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Leemos en el libro del profeta Isaías lo que escribió acerca de la venida de Jesús 750 antes de su nacimiento, que con una claridad meridiana describe cosas que han sucedido y que sucederán: “1Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. 2Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 3Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. 6Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11: 1 al 9).
Éste pasaje nos dice que surgirá una persona, y lo llama vara, rama del tronco de Isaí, un vástago que retoñará de sus raíces y se refiere a Jesucristo, descendiente de Isaí, padre de David. En otras palabras, Isaías nos dice que de la descendencia de David o de la descendencia de su padre se levantaría alguien sobre quien reposaría el Espíritu de Jehová y describe este Espíritu, como espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. ¡Tú necesitas de ese espíritu de sabiduría y de inteligencia! Me llama la atención que muchas personas le piden cosas a Dios o esperan recibir algo de Él, pero no es mucha la gente que le pide sabiduría e inteligencia; no obstante, esas cosas vienen cuando el Espíritu de Dios reposa sobre el creyente. No es fácil ser padre. ¡Se necesita una gracia especial! ¡Se necesita sabiduría e inteligencia para serlo! Y cuando no reposa sobre ti el espíritu de sabiduría e inteligencia haces todo lo que puedes y está a tu alcance pero te sale mal, entonces dices: “Este chico me salió torcido”. ¡Claro, si nació de ti! Yo reconozco y doy testimonio que cuando comencé a criar a mis hijas, a veces no sabía qué hacer con ellas pero me arrodillé y le pedí a Dios que me dé sabiduría para poder criarlas. ¡Me ha ido bien! Estoy feliz con las hijas que tengo. ¡Son tan lindas! ¡Con la poca edad que tienen son pastoras tan maduras! Viven ayudando y aconsejando gente, viven administrando visión y dinero para sustentar a las personas necesitadas de tal manera que algunos que son mucho más grandes que ellas les dicen “mamá”. Dios les ha dado una gracia tan especial, que cuando las veo las como a besos. ¡Me fascinan mis hijas! Han salido rectas, buenas, sabias, espíritu de consejo hay sobre ellas, no porque yo haya sido muy inteligente y sabio sino porque le pedí a Dios sabiduría para criarlas. Ellas han ayudado a cientos de adolescentes y jóvenes descarriados que no saben qué hacer con sus vidas
A muchos padres les falta sabiduría e inteligencia, se turban y no saben qué hacer cuando las maestras les enseñan a los hijos cosas que van contra la palabra de Dios. A veces ni se enteran de lo que se les enseña en las escuelas, y muchas maestras que están instruyendo a esos hijos son lesbianas o están en contra del matrimonio o en contra de la fe, pero los padres se turban y no saben qué hacer. Hay sicólogos que no saben qué hacer con sus propios hijos pero les enseñan a los padres del librito del cual aprendieron, cómo hacer con sus hijos. Se necesita sabiduría para criar hijos y el Espíritu de Jehová es espíritu de sabiduría y de inteligencia. Muchas madres me han dicho: “Pastor, órele porque yo no sé qué hacer con él” ¡Se piensan que esto es microondas, yo le pongo la mano al nene y se hace bueno y obediente! ¡Aprieto el botón tres segundos y listo! ¡Andá tranquila que ya tenés el nene arreglado! ¡Las madres se piensan que es “soplar y hacer botella”! A veces me traen al nene y me dicen: “Pastor, mi hijo es muy desobediente, dígale que tiene que ser obediente” ¡Mira tu, ahora soy yo la madre!
Para poder tratar con el esposo, ¿se necesita sabiduría o no? ¡Claro que sí! ¡Hay cada uno! Las mujeres saben lo “embromados” que son. ¡Marta está agradecida con el hombre que le tocó! Pero también vienen las mujeres y me dicen: “Pastor, ore para que Dios cambie a mi marido”, como diciendo, “éste no quiero, que me dé otro.” Ella no pide sabiduría: “Señor, ¿cómo debo hacer con mi marido?”, sino que pretende que yo ore para que Dios le cambie de esposo. Ella no sabe cómo hacer con él ni qué decirle; “dígame pastor, ¿qué le digo a mi marido?” y agrega: “Ya probé todo, lo único que me falta es rematarlo.” ¡Es que los hombres son bravísimos!
También los hombres necesitan sabiduría para poder tratar con sus esposas porque las mujeres son “recontra bravas”. Alguna mujer me dice: “Yo lo amo a mi marido pero él me mata a palo.” Le pregunto a los dos por qué se pelean y me responden que discuten por cualquier estupidez. “Pero si son estupideces, ¿por qué se pelean?” “Es que no sabemos…” me responden. “Pastor, yo me propuse que no lo iba a pelear, que iba a ser la mejor esposa, pero cuando llega del trabajo le veo la cara y ya lo trato mal.”
Las personas no saben qué hacer con el dinero, no llegan a fin de mes, pero en lugar de pedirle a Dios sabiduría le piden plata. Dime: ¿Qué hace un necio con dinero en la mano? Por eso Dios no le da, porque es un necio, porque si le das dinero a un necio siempre le va a faltar porque no se sabe administrar, se gasta el dinero en lo que no aprovecha. ¡Lo pierde! Se gasta la plata y ni sabe en qué, en lugar de ordenar los gastos, y después se lamenta que no pudo pagar las facturas. ¡Se necesita sabiduría e inteligencia!La Bibliadice que el Espíritu que reposó sobre Jesús es un espíritu de sabiduría y de inteligencia.
Se necesita sabiduría e inteligencia para tratar con la gente, porque las personas son “muy embromadas”; también se necesita sabiduría e inteligencia para tratar conmigo porque, ¡es bravo el apóstol! Algunos no quieren ni hablar conmigo, me saludan de lejos porque no saben cómo encararme. ¡Para ello se necesita gracia y sabiduría!
Hay gente que se ha enfriado y se alejaron del camino; hablé con una mujer que se había bautizado, tomóla SantaCena; ese mismo día se encontró con un hombre, se juntó con él y le fue mal. Volvió después de andar tropezando por varios años y me decía: “Yo no tengo perdón de Dios”. “¿Quién te predicó eso?” le pregunté y ella agregó: “Yo he pecado y me voy a ir al infierno.” “¡Pero yo también he pecado! ¿Y me voy al infierno por eso?” Si tienes el Espíritu de Dios, Él te recuerda el versículo dela Bibliael cual señala que si hemos pecado, abogado tenemos para con el Padre. (1ª Juan 2:1) ¿Sabes dónde está Cristo o no lo sabes? ¡Él está sentado a la diestra del Padre intercediendo por nosotros! Si no has querido pecar pero de todas maneras lo has hecho, pídele perdón a Dios. ¿O será que a Jesús se le terminaron las fuerzas para perdonar pecados y ahora el diablo le gana? ¿En qué crees, en tu propia opinión, en tu propio consejo? ¿O le crees al consejo de la palabra de Dios? ¿Crees en Dios o no? ¡Hay salvación para aquel que se arrepiente y hay perdón para aquel que le pide perdón a Dios por sus pecados! ¡Hay esperanza! Pero habiendo comenzado por el espíritu terminan en la carne y después dicen: “A mí Dios no me va a perdonar” o “Yo no tengo perdón de Dios”.
Un hermano queridísimo, por el cual estoy sacudido, se ha enfriado y ha entrado en un estado de opresión; nosotros nos molestamos con él y lo hemos disciplinado porque estaba a cargo de un grupo de chicos pero él quería tapar la conducta que estaba teniendo. Entonces se ha ido del centro comunitario del cual él estaba a cargo, diciendo: “El apóstol no me va a perdonar más”. ¡Si yo no estoy dispuesto a perdonar entonces no tengo derecho a estar predicando! Pero el diablo le ha predicado a este hombre y él se ha convencido que yo no lo voy a perdonar más. Se fue y les pidió dinero a algunas hermanas con la excusa de que era para el campamento y ellas se lo dieron, el cual se gastó en cervezas; cuando lo encontramos estaba alcoholizado, convencido de que yo no lo voy a perdonar más.
Se necesita el espíritu de sabiduría, de inteligencia, de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. El espíritu de conocimiento se manifiesta cuando yo sé algo que Dios me ha revelado; tal vez te lo explico pero no me doy a entender bien, aunque yo se que Dios me ha dado ese conocimiento, y tu no entiendes pero no hace falta que lo entiendas porque yo ya tengo ese conocimiento que Dios me ha revelado. Yo se, quizás no se razonar cómo ni por qué pero lo se porque Dios alumbra; el conocimiento que viene de Él es una luz que entra en la mente y en el corazón, espíritu que alumbra y muestra la verdad.
Esa vara de la que habla Isaías, que sale del tronco de Isaí, es Jesús. Sin la unción de ese Espíritu de Jehová, ¿crees que Jesús sabía todas las cosas? Leamos nuevamente Isaías 11:3: “3Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos”. Si dices que Jesús sabía todas las cosas, ¿para qué hacerle entender? Jesús sabía todo lo que el espíritu que estaba sobre Él le revelaba. La Biblia dice que Él no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó; Jesús era Dios despojado, por eso tuvo que aprender a caminar, por eso tuvo que aprender a hablar, nació y tuvo que aprender como cualquier hijo de vecino. La Biblia dice que Jesús crecía en gracia y en sabiduría para con Dios y para con los hombres; si era que Él sabía todo entonces no necesitaba crecer en sabiduría. Jesús se despojó a sí mismo y se hizo siervo, como uno de nosotros y se puso en la posición de un hombre débil aunque sin pecado y tuvo que depender de la unción del Espíritu Santo para hacer su obra porque el poder, la sabiduría, la inteligencia y el temor de Jehová vienen del Espíritu Santo. Él sí que fue el primer hombre que agradó al Padre, que lo obedeció ya que hizo todo lo que el Padre quería y no hablaba por su propia cuenta. Isaías 11:3 dice: “3Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos”. Si tú juzgas por lo que ven tus ojos y argumentas por lo que oyen tus oídos eres un injusto, no hay justicia en lo que ven los ojos y oyen los oídos, la verdad espiritual que se esconde detrás de cada circunstancia sólo se recibe por revelación. No puedes confiar en tus sentidos, no puedes confiar en tu alma, y los creyentes que se debilitan, se enfrían y se van por el camino del infierno son creyentes que confían en lo que sienten. “Yo siento que Dios no me va a perdonar.” ¿Cómo lo sabes? “No lo se pero lo siento.” ¡No dejes que te predique el diablo! el Espíritu de Dios que estuvo sobre Jesús quiere estar sobre tu vida.
“No juzgará según su vista” dice el versículo que leímos; cuando andamos almáticamente o carnalmente juzgamos por lo que vemos y lo que oímos, pero no debes creer en lo que ves y oyes. Hay quienes se esmeran en hablar y tratan de hacerte entender alguna verdad, pero aquel que está bajo la unción del Espíritu Santo, entiende perfectamente si la cosa es así como se lo dicen o no. Alguna persona me habla y yo lo escucho, esa persona me quiere hacer entender algo pero yo lo veo al revés porque no me guío por las palabras que dice sino que interpreto el espíritu de las palabras que expresa. Recuerdo una mujer que me dijo: “Todas mis hermanas se casaron y me dejaron a mí sola con mi madre. Yo soy la que más la ha amado porque siempre estuve con ella, cuando se enfermaba mis hermanas siempre han puesto excusas, nunca me ayudaron y yo siempre pagando todo. ¡Siempre al lado de mamá!” Mientras ella me hablaba y me contaba lo buena que era y todo lo que hacía por la madre, yo veía lo resentida que estaba con las hermanas y el odio que tenía por la madre. Me estaba explicando lo buena que era y de pronto me dijo: “¡Yo no sé qué es lo que me pasa, por momentos me vienen unos deseos de que mi mamá se muera!” Ella no piensa que lo que tiene es odio contra su madre porque le ha tocado llevar la pesada carga de aguantarla. Así que las personas hablan tratando de contar su verdad pero quien tiene discernimiento espiritual y conocimiento, interpreta.
Me detiene un muchacho y me pregunta: “Pastor: ¿No es que Jesús ama a los pobres?” A veces cuando entra alguien a la iglesia alcoholizado o drogado y quiere interrumpir el culto pido a algún colaborador que lo lleve afuera y lo ayude porque no quiero que se corte el espíritu del culto. Entonces este muchacho me dice: “¡Usted rechaza a las personas de la calle!” Le señalo que le mintieron ya que tenemos treinta y dos comunidades con más de setecientos chicos internados y ellos han entrado a la iglesia sin ningún problema: “¡Alguien te ha mentido y vos estas resentido!” ¡Él creía que me estaba dando una lección de teología! Y agregó: “¿No era que Dios ama a los pecadores?” “¿Y quién te dijo que yo no los amo, si tengo una iglesia llena de pecadores?”
Cuando Salomón oró a Dios, Él le dijo que le pida lo que quiera, entonces Salomón le pidió sabiduría y a Dios le gustó, por lo tanto le dijo: “Por cuanto no pediste gloria y honores y no me has pedido riquezas ni la victoria sobre tus enemigos, por cuanto me has pedido sabiduría yo te voy a dar la victoria sobre tus enemigos, te voy a dar gloria y riquezas.” (1ª Reyes 3:10-14) ¡Al que tiene sabiduría, Dios le da habilidad para hacer riquezas y para ganarle a sus enemigos! ¿Sabes tú qué hacer con tu suegra? Hablamos de sabiduría para saber cómo tratar con el esposo o la esposa y con los hijos, pero ni te cuento la sabiduría que necesitas para tratar con tu suegra. Yo hago chistes sobre las suegras pero, ¡son una figura tan especial! La verdad es que yo nunca tuve una pelea con mi suegra y hago chistes para hacer reír a la gente porque la sonrisa hace bien.
Continúa diciendo la última parte del versículo 4 del capítulo 11 de Isaías: “…y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.” (Isaías 11:4) Vemos que la palabra impío está en singular; comparemos con 2ª Tesalonicenses 2:8: “8Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida”. Ya Isaías estaba anunciando que había un impío, un inicuo a quien Dios mataría con el espíritu de su boca. ¡El arma más poderosa de Dios es su boca! Dicela Biblia que la palabra de Dios es una espada de doble filo que penetra hasta partir el alma y el espíritu, la coyuntura y los tuétanos; el creyente carnal no diferencia el argumento que viene del alma y el que viene del espíritu, tienen entrelazada el alma con el espíritu y nunca sabe qué es del espíritu y qué del alma. Dicela Biblia que la espada del espíritu es la palabra de Dios y ésta aparta lo que proviene del alma y lo que proviene del espíritu, porque lo que viene del alma es del hombre y lo que viene del espíritu es de Dios. Es muy importante que hagas lo que proviene del espíritu y no lo del alma. Quien conoce la palabra de Dios y está en comunión con Él, y quien está bajo la unción de ese espíritu que es el espíritu que te da el temor de Jehová el cual te aparta del mal, sabe cuando un argumento es de la carne y sabe cuando es del espíritu.
“Pastor, yo no sé si es de Dios o no pero lo siento.” ¡Qué débil el creyente! Quiere hacer lo que siente y lo que le parece y cuando le preguntas si eso es del espíritu no lo sabe, pero yo le digo que sí lo sé y que está mal, entonces se enoja porque le digo que yo sí lo sé. El que camina con Dios sabe, quien no camina con Dios no sabe ni entiende. Le digo a alguna chica: “No te cases con ese, no te conviene.” “¡Pero yo lo amo!” “Mira que ese hombre no es espiritual, tú eres una sierva de Dios y tienes un llamado, no te metas con él.” “¿Y usted cómo sabe pastor?” Se enoja y me dice: “¡Yo me voy con él, a mí me gusta!” Y se casa con el hombre, aunque le advertí que le iba a ir mal pero se ofende, señalando que le queremos manipular la vida. ¡Al poco tiempo viene llorando reconociendo que yo tenía razón! Ahora se quiere separar pero yo empiezo de nuevo: “¡No te separes, ya te casaste!” “Pero pastor, usted me dijo que no me casara y ahora me quiero divorciar.” “¡No te divorcies porque el divorcio no es de Dios!” ¡Otra vez no quiere obedecer el consejo de Dios! ¡Sigue sin entender lo qué está bien y lo qué está mal! Ahora, el espíritu de temor de Jehová te hace entender y hace que te alejes del error porque él te guía.
Lo más lindo del mensaje viene ahora: Jesús fue el primer hombre ungido con el Espíritu Santo el cual reposó sobre Él; espíritu de poder, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de temor de Jehová. Por eso Él caminó con Dios, por eso no fue vencido en la tentación; cuando fue ungido, el Espíritu lo guió al desierto para ser tentado por satanás, pero satanás no lo pudo vencer porque el Espíritu Santo estaba sobre Jesús. ¡Él tenía luz! ¡Se había hecho débil como un hombre cualquiera pero sobre Él reposaba el Espíritu de Jehová! Satanás usaba la palabra de Dios pero Jesús tenía clarito que la palabra de Dios en la boca de satanás no era el Espíritu de Dios hablando. Y hay creyentes que al no tener ese espíritu ni el conocimiento de esto comienzan a tambalear, a alejarse y a enredarse en razonamientos y argumentos del alma, de la carne, por lo tanto empiezan a hacer lo que sienten y les parece y se alejan del camino de Dios. Algunos de ellos no saben cómo volver, se sienten muy débiles para hacerlo, dicen: “¡No puedo!” La verdad es que sí pueden, porque pueden confiar en Cristo y Él los sacará del pozo en el que se encuentran porque Cristo no ha perdido el poder, Él sigue siendo el Señor, sigue perdonando y rescatando. ¡Si estás vivo aún hay tiempo!
Muchos creen que la eternidad es algo muy lejano y dicen: “Yo se que algún día voy a volver.” Lo atropelló un camión en la esquina y no volvió más porque la eternidad no está lejos: ¡La eternidad está a la vuelta de la esquina! Hay como un vidrio entre tú y la eternidad, en cualquier momento pasas para el otro lado.
Un hombre me contó que tuvieron que internar al padre porque le vino un ataque al corazón y fue operado de urgencia. Su padre no fuma, no bebe, hace ejercicios, se hace chequeos dos veces por año, los médicos aseguraban que estaba en perfectas condiciones pero el asunto es que lo tuvieron que intervenir de urgencia. Me cuesta creer que un hombre que no fuma, que no bebe, que se cuida haya terminado así. Hoy los médicos nos prohíben comer pastas, pan, arroz, asado con grasa, no podemos comer el pollo con piel. “¿Qué ha comido?”, me pegunta el médico, yo le respondo que comí arroz. “¡No coma arroz porque tiene carbohidrato!” “Bueno, me como unos fideos.” “No, porque tiene carbohidrato.” ¡Ya no podemos comer nada! “Bueno, me como una fruta”, le digo. “Una sola, porque tiene azúcar.” Ni fruta podemos comer porque le ponen pesticidas, antes te decían que la laves bien y la podías comer, pero el asunto es que el fertilizante viene en la tierra así que la fruta está contaminada por dentro. ¡Entonces me como el carozo! De última tienes que tener dentro de tu apartamento una huerta y un criadero de pollos y de vacas. ¡Ni carne se puede comer porque tiene hormonas que les dan a las vacas para que crezcan! ¡Ya no sabemos qué comer! Pero te cuidas en todo y de repente te viene “un patatús” y te encuentras con la eternidad en un instante. Yo te recomiendo que duermas con un cajón al lado, si te viene el soponcio te das vuelta y te metes en el cajón. A algunos les parece que está muy lejos la eternidad. ¡Está al lado tuyo!
“Yo sé que algún día tengo que volver”, dicen algunos. ¡Vuelve ahora mismo! ¡Vuelve al Señor, arrepiéntete! Él tiene misericordia, te quiere perdonar, libérate de la predicación del infierno que te miente que puedes pecar un poco más, total, algún día vas a volver. ¡Mira que la eternidad está ahí a un paso! ¿Dónde piensas pasar la eternidad? El Espíritu del Señor está sobre ti y te revela conocimiento, sabiduría, inteligencia. ¿Acaso eres un soberbio que dice: “¡Yo se lo que tengo que hacer! ¡A mi nadie me va a decir lo que tengo que hacer!”? Lo que necesitas es despojarte de ti mismo porque lo que Dios quiere es que el mismo Espíritu que ungió a Jesús te unja a ti, y que la misma sabiduría, la inteligencia, el poder y el temor de Jehová que reposó sobre Jesús y le enseñó a ser prudente repose sobre ti. ¡Dios tiene la pretensión de que tú seas Jesús en la tierra! Él quiere que su Espíritu y el tuyo sean uno solo y quiere que tu alma esté sometida a tu espíritu y no que tu espíritu esté contristado por culpa de la soberbia de tu alma. Lo que proviene de la carne es carne y lo que proviene del espíritu, es espíritu.
¡Dios quiere llenarte! Quiere que camines seguro en sus caminos y pienses sus pensamientos. Arrepiéntete de tus caminos, pídele al Señor que te perdone y te guíe. Dile: “Señor, quiero ver esos días en que la vaca y la osa estén paciendo sus crías, ver al león comer paja junto al cordero. Quiero ver esos días en que tu presencia hará que el niño recién destetado juegue con la víbora. Quiero ver el día que tú gobiernes en esta tierra, quiero ver tu reino en esta tierra. ¡Yo creo que la gloria del Señor cubrirá la tierra así como las aguas cubren el mar! Creo en ti Señor, ayúdame a caminar en tus caminos. Líbrame de mis sentimientos, de mis pensamientos, líbrame de mí mismo Señor. Lléname de ti, perdóname porque mis argumentos se levantan para mantenerme lejos de ti y mi espíritu gime dentro de mí porque te quiere a ti, te anhela a ti Señor. ¡Haz que mi alma se apegue a ti! Me doblego delante de ti Señor; dame el espíritu que ungió a Jesús, dame el espíritu que hizo que Jesús agradara te agradara, te lo pido en el nombre de Jesús. Lávame en tu sangre Señor, toma mi vida en tus manos y espíritu noble me sustente, perdona mis pecados y límpiame de mis maldades con tu sangre preciosa. Que mientras haya tiempo yo pueda mantenerme en la fe, en la limpieza y la pureza que produce la sangre de Jesús sobre mi vida. ¡Me arrepiento de mis pecados! ¡Perdóname y límpiame! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.
ANEXOS: