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En 1ª de Samuelcapítulo 13 versículos 5 al 13 dice así la PalabradeDios: “5Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén. 6Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas”.
¿Te imaginas al pueblo de Dios asustado por los filisteos, escondiéndose en cuevas, en matorrales, entre peñas, en fosas y en cisternas? Esto es como cuando un hermano o hermana me dice: “¡Pastor! Arriba de mi casa hay una macumbera y toca el tambor. ¿No me habrá hecho algún mal?” Pero, ¿eres hijo de Dios o de una gallina? ¿Quién te enseñó a tenerle miedo a un maleficio, a una brujería? ¿Quién es mayor, un hijo de Dios o un hijo del diablo? “Pastor, es que me han dicho que hace unos trabajos terribles”. ¿Y tú no sabes los trabajos que hace Dios? ¿No te has enterado cuando abrió el mar rojo y juzgó a todos los dioses de Egipto y del más grande hasta el más pequeño, todos quedaron de rodillas delantede Jehová de losEjércitos? “Pastor, tengo miedo, parece que el diablo anda suelto”. ¡Desde que yo tengo conocimiento anda suelto el desgraciado! Pero tengo una buena noticia: ¡El Espíritu Santo también anda suelto! Que se cuide el diablo, y que se cuiden los que sirven a satanás, porque el Espíritu de Dios anda suelto. ¡Que tiemblen ellos y no que tiembles tú!
Así que los filisteos salieron con un ejército tremendo. Dice la Biblia que era una multitud como la arena del mar. ¡Y los hijos de Dios empezaron a buscar un hueco donde meterse! Conozco hijos de Dios que me dicen: “Pastor, yo no puedo ir ala iglesiaporque mi barrio es muy bravo. Usted ha visto quelos barriosse están poniendo cada vez más bravos…” ¿Sabes qué pasa? ¡No hay hijos de Dios enlos barrios! “Pastor, no puedo ir ala iglesia, porque de noche es muy oscuro, y hay unos muchachos muy violentos, así que me quedo encerrada en mi casa”. ¿No es lo que estaban haciendo los israelitas que se metían en las cuevas? Como se quedan en la casa por temor, se pierden la reunión, así que aprovechan a mirar televisión.
Pero dice este pasaje que algunos hebreos cruzaron el Jordán; este río es un límite de Israel. Se fueron al otro lado, a las otras naciones, hacia la tierra de Gad, y de Galaad. Pero Saúl, que era un rey nuevito, lo habían puesto recién, no podía huir. ¡Lo único que faltaba es que él también se metiera en una cueva!
Dice el versículo 7 y 8: “…pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando. 8Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba…”
Cuando el profeta Samuel, ungió a Saúl por rey de Israelle dijo: “Tú no eras nadie, pero Dios te ha escogido para que seas rey sobre su pueblo”. Le dijo que le iban a suceder un montón de señales, confirmándole que era Dios que lo levantaba, y lo ungía como rey y agregó: “Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo” (1ª Samuel 10:7). Si un profeta me dijera: “Márquez haz lo que bien te parezca, porque Dios está contigo”. ¡Qué lindo sería! ¡Nadie me lo ha dicho! Pero Saúl tuvo una oportunidad extraordinaria y el profeta le dijo: “Cuando estas cosas te sucedan, tienes que saber que Dios está contigo; así que no te hagas problema, haz lo que te parezca, haz lo que sientas hacer, porque Dios te está respaldando”. ¿Cuántos tienen esta promesa, de hacer lo que se les da la gana, porque Dios los está respaldando…?
Entonces el profeta Samuel le dice: “Bueno, tienes que bajar a Gilgal y esperar allí siete días”. (Gilgal era el lugar donde había un altar y se presentaban sacrificios, holocaustos, y otros tipos de ofrendas; era el altar a Jehová). “Después voy a bajar contigo a Gilgal”, le dice Samuel, “y ahí voy a presentar ofrendas a favor del pueblo, y a favor tuyo delante de Jehová”. Pasaron todas las cosas que el profeta Samuel había dicho. Saúl llegó a Gilgal, y esperó allí siete días; pero en ese lapso es que vinieron los filisteos y le presentaron un frente de batalla. Se estilaba, que nunca el pueblo de Dios podía ir a la guerra, sin la bendición de Jehová. ¡Nunca podes ir a la guerra sin la bendición de Jehová! Así que Saúl podía hacer cualquier cosa que le viniera a la cabeza hacer, que Dios lo iba a respaldar, pero había un límite: “Tienes que ir a Gilgal y esperarme allí siete días”.
Fue en ese entonces que el pueblo comenzó a meterse en las cuevas, o donde podían, porque querían escapar, por el temor que le tenían a los filisteos. ¡Pero Saúl se tenía que hacer el valiente porque era el rey! Y pasó un día, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete días y Samuel no llegaba, aunque él había dicho que iba a ir al séptimo día. Cuando Saúl vio que el pueblo desertaba, dijo a la gente: “Tráiganme los animales del sacrificio”. Así que él ofició de sacerdote, hizo el sacrificio, y cuando éste terminó… ¡llegó Samuel! La situación era crítica, muy difícil. Llega Samuel y dice: “¿Qué es esto? ¿Qué has hecho?” “Lo que pasa es que esto y lo otro, y como tú no venías, me esforcé”, como diciendo, “tomé coraje… yo mismo hice el sacrificio, porque tú no llegabas”. Samuel llegó al séptimo día, ¡pero llegó después del límitede la paciencia de Saúl, cuando ya creía que no podía esperar más!
Esto me hace acordar a algunos creyentes que quieren resolver algún tema antes que Dios les diga qué hacer con el tema, o esos creyentes que se iban a Miami (digo iban, porque ahora ya no pueden) no por mandato de Jehová, sino porque ellos consideraban que no podían quedarse más aquí, en un país donde todos los demás, sí, nos teníamos que quedar. Esos que creen que ya no pueden esperar más y que tienen que tomar una decisión, y la toman, sin un respaldo y sin la bendición de Dios. Me hace acordar también, a estas chicas preciosas de la iglesiaque tienen más de 30 años y todavía no tienen novio y el versículo preferido de ellas es: “El que a mí viene, yo no le echo fuera”. ¡Ellas creen que hay que ayudarle a Dios! Dios le prometió un hijo a Abraham, el hijo de la promesa era Isaac. Pero pasabael tiempo, y no llegaba!! Así que Abraham dijo: “Bueno, la cosa está embromada, ¡vamos a ayudarle a Dios!” Y tuvo un hijo de su esclava Agar, al que llamó Ismael, que es el padre de los ismaelitas y que hasta el día de hoy persigue a la descendenciade Isaac. Abraham pensó: “Seguro que Dios va a bendecir a Ismael”. Pero Dios le dijo: “No, este no es el que yo te prometí”. Igual ocurre con esas damas que creen que se les pasa el tren, y dicen: “Bueno, ¡alguno hay que agarrar!”. Pero una vez que tomaste la decisión y lo hiciste, ya no lo puedes arreglar.
Así también sucedió con Saúl: ¡No esperó!…. ¡Qué triste! Entonces llegó Samuel, y Saúl le dijo: “Me esforcé y ofrecí holocausto.” Y Samuel le dijo: “Has actuado neciamente; no has guardado el mandamiento de Jehová, tu Dios, que te ordenó; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Pero ahora tu reino no será duradero.”
Saúl tenía una promesa: “Haz lo que quieras, porque Jehová está contigo”, pero también Dios le puso un límite a esa promesa, diciéndole: “Ve a Gilgal, y espera allí siete días”. Saúl espera siete días pero Samuel no llegó, así que decidió él mismo ofrecer el holocausto, y ni bien él había terminado de ofrecer el sacrificio, ¡llegó Samuel! Pero Saúl ya había ofrecido sacrificios en lugar del sacerdote, aunque al rey no le correspondía actuar de sacerdote. Dios había decidido que no cualquiera iba a estar encargado del sacerdocio sino sólo la descendenciade la tribu de Levi.Entonces, Saúl queriendo ser valiente, cometió una temeridad: ¡Se metió donde no se tenía que meter!
Y en esta historia encontramos una gran lección para nuestras vidas. Yo soy una persona muy activa, me esfuerzo todos los días por servir a Dios, pero corroel riesgo deesforzarme y de hacer cosas que Dios no me ha mandado. ¿Cómo puedo presentarle a Dios mi esfuerzo para contrarrestar mi desobediencia? “¡Señor! Te desobedecí, ¿pero has visto como transpiro? No hice lo que tú querías, ¿pero has visto cómo me esfuerzo?” Si yo me esfuerzo fuerade la voluntad de Dios, ¿a quién estoy sirviendo? Porque si estoy haciendo lo que Dios no quiere, ¿de qué sirve mi actividad y mi consagración? ¿A quién estoy consagrado yo, si no estoy haciendo lo que Dios quiere? Por eso es tan importante que sepamos buscar la voluntad de Dios y es tan importante que sepamos esperar en Dios.
“Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará… Guarda silencio ante Jehová, y espera en él”. Así dice el Salmo 37. Dicela Biblia que es bueno esperar en Jehová. ¡No te afanes! Las personas que se ponen ansiosas y afanosas, toman decisiones apresuradas, como esas chicas que se casan con el que creen, es el príncipe azul, ¡pero después descubren que no era azul! Eso también les pasa a los hombres, a los empresarios y a mucha gente.
Otra experiencia en la vida deSaúl, se encuentra en el capítulo 15. Desde el versículo uno en adelante la Bibliarelata el hecho deque Dios se acordó de que los amalecitas, habían salido a perseguir a su pueblo, cuando ellos salieron de Egipto. Fueron los que habían contratado hechiceros para maldecir al pueblo de Dios, y los que hicieron trabajos, seduciendo con sus mujeres a los hijos de Dios, para que éstos adorasen a sus dioses. Hubo una matanza muy grande en Israel, y una furia muy grande de parte de Diosporque su pueblo se desbocó detrás de las mujeres de los amalecitas, y fue a consultar a otros dioses. Cuando había ocurrido esa circunstancia, unos 300 años antes del reinado de Saúl, Dios le dice a Moisés: “Escribe en un libro para que se sepa; yo voy a destruir la descendencia de Amalec para siempre.” Y durante 300 años, Dios no había dicho nada, ¡había permanecido en silencio! Pero ahora, Samuel le dice a Saúl: “Tú no eras nadie a tus ojos y Jehová te escogió y te puso por cabeza de su pueblo Israel. Ahora escucha bien lo que Jehová dice: Me he acordado de lo que hizo Amalec, cuando mi pueblo salió de Egipto. Te ordeno que vayas y le hagas guerra y destruyas a Amalec, y que destruyas a su descendencia.” Dios declara anatema todo lo que pertenece a Amalec y le dice que tiene que destruir hombres, mujeres, niños, y bestias, vacas, ovejas, camellos, burros… ¡todo! ¡Los tienen que barrer de la faz de la tierra! Samuel le dice: “Quiero que oigas bien lo que dice Jehová. Ve y has cumplidamente lo que Jehová te dice.”
Saúl pelea contra los amalecitas y los vence por todos lados, salvo por un detalle. Se estilaba que siempre que se iba a la guerra, los soldados podían tomar del botín, pero en esta oportunidad, les estaba prohibido por Dios, comer ni siquiera una oveja, porque Dios había declarado consagrado a la muerte todo lo que pertenecía a Amalec. Y cuando hay algo que es anatema, el pueblo de Dios no se debe contaminar con ello, porque es maldición. No obstante, Saúl encontró una manera elegante para desobedecer el mandato de Dios: Todo el ganado que era flaco, mandó matarlo, pero mandó preservar el ganado gordo para consagrarlo a Dios. Y le perdonóla vida alrey de los amalecitas, que se llamaba Agag.
Viene otra vez Samuel, y sale Saúl a bendecirlo, diciendo: “Viva Jehová, tu Dios, que he oído y he cumplido la orden que Jehová me dio”. Y Samuel dice: “Pero entonces, ¿qué son esos balidos de ovejas y mugidos de vacas que oigo?” Y dijo Saúl en el versículo 15 del capítulo 15 de 1ª de Samuel: “Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos”.
Quiero que aprendas lo siguiente: Si haces la mitad de lo que Dios quiere que tú hagas, no has hecho lo que Dios quiere. Yo tengo gente alrededor mío, que considera que algunas de las ordenes que doy, no son tan importantes. A veces me sucede que le digo a alguien: “Ve con el camión, carga tal y tal cosa, y lleva todo a tal lado”. Hay algunos que escuchan ligeramente, o sea no escuchan todo, sino una parte. Así que sale esta persona con el camión y carga lo que le dije, pero no se acuerda a qué lugar tiene que llevarlo; piensa que seguramente yo quería que lo lleve a tal lugar… ¡pero no era el lugar que yo le había dicho! El camión llegó y descargó las cosas, pero no donde yo quería. Le pregunto: “¿Qué hiciste con lo que te dije que llevaras a tal parte?” “Ahhhh disculpe pastor, yo no sabía que usted lo quería ahí”. “¿Y a dónde pensaste que yo lo quería?” “Yo pensé que usted lo quería en tal otra parte”. Les cuento cosas muy reales, que me suceden todos los días. Me dice: “Yo hice lo que usted pidió, lo único que no llevé las cosas a donde usted quería”. Cuando no entiendes cumplidamente lo que Dios quiere, y no escuchas bien lo que Dios quiere, seguramente no vas a hacer lo que El quiere, o vas a hacer solamente parte de lo que Dios quiere.
Sucede así también con la mentira. Cuando uno cuenta la mitad de la verdad o la mitad de la mentira, no es mitad verdad o mitad mentira. ¡Es todo mentira! Samuel le dijo a Saúl: “Detente y te declararé lo que Jehová me ha dicho anoche”. Dios se le había presentado la noche anterior a Samuel y le había dicho: “Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras”. (1ª Samuel 15:11). Entonces Samuel dice a Saúl: “…Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? 18Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. 19¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?” (1ª Samuel 15:16-17). Y Saúl respondió a Samuel: “Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. 21Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal” (versículos 20 y 21).
¡Dos veces Saúl le echó la culpa al pueblo! Entonces se encolerizó Samuel el profeta de Dios, y le dijo: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. 23Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación”. Toda desobediencia es rebeldía, y toda rebeldía es como idolatría, es como si adoraras una vaca o una rata. ¿Has visto el papel que juega en la Biblia la obediencia? Dice el profeta Samuel: “y como ídolos e idolatría la obstinación”. Saúl estaba obstinado en hacerle entender a Samuel que él había hecho lo que Dios quería. ¡Era desobediente y obstinado!
Lo que realmente sucedía en el corazón de Saúl, fue que era muy complicado para él no darle al pueblo el botín de tan grande triunfo. Quería congraciarse con el pueblo y ganar su favor político. La suya fue una decisión política. Lejos esté de mí, agradarles a ustedes antes que a Dios. Saúl consideró este acto como una oportunidad extraordinaria para que el pueblo lo admire y se empecinó en hacerle creer a Samuel, que era el pueblo quien había decidido. ¿Quién mandaba? Me pregunto yo. ¿Y por qué estaba vivo el rey amalecita Agag? ¡Tremendo trofeo significaba la vida delrey Agag! Podía tenerlo en una jaula por años, a pan y agua, para que todos vieran y admiraran su triunfo y valentía. ¡Pero Dios había pedido que fuera destruido! Samuel se enojó y le dijo: “Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey… Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú”. Dios ya había mirado a David, y dijo: “¡Yo voy con David, con éste no sigo más!”
Oro delante de Dios por tu vida en esta hora, porque yo estoy aquí para cuidarte en el nombre de Jesús. Mi oración es que sepas esperar en el Señor y nunca te desesperes ni te apures, porque en el afán de hacer algo, no falta el pecado. Que tú sepas que aquello que estás haciendo, es porque Dios te lo ordenó. Todo lo que Dios le ordenó a Saúl, lo hizo por medio de un profeta. ¡Y aquí hay profeta y hay apóstol! No es que Dios le dijo al apóstol una cosa, y a mí me dijo otra cosa distinta. El enojo de Dios contra Saúl, fue porque le había hablado a través del profeta y desobedeció. El profeta le dijo: “Así dice Jehová…”, y Saúl creía que estaba tratando con el profeta, una bolsa de carne y hueso como él mismo. ¡Pero estaba tratando con un ungido de Dios!
Otra cosa: En dos oportunidades Saúl quiso bendecir a Samuel. Como dice el dicho popular, ¡el maíz se come a la gallina! Porque quien necesitaba la bendición de Samuel era Saúl. Sin lugar a dudas, enla Biblia, el mayor bendice al menor, el padre es cobertura de los hijos y del hogar; si la cabeza está rota, también está rotala cadena dela bendición. Dios dijo: “Se terminó, me busco otro”. ¿Quién puede trabajar con gente independiente? ¿Quién puede trabajar con alguien que piensa como se le da la gana? ¡Ni Dios puede! Y yo menos.
Mi oración por ti es que puedas aprender hoy, que la desobediencia y la insistencia en la desobediencia son un pecado como la adivinación y la idolatría. Tú no necesitas ser idólatra o un adivino para estar cometiendo el pecado de adivinación y de idolatría. ¡Con ser desobediente y cabezón ya lo estás logrando! Te lo explico de otra manera: Si eres desobediente y cabezón, quédate tranquilo que no necesitas la bola de cristal, eres un adivino y un idólatra igual. ¡Que Dios nos libre de la desobediencia!
Dios ha puesto carga en mí, porque El quiere bendecirte. Una cosa dice Dios hoy: “¡Aprende a esperar en mí!” Tengo un amigo que se fue a España hace un tiempo. En determinado momento, estando aquí, dijo: “¿Por qué voy a seguir aquí? ¿Qué voy a hacer aquí? ¡Aquí no se puede! Allá en España las puertas están abiertas… ¡Me voy a España!” Y se fue nomás… Pero en España no le fueron muy bien las cosas…se terminaron los créditos, quedaron hipotecados… alquilaron casa, abrieron un negocio, compraron un vehículo, pero ahora no pueden pagar. Pero algo interesante ha dicho mi amigo: “No me voy a apresurar, no me voy a mover hasta que tenga palabrade parte de Dios. Así me digan que en Argentina o en otro lado del mundo hay algo fabuloso, voy a esperar que Dios me hable, porque voy a hacer lo que Dios quiere. ¡Voy a esperar que Dios me de una palabra!”
No falta quien se fue a Miami, y de Miami a España y ahora de España se está yendo a otro lado, siguiendo la guía del “Espíritu Santo” a donde hay más dinero. Pero yo quiero la bendición de Dios y quiero pedirle a Dios por ti y por mí. ¿Quieres ser obediente? ¿Quieres aprender a esperar? Haz esta oración ahora mismo:
“Padre bueno, venimos delante de tu presencia, habiendo aprendido de las experiencias de Saúl, que no es bueno no saber esperar, y no es bueno desobedecer. Te pido en el nombre de Jesús por mi vida yla vida deaquellas personas que reciben este mensaje. ¡Quita todo afán y toda ansiedad Dios mío! Enséñanos a esperar en ti, enséñanos a confiar en ti. Que ninguna noticia nos aturda, que nada nos mueva Señor. Que sepamos tomar decisiones meditadas, pensadas, con certeza, y que estas decisiones vengan de ti Señor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. ¡Extiende tus manos Dios! Toca nuestras vidas y nuestros corazones. Haz los cambios que tengas que hacer Señor, guíanos hacia la obediencia, que no seamos tercos, obstinados y desobedientes como Saúl. ¡Anhelamos que tú nos enseñes obediencia! Venga tu gracia Señor, que cada uno tenga oportunidad en ti, de volver atrás y pedir perdón.
Perdón Señor, por todas las cosas apresuradas que hicimos, por aquellas cosas que creímos que estaban bien hechas, pero no sabíamos que estábamos haciendo lo que tú no querías. Perdón por nuestra desobediencia, por nuestra independencia. Que no seamos como Saúl, que decidió él mismo hacer el sacrificio, creyéndose el sacerdote, cuando era el rey. Que no nos distraigamos, ni a derecha, ni a izquierda; que no nos salgamos Señor del sendero que tu has trazado para nosotros. Bendice cada mujer y cada hombre, bendice cada matrimonio. Glorifícate en la vida demis hermanos, te lo pido en el nombre de Jesús. Has tu obra maravillosa en nosotros. Aunque quisiéramos ser obedientes, no podemos, ven y obra tu Señor. Derrama tu gracia, tu Espíritu y tu poder sobre nosotros. Es nuestro anhelo ser obedientes. ¡Haznos obedientes! Nos sometemos a ti Señor, aunque tengamos que llorar y ser quebrantados, pero que se haga en nuestras vidas tu voluntad. ¡Perdona todo pecado de desobediencia, y perdona todo pecado de obstinación! Cúbrenos con tu sangre, y danos tu paz. En el nombre precioso de Jesús hacemos esta oración, amén”.
ANEXOS: