¿CUÁLES SON TUS PRIORIDADES?

2ª Corintios 11:3:

“Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”.

Uno de los riesgos que enfrenta cada persona es no estar debidamente enfocado, es decir, no estar bien orientado. Tienes que conocer cuál es tu rumbo. Tu rumbo no es el rumbo del que tienes a tu lado. ¡Dios tiene un plan y un propósito para cada vida! ¿Puedes creer que existe un propósito de parte de Dios para ti? ¿Puedes creer que Dios te ha creado con un propósito y un rumbo que no ha puesto sobre ninguna otra persona? ¡Nadie puede hacer lo que a ti te toca hacer! ¡No hay nadie que tenga sobre su vida el plan que Dios tiene sobre la tuya!

Cuando no estamos debidamente enfocados en lo que Dios quiere para nuestras vidas, el diablo dispersa nuestra atención de tal manera que nuestros sentidos son extraviados. ¿Cuáles son mis sentidos? La vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto. Nuestros sentidos están puestos en nuestro cuerpo como censores, como antenas, como radares que interpretan y buscan señales y dice la Biblia que Satanás anda buscando extraviar nuestros sentidos, es decir, está buscando que nuestros sentidos se vayan detrás de algo que Dios no quiere y que nos lleven en una dirección que no es el verdadero camino que Dios tiene planificado para nosotros.

Dios no está obligado a respaldarte en la dirección que vas, solamente cuando vayas en la dirección de la voluntad de Dios, él te dirá: “Bueno, aquí te ayudo”. Dios tiene planificada una vida sobrenatural para sus hijos. ¡No has nacido para vivir una vida natural! ¡Necesitas vivir la vida de Cristo! No es cuestión de hacer muchas cosas, lo único que Dios quiere que hagas es su voluntad; no estás obligado a hacer muchas cosas o a hacer las muchas cosas que la vida te ofrece. Enfocar nuestra vida es nuestra misión.

NECESITAS CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS PARA TU VIDA

¿Quieres ver la mano sobrenatural de Dios en tu vida? Esto sucede no cuando haces lo que se te da la gana, sino cuando haces la voluntad de Dios en tu vida. Los hijos de Dios son los únicos que pueden ver su mano sobrenatural pero es necesario que estén enfocados, no dispersos, y conozcan la voluntad de Dios para sus vidas. Por un lado, tenemos cosas que hacer y por otro lado disponemos de un determinado tiempo para hacer esas cosas, todo lo que hacemos está condicionado al tiempo, y si Dios quiere que hagas una cosa y tu quieres hacer diez cosas que él no te mandó, entras en conflicto porque el tiempo que ocupas en hacer algo que Dios no te mandó es el tiempo que debieras ocupar en hacer lo que él sí te mandó. De modo que tenemos una doble responsabilidad: Primero, hacer lo que Dios quiere y segundo saber aprovechar el tiempo. Tienes que tener una habilidad especial de parte de Dios para que “el tren no se te pase”. Tengo que hacer la voluntad de Dios y la tengo que hacer en el tiempo que él quiere.

Les quiero hablar de prioridades en la vida. Uno de los problemas que tenemos es que a veces nos dedicamos a la prioridad número 17 y le dedicamos muy poco tiempo a la prioridad número 2 ¿Tienes idea de cuáles son tus prioridades? Una de las cosas por las cuales trabaja Satanás es para que perdamos el sentido de la orientación y no conozcamos cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas. La Biblia dice que la voluntad de Dios es agradable y perfecta. Recuerdo una mujer que me dijo: “Pastor, he descubierto que no era la voluntad de Dios que me case con mi marido, ahora que me he convertido me he dado cuenta que no era la voluntad de Dios que me case con él”. ¿Y qué vas a hacer? Le pregunté. “Lo tengo que dejar pastor, me tengo que divorciar, no era de Dios que yo me haya casado con ese hombre”. Tú les hablas a algunos creyentes de la voluntad de Dios y les resulta cosa extraña. Cuando tú desconoces la voluntad de Dios para tu vida, la mano de Dios no está sobre ti para ayudarte.

Recuerdo un suceso real ocurrido en Estados Unidos: Había un avión que estaba pronto para aterrizar en Miami, los pilotos entonces apretaron el botón de aterrizaje pero no se encendió la luz que indica que ya está todo listo para aterrizar. Los pilotos comenzaron a decir: “¿Será que se quemó la lamparita o será que el tren de aterrizaje no ha bajado?” Otra persona opinó: “Yo creo que esta lamparita se quemó y que el tren de aterrizaje está bien”. “Saquemos la lamparita”, dijeron, “y pongamos otra lamparita”. Comenzaron a tratar de sacar la lamparita pero ella se quedó trancada, todos intervenían y opinaban en cuanto a la lamparita y no se dieron cuenta que el avión se iba a derribar, y resolviendo el tema de la lamparita que no prendía el avión cayó y hubo muchos muertos. ¡Estas cosas suceden cuando nos enfocamos en un problema secundario y no atendemos las cosas primarias! El piloto tendría que haber dejado que alguna otra persona se ocupe de la lamparita y debió continuar al mando del avión.

ESTABLEZCAMOS PRIORIDADES

Cuando corres y te afanas detrás de cosas que no son prioridad, tendrás que enfrentar catástrofes. Cuenta John Maxwell de 300 ballenas que murieron varadas, encalladas, como esos barcos que quedan estancados en la arena, buscando un banco de sardinas; vieron las sardinas y se fueron detrás de ellas tratando de alcanzarlas, pero éstas, poco a poco se fueron a la costa y en el momento menos imaginado, las ballenas comenzaron a aletear y ya no pudieron volver. Eso nos ocurre cuando vamos detrás de las sardinas y sin darnos cuenta, quedamos varados. ¡Debemos saber las prioridades de Dios para nuestras vidas! ¡Anota las prioridades de Dios para tu vida! Tú no puedes ser de esos creyentes que dicen: “Yo me levanto a la mañana, no le hago mal a nadie…” ¡Esa no es la vida cristiana! La vida cristiana es saber establecer prioridades, poner por obra los mandamientos y la ley de Dios para mi vida.

En Efesios capítulo 5, versículo 15 el apóstol Pablo nos habla del mismo tema:

“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, ¹⁶aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. ¹⁷Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.”

Se puede andar como necio o como sabio, el apóstol Pablo nos dice que tenemos que mirar diligentemente; ¿qué es diligentemente? Con responsabilidad, estar sobre el tema, una persona diligente es aquella que hace bien “todos los mandados”, “todos los trámites”, entonces dice la Biblia que tenemos que mirar con diligencia como andamos, no como necios sino como sabios, es decir, tenemos que escudriñar el tiempo que estamos viviendo y saber las prioridades de Dios para nuestra vida.

¿Han observado esas amas de casa que se levantan tempranito porque tienen mucho que hacer y encuentran una revista y dicen, “voy a ojear un poco la revista y luego sigo trabajando”? Se levantó a las 8 de la mañana porque tenía mucho que hacer y se le hicieron las 10 de la mañana leyendo la revista, luego se encuentra con Ester la vecina: “Hola, ¿cómo estas? Ven a tomar unos mates… tengo que contarte varias cosas”. Regresa después a su casa apurada porque se le fue la hora; al rato se dijo a sí misma: “Voy a prender un poquito el televisor, veré qué hay…” Prendió el televisor y en todos los canales había dibujitos animados, así que se perdió dos horas más de su día mirando dibujitos animados. ¡Qué fuerte no saber establecer prioridades!

CONCLUSION

Tienes que hacer una lista de tus prioridades importantes y más vale que lo importante que tengas que hacer sea la voluntad de Dios para tu vida. Dios quiere que hagamos las cosas que tenemos que hacer en su tiempo, tenemos que tener en cuenta pues, las prioridades y el tiempo. Cuando habamos de hacer las cosas en el tiempo correcto hablamos de eficiencia. Nosotros no disponemos de la eternidad, Dios sí, pero tenemos pocos años de vida y si no pregúntenle a las abuelas cuán ligero se les fue la vida. ¿Qué estás haciendo con tu vida? Tenemos que tener en cuenta dos cosas: Saber lo que tenemos que hacer y hacerlo eficientemente. A veces podemos rendir mucho en poco tiempo y poco en mucho tiempo;

En el Salmo 90:12 David le decía al Señor: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría”. Tenemos que pedirle a Dios que nos enseñe a manejar nuestro tiempo pues es demasiado corto como para gastarlo en cosas superfluas. ¡Señor! ¡Que no se me vaya el tiempo! ¡Que no se me vayan los días sin que haga lo que realmente tengo que hacer! ¡Que haga tu voluntad, Dios mío! No hemos sido llamados para ser necios sino sabios. ¡Comienza a contabilizar cuántas horas del día gastas en tomar mate, cuánto tiempo gastas haciendo cada cosa, anota cuantas horas dedicas a escuchar radio, a mirar televisión y a Dios! Es poco el tiempo, no es sabio hacer cosas que no son prioridad, hay cosas que tendrías que mandar al final de la lista y otras que tendrías que traer al principio. Dios no quiere que estemos afanosos por nada, por eso Jesús nos dijo: “…mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y las demás cosas os serán añadidas”. Jesús quiere que tu prioridad sea el reino, que tu prioridad sea lo que Dios quiere. ¿Qué haces con tu tiempo? ¿En qué lo gastas? ¡No vivas más para ti! ¡Vive para Dios!

“Padre perdóname porque no he hecho tu obra, porque no he hecho tu voluntad, he hecho muchas cosas pero no lo que tu querías, he estado corriendo detrás de mis cosas pero eso no me ha traído paz, sólo he recibido fracasos. ¡Perdóname Señor! Limpia mi vida, limpia mi corazón, quita mi egoísmo, limpia mis pecados. ¡Buscaré tus prioridades! ¡Haré tus obras! ¡Haré tu voluntad y la haré eficientemente! En el  nombre de Jesús, hago esta oración, amen”.

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