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INTRODUCCIÓN
La adoración es la madre de todos los conflictos en todo el universo. A quien servimos y a quien adoramos determina la guerra más importante del universo. Esto explica por qué a muchos les cuesta tanto abrir la boca para cantar y alabar a Dios. En primer lugar, no esperes recibir nada de Dios si tú no le adoras. No esperes nada de Dios si tú no reconoces quién es Él y no le exaltas. No se trata solamente de un conflicto personal el hecho de que me cueste decirle a Dios que le amo, es una guerra espiritual. Me resulta más fácil pedirle algo o quejarme de algo delante de Dios; me resulta más fácil contarle a Dios el conflicto que tengo en mi matrimonio, en mi familia o en lo laboral que adorarlo.
Este conflicto comienza en Génesis con Caín y Abel, cuando presentaron ofrendas a Dios. Para poder traerle una ofrenda a Dios hay que edificar un altar y en el altar lo adoramos. El problema entre Caín y Abel no tenía que ver tanto con la ofrenda, sino con el corazón de ellos. Ambos hicieron altar y ambos fueron allí para adorar a Dios, pero uno adoró verdaderamente y el otro no. Como Abel tenía un corazón adorador, presentó una ofrenda que le agradó a Dios Y eso desató un conflicto, porque Dios miró con agrado su ofrenda, pero no la de Caín. Entonces, el primer gran conflicto de la historia de la Biblia tiene que ver con la adoración. La ofrenda no es cualquier cosa que yo le entrego a Dios; no es una limosna. La ofrenda está ligada a la honra que Él merece.
EL PRIMER MANDAMIENTO
Marcos 12:28 en adelante nos relata una charla que tuvo Jesús con algunos religiosos de la época. Dice la Biblia que, acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: “¿Cuál es el primer mandamiento de todos?” Jesús le respondió: “El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos”. Entonces el escriba le dijo: “Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios”. Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: “No estás lejos del reino de Dios”. No puedes cumplir el segundo, ni el tercero, ni el cuarto, ni el quinto mandamiento si no cumples el primero. ¿Qué vas a hablar con Dios? ¿Qué le vas a pedir a Dios? ¿Qué le vas a ofrecer si no lo reconoces primero? El primer mandamiento significa lo primero que tengo que hacer. Esto viene bien para aquellos que les gusta llegar tarde a la iglesia solo para escuchar la palabra y evitar adorar a Dios. Quieres tener una mejor relación con Dios, llega temprano al culto y ve dispuesto y dispuesta a adorar a Dios. Se hace evidente cuando alguien adora a Dios, pero el que no adora a Dios no cumple con ningún otro mandamiento.
En 1ª de Juan 4:20 leemos: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” Los mentirosos, dice la Biblia, no entrarán en el reino de los cielos. En vano es que trabajes y te fatigues sirviendo a Dios si no lo adoras y si no lo amas. Entonces Jesús les dijo: “Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Este es el principal mandamiento. Si este fundamento no está bien puesto, entonces tú no tienes derecho a tener revelación de Dios. Podrás conocer toda la Biblia, pero si tú no amas a Dios con toda tu fuerza, con todo tu corazón, con toda tu mente y toda tu alma, entonces, Él no está obligado a revelarte nada, tampoco está obligado a alumbrarte y enseñarte el camino; porque el primer mandamiento es amar a Dios por sobre todas las cosas.
Leemos en Lucas 4:5 al 7: “Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos”. El mentiroso no estaba mintiendo. La potestad y el señorío de las naciones, Dios se la había dado a Adán y éste se lo entregó a satanás. La autoridad en el planeta tierra Dios se la entregó al hombre, no a satanás; y el hombre debía reconocer a Dios por sobre todas las cosas y lo que el Señor decía debía ser prioridad. El hombre tenía que adorar a Dios, tenía que amarlo y obedecerlo. Entonces hubo una transferencia de señorío por así decirlo, y satanás arrebató la dignidad de Adán, quien quedó condenado por haber pecado. Recuerda el primer mandamiento. ¿Cuál es el problema de satanás? Que él detesta que adoremos a Dios. Tal vez te ha pasado que cuando te pones a orar, o te vienen dolores, o te tu mente divaga, y es que satanás viene a perturbar tu mente. Entonces te frustras porque no puedes orar ni adorar a Dios, y encima te acusa diciéndote que eres un carnal y por eso Dios no te escucha. No quiere satanás que te arrodilles delante de Dios, ¿por qué? Porque él quiere ser adorado y no lo consigue. Pero se conforma con que le des prioridad a cualquier cosa antes que a Dios. Cuando hay algo que te domina, no es el Señor que te gobierna; y es que hiciste de alguna cosa tu prioridad y eso te ha esclavizado, y entonces le dedicas tu tiempo y tu esfuerzo. Y en lugar de adorar a Dios, adoras a lo que le has dado prioridad. Eso se llama idolatría. ¡No olvides el primer mandamiento!
Por ahora satanás se conforma con desviar tu atención para que tú le des prioridad a otra cosa que no sea Dios. Puede ser tu trabajo, tu economía, etc. Pero, Dios es celoso y no permitirá que la gloria que le pertenece a Él sea de otro. Hemos sido creados por Dios a su imagen y semejanza, y hemos sido creados para manifestar su gloria. Hemos sido creados para mostrar al mundo la multiforme sabiduría de Dios. Él se revela a través de su creación. El universo, las galaxias, la naturaleza, todo habla de la grandeza del Dios que creó todas las cosas. Él quiere revelarse a ti como lo más grande que existe en el universo y fuera de él. Los cielos de los cielos, dice la Biblia, no lo pueden contener. ¿Cómo te hago entender que es pecado no amar a Dios por sobre todas las cosas? A Jesús le da lo mismo decir: “Al Señor tu Dios adorarás y a Él solo servirás”, que decir: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas”. Amar es adorar y adorar es amar.
EL OBJETIVO DE SATANAS
Una cosa es amar a mi cónyuge, a mi familia o a mi tierra, por ejemplo; y otra cosa es amar a Dios. La adoración es la máxima expresión de amor. El mundo, satanás y el infierno se levantan en contra de tu gran amor a Dios. Puedes ser hincha a morir de algún cuadro de futbol y nadie te va a decir nada, pero si amas a Dios y expresas al mundo tu amor hacia Él, te tildan de fanático y religioso. Te critican porque desde que empezaste a ir a la iglesia ya no pasas tiempo con tu familia y entonces dicen que ya no los amas. El mundo se vuelve en contra de ti porque tú amas a Dios. Si no lo amaras tanto no se pondrían en tu contra. Todo aquel que no pertenece a Dios está en el bando de los que son enemigos de Dios. Caín mató a Abel y satanás empujó a Jesús a la cruz porque ellos iban a adorar a Dios a un altar y tenían una ofrenda que entregar. A nosotros la gente nos detesta porque levantamos ofrendas y diezmos, aún pastores y predicadores critican que se levanten ofrendas. El periodismo pone mantos de dudas acerca de las ofrendas. Y dicen de nosotros que explotamos a la gente y le quitamos el dinero. Y esto es un tema de disputa muy grande. La ofrenda, la adoración y el amor a Dios van de la mano. Nosotros ofrendamos y diezmamos, y lo hacemos con alegría y gratitud; como un acto de adoración porque amamos a Dios. ¿Cuál es el interés de satanás? Que no adoremos a Dios porque él quiere ser adorado. Y como dije, por ahora se está conformando conque te distraigas dándole la prioridad a alguna otra cosa que no sea Dios.
En el libro de Apocalipsis leemos lo que Juan escribió: “Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada” (Apocalipsis 13:11 y 12). El objetivo de satanás es que Dios no sea adorado. ¿Has escuchado acerca de las copas de la ira de Dios? La adoración es el tema que va a ser rebasar la copa de la ira de Dios. Cuando el anticristo se siente en el trono del tercer templo que se está por construir y decida que va a suprimir la adoración a Dios, ocupará el lugar de Dios y se hará adorar como Dios. También habrá una bestia que va a obligar al mundo a adorarlo. Y hoy en día ya existe la tecnología para controlar a la población del mundo. Tecnología que logrará infiltrarse en la mente del ser humano para infundir en las neuronas pensamientos que provocan deseos, y en este caso serán deseos de adorar a quien no deben. Quienes no tengan la marca de la bestia son los que seguirán adorando al Dios vivo, por otro lado, quien tenga la marca no podrá resistir la envestida del infierno. ¿Te das cuenta que este es conflicto más grande de la historia del universo? Todo comienza con un litigio de adoración entre Abel y Caín y el fin de toda la historia de la humanidad será tal cual. Es el gobierno mundial y el nuevo orden mundial que viene va a imponer la adoración a un hombre que se hace pasar por Dios. Pablo se refiere a ese personaje como: “Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2ª Tesalonicenses 2:9). Ni siquiera podemos decir si será un ser humano ya que hoy en día, por medio de la ciencia están tecnologizando al ser humano.
Veamos el relato de lo que vio Juan, y que se encuentra en Apocalipsis 13:11 al 17: “Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió. Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase”.
Esta es una bestia con aliento, con alma. La adoración a la bestia es la causa de la persecución y muerte de los que aman a Dios. Satanás odia que adores a Dios en espíritu y en verdad. Jesús dijo: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23 y 24). Nosotros amamos la música y los estilos musicales, amamos las letras que nos llegan al corazón, pero Dios anda buscando quien le adore de verdad. El Antiguo Testamento nos muestra como satanás había sido un querubín perfecto y protector, hasta que se halló en él maldad. Algunos intérpretes de la Biblia entienden que satanás dirigía la adoración en el cielo; pero se enorgulleció por causa de su belleza, de su poder y grandeza, y esto fue su perdición. El Lucero, hijo de la mañana dijo: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13 y 14).
Este tema de la adoración va a ser la causa por la que los cristianos serán eliminados, por no adorar a la bestia ¿Entiendes que la adoración es un tema importante? Te voy a dar un consejo; procura amar a Dios en verdad. Yo tuve que pedirle a Dios que me enseñe a amarlo. Hay quienes dicen: “Si Dios quiere que la ame, que ponga amor en mi corazón”. Tienes que decirle a Dios, “Quiero amarte por sobre todas las cosas Señor. No sé bien que es amarte y deleitarme en ti. Es más, estoy más dispuesto a enojarme contigo que a alegrarme en ti. Estoy dispuesto a acusarte de que eres injusto, que no me oyes y no ves lo que me pasa”. Amar es adorar. Si te falta amor para amar a tu cónyuge pídeselo a Dios, así como pones empeño en pedirle un mejor empleo o un mejor salario. Que no te sea más fácil irte a jugar a las cartas con tus amigos o a comer un asado con ellos que estar con tus hijos. Pídele al Señor que te enseñe a amar a tu familia, pero por sobre todas las cosas que te enseñe a amarlo como Él se merece.
Hoy te dice Dios: “Tú no me amas como yo merezco ser amado. Tú no me conoces porque no me amas. Si tú me amaras tendrías intimidad conmigo y yo te abriría mi corazón. Yo me voy a revelar a los que me aman y les voy a descubrir mi corazón”. Jesús les dijo a los que lo seguían: “Os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis”. Ustedes me siguen a mí por lo que yo les doy, pero yo quiero que me amen por sobre todas las cosas. Los católicos usan el término “latría” que es el culto dedicado únicamente a Dios, o sea, es el acto de adoración al Dios creador del universo. De ahí se desprende la palabra idolatría que significa, adorar ídolos. Y Dios dejó bien claro: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:4 al 6).
También dicen los católicos que hay distintos niveles de honra, como la Dulía que es el honor rendido a los santos y la hiperdulía, la veneración ofrecida a la virgen María. Muchos rinden adoración a los santos y a María, y les hacen peticiones, pero se olvidan de que sólo Dios tiene que ser adorado y de que hay solo un camino al Padre y es por medio de Jesucristo. En vez de honrar al creador, honran a las criaturas. Eso es idolatría. ¡Vamos a tomar en serio a Dios!
CONCLUSIÓN
Como dije, y como nos muestra la Biblia, la gota que va a rebasar la copa de la ira de Dios será la adoración en la tierra a quien no es Dios. La ira de Dios no se desata contra los creyentes sino contra las naciones que honran a quien no tienen que honrar y adoran a quien no tiene que adorar. Y va a castigar Dios a todos aquellos que han castigado a los que le adoran a Él. Antes de la ira de Dios viene la gran tribulación, que es la gran persecución del sistema del anticristo a los que aman a Dios y le adoran. Pero vendrá Jesús en las nubes el día de la gran trompeta, y va a arrebatar a los suyos. Ese mismo día va a comenzar el gran juicio de la ira de Dios contra las naciones que no quisieron creer en Jesús y no lo adoraron. Jesús solamente será honrado ¿Por qué? ¿Por qué Jesús y no el Padre? Porque, así como escribió Juan: “El Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió” (Juan 5:22 y 23). Dijo el apóstol Pablo que, a Jesús, Dios le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Pecas cuando amas desmedidamente a alguien al punto de idolatrarlo.
Tú debes amar a Dios por sobre todas las cosas y adorarlo sólo a Él. El servicio a Dios no te identifica como adorador. Quien no le ama y no le adora no le sirve. Quien pretende servirlo y no le ama, en realidad tiene deseos egoístas. Para terminar, Juan relata acerca de la visión que tuvo del cielo en el libro de Apocalipsis 7:9 al 12 y dice así: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén”.
El más grande de todos los pecados es no amar a Dios. Algunos están enojados con Dios. Has tomado mil decisiones que te han hecho daño a ti y encima le has echado la culpa a Dios y le has reclamado por qué lo ha permitido. Dile en esta hora: Padre, reconozco mi falta de amor por ti. Pido que tu amor sea derramado sobre mí, pues no puedo amarte con ningún otro amor que no sea el que viene de ti, Señor. Quiero adorarte como tú mereces. Quiero cumplir con el primer mandamiento que es amarte; quiero servirte y adorarte en espíritu y en verdad como tu mereces, amén.
ANEXOS: