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El apóstol Pablo les dice a los filipenses lo siguiente: “11No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11). Presta atención a lo que aprenderás hoy; Pablo les dice a los hermanos de Filipos: “he aprendido a contentarme”. Esto significa: “he aprendido a estar contento cualquiera sea mi circunstancia”. Hay quienes no cambian la cara cualquiera sea su situación, en cambio otros no dejan de sonreír no importa cuál sea su condición. El trasfondo de este pasaje bíblico nos señala que uno puede estar contento en cualquier circunstancia y no necesita tener acontecimientos positivos y placenteros para ser feliz, ya que puede estar contento también en momentos difíciles y negativos. “Al mal tiempo buena cara” reza un dicho popular, aunque hay gente que no puede poner buena cara en esos momentos, ¡pero tampoco al buen tiempo! Si están atravesando un buen tiempo, están pensando en que algo malo puede venir, por lo tanto su cara se le arruga de nuevo.
Desde que era niño entendí lo que es estar contento, pero nunca presté atención en lo que significa “contentarme”; una cosa es estar contento y otra diferente es el término que proviene del verbo contentar: yo me contento, tú te contentas, él se contenta, nosotros nos contentamos o sea, nos ponemos contentos. ¿Cuál es la diferencia entre estar contento y contentarse? Estar contento puede ser algo circunstancial porque los acontecimientos son favorables. Hay quienes están contentos si la gente que los rodea hace lo que sea para que esa persona esté contenta. Si mi esposo hace lo que yo quiero entonces voy a estar contenta, si mi suegra hace como yo quiero voy a estar contenta. ¡Estás frito! ¡Tu suegra nunca hará lo que quieres para que te sientas contenta!
Si las circunstancias me son favorables entonces estaré contento, eso hace que yo me regocije dependiendo de factores externos a mí, sean personas o circunstancias. Entonces, que yo esté contento dependerá de cosas que están fuera de mí; pero aprender a contentarme o a estar contento tiene que ver con lo que hay en mí y no depende de circunstancias externas ni de personas, o sea que es una condición interior del corazón. Y debo decirte que, esa condición que es espiritual, es la que Jesús le da al que cree en Él. ¡Estar contentos más allá de todo! ¡Ser feliz más allá de toda circunstancia! Qué lindo es poder decir: “No importa lo que está sucediendo, yo voy a contentarme”.
El contentamiento es estar agradecido, es estar feliz, es saber que sin importar las circunstancias a mí me irá bien porque Dios está conmigo y si Él es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Yo soy más que vencedor por medio de aquel que me amó, y a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien! ¡Si Dios está conmigo yo pasaré adelante y esa circunstancia que me quiere cambiar la cara, quedará atrás! ¡Eso tiene que ver con fe! Tiene que ver con una condición espiritual y no natural, eso tiene que ver con el poder de Dios.
El poder estar contento conlleva muchas cosas positivas; en primer lugar, que tú estés contento hace que los que te rodean tengan paz, les hace bien a los que están a tu lado. Que estés contento le hace bien a tu salud ya que tu cuerpo lo asimila. Sabemos por medio de estudios científicos que la risa produce sanidad, aunque la Biblialo ha dicho mucho antes que la ciencia. Veamos lo que dice Proverbios 17:22: “22El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos”.
Hay personas que cargan con su aflicción, en cambio otros llevan encima su gratitud, su alegría, éstos tienen un banquete continuo y eso es por causa de la perspectiva que tienen de la vida, de la visión que tienen y de la actitud que toman hacia la vida.
Digamos que una persona de cara larga, amargada, que se enoja con facilidad presenta una condición interior aunque ésta cree que es porque la hacen enojar o la provocan. Sin embargo, el amargado, el rencoroso, mira a la gente y a las circunstancias desde su perspectiva, la del rencor, la de la amargura y anda buscando motivos para amargarse otra vez. “¡Es que mis hijos me vuelven loco! ¡Es que mi mujer y mi suegra!” La culpa la tienen los demás. Así que para que yo esté bien, todos deben hacer lo que me agrada, y hay gente que hace todo para que la otra persona no se enoje pero se enoja igual. ¿Por qué? Porque el enojo es influenciado por un espíritu demoníaco que está gobernando su vida. Por eso la Bibliadice que todos los días del afligido son difíciles. Se despierta y dice: “¿Qué diablos irá a pasar hoy? ¡Ya estoy presintiendo que algo malo va a pasar!” Si no viene una circunstancia mala entonces la inventa, está condicionado para vivir mal y afligido. Mas la palabra de Dios señala que el de corazón contento tiene un banquete continuo, mira a la suegra y se ríe; por dentro se remuerde pero por fuera dice: “¡Hola suegrita!” Leemos en Proverbios 15:15: “15Todos los días del afligido son difíciles; Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo”.
Creo que es una habilidad que debemos desarrollar como lo hizo el apóstol Pablo: “He aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación”. ¡Hoy aprenderás a contentarte cualquiera sea la situación que te toque atravesar!
Hay cosas que tú no puedes cambiar, sucederá si es que ya no ocurrió. Una joven me dijo: “Si yo hubiera sido hombre mi papá me hubiera querido”. ¡Pero naciste siendo mujer aunque tu papá no te quiso! ¿Puedes cambiar esa circunstancia? ¡No! ¡Es que Dios quiso que seas mujer y debieras sentirte feliz de serlo! Debieras ser feliz con lo que Dios pensó de ti y para ti pero no lo eres porque resulta que tu padre no te quiso. O sea que no puedes ver el propósito que hay en tu vida, en el hecho de que Dios te pensó como mujer u hombre.
Mira el problema que ha surgido con la onda del post modernismo, personas que tienen la ilusión de ser una mujer en el cuerpo de un hombre. ¡Qué lío! ¡Eso es una ilusión pero nunca será verdad! Si naciste con los órganos genitales de un hombre, aunque te operes, nunca serás una mujer. Podrás engañar a muchos hombres y aún a ti mismo pero eso no quita el hecho de que sigues siendo un hombre.
Hay cosas que son parte de la existencia, y hablamos en este caso, de las distintas etapas de la vida. He aprendido que Dios se ha encargado de hacernos disfrutar, a quienes lo amamos, cada etapa de nuestra vida, ese preciso momento, no el anterior ni el venidero. ¡Las etapas de la vida son cosas que no podemos cambiar!
Nací en una época en que los chicos usaban pantalones cortos hasta los diez años de edad. ¡Qué sufrimiento! “Todos los días del afligido son difíciles” expresa Proverbios 15:15. Yo tenía pantalones cortos pero quería usar pantalones largos; esa etapa pasó, y aunque a mis hermanos que me siguen nunca les tocó usar pantalones cortos, el que sufrió fui yo. Yo miraba a mis primos que tenían uno o dos años más que yo, ¡qué sufrimiento! ¡Yo de pantalones cortos y ellos con los largos! ¡Qué duro fue! Yo deseaba cumplir diez años, ¿para qué? Para ponerme pantalones largos, y no pude disfrutar de esa etapa de mi niñez pensando en ello.
En cada etapa de la vida el diablo te presenta alguna cosa mejor; tienes quince y ansías cumplir los dieciocho para sacarte la licencia de conducir, luego viene la época en que te pones de novio, luego te casas y después viene la época de la ollita que es la condenada. Pero si no puedes disfrutar de lo que tienes ahora, después la vida se te va de las manos en vanidades, pensando en lo que te falta o quieres lograr. ¡Tú tienes que ser feliz hoy! ¡Tienes que tener contentamiento ahora, no puedes esperar a tenerlo mañana! ¡Dios te quiere contento hoy! Me dirás: “¿Cómo voy a estar contento con todo lo que me pasa?” Pero Dios te dice: “Yo puedo darte contentamiento, es algo que proviene de mí, si tú tienes fe, si me amas y tienes comunión conmigo, te daré mi gozo”. “…el gozo de Jehová es vuestra fuerza” decía el profeta Nehemías en el capítulo 8, versículo 10 de su libro.
En medio del conflicto, Dios te da paz, gozo y alegría de vivir. ¡Gracias Dios! Los creyentes sabemos que las circunstancias difíciles son las que nos forman y nos hacen más aguerridos. Si tú sabes esto entonces no te quejes.
Cada etapa de la vida tiene cosas hermosas, aunque yo no he disfrutado de algunas; con mi esposa hemos cumplido treinta y cinco años de casados; los primeros veinte años yo quise ser feliz cambiándola a ella. ¡Veinte años tratando de que ella cambie para yo ser feliz! “Marta hace esto. Marta no hagas lo otro”. Después de tantos años intentando cambiarla con escasos resultados o ninguno, me dije: “la voy a amar aunque no cambie”, pero me perdí de disfrutar los primeros veinte años de casados. ¡Me di cuenta que era más fácil amarla que cambiarla! Ella también ha querido cambiarme, pero el asunto es que hemos decidido ser felices y lo somos. ¡Es una alegría la vida!
Así hemos ido venciendo etapas pero había una en especial a la que yo no quería llegar. La gente me decía: “¿Todavía no sos abuelo?” “¡No! No tengo apuros”. Porque has visto que cuando llegas a ser abuelo, ya está decretado, entraste en esa etapa de los achaques a la que no queremos llegar, en la que ya no tenemos tanta fuerza. La etapa en la que sube el colesterol, los triglicéridos, el ácido úrico, la glucosa, la glicemia. ¡Todo sube menos la estatura! ¡Qué triste es llegar a ser abuelo! ¡Eso es lo que pensaba antes!
Pero desde que llegó esa criaturita llamada Justina, ¡Dios mío! Él me tenía reservado un granero de alegría, de felicidad y expectativas, pero yo no entendía y no sabía. A mí me decían: “¡Ya vas a ver cuando seas abuelo!” Y llegó Justina… ¡Dios Santo, qué bendición! ¡Qué lindo es poder disfrutar de cada etapa de la vida!
¿Has visto esas madres que tienen más de cuarenta años y se ponen las minifaldas de la hija de veinte? Se ponen celosas y hasta llegan a competir con la hija. Hay mujeres que llegan a acostarse con el novio de su hija. ¡Madres de treinta años que se creen adolescentes! O le dicen a su hija: “Hacé tu vida que yo hago la mía”. ¡Entonces se va a bailar y a hacer cosas de adolescentes!
Dios me ha dado mucha felicidad en la etapa que inicié a partir del nacimiento de mi nieta. ¡Dios hace las cosas bien hechas! Mi yerno, otro mal necesario, me decía: “Suegro, la nena va a llegar en el tiempo más frío, ¿por qué no cambiamos el techo de la cabaña verde? Es que hace mucho frío y no queremos que se enferme la nena”. Yo pensaba: “¡Este quiere estar calentito él! ¡No voy a hacer nada!” ¡Y no hicimos nada! No obstante, diez días antes del nacimiento de Justina me empecé a inquietar, entonces llamé a mi yerno y le dije que comprara lo necesario para ambientar la cabaña, pero mi nieta se adelantó unos días y todavía no había nada hecho, ¡así que la tuvimos a la niña quince días en nuestra casa!
Sucede que en Beraca si uno no controla las cosas, no hay avances; voy a los días de haber comenzado la obra y estaban enredados, no podían terminar el trabajo, así estaban las cosas pero yo contento porque tenía en mi casa a mi nietita. He aprendido a disfrutar de todo lo que Dios me ha dado. ¡Amo a mis yernos, amo a mis hijas, amo a Justina y a Dino aunque aún no nació y ya estoy viendo cómo hacer para tenerlo quince días en mi casa!
¡Qué lindo es poder disfrutar a pesar de todo! Yo tengo motivos para estar asustado, por ejemplo, me voy a Haití por un mes y hace un tiempo atrás me dijeron que tenía una piedrita en mi vesícula, parecía algo sin importancia, pero dije: “lo único que falta es que esa piedrita me comience a estorbar justo ahora que me voy de viaje por tanto tiempo”. Así que me hice otro examen en el que sale que tengo no una sino tres piedritas. Imagínate si me pongo a pensar qué pasará, si justo esas piedritas comienzan a molestar. ¿A dónde voy a ir, cómo me opero, cuánto me costará? Yo decidí ser feliz y decidí que el hacer la voluntad de Dios es lo principal en mi vida. Yo me voy a Haití y no me puedo operar antes del viaje pero no estoy actuando irresponsablemente, sólo estoy poniendo en primer lugar lo que corresponde. ¡Llegó la hora! Y si pasa algo con la piedrita ya veré, Dios está conmigo: “4Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. 5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando” (Salmo 23: 4 al 5). ¡Tengo muchos motivos para vivir triste pero he decidido no vivir así! En estos años que llevo de cristiano he aprendido que Dios está conmigo, Él ha caminado a mi lado y me ha ayudado a atravesar circunstancias muy difíciles. Yo he continuado adelante y al mirar para atrás, todas las circunstancias que atravesé, me río de ellas. Dios ha caminado conmigo, Él ha sido muy bueno y lo sigue siendo. ¡Gracias Jesús porque has prometido estar conmigo todos los días de mi vida y puedo decir: Sí Señor, tú has estado conmigo! Amo la iglesia, Dios me ha dado amigos, padres, madres, me ha dado hermanos. ¡Sí, amo la iglesia en el Señor! Es la congregación de los redimidos, de los lavados en la sangre del Cordero. ¡Qué lástima, aquellos que se ofenden y se van dando un portazo en las narices de la iglesia! ¡Disfruto de los pastores que Dios me dio! Doy gracias a Dios por el pastor Roberto Passo porque me ha predicado el evangelio, me ha dado consejos y puso fe en mi; cuando yo creía que iba a ser arquitecto, él me dijo a los quince años de edad: “Dios te está llamando para que seas pastor”. Yo lo miré y le respondí: “¡Pastor no! Siervo de Dios sí, pero no pastor”. ¡Él estaba en la verdad y yo estaba equivocado!
¡Qué triste aquellos que no pueden ser felices! Lo miran al pastor y le tienen bronca, se ofenden con él y con los hermanos. ¡No han aprendido a contentarse!
Leamos nuevamente Proverbios 17:22: “22El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos”. ¡La alegría te sana el cuerpo! El hecho de estar alegre es señal de que no te afligen los problemas. La alegría es señal de falta de afán y de ansiedad. O sea que el estar contento es una condición espiritual, y no una condición natural, porque tu cara toma la forma del demonio que te domina o del Espíritu Santo que te gobierna. Entonces, si no es el Espíritu Santo, algún otro espíritu te hace ver las espinas en la rosa en lugar de ver la rosa en las espinas, te hace ver aquellas circunstancias que te llevan a amargarte, a entristecerte, y a andar preocupado por lo que vendrá. Hay gente que vive mal por lo que viene y otros miran hacia atrás y viven mal por lo que pasó.
La tristeza es una condición que existe en el corazón de algunas personas y se manifiesta cuando hay un espíritu, que no es el Espíritu Santo, el cual lleva a las personas o las empuja a la tristeza, a la melancolía, a la nostalgia. ¡Qué dura es la vida para una persona que vive triste y nostálgica, con una sensación de pérdida! Se trata de un sentimiento de pérdida, de una condición de inestabilidad que no te deja vivir en el presente. ¡Cuántas madres no pueden atender a los hijos que tienen, por causa de uno que han perdido! ¡Se arruinan por un hijo que murió! Viene a mi memoria la frase de una niña que le dijo a su mamá, quien se encontraba llorando después de cuatro años de haber perdido a un hermanito: “¡Mamá, todavía tenés cuatro hijos que cuidar!”
Tú puedes ser feliz aunque hayas perdido un hijo, aunque hayas perdido a tu esposo porque no depende de tus fuerzas sino del Dios que tienes. Si Dios domina tu vida, dejarás a un costado todas las cosas que te afligen.
¿Por qué dicen que Uruguay es gris? ¿Por qué los uruguayos mismos afirman semejante cosa? Tan gris que alguien inventó la “Noche dela Nostalgia”. ¿Qué es eso? Es una noche donde las gordas de cincuenta van a un boliche creyendo que son flacas como antes; van a bailar con el marido, creyendo que es el novio que tuvieron antes. Cuando regresan a su casa todo vuelve a ser como antes, pero se hizo la ilusión de que estaba casada con el otro, se hizo la ilusión que era joven, y que podía tomar las decisiones que debió tomar en otra época.
La gente corre detrás de cosas tristes, de cosas que los llenan de ansiedad y los dejan mal. Mas el apóstol Pablo dice: “He aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación”. ¡Esto es presente!
Hay gente que cultiva determinada música y lo hace con una atracción pero que no es la del Espíritu Santo, sino que proviene de espíritus malignos, y está enfocada en lo triste, en lo nostálgico. Yo siempre pongo como ejemplo el tango con el perdón de aquellos que aman ese estilo de música y les digo que me pinten un cuadro con aquello que les muestra el tango. Yo te voy a describir el cuadro: Se trata de una noche, hay un farol inclinado como que estuviera llorando, con una luz tenue y como no alumbra mucho a su alrededor, hay sombra. Apoyado en el poste del farol, un hombre con el pie derecho levantado contra éste, un sombrero inclinado hacia abajo, serio, triste, con un pucho y un tajo en la cara con varios puntos. ¿Qué otro cuadro te puede pintar el tango? ¿Una pareja de enamorados? ¿Un paisaje? ¡No! ¡No existe eso! ¡En el tango todo es oscuro y triste!
“Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias. Lucha pero lucha y se desangra…..Si yo tuviera el corazón…” “Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver, no habrá más penas ni olvido…” “El mundo fue y será una porquería…” “Percanta que me amuraste…” ¡Todo es así! “Caminito que el tiempo ha borrado, que juntos un día nos viste pasar, he venido por ultima vez, he venido a contarte mi mal…” ¡Está hablando con el caminito! ¡Y la gente aplaude! ¿Tú crees que es el Espíritu Santo que atrae a la gente a este tipo de música? ¡No! Una persona que está ligada a Dios, ligada al Espíritu Santo, mira la vida desde otra perspectiva, ve la misma circunstancia desde otra perspectiva, la de Dios.
¡Si tú no miras desde la perspectiva de Dios no aprenderás a contentarte, no aprenderás a vivir contento!
O sea que se trata de una mejor relación con Dios la que produce en nosotros ese espíritu de contentamiento, porque es Dios el que te puede hacer ver esa circunstancia desde arriba, desde donde Él la ve. ¡La circunstancia desde el cielo se ve muy pequeñita, no merece mi atención!
Si te dedicas a mirar las dificultades, le ves los problemas a la gente. Le dije a un grupo de chicos ex drogadictos: “Si nosotros los viéramos a ustedes desde la perspectiva de las cosas que han hecho no los dejaríamos entrar ni locos a los centros comunitarios. ¡Beraca estaría vacío!” Porque cada vez que alguien diga que ha robado, nos espantaríamos. Pero desde la perspectiva de Dios, vemos a un drogadicto como un ser creado por Él, a su imagen y semejanza. ¡Sabemos que hay algo precioso dentro de cada chico! ¡Sabemos que Dios ha hecho algo bueno en ellos y puede obtener buenos resultados de cada joven!
¿Quieres vivir contento? Posiblemente lo que necesitas es entregarle hoy tu vida a Jesús. Está quedando evidenciado que no es el Espíritu de Dios quien maneja tu percepción de las cosas.
En el peor momento de su vida, Jesús, la noche en que iba a ser entregado les dijo a sus discípulos: “27La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). ¡Tu visión y tus palabras cambian fundamentalmente de perspectiva cuando es el Espíritu de Dios quien gobierna tu corazón! Cada vez que predico sé que mis palabras no tienen poder pero también sé que las palabras de Dios sí tienen poder. Después de más de veinte años de estar predicando con cierta facilidad dirigiéndome al público, corremos peligro de creer que porque tenemos facilidad de hablar ya podemos hacerlo aunque no esté el Espíritu Santo. Pero yo le he pedido a Dios: “Señor, si tú no te manifiestas, no pasará nada por más bonito que yo hable”. La perspectiva, desde la visión del Espíritu Santo es de gloria y de poder.
Yo sé que si hablo bonito y la unción de Dios no está presente, soy miserable, poniéndome en el lugar de representante de Dios para hablar. ¡Sé que no soy nada si Dios no hace su obra!
Posiblemente necesites decirle hoy a Jesús: “¡Entra en mi vida, llena mi corazón! He descubierto que de alabanza no se mucho pero me quejo con facilidad. He descubierto que me amargo fácilmente, y me enojo, he descubierto que fácilmente la tristeza se apodera de mí. Quiero aprender como el apóstol Pablo, a contentarme cualquiera sea mi situación. ¡Dios mío, que los demonios me vean feliz y se muerdan la cola! ¡Que la gente me vea feliz y pregunten cuál es la causa de mi felicidad! ¡Dios mío, por sobretodo que mi suegra me vea feliz! Toma mi vida Dios, hazte cargo de mi negatividad, Señor. Sin ti, mis ojos ven oscuro y mal y mi entendimiento está cegado. Sólo tú puedes darme la perspectiva perfecta acerca de cada cosa que acontece a mi alrededor”.
Fíjate que alguien que odia a su padre porque éste he hecho muchas cosas malas, asiste a un encuentro y Cristo se apodera de su corazón, y cuando finaliza el encuentro decide ir a abrazarlo. ¡Le cambia la perspectiva! Ahora dice de su papá: “Pobre mi padre, qué pecador que ha sido, voy a orar por él. Ahora se que a él le ha ido mal con su papá, por eso me ha tratado así”. ¡Cambió todo, ya no lo puede odiar más! Ahora lo ama y lo quiere abrazar. Es que la perspectiva de Dios cambia las cosas. ¡Tú puedes ser feliz a pesar de tus circunstancias!
“Señor, libera de toda cautividad y de todo mal. Ahora Señor, libera los cuerpos de maldiciones de enfermedades. ¡Mueve tu mano ahora Dios mío! ¡Quebranta toda enfermedad en los ojos, en los oídos! ¡Quebranta toda enfermedad en el cerebro, en los nervios, en los músculos! ¡Quebranta el poder de la muerte! Quebranta los yugos de la enfermedad ahora Padre, en la médula, en los huesos, en las articulaciones, limpia la sangre Padre, te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Glorifícate Dios mío en el sistema respiratorio, sana toda enfermedad de origen pulmonar Padre! ¡Sana toda enfermedad de origen depresivo ahora Señor, toda enfermedad de origen en el afán y la ansiedad, en la preocupación, en el nombre de Jesús! ¡Sana toda enfermedad que tenga origen en las relaciones sexuales, sana toda enfermedad de trasmisión sexual! ¡Extiende tus manos Padre, quita toda dolencia ahora, endereza la columna Padre, sana las hernias de disco! ¡Deshace la infertilidad, Padre! Una mujer que está esperando tener familia pero no puede quedar embarazada, el Señor dice: “Vas a tener hijos, yo te los voy a dar”. ¡Glorifícate Dios! Sean sanadas las condiciones de enfermedad en la piel Dios mío, en el nombre de Jesús. Glorifícate, reestablece la presión sanguínea Señor, en el nombre de Jesús. ¡Sana la diabetes, sana, extiende tu mano! ¡Tú eres poderoso! ¡Tú eres Dios! Echo fuera la maldición y la enfermedad, en el nombre de Jesucristo, amén”.
ANEXOS: