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Montevideo
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Déjame decirte cuál es la primera idea de Dios acerca de ti: ¡Tú mismo! Tú eres la primera idea de Dios y cuando él pensó en ti, no se equivocó, sino que te envió con las características correctas para ser la persona correcta. ¡Te puso en el lugar correcto! Cuando pensó en ti, no erró en ninguna de las cualidades que te dio. Nos preguntamos si las circunstancias cambiaron nuestro rumbo. ¡No! Es que hemos dejado que las circunstancias pongan neblina a nuestro entendimiento acerca de quiénes somos. Dios no se equivocó ni siquiera con los padres que te dio, no se equivocó con darte cada una de las características que te identifican, no se equivocó en ponerte en el lugar donde vives. Señor, gracias porque soy la persona correcta en el tiempo correcto, con los dones correctos, para aprovechar las oportunidades que me des. ¡Gracias Señor! Hoy Dios quiere hablarte y decirte, que como hizo con Nehemías, hará contigo.
Leamos Nehemías capítulo 1, desde el versículo 1: “1Palabras de Nehemías hijo de Hacalías…” Me fascina cada vez que la Biblia menciona el nombre de los padres. Yo soy el hijo de Tonio y Adela, de una tierra llamada Guanacaste, al norte de la capital. Hablamos diferente a los de la capital.
“…Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, 2que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén…” Les preguntó de paso, como quien tiene una idea y la expone, preguntó por los judíos que habían escapado, que habían quedado en la cautividad, en el dolor, en la amargura, en la depresión, con los muros destruidos, sin templo, en una realidad diferente a la de él, porque Nehemías vivía en palacio mas ellos vivían en el dolor, en un dolor que le costaba comprender por su realidad, porque él tenía alimento, techo, trabajo, estabilidad. Preguntó como quien quiere conocer, y a partir de la pregunta, su corazón se abre… ¿Qué ha pasado con los que quedaron en la cautividad en Jerusalén? Parecía una pregunta inocente. Me dijeron: Los que quedaron en la cautividad, allí en la provincia están en gran mal y afrenta y el muro de Jerusalén está derribado y sus puertas quemadas por el fuego”. “4Cuando oí estas palabras me senté y lloré,…” Su corazón ya no fue el mismo porque escuchó. “…e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. 5Y dije:” Luego que ayunó y que oró… ahora su corazón no es el mismo porque oyó; antes preguntó y ahora oyó y su corazón fue cautivado y ahora tiene una oración, porque su visión es diferente: “Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; 6esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo,…” Ahora él tiene una oración, él tiene un clamor, su interpretación de la vida no es la misma, ya no es desde la comodidad de su trabajo, ya no es desde la tranquilidad del palacio, era el copero del rey, ahora su corazón no es el mismo, ya no puede ser el mismo, porque oyó algo que cautivó su alma y me transformó para una misión. “6esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche,…” No es una oración de paso, es una oración que brota de un corazón transformado. “…por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. 7En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo. 8Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; 9pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. 10Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa. 11Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey”.
¿Cómo nace una visión? Una visión nace cuando oímos una necesidad. Estamos por vivir un momento histórico en Uruguay. Jamás pensamos volver tan pronto a Uruguay, pero Yuri dijo: “¿Por qué no invitar a Norma McCorvey a Uruguay?” Ella hace 30 años, siendo una joven de unos 22 años, presentó ante los tribunales de EEUU el derecho del aborto lo cual llevó a que éste se legalizara y vinieran 30 años de degeneración en una nación fundada en valores cristianos, que los ha llevado a matar a más de 40 millones de niños no nacidos. Yuri tuvo una idea y decidieron intentarlo. Llaman, y reciben la noticia que Dios ha estado hablando al corazón de Norma con el deseo de querer venir a América Latina cuando cumpla el aniversario del histórico fallo “Roe versus Wade”. Hace unos años ella se arrepiente de lo que un día hizo y hoy lucha a favor de la vida. Una idea, producto de una noticia que termina con una oración: “Concede buen éxito a tus siervos”. Si Uruguay legaliza el aborto, por el efecto dominó, lo harán las demás naciones de América Latina; por los niños que no tienen voz por ellos mismos, Uruguay, ¡no lo hagas!
Nehemias reconoce su pecado y se quebranta delante de Dios; no son otros los que han pecado, somos nosotros, no son los legisladores, no se decide en el Senado, somos todos como país los que decidimos porque ellos nos representan. No es de ellos la lucha, es mía, implica acción, movimiento, actitud. ¿Cómo nace una visión? Nace frente a una necesidad; cuando escucho la necesidad, mi corazón es sobrecogido y no puedo ser el mismo; aunque todas las circunstancias sean iguales, no puedo ser el mismo, me despierto en la noche y oro y clamo, tengo ideas, veo la necesidad y lloro, eso se llama visión. Cuando la recibo en mi corazón, es mía, no es de otro. ¡Esta guerra no es de unos pocos, es de muchos Nehemías que se tienen que levantar como ejército poderoso para luchar y ser profeta para los suyos! ¡Un visionario se convierte en profeta para los suyos! ¡En el nombre de Jesús, sé profeta para tu pueblo, profetiza tiempos nuevos, habla tiempos nuevos, habla palabra de Dios!
Dios encarna la visión en el corazón de Nehemias; él tuvo la visión de reconstruir los muros de Jerusalén porque tenía información acerca de las cosas. Por favor, no insensibilices tu corazón frente a las noticias, es la historia de nuestro pueblo, es nuestra historia. Cuando veas un hecho que sobrecoge tu alma, cuando veas un hecho que te llama la atención, no es casualidad, es Dios dirigiendo tu mirada, es Dios inquietando tu corazón, es Dios marcando tu vida, es Dios diciendo: “Es por aquí”. Así le sucedió a Nehemías, él no pudo ser el mismo, él encarnó la visión y esa visión lo movió a la acción, tuvo una actitud de arrepentimiento: “Mi familia y yo hemos pecado, perdónanos”. Todo comienza con humillación frente a Dios para entender que esta guerra es nuestra y que él va delante de nosotros, es con acción que se conquistan las batallas. David iba a enfrentar una de sus primeras guerras, ya estaba listo para salir a la batalla, se monta a caballo pero de repente el Señor le dice: “Espera debajo de las balsameras, hasta que escuches el relinchar de los caballos sobre las copas de los árboles, y te será por señal de que yo Jehová he pasado frente a ti, entonces avanza”. No son con tus fuerzas ni con las mías, no es una confrontación de palabras o de argumentos, es en el mundo espiritual donde se liberan las batallas, es de rodillas, en oración, clamando a Dios, porque siempre son batallas en desventajas: Un Goliat, gigante entrenado en la guerra contra un adolescente que ni cuerpo tiene para ser llamado soldado, dando vueltas una honda que para algunos sería un juego, pero en manos de David, un arma poderosa. Las batallas no necesariamente tienen que librarla los países grandes, las podemos librar los países pequeños con corazón grande, sabiendo que somos guiados por nuestro Señor Jesucristo. La historia no necesariamente la escriben los países grandes, la podemos escribir las naciones pequeñas como la nuestra creyendo en un Dios vivo que nos llamó a reconstruir. No es cuanto tengo lo que hace la diferencia, Nehemías no tenía nada, lo que hace la diferencia es la actitud, no es cuanta influencia tengo, no es qué edad tengo, es la actitud que tengo.
¿Cómo mantengo una motivación alta para cumplir el propósito que Dios quiere de mí? Creyendo que soy la primer idea de Dios. ¡Yo soy la idea de Dios! Tu eres el instrumento de Dios, único y apto. Puedes decir: “Mis padres me hirieron, la sociedad me marginó”, mas de repente aparece Dios y te dice: “Ninguno de ellos determinó lo que ibas a ser, quien pensó en ti, antes de que fueras, fui yo y te diseñé para que se cumpla en ti todo lo que he dicho que se debe cumplir”. Cree en la capacidad que Dios te ha dado, valora la oportunidad que tienes delante de Dios, que tu corazón se sienta desafiado por lo que oyes. Acéptate tal cual eres: Instrumento en las manos de Dios. La visión de Dios en el corazón de Nehemías generó expectativas por lo que podía ocurrir; por la necesidad, él comenzó a visualizar una reconstrucción de los muros. ¿Qué profesión tenía Nehemias? ¿Era arquitecto? ¡No! No importa lo que eres, una visión te permite ser una persona que influencia a otros para que todas las fuerzas del reino se activen y podamos ver la gloria de Dios. No necesitas hacer todo tú, simplemente necesitas creer que eres lo que Dios dice que eres.
La visión genera en el corazón de Nehemías, dependencia de Dios; no es en mis fuerzas. “Concede tu buen éxito a tu hijo…”. No vamos a ir en nuestras fuerzas, sino en las fuerzas de él, en su gracia, abre nuestros ojos para que veamos que son más los que están con nosotros que los que están con ellos. No es visión aquello que podemos hacer con nuestras manos, eso es tarea, ejecución de habilidades, es visión aquello que va más allá de nuestras fuerzas y nos hace caer de rodillas y decir: “Perdóname Señor y dame buen éxito”. Este año cumplí 25 años de aceptar a Cristo en mi corazón, hablé en mi congregación y recordé algunos momentos. Cuando tenia 18 años era un joven lleno de complejos, tímido, y de provincia; uno veía a los de la capital como grandes… recuerdo que fui a mirar una película y me emocioné y lloré y pensé: “¿Cómo es que veo una película y me emociono y lloro? Pero cuando pienso en mi vida, no hay nada que me emocione. ¡No puede ser!” Fue un pensamiento: “¡Como me gustaría emocionarme con mi propia vida!” Al final del año, caminaba por la calle y de repente, una voz se clava en mi corazón y me dice: “Sixto te estoy llamando, soy yo”. ¡Dios me estaba llamando! Me arrodillé y le entregué mi corazón en ese mismo instante. Hemos pasado tantas aventuras juntos, lo he visto tan de cerca, no ha habido tiempo para aburrirse en esta vida, es emocionante vivir la vida en Cristo. Hemos caminado juntos cuando le veo hacer milagros y también cuando no le siento, porque también así como hay valles hermosos; hay desiertos horribles, hay momentos donde se multiplica el pan y hay momentos donde nada pasa, y caminamos por convicción. Finalmente Nehemias dijo: “…Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí” (Nehemías 2:8). No prosperó porque era el rey, ni porque el rey tuviera las recursos, sino porque la benéfica mano de Dios estaba sobre su vida.
En la segunda guerra mundial, un aviador probaba un frágil avión, monomotor, él quería dar la vuelta al mundo. Poco después de despegar, oyó un ruido extraño en el asiento trasero; se dio cuenta que había una rata a bordo y que si ésta roía la cobertura de la lona, podía destruir su frágil avión. Pensó en regresar al aeropuerto para librarse de su incómodo pasajero, pero eso frustraría su misión, su visión, su anhelo… De repente, recordó que las ratas no resisten las grandes alturas por lo que decidió volar cada vez más alto y poco a poco escuchó en la parte de atrás del asiento que el ruido de la rata fue cesando, hasta que desapareció. Moraleja: Si te amenazan con destruirte con envidias, vuela más alto, si te critican, vuela más alto, si dicen injusticias contra ti, vuela más alto, si alguien duda de tu visión, vuela más alto, si tienes pocos recursos, vuela más alto, si dudas, vuela más alto, si alguien no te cree, vuela más alto, si oyes ruido de ratas, ¡vuela más alto!
No es mi guerra, no es mi lucha, es de Dios. Soy su idea y le doy gracias por ello. ¡Gracias Dios, porque soy la persona correcta en el lugar correcto, con las habilidades correctas, con la visión correcta! Renuncio a aquello que roba mi vuelo, que me hace bajar, renuncio a las dudas, a las mentiras que he aceptado como verdad, renuncio a las maldiciones que han venido sobre mi, y acepto que soy tuyo Jesús, perdona mis pecados, perdona los pecados de mi familia y los de mi pueblo. Nunca más te negaré, nunca más te echaré de mi casa, de mi trabajo. ¡Reconstruye la ciudad! ¡Reconstruye mi vida! Levantaré vuelo, aunque algunos duden, lo haré y veré tu gloria. En el nombre de Jesús hago esta oración, amén.
ANEXOS: