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El libro de 2ª de Reyes relata una época muy oscura de los reinos de Israel y Judá.
Había un rey malvado que se llamaba Acab, casado con Jezabel. Eran tiempos turbios donde se permitía la construcción de templos a dioses extraños en territorio de Israel. En aquel entonces, habían muerto cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y había habido una revuelta contra el rey Acab; y Jehú, quien tomó el reino, mató a los descendientes de Acab, setenta hijos que éste tenía. Y en ese tiempo, en el reino de Judá, también sucedían cosas feas.
Luego de la muerte de Acab, Ocozías su hijo subió al trono de Israel, el cual también fue asesinado por Jehú; su madre se llamaba Atalía, y era parienta de Jezabel, quien pertenecía al reino del Norte. En aquella época, los del reino del Sur y los del Norte se emparentaban, los hijos e hijas de un reino de casaban con los hijos e hijas del otro reino. Atalía era como su prima Jezabel, una mujer prepotente. Cuando ella se entera que su hijo el rey había muerto, se apresuró a matar a todos sus nietos, los hijos de su hijo, y se apodera del trono de Judá. Pero sucedió que cuando estaban matando a los hijos de Ocozías, una mujer tomó al más pequeñito, Joás, y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban matando, y lo ocultó de Atalía, junto con su nodriza. Ellos fueron cuidados en la casa de Jehová durante seis años y al cumplir Joás los siete años de edad, el sacerdote quien estaba al frente de lo que era la religión judía en ese tiempo, sacó al niño vivo y lo proclamó rey.
Ésta es una historia enredada pero interesante. La conclusión de lo que vengo relatando es la siguiente: Si Dios tiene algún plan contigo, aunque todos mueran a tu alrededor, tú quedarás vivo y vas a cumplir su designio. ¡Dios es un Dios de propósito! Él tiene un plan contigo y si tú te adhieres a Dios, si te aferras, si entras en sus planes y no Él en los tuyos, se cumplirá su propósito en tu vida y no podrá el infierno detenerte ni podrá ningún mal contra ti. Vivirás confiadamente y sabrás que Dios es tu retaguardia; sabrás que Él va delante y detrás de ti y es tu protector. ¡Caminarás firme y confiadamente porque tu Dios te dará seguridad! Por eso insisto en que tenemos que saber quiénes somos. Todas las personas tienen que saber contestar esta pregunta: ¿Quién soy yo? ¿Soy un gusano? ¿Soy alguien que vino al mundo por casualidad o no debí haber nacido? ¿O soy una persona que vino al mundo porque Dios existe y Él tiene un propósito conmigo? ¿Quién soy? Yo soy Jorge Márquez, apóstol de la iglesia Misión Vida para las Naciones.
Cuando alguien sabe bien quién es, no se marea cuando hablan mal de uno. Hay gente que se aflige por causa de esto y vive como si su valor viniera dado por lo que los demás piensan de ellos. ¡Tú no eres lo que la gente piensa que eres!
Se ha publicado en la Web cosas contra mí, y una mujer puso: “¡Cuidado con tocar al ungido de Jehová!” Yo no sé si esto me beneficia o no. ¡Yo no soy lo que la gente piensa o dice de mí! Otros opinan que soy un vividor que explota a la gente. Han creado una página de Facebook que se llama Casa Ingenuos y pusieron allí mi foto. Así que, si dicen que soy un demonio o un ángel no me preocupa porque yo sé quién soy. Unos comentan: “¿Y ese quién se cree que es? ¿Qué es un apóstol y quién lo levantó como tal? ¡Los dientes le rechinan! ¡Yo soy Jorge Márquez, apóstol siervo de Dios y me importa muy poco lo que los demás piensen de mí! ¡Yo soy lo que sé que soy en Dios!
Tú tienes que saber contestar esta pregunta. Si no sabes bien quién eres, cualquiera viene y te marea, y te angustias por lo que piensan de ti. De mí se dice que yo utilizo a la gente y que les saco el dinero. ¡Qué digan lo que quieran! ¡Yo sé quién soy delante de Dios! ¡Él es mi Señor y mi protector! Cualquier cosa que suceda no borrará el hecho de que soy un siervo de Dios y que estoy en el mundo para extender su reino en la tierra. ¡Nada va a cambiar esa realidad! ¡Me podrán encarcelar y juzgar todo lo que quieran pero seguiré siendo quien Dios ha dicho que soy! ¡Yo soy un siervo de Dios!
¡Tú tienes que tener esa certeza! ¡Mira que te vas a desplomar por lo que han dicho de ti! ¡El valor de una persona viene dado por lo que Dios ha determinado que esa persona es! ¡Y vales tanto, que Jesucristo descendió del cielo y murió en la cruz del calvario para rescatarte porque eres de gran estima para Él! ¡Jesús te ama!
Joás era un niño que no se podía defender pero Dios lo guardó. Si tú has nacido para ser rey, nadie podrá detener esa verdad. Hay personas que viven seguras porque tienen una convicción profunda. Saben quién es Dios y que Él camina con ellos; saben cuál es su propósito en la vida porque la fe que tienen en Dios les ha dado firmeza.
Estoy por escribir un libro que cuenta las experiencias de un hombre judío que conocí hace poco y de quien me hice amigo. Se llama Isaac Borojovich y tiene ochenta y seis años. Este hombre pasó por tres guetos y seis campos de concentración. Un gueto vendría a ser un barrio cercado en el que no se podía salir ni entrar a menos que se contara con un permiso por causa de trabajo o alguna cosa en especial. En ese lugar vivían los judíos. Mi amigo estuvo unas cien veces al borde de la muerte y cuenta que algunos se entregaban porque pensaban que de todas maneras iban a morir. Se arrojaban los cuerpos de los muertos en una fosa común muy profunda, ponían una capa de cadáveres, un poco de tierra encima, otra tanto de cadáveres y más tierra, y así sucesivamente. Un judío que se encargaba de esa tarea, y al que le tocaría morir en cualquier momento, se hartó de eso y no quería vivir más así, entonces se lanzó a la fosa pidiendo que lo mataran y ahí nomás lo mataron. En cambio Isaac siempre tuvo en mente vivir. Yo le pregunté si él había pensado en algún momento que iba a morir y me respondió: “No, yo pensaba que iba a vivir y todo lo que yo hacía era para vivir”. Intuitivamente él huía; cuando lo llevaban para matarlo, salía corriendo, y en una oportunidad se lanzó a un pozo negro, salvando así su vida. Fueron muchas las veces que escapó de la muerte. Yo le pregunté si creía en Dios y me respondió: “Sí, yo creo en Dios”. “¿Y cómo ve esto de que Dios permitiera una masacre así en la que murieron muchos judíos? Entonces me contestó: “Yo no conozco la mente de Dios, con mi mente finita no puedo juzgar su mente, pero creo que Dios tiene propósito y todo lo que Él permite que suceda es porque tiene un plan. Posiblemente, por causa de estas muertes fue creado el estado de Israel, así que yo no tengo nada que reclamarle a Dios. Cuando yo huía para salvar mi vida creo que era Dios que me guiaba a hacerlo, y el asunto es que estoy vivo”.
Este hombre llegó a Sudamérica, se casó y formó una familia; tiene cuatro hijos y nietos, y se convirtió en un importante empresario en Uruguay. El asunto es que él sabía que tenía que vivir, y las veces que lo he visitado me han convencido cada vez más de que uno de los propósitos que tuvo Dios de mantenerlo a él con vida es para que yo pudiera hacer el libro.
Dios tenía que salvar gente de esa masacre humana para que el mundo supiera cómo había sido este ensañamiento contra el pueblo judío y no sólo contra ellos sino también contra los gitanos, los negros y todo al que se le consideraba que no era persona. ¡Cosas muy sucias! Era común ver en la fosa a alguien que se estaba moviendo pero lo tapaban igual con tierra o ver a un niño pequeño moverse, queriendo salir de entre los muertos, pero igualmente le echaban tierra encima. ¡Estas cosas son reales! Y no puedo entender cómo hay gente que declara que eso nunca ocurrió o que no fue tan grave. ¡Fue muy grave! Hay fotos que muestran montañas de cadáveres.
Pero lo cierto es que si hay propósito de Dios en ti, pasarás por una masacre y saldrás con vida. ¡Donde otros mueren, tú seguirás vivo porque el Señor cumplirá su propósito en ti!
Ahora, Dios cumple sus propósitos en aquellos que le aman y le sirven. ¡No es el diablo quien frenará el plan que Dios tiene para ti! En cambio te ha dado a ti la autoridad para frenar su designio en tu vida. ¡Tú eres quien decide! Dios te ha hecho a su imagen y semejanza y tú puedes decidir a su favor o en contra de Él. Cuando no le das la prioridad a Dios en tu vida te alejas de su propósito y comienzas a caminar en tus propios pensamientos, ideas y planes. ¡Dios te protege, te bendice, te prospera y te guarda en su propósito, cuando le das a Él la prioridad en tu vida! Se equivocan aquellos que piensan que Dios es su prioridad, pero aman al Señor sentimentalmente, en su mente y sentimientos. No obstante, amar a Dios es mucho más que decir que le amas por sobre todas las cosas. Amar a Dios es demostrarle al mundo, a la familia y a la sociedad que el Señor está primero en mi vida y que no me detiene el mal clima ni una enfermedad, porque lo voy a seguir y a servir. ¡Amar a Dios es sufrir y dar la vida por Él!
El amor tiene un componente que se llama sacrificio; éste demuestra que verdaderamente hay amor.
Ahora que estoy yendo a Beraca más seguido por causa de la obra del nuevo templo, veo a una de mis hijas muy agotada, ya que mi nietita se despierta unas tres veces en la noche. Cuando llego a eso de las ocho de la mañana encuentro a mi hija extenuada. Los días que me quedo a dormir escucho que la nena llora, a ella no le importa si la mamá está cansada o no, y empieza a gritar desde su dormitorio: “¡Mamá teta!” Allá va la madre y la abraza, le da la teta, la cuida; ya a la mañana está agotada pero mi nieta se despierta como si le hubieran dado cuerda; te descuidas y te da vuelta la casa. Entonces su madre la abraza y le dice: “Venga mi muñeca, ¡te quiero tanto!” ¡Está hecha trapo pero la está amando! Y cuando se le hace caca justo a la hora de salir, con amor la agarra y le cambia los pañales.
El amor tiene un componente que se llama pasión, sacrificio. Uno que ama a Dios no le va a decir cuando llueve: “No voy a la iglesia porque está lindo para quedarme en casa y comer tortas fritas”. Quien ama a Dios trabaja sin cesar para Él. ¡Cuántas veces he predicado con cansancio y con dolor de espalda! ¿Sabes por qué lo hago? ¡Porque amo a Dios! Entonces, ni a ti, ni a los que te conocen o te observan les cabe ninguna duda de que amas a Dios. Porque si tienes que dejar a tus parientes, lo haces para ir a extender el reino de los cielos. Si tienes que dejar de hacer alguna tarea o postergar algo por servir a Dios lo haces, pero a Él no lo vas a postergar porque el Señor es tu prioridad.
Reitero que el propósito de Dios se cumple sobre aquellos que le aman. Si amas a Dios verás su propósito cumplirse en tu vida. ¡Podrán venir a perseguirte y a querer matarte pero no podrán contra ti porque Dios es tu escudo y tu fortaleza y quien cumple sus planes en tu vida!
Seis años tuvieron a Joás escondido en el templo sin que nadie supiera; eran solamente tres personas las que sabían de la existencia de un descendiente del rey que había sido asesinado: el sacerdote que era fiel a Dios, la nodriza del niño que lo cuidó, y la mujer que lo arrebató para que no lo mataran. Mientras tanto, la malvada mujer llamada Atalía seguía gobernando y haciendo lo que quería. Pero un buen día prepararon una gran ceremonia; Joás, con siete años ya podía gobernar según señala 2ª Reyes 11:21: “Era Joás de siete años cuando comenzó a reinar”.
¡Ahí había un propósito de Dios! Joás fue un buen rey en Judá. Dios se las arregló para que un niño indefenso fuera ocultado y así poder cumplir sus planes.
Siempre habrá gente que no está de acuerdo con lo que haces, que habla mal de ti y te detesta. En los hogares Beraca tenemos mil cien personas internadas y no tenemos para hacerles comidas suculentas, los alimentamos con lo mejor que podemos y no todos están contentos con lo que comen. Algunos dicen: “¡Esta comida es una porquería, yo no voy a comer!” O, “A mí no me gusta el tomate”, “A mí no me gusta el arroz”, etc. Otros llaman a sus padres y les dicen que se quieren ir de los hogares porque lo que están dándoles de comer es una porquería. ¡Siempre encontraremos gente dispuesta a hablar mal de nosotros!
Yo te pregunto, ¿nunca hablaron mal de ti? Por más bueno que seas hablarán mal de ti; siempre hay alguien que te odia y dirán como a mí: “En la cara me doy cuenta que es un sinvergüenza”. ¡Siempre habrá gente que hablará mal de ti! Y si tú no estás bien parado se te van las ganas de hacer lo que debes hacer, se debilita tu fe, ¡se te derrumba todo! Porque pierdes valor y conocimiento de quién eres tú.
Joás supo desde muy pequeño que lo estaban preparando para ser rey y a los siete años le colocaron una corona y comenzó a reinar. ¿Estás preparado para hacer lo que Dios quiere? ¿Tú haces lo que el Señor quiere? ¿Tú eres quien Dios quiere que seas? ¿Sabes si estás alegrando el corazón de Dios, o estás consiente de que haces lo que se te da la gana o lo que te parece que es mejor para ti? Aquel que ama a Dios entra en su propósito y nada, ni nadie, podrá detenerlo.
¿Han hablado alguna vez mal de ti? Yo no puedo depender de lo que dicen los demás, ese no es mi combustible; imagínate que todo el tiempo me estuviesen dando para adelante, pero ese no sería Dios. Si alguien me dice: “Sos un infeliz, estás usando a la gente”, ¡eso no me da la fuerza! ¡Es Dios quien me da la fuerza! Si tú has nacido para reinar y amas a Dios con todo tu corazón y tu prioridad es Él, ¡no hay infierno que te detenga! ¡No hay poder maligno que te paralice! ¡No hay lengua detractora que pueda frenarte!
Te voy a decir algo importante: ¡Tú eres importante para Dios! Tu valor viene dado por lo que Dios pagó por ti, no por lo que la gente paga por ti, tú no eres lo que el estado de ánimo de la gente les hace pensar o decir de ti. ¡Tú eres aquel a quien Dios ha traído al planeta tierra con un propósito!
El capítulo 5 de Apocalipsis habla acerca de un trono, en donde está sentado el Cordero de Dios, que es la persona que se halló digna de abrir los sellos del libro. Al principio, todos los que estaban ahí lloraban porque no había nadie digno de abrir el libro, pero después hubo alegría porque Jesús fue el único que se halló digno de abrir el sello de los misterios de Dios, y señala la Biblia en Apocalipsis 5:8 al 10: “8Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; 9y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.
¡Jesús, con tu sangre nos has perdonado, nos limpiaste y nos hiciste reyes y sacerdotes! Los que estaban en el cielo cantaban un himno que decía: “Digno eres porque tú nos has redimido con tu sangre”. Sucede algo extraordinario cuando la sangre de Cristo es aplicada sobre nosotros los pecadores, quienes hemos sido condenados a muerte eterna, y la Biblia dice que el pecado es el aguijón de la muerte; mientras éste permanece en nuestra vida y en nuestro corazón, estamos condenados. Pero cuando la sangre de Cristo nos perdona y nos limpia, ya no hay más aguijón de la muerte, ya no hay más condenación. Hay vida eterna, y si hay vida eterna formamos parte de la familia de Dios, y si formamos parte de la familia de Dios, no somos porteros sino príncipes. ¡Somos descendientes! ¡Somos reyes y sacerdotes, quienes gobernaremos juntamente con Cristo en la tierra!
Para eso ha muerto Jesús en la cruz del calvario. No sólo para que tus pecados sean perdonados y tengas vida eterna, sino también para que seas rey y sacerdote y así gobiernes juntamente con Él en su reino aquí en la tierra. Quienes aman a Dios, lo han puesto como prioridad de sus vidas y es fácil ver cuando alguien tiene a Dios como su prioridad; y quienes no lo han hecho, viven metiéndole excusas y no están disponibles para el Señor. Está dispuesto cuando lo siente o le parece, pero el que ama a Dios está disponible en todo tiempo como la madre con su hijo, porque el componente del amor es el sacrificio. ¡Yo me sacrifico porque amo a Dios! ¡Predico porque amo a Dios! ¡Estoy con la gente porque amo a Dios! ¡El amor de Dios me constriñe y me empuja! ¡El amor de Dios es mi potencia y mi combustible y me impulsa a hacer lo que hago!
Yo estoy disponible para Dios, ¿tú lo estás? Una persona que le pone excusas a Dios todo el tiempo, por cualquier cosa, no lo ama. Te imaginas un hombre que le dice a su novia: “Esta semana no nos vamos a poder ver. Nos vemos el martes que viene”. La llama y le dice que tampoco puede el martes, así que arreglan para verse el viernes, pero tampoco se presenta ese día. Lo dejan para la otra semana y se le complica para verla. ¿Qué nos hace entender esto? ¡Qué no la ama! ¿Por qué? ¡Porque tiene otras prioridades!
Quien tiene otras prioridades posterga a Dios. Un hombre le escribió una carta a su novia diciéndole que la amaba muchísimo y le agregó: “Por ti cruzaría los mares, subiría en una escalera hasta la estrella más alta y te la traería…” Y al final de la carta se despide y le dice: “El viernes si no llueve te paso a buscar”. ¡El que ama no pone excusas!
Una chica se presentó un día sábado cuando finalizó el culto y me pidió que la aconsejara y la ayudara. Ella me contó que se alejó de Dios y de la iglesia porque se enamoró de un muchacho, pero a éste no le importa la religión ni la iglesia así que se niega a acompañarla. La joven estaba afligida porque veía que el muchacho no le respondía muy bien. No sólo se alejó de Dios y dejó de considerarlo su prioridad porque se había enamorado de un hombre poniendo toda la prioridad en él sino que también le dio su cuerpo a ese hombre, le dio lo más precioso que una mujer tiene para darle a su esposo. La joven lloraba. Hablando con ella se hacían las doce de la noche, entonces le pregunto: “¿Y tu novio dónde está ahora? Y me responde que no sabía; entonces le vuelvo a preguntar: ¿Te ama él? “No sé”, me responde. “Yo sí sé”, le agrego. “¡Él no te ama!” Insistí en preguntarle si sabía dónde estaba y me respondió que creía que estaba en su casa. ¿Un día sábado a las doce de la noche y no había hecho planes para verse con su novia? ¿A qué se iba a quedar en su casa? ¿A jugar al PlayStation? La miré fijo a los ojos y pregunté: “¿Podría ser que él esté con otra mujer ahora? Ella agachó la cabeza y me dijo que sí.
¡Es muy fácil ver cuál es tu prioridad! ¡La chica aún no sabía si el novio la amaba! Y yo, hablando un rato con ella me pude dar cuenta que no la amaba.
¡Dios tiene que llegar a ser mi prioridad! Tiene que ser más importante que mi cónyuge, que mis hijos, que mi trabajo o mis deudas.
Yo he entrado a trabajar en la viña del Señor. Mi prioridad no es mi sustento, a mí nunca me ha importado el sueldo que me da la iglesia. ¡Yo no sirvo al Señor por dinero! ¡Yo amo a Dios! ¿Tú amas a Dios? ¿En qué puedo ver que lo amas? No es que cuando empiezas a lagrimear demuestras que le amas. “¡Ah Dios, cuánto te amo!” ¡Eso es cháchara! He visto personas que levantan las manos y adoran a Dios pero después se van a fornicar. Hay expresiones que no son necesariamente de amor. Si tú amas a Dios entrarás en sus propósitos; y el propósito de Dios para tu vida es que reines juntamente con Él. Vas a pasar por muchas dificultades pero no temas porque vas a reinar juntamente con Cristo. Van a hablar mal de ti, ¡no importa! ¡Vas a reinar juntamente con Él! ¡Dios está contigo! ¡Si tú amas a Dios, Él te va a llevar hasta aquel punto!
¡No dependas de lo que dicen de ti! Tú no eres ni lo bueno que señalan de ti ni lo malo que critican de ti. Tú eres tan bueno como la sangre de Cristo derramada en la cruz del calvario, la que te ha limpiado de tus pecados; y tu pureza y limpieza no vienen de ti sino de tu Dios, el que te amó tanto, al punto de derramar su sangre para que tus pecados te sean perdonados. ¡No hay pecado en ti si has creído en Cristo Jesús! ¡Él los ha borrado y te ha dado honor! ¡El Señor te ha hecho valioso, te ha hecho valiosa!
Oro a Dios, para que El obre en cada vida que recibe este mensaje. Que quien de verdad no te ama, lo descubra ahora mismo Señor y quien no está consagrado a ti lo entienda hoy mismo. ¡Pon tu vida en nosotros, Señor!
¿Has descubierto que lo que está fallando es que no le has dado la prioridad a Dios en tu vida? ¿Te has dado cuenta que vives inseguro porque en realidad no estás ligado a Dios como Él espera?
Dile a Dios en esta hora: “Señor, cuenta conmigo. Yo sé que he nacido para reinar contigo. ¡Rompe las ataduras y las ligaduras que me están frenando! En esta hora renuncio a los amores que me atan porque entendí que mi prioridad y mi primer amor debes ser tú, Señor. En el nombre de Jesucristo hago esta oración, amén”.
ANEXOS: