DECISIONES CONVENIENTES QUE NO SON CONVENIENTES - Misión Vida para las Naciones

Av. 8 de octubre 2335

Montevideo

WhatsApp:(+598) 095333330

MENSAJES DEL CIELO

DECISIONES CONVENIENTES QUE NO SON CONVENIENTES

INTRODUCCIÓN

Decisiones convenientes que no son convenientes. Parece una contradicción. Debemos ser conscientes de que toda decisión tiene consecuencias en el tiempo, y las decisiones que tomemos nos van a acompañar toda la vida. Nosotros tenemos una frase tonta que dice que “el tiempo lo cura todo”. Así habló Dios: “Porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:5 y 6). Te vas a morir y te van a comer los gusanos, pero el impacto de las decisiones que has tomado sigue operando sobre tus hijos. Padres, tenemos que ser conscientes, debemos tener temor de Dios por causa de nuestros hijos.

 Hay padres que quieren que a sus hijos les vayan bien, pero ellos no asisten a la iglesia, y se conforman con que alguien más los lleve. Hay decisiones que solo te competen a ti papá y mamá, y tu casa es bendecida porque hay bendición sobre ti. No puedes pretender que tus hijos sean bendecidos si tú no tienes bendición en tu propia vida; y si eso no ocurre, tus decisiones convenientes a tu entender, no serán convenientes, porque no provienen del espíritu y no tienen origen en Él.

Jesús dijo que lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Tienes que hacer crecer lo espiritual por lo que tienes que tener vida espiritual.

NUESTRAS DECISIONES MARCAN GENERACIONES

Leemos en Génesis 13:11: “Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro”. Abraham y Lot, tío y sobrino. Ambos habían salido de Ur de los caldeos y habían sido muy prosperados; tanto, que el ganado de ellos se multiplicó y comenzaron las riñas entre los pastores de uno y del otro. Entonces, Abraham le dijo a su sobrino Lot “No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda”.

Cuenta esta historia que alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová. Se separaron entonces y Abraham se fue a la tierra de Canaán y Lot habitó en las ciudades de la llanura y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Esto nos indica que, tanto en lo natural como en lo espiritual, Lot se acercó hasta Sodoma, y tiempo después se encuentra viviendo en esa ciudad.

Sodoma y Gomorra fueron dos ciudades castigadas por Dios con un juicio muy grande por causa del pecado que allí se cometía. Antes de que esto aconteciera, Dios había enviado ángeles para rescatar a Lot y a su familia pues tenían que sacarlos de allí. Entonces, los habitantes de Sodoma y Gomorra que eran gente sumamente lasciva, le pidieron a Lot que sacara a esos hombres (los ángeles) para conocerlos.

Cuando la Biblia habla de que, por ejemplo: “conoció Adán a su mujer”, significa que tuvo relaciones íntimas con Eva. Y entonces estos hombres querían acostarse con los ángeles que estaban vestidos como personas normales. Seguramente Lot pensó que no se iba a contaminar, pero crió a sus hijas en Sodoma, las cuales se estaban por casar con muchachos del lugar. Tampoco fue conveniente la decisión de Lot porque, en una oportunidad, unos reyes invadieron Sodoma y Gomorra y se llevaron todo; también al sobrino de Abraham lo llevaron cautivo. Cuando Abraham se enteró, salió con la gente que él tenía, los siervos nacidos en su casa dicen la Biblia, y fue a rescatar a su sobrino. Lot confiaba en su vista y eligió conforme a eso, pero Abraham confiaba en el Señor, en que lo iba a bendecir y a prosperar. Salmo 91:1 dice “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente”.

De una decisión que tomó Lot surge un acontecimiento. Por cuanto había aumentado el clamor contra Sodoma y Gomorra, Dios había decidido destruir esas ciudades. Mas Jehová dijo: “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?” (Génesis 18:17). Y le dijo el Señor lo que iba a suceder.  Entonces empezó Abraham a negociar con Dios y le dijo: “Señor, si hubiera 100 justos en Sodoma, de todos modos, las vas a destruir”. Y Dios respondió: “Por amor de esos 100 no la voy a destruir”. Insistía que, si hubieran 50 o 10 justos, si aún estaba decidido a destruir las ciudades.

Pero no había nadie, solamente estaba Lot, y Dios decidió salvarlo por causa de la comunión y el amor que había entre Él y Abraham. Cuando Lot y su familia huyeron de Sodoma y Gomorra porque venía el juicio con fuego y azufre, los ángeles le habían dicho que fueran a la ciudad de Zoar y que no se detuvieran. Entonces la mujer de Lot se detuvo y miró hacia atrás y cuando lo hizo, quedó hecha una estatua de sal. Lot siguió corriendo, pero tuvo miedo de quedarse en Zoar y se fue a vivir a una cueva en una montaña con sus dos hijas. Éstas habían sido afectadas por la cultura en la que vivían. Ellas querían tener descendencia y no quedaba varón en la tierra según dice la Biblia. Entonces, emborracharon al padre y quedaron embarazadas de él. La mayor llamó a su hijo Moab, padre de los moabitas; y la menor también dio a luz un hijo, y llamó su nombre Ben-ammi, el cual es padre de los amonitas hasta hoy. De ellos surgieron dos pueblos, los moabitas y los amonitas. Pasaron casi 500 años y los moabitas llegaron a ser un reino depravado, las raíces de ese reino estaban en Sodoma y Gomorra, en la cultura en la que las hijas de Lot se habían criado y era fruto del incesto con su papá. Así que terminaron teniendo dioses que no eran el Dios de Abraham, y se borró de la descendencia de Lot el conocimiento del único Dios creador del cielo y de la tierra.

El Dios de Abraham es el Dios de la fe judía y de la fe cristiana. Durante esos 500 años la descendencia de Abraham había ido a Egipto y allí quedó cautiva. Y en ese período de tiempo se formó un pueblo en Egipto, pero se formó en cautividad. Y Dios con mano poderosa los sacó, sin ejércitos y sin armas. Y les dijo que les iba a dar la tierra prometida, la que le había prometido a la descendencia de Abraham. Cuando salieron de Egipto eran alrededor de tres millones de personas, y se enfrentaron a muchos pueblos, y los vencieron camino del desierto hacia la tierra prometida. Pero tenían que pasar por Moab y por tierra de los amonitas. Dios les había dicho que no fueran a reñir con los moabitas porque eran parientes de ellos. Tanto los moabitas como los amonitas eran descendientes de Lot.

Cuando los moabitas vieron el pueblo que venía de Egipto, tuvieron miedo. Como dije, Lot tuvo miedo de quedarse en la aldea de Zoar donde el ángel le había dicho que se quedara y se fue a vivir a una cueva.

NO TOMES DECISIONES BASADAS EN EL TEMOR

El miedo te induce a tomar decisiones. El creyente no debe tener temores, ni de la noche, ni del día, ni del viento, ni de la tormenta. No tiene que tener miedo de la muerte y tampoco del hombre. El temor del Señor es el único que sirve para tomar decisiones buenas.  

Entonces, el pueblo de Israel va por el desierto y hay un rey en Moab llamado Balac, el cual se asusta y piensa que los iban a destruir y que el ejército que tenían no iba a poder contra este pueblo. Por tanto, echaron mano a lo que hacen muchas personas, que es la adivinación, la brujería y la hechicería.

No sería extraño que hubiera personas que hayan tenido algún antepasado de ocultismo y se haya inclinado a la adivinación. De ello surgen lo que llamamos maldiciones heredadas, que pasan de padres a hijos. Padres promiscuos tienen hijos promiscuos, así como los padres alcohólicos y violentos tienen hijos alcohólicos y violentos; es más o menos la norma, no es un cálculo matemático, pero es así. Muchos chicos que odian a su papá porque golpeaban a su mamá y porque se alcoholizaba, ahora ellos hacen lo que odiaban, se alcoholizan y son golpeadores. También hay enfermedades hereditarias, es decir, hay maldiciones que pasan de padres a hijos.

El plan de Dios es clavar en la cruz del calvario toda maldición y cortar con ella. Ahora, si no sabes esto, si no crees y no demandas esto, te estás perdiendo una gran bendición y estás dejando que la maldición continúe a través de tu vida y pase a tus hijos. He sabido de abuelas que, a cambio de algo que querían, han ofrecido la vida de un nieto recién nacido. Así se hacen hechicerías y brujerías.

No somos conscientes de que muchas cosas que nos suceden tienen que ver con estas prácticas adivinatorias.

 Leemos en Números 22:7 “Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac”. Deben saber que hoy también hay dádivas de adivinación.

Cuando alguien quiere que se le haga un trabajo de hechicería tiene que pagar.

 Balaam, dice la Biblia que era un profeta de Jehová, pero tenía un problema y era que le gustaba el dinero. Hoy día hay predicadores que ofrecen bendiciones a cambio de donaciones especiales. Por ejemplo, Benny Hinn ha pedido perdón porque se envolvió en cuestiones económicas y después no podía dejar de pedir dinero. Había metido tanto dinero en tantas cosas, que estaba muy endeudado y entonces afirmaba que peligraba la obra de Dios. ¿Quién pone mil dólares, quién pone dos mil?, te piden, y te dicen que Dios te va a multiplicar y te va a dar cien veces más. Yo llamo a eso, dádivas de adivinación. ¡Dios me libre a mí de estar esperando que tú pongas algo en la iglesia para poder bendecirte! Yo me comprometo a bendecirte cualquiera sea la situación. Pero te voy a enseñar lo que dice la Biblia en Malaquías 3:8 y 9: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”.

En una oportunidad una mujer que estaba endeudada me pidió que orara por ella para poder salir de las deudas. Yo ya estaba listo para echar fuera al demonio de miseria y cuando pongo mi mano sobre su cabeza, Dios me dijo: “Pregúntale si diezma”. Entonces le digo, “¿hermana, vos diezmas?”; y ella me responde: “No puedo porque no tengo”. Si no tienes y no puedes es porque le has dado prioridad a otra cosa. Si tu prioridad es Dios siempre vas a tener para diezmar.  Dios me dijo: “¿vas a bendecir lo que yo he dicho que es maldito?” Lo cierto es que hay muchos que sirven por amor al dinero. Y Balaam es mencionado en el Nuevo Testamento; y en Apocalipsis habla respecto a los ministros del evangelio que funcionan por amor al dinero. La Biblia dice que “el amor al dinero es raíz de todos los males”:

 Llegaron pues a Balaam los ancianos de Moab con las dádivas de adivinación y le dijeron: “te vamos a honrar, te vamos a dar muchos regalos con tal que nos maldigas al pueblo de Israel”. Dice la Biblia que vino Dios a Balaam, y le dijo: “¿Qué varones son estos que están contigo?” ¿A quién estás escuchando? ¿A quién estás consultando? ¿De dónde quieres sacar bendición? Entonces dijo Dios a Balaam: “No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es”. Balaam debía obedecer a Dios, pero habrá pensado lo bien que le vendrían los presentes. Leemos en Números 10 y 11: “Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme: He aquí, este pueblo que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra; ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo”. El asunto es que Dios le dijo a Balaam que no fuera con ellos y no los maldiga porque el pueblo es bendito. Yo te digo que no le tengas miedo a la maldición, sino que tengas temor de Jehová. El pueblo que es bendito de Dios no tiene nada de qué temer.

LO QUE DIOS BENDICE NADIE LO PUEDE MALDECIR

Dice la Biblia en el salmo 91 que el que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.

 En el Salmo 34:7 tenemos la promesa de que “el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”, también declaró Jesús: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Si Jehová es por ti, ¿quién podrá levantarse contra ti? Después aparecen los creyentes que dicen, ore por mí porque tengo un vecino que toca el tambor al lado; ore para que yo pueda vender mi casa y me pueda ir a otro barrio. ¡Está pensando en huir! Y yo le digo que quien se tiene que ir es el vecino y que ore para que no baje el demonio que está invocando. Están esos que duermen con la luz prendida porque tienen temor a la oscuridad. ¡Vergüenza te tendría que dar! No confías en Dios y crees que te protege doña luz. “Creo que le han hecho un trabajo a mi marido y yo lo estoy detestando”. Me parece que te lo han hecho a ti y han logrado que entre el odio en tu corazón hacia él. Tú dices: “No lo soporto y lo quiero cambiar, pero no puedo”. Dios no te ha dado autoridad para cambiarlo a tu marido, pero sí te ha enseñado cómo puedes cambiar tú.

 Balac era rey de Moab y envió mensajeros a Balaam, y le dijo: “Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí. Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito” (Números 22:5y6).

Dios le había dicho al pueblo de Israel que no se metieran con los moabitas porque eran parientes de ellos y les dio la orden de que sólo los rodearan y pasaran. Y entonces dijo Dios a Balaam: “No vayas con ellos ni maldigas al pueblo porque bendito es”.

 Lo que Dios bendice, nadie lo puede maldecir. Poder decir que soy bendito es algo grandioso; significa que estoy cubierto y protegido, y que, como dice la palabra de Dios, aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón. Ser bendito significa que Jehová es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? ¿De quién he de atemorizarme? Dios está conmigo, y si Él es conmigo, ¿quién contra mí? Te hablo de una decisión de Lot, 500 años antes. Satanás va a hacer todo lo que pueda para perturbar tu vida y la de tus descendientes. No termina la cosa con tu muerte. Tus decisiones afectan el futuro por mucho tiempo.

La Biblia dice en Éxodo 20:5 “Yo…visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

Si yo soy bendito, mi descendencia será bendita. Dios le dio varias oportunidades al Lot porque era el sobrino de Abraham, pero no podía continuar bendiciendo las decisiones equivocadas que él tomaba. Satanás persigue un linaje por generaciones.

Quizás vos estás sufriendo la persecución de satanás por causa de tus antepasados. Una mujer que se había prostituido toda su vida, se entregó a Cristo y abrazó el evangelio. Según ella, se prostituía para darle de comer a sus hijos. Y tuvo mucho cuidado de que ellos no supieran de dónde sacaba el dinero. Un día participó de un encuentro, ella y su hija. Cuando la mujer confesó su pecado, la hija se paró y le confesó a la madre que también se prostituía. Ella, agarrándose la cabeza dijo: “Yo hice todo lo posible para que vos no sepas. Lo hice por vos, para que no te faltara la comida”. Resulta que donde se prostituía la madre también lo hacía la hija. Estás muy equivocado si crees que, si alguien no lo sabe o no conoce ese secreto, entonces nada ocurre. Los males espirituales continúan operando, aunque tú ignores de dónde vienen. Mas dice la Biblia que Jesús clavó en la cruz del calvario el acta que nos era contraria.

Volviendo al relato bíblico, tres veces Balaam intentó maldecir al pueblo de Dios, pero cuando abría la boca salía bendición porque el Señor no le permitió que maldijera a su pueblo. Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: “Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces” (Números 24:10).

Dios no permitirá que la maldición caiga sobre ti o sobre tus hijos si estás al amparo del Altísimo.

Así bendijo Balaam a Israel: “De Aram me trajo Balac, rey de Moab, de los montes del oriente; Ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a Israel. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?” (Números 23:7 y 8).

 Execrar es condenar y maldecir con autoridad sacerdotal o en nombre de cosas sagradas. Recordemos a Simón, el que quería poner dinero para que los discípulos le den el poder del Espíritu Santo. Había un tal Simón que era un adivino, y cuando vio que los apóstoles ponían las manos sobre la gente, ésta era llena del Espíritu Santo. Entonces este hombre quería tener eso y lo quería comprar a los discípulos, mas Pedro le dijo: “Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero” (Hechos 8:20). El poder y la unción de Dios es parte de la gracia y es gratuita para los que le creen y le aman.

Los moabitas terminaron fabricando un dios que se llamó Quemos, cuando Dios había dicho, “no te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra”. Este Quemos era un dios abominable. Los mismos judíos decían, “el dios abominable de los moabitas”. Cuando alguien se desvía y se enfría no queda así nomás; satanás va a seguir trabajando para destruirte. Y si no viene la sangre de Cristo y cubre y corta eso, la maldición seguirá persiguiendo a tus hijos. La bendición pasa de los padres hacia los hijos, pero también la maldición.

La Biblia nos relata en Números 31:2-3 que Jehová habló a Moisés, diciendo: “Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas…Entonces Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Jehová en Madián”. Y pelearon contra Madián, y mataron a todo varón. Y los hijos de Israel llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas. Se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo: “¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová” (Números 31:15-16).

Por consejo de Balaam las mujeres doblegaron con sus encantos a los hombres. Recordemos que Dios había dicho, “no entregarás a tu hijo a las mujeres de otras naciones ni a tus hijas a los hombres de otras naciones”. Es porque venían contaminados con sus costumbres depravadas. Dice la Biblia en Números 25 que el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Fíjate hasta dónde llegó la decisión de Lot y hasta dónde llegó la contaminación aún para el mismísimo pueblo de Israel. Aquí vemos lo que es la maldición heredada.

La Biblia dice que nosotros también anduvimos en estas cosas, cuando hacíamos la voluntad de nuestra mente y de nuestro pensamiento, y éramos por naturaleza hijos de ira. Esto lo dice el apóstol Pablo. ¿De dónde surgió la decisión de Lot? ¿De sus temores o de los deseos de su vista? ¿Se acuerdan cuando vio las mejores tierras? Él dijo, “esta es la bendición”.

              La bendición es lo que Dios te da, no lo que tú ves.

Es increíble lo que está pasando con algunos chicos y chicas de la Iglesia. Ha entrado un viento de fornicación tal, que se miran a los ojos y se desean y ya se están escribiendo y ya le están mintiendo al papá y a la mamá, al líder, a los pastores. Y después hay que sacarlos de una atadura terrible de la que no saben cómo salir. Pero Cristo ofrece redención. Estos pecados traen esclavitud y Cristo paga para sacarte de esa cárcel de esclavitud. Él paga el precio por tu libertad. Una joven de la iglesia me dijo que estaba harta de hacer lo que hacía, insistía que no quería hacerlo más; pero hablando con ella me di cuenta que no estaba arrepentida. Lo que tenía era remordimiento, no arrepentimiento. Le dije que si verdaderamente se hubiera arrepentido estaría perdonada porque Dios no desecha el alma quebrantada. La ley es buena pero no puede redimirte, no puede comprarte.

CONCLUSION

La ley no puede perdonarte porque no puede amarte. La ley no puede tener misericordia de ti. Lo único que puede hacer la ley es condenarte; y dice la Biblia que Cristo nos redimió de la maldición de la ley hecho por nosotros maldición (Gálatas 3:13). Hay personas a quienes les ha venido a la mente algunas cosas que han pasado con sus padres, abuelos, tías, tíos, y reconocen que están arrastrando problemas por los que pasaron sus ancestros. Sabe que eso se puede cortar, pero tienes que entregarte a Cristo. Tú no vas a salir del pozo de barro en el que estás, tirando de las correas de tus propias botas. Cristo es tu Salvador. Alguien te tiene que sacar desde afuera y ese alguien es Jesús.

Hoy Dios quiere cortar maldiciones heredadas. Algunas son de 100 o 200 años atrás, vaya a saber desde qué momento de tu historia los demonios insisten. Ellos insisten sobre las generaciones que no han venido a Jehová. Eso es lo que pasó con los moabitas. Ellos finalmente fueron destruidos, sus ciudades están todas enterradas. Se terminó la descendencia de los moabitas porque el mal estaba en ellos.

Si tú vienes a Cristo, tú eres portador de bendición. No solamente eres libre de maldiciones, sino que hay bendición en ti. Si te has dado cuenta que estás recibiendo una persecución de cosas que pasaron en tus generaciones anteriores, si alguien hizo un trabajo sobre tu padre, sobre tu madre, si ellos te llevaron a un lugar donde se invocaban espíritus de muertos, si sabes que hicieron sacrificios, que derramaron sangre de animales lo cual es hechicería, idolatría, invocación de dioses y te has dado cuenta que eres impotente para salir de eso, en esta hora tienes que poner tu fe y tu confianza en Jesús.  Él ha pagado el precio que había que pagar para librarte de la maldición de la ley. La maldición dice que a quien desobedece a Dios y a su palabra, las maldiciones le persiguen. Mas Él quiere hacerte libre. Dios va a romper cadenas, va a desatar tus ataduras y va a romper toda maldición sobre tu vida en esta hora, en el nombre de Jesús, amén.

MENSAJES

MISIÓN

VIDA

PARA LAS NACIONES

Av. 8 de octubre 2335

Montevideo, Uruguay

WhatsApp: (+598) 095 333 330

email: info@misionvida.org

twitter: misionvidauy

facebook: iglesiamisionvida

Diseño: VerakaWeb