo y no nuestros sentimientos quienes nos guíen. Nos ponemos bajo la autoridad de tu Espíritu Santo. Enséñanos a tomar decisiones correctas tal como tú quieres. Decidimos descansar en ti, Señor. No sabemos por qué ocurren determinadas cosas en nuestras vidas, no logramos entender pero sabemos que tú eres el alfarero y estás moldeando el barro. Somos barro en tus manos Padre, haz como tú quieras. Obra en nuestras vidas y en nuestras familias, que nada nos angustie ni nos haga llorar demasiado, que nada nos preocupe en demasía. Te entregamos a ti nuestras cargas y descansamos en ti, Dios nuestro. Te bendecimos y te damos la gloria en el nombre de Jesús. ¡Nuestra vida es tuya, Señor! No reclamamos nada, sólo te agradecemos que nos mires y nos cubras. Venga sobre nosotros tu paz, en el nombre bendito de Jesús, amén”.

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