FÓRMULA DIVINA = FE + ESPERANZA + AMOR - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

FÓRMULA DIVINA = FE + ESPERANZA + AMOR

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ESTE MENSAJE:

INTRODUCCIÓN

Existen valores tangibles, como por ejemplo la familia, e intangibles. Decimos que los valores tangibles son aquellos que se pueden tocar, pero los valores intangibles son invisibles, inmensurables (que no se puede medir), e inapreciables (no se le puede poner precio). Por más que te guste tu cónyuge, éste es un bien tangible que puedes tocar, besar, apalear, medir, también se te puede morir. Pero la fe es un valor inamovible, invisible, inmedible y no se le puede poner precio; con la fe tú adquieres todo lo que se puede ver y medir. ¡Al que cree todas las cosas le son posibles! Muchas veces sufrimos porque no le damos a la fe el lugar que le corresponde, ni le asignamos el valor que merece. Es que estamos tan absorbidos por lo tangible que nos preocupamos por lo que se ve, lloramos y ayunamos por lo tangible y visible pero no valoramos aquello que Dios tiene para nosotros y que hace posible todas las demás cosas.                 Primeramente la fe viene de Dios. Si tú clamas para que no se muera tu abuela pero ésta se muere, ¿puedes decir que has orado con fe pero que Dios no te contestó? ¡No! Porque si la fe viene de Dios, tú le pides que tu abuela no se muera, entonces no se muere. Si tú le pides a Dios por ella pero se muere, ¿será que Dios te engañó? “¡Yo oré a Dios, lloré y le pedí con fe que mi abuela no se muera, pero se murió!” Ahora estás enojado con Dios porque crees que has orado con fe, pero resulta que no has orado con fe, porque de ser así, tu abuela estaría viva. A veces confundimos la fe con la pavada. Puede que sea una ilusión o hayas presumido pero no puedes decir que has orado con fe y Dios no te contestó. La fe es para que los deseos, los sueños, los planes y propósitos de Dios en el cielo, se concreten en la tierra.

LA FE PRODUCE LAS OBRAS DE DIOS

Si es deseo de Dios que tu abuela no se muera y viva hasta la venida de Cristo Él te lo revela, y tú oras con fe, así será, pero si no viene de Dios, puedes estar presumiendo. ¡Nunca te enojes con Dios! ¡Enójate contigo mismo! Sufrimos, lloramos y nos endeudamos comprando una casa, pero si tuviésemos fe ya hubiéramos adquirido la casa, por lo tanto, es necesario que tengas fe. Yo no sé de dónde ha salido pero ha entrado dinero en la iglesia que hemos usado en la construcción del nuevo templo, y nosotros hemos creído y actuado, por lo que estamos viendo los resultados de la fe. ¡La fe siempre tiene resultados visibles y tangibles! La fe tiene obras y cuando uno tiene fe, obra conforme a ella, por lo tanto los resultados son visibles. Tú puedes ver lo que hace y lo que logra una persona y dices que es una persona de fe. Hay quienes hablan lindo y te sacude lo que dicen; si ves que tienen frutos visibles y tangibles para el reino de Dios, tómala en cuenta, pero si no, son sólo opinólogos. He conocido muchas personas en estos veinticuatro años que estoy en Uruguay, que no han podido mostrar el fruto de su fe y me han querido enseñar lo que tengo que hacer. ¡Necio, muéstrame tu fe sin tus obras que yo te mostraré mi fe por mis obras!

¿Por qué es importante la fe? Porque Dios no quiere saber nada con ninguna obra que no tenga que ver con la fe, para Él es mal olor. Dios no soporta las cosas que tú haces y no tienen origen en la fe. Cuando careces de fe tienes opiniones, excusas y razonamientos, y a Dios eso le molesta mucho porque quiere que tus obras sean el fruto de la fe. Leemos en Romanos 14:23: “Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado”. Todo lo que no viene de la fe está mal hecho y mal dicho para Dios, por lo tanto, te tienes que asegurar que lo que dices y haces proviene de la fe. Si tienes alguna duda en cuanto a lo que dices o haces, ¡no lo digas y no lo hagas porque no le agrada a Dios! ¡La fe agrada a Dios! Todo lo que no proviene de fe es pecado por lo tanto me tengo que cuidar porque yo ofendo a Dios si hago algo de acuerdo a lo que me parece y siento o de acuerdo a mis argumentos. Si tú tienes algo de parte de Dios, dilo y hazlo. ¡No importa lo que los demás opinen! ¡No interesa lo que tú o los demás piensen! ¡Si es de fe está bien! Has hecho tantas cosas sólo porque tenías algunos argumentos que te respaldaban, pero si no te respalda la fe, “estás frito”. Tú puedes tener los mejores argumentos del mundo pero si no proviene de la fe, no sirven.

¡La gente se equivoca mucho! Está la chica que se enamora de un muchacho incrédulo que pesa setenta y cinco kilos pero de carne, ¡no hay espíritu ahí! ¡No es renacido! ¡No es de Dios! Pero a ella le gusta y tiene una fe bárbara de que algún día él será espiritual. A ella le gusta el joven, y yo le pregunto, como a todas las chicas: ¿Qué es lo que te gusta de él? No puede ser que le guste lo espiritual porque no tiene nada de eso. ¿Entonces qué es lo que le agrada de ese chico? ¡La mirada, cómo camina, hace chistes, es cariñoso! Le gusta todo lo visible pero ella no anda buscando lo intangible en él. La Biblia nos dice que no debemos hacer yugos desiguales, porque no se pueden mezclar las tinieblas con la luz. 2ª Corintios 6:14 dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” ¿Y qué es lo que dice la muy tonta? Yo tengo fe que si oro y ayuno, Dios lo va a cambiar. Ella tiene fe contra Dios y su palabra, cree que Dios hará lo contrario a lo que ha dicho. ¡Cuidado! La fe no es para manipular a Dios.

Recientemente, al finalizar uno de los cultos, se me acercó una mujer de sesenta años de edad y me dijo: “Pastor, es tal cual como usted ha predicado. Esa palabra es para mí”. Le pregunté qué le había pasado y me respondió: “Yo asistía a la iglesia, serví a Dios pero me enamoré de un hombre incrédulo y me casé con él pensando que Dios lo iba a cambiar pero resultó que ese hombre me cambió la vida a mí. Lo único bueno que tengo de él son mis tres hijos porque es un sinvergüenza y mujeriego y me abandonó”. ¿Estás seguro o segura que lo que haces tiene origen en la fe o es un capricho tuyo? ¡Medita en estas cosas! “Lo único bueno que tengo son mis hijos. ¡Son divinos!” “¿Asisten a la iglesia? le pregunto. “No”, me responde. “El más grande está juntado con una mujer, la más chica se fue de casa, otra está estudiando y vive en la casa del novio”. ¡Mira lo que has logrado! ¡Cuidado! A quien actúa por fe le va bien y quien hace algo que no tiene origen en la fe es pecado; y el pecado ata y maldice. La Biblia a eso le llama obras muertas. ¡La fe sin obras es muerta! O sea que no produce nada que sirva; no produce nada que agrade a Dios o que haga bien, no produce nada bueno. Por lo tanto tienes que volverte una persona de fe para que lo que hagas y hables sirva. ¡Tienes que valorar la fe! ¡Tú le tienes que creer a la fe!

Si conocieras la fe, ella te diría si esa persona sirve para ti o no, pero claro, a veces prevalecen más los deseos y las pasiones. Hay mujeres de veinticinco años que se lamentan porque se les va la vida y aún no se han casado, entonces manotean al primero que pasa. Eso no viene de la fe sino de la desesperación y en la desesperación, en la ansiedad o en el apuro no actúa la fe; por eso existe otro valor llamado esperanza. Eso es una capacidad de Dios para saber esperar y esperar con confianza en el Señor, porque las cosas que son de la fe no siempre surgen por generación espontánea o por una explosión como el Big Bang; las cosas de Dios requieren su tiempo. Un embarazo requiere nueve meses, entonces de qué te sirve que digas: “¡Estoy apurada, no veo la hora que nazca! ¡Ya quiero tenerlo!” ¿Sirve de algo eso? Por eso, la mujer que está embarazada espera feliz y confiada, sin apuro. La pancita va creciendo y ella le habla y le canta, y no es su ilusión sino que su fe la lleva a ver que en nueve meses ella abrazará un hijo.

¡No podemos apurar a Dios! Hay profecías bíblicas que hay que creer, éstas se han escrito hace tres mil años y aún no se cumplen pero se cumplirán más adelante. Y para verlas cumplidas debemos tener fe y saber esperar. No podemos bajar a Cristo de un hondazo y apurarlo para que venga pronto. El Señor vendrá en el tiempo estipulado. Así que no sólo necesitas fe sino también esperanza. Hay cristianos que se apuran y lo quieren apurar a Dios y si no lo logran, se molestan con Él.

Otro caso de fe negativa la encontramos en Malaquías 3:9 por lo que el Señor declara: “Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”. En el versículo anterior dice: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado…” “Entonces surge la pregunta: “… ¿En qué te hemos robado?” Y el Señor responde: “En vuestros diezmos y ofrendas”. Dios continúa diciéndoles: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Hay personas que creen en contra de esto y dicen: “Yo estoy muy endeudado y no puedo diezmar…” “Yo gano muy poco y no me alcanza para diezmar…” “Este mes tuve muchos gastos por lo que no puedo diezmar…” Entonces inventan alguna fe en contra de lo que dice la palabra de Dios. No se animan a creer y comprobar que el noventa por ciento con bendición es mejor que el cien por ciento con maldición. Ellos creen en sus argumentos y se fundamentan en sus opiniones; es que Dios tiene que entender que están endeudados y por ahora no pueden ofrendar y diezmar. Piensan que Dios cambiará de opinión por la excusa que le dan y siguen sin obedecer. Después se lamentan y me piden oración: “¡Pastor ore por mí, estoy endeudado y no se ya más que hacer!” Uno, a veces actúa con un corazón tonto y ora por esa persona pero, ¿cómo podré bendecir a alguien que está en maldición? Porque así Dios lo decretó. ¿Cómo piensas que Dios saldará tus deudas si estás en maldición por haberle robado? Cuando he querido orar por alguna persona endeudada y desesperada, enseguida Dios me dice: “Pregúntale si está diezmando”. Y algunos me responden que no lo están haciendo, entonces, ¿cómo podré bendecir yo a alguien que el Señor ha maldecido? Tú tienes que tener fe y creer conforme a la palabra de Dios por lo que si tú le das los diezmos al Señor y le presentas ofrendas de fe, Él te va a prosperar y te dará bendición hasta que sobre y abunde. Si no lo haces, entonces no tienes fe. Dios dijo que te bendecirá y lo hará, pero tú le tienes que creer y obedecerlo.

Todo aquello que no tiene origen en la fe, es pecado. Tal vez has hecho muchas cosas contrarias a la fe. Cuando estás temeroso y angustiado por algo que te dijeron, no lloras porque tienes fe, sino por eso que te ha hecho mal, te sientes perseguido y hundido, no porque tienes fe sino por miedo y eso es una fe negativa. Es necesario que hoy te llenes de fe. Dios te ha dado esta palabra para que dejes la incredulidad y entres en la fe. ¡Echa fuera de tu vida la incredulidad en el nombre de Jesús!

INGREDIENTES DIVINOS

Dije que están la fe y el amor, y la esperanza está en medio de los dos ya que ella te ayuda a esperar aquello que tiene origen en el amor y en la fe. Yo he descubierto en la palabra de Dios que la fe y el amor están muy ligados, tanto que no se pueden separar porque la Biblia enseña en 1ª Corintios 13 que el amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta y que si yo hago algo y no tengo amor, no sirve de nada y yo nada soy. Si tengo fe para trasladar los montes pero no tengo amor, nada soy. Si tuviese lenguas angélicas y humanas y no tengo amor, de nada sirve. Si yo diera mi cuerpo para ser quemado y si diera todos mis bienes a los pobres pero lo hago sin amor de nada me sirve. O sea que ninguna obra sirve si se hace sin amor y sin fe, por lo que no hay obra buena sin fe y sin amor.               ¿Qué es el amor? Es la carta magna del reino de Dios, o sea, es la Constitución Nacional de su reino. ¿Y qué dice esa Constitución Nacional? ¿Cuál es la ley más importante en el reino de Dios? “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos” (Marcos 12:30-31). Eso declara la Constitución del reino de los cielos. Quien cumple con la ley del amor, cumple con toda las leyes de Dios. ¡Todo lo que haces está bien si amas! “Yo amo a ese sinvergüenza”. ¿No será que estás apasionada por ese sinvergüenza? ¿No será que estás ilusionada? ¿No será que solamente sientes lujuria por ese sinvergüenza y tú le llamas a eso amor? ¡Tú debes conocer el amor! Si no lo conoces vas a errar porque el diablo tiene cosas parecidas al amor pero que no lo son. Las pasiones desordenadas no son amor por lo tanto debes conocer la fe y al amor.

Muchos cristianos se confunden y dicen que ya conocen el amor y por ende son personas amorosas. Se casan un hombre y una mujer y deciden que no van a tener hijos por el momento porque quieren disfrutar unos años del matrimonio. ¿A quién quieren esas personas? A ellos mismos. ¿Qué dice la Constitución Nacional del reino de los cielos? ¿Amate a ti mismo? ¡No! Y algunos predicadores enseñan exactamente eso; primero amate a ti mismo, pero eso no está en la Biblia; lo enseñan como un mandamiento pero no está en la palabra de Dios. Según la Biblia, cuando tú amas a los demás, los pones por encima de ti y te sacrificas por ellos, ahí te estás amando a ti mismo; y Dios es quien suple tus necesidades cuando te ocupas de las necesidades de otros. El matrimonio no quiere hijos porque primero quieren disfrutar. ¿Por qué carecen de amor? Porque para ellos un hijo vendría a ser un estorbo y un problema que les impediría disfrutar de la vida. Ese niño se hace caca y pis, molesta a la noche con su llanto y no los dejará dormir, entonces prefieren primero disfrutar ya que un hijo sería un serio problema. Más adelante la mujer pensará en tener cuando crea que es el tiempo. ¿En quién piensa, en el niño o en ella? ¡Está pensando en ella! ¡Le está fallando el amor! Pero llega el niño. ¡Qué alegría, llegó un hijo! ¡Qué problema! No la deja estudiar, no la deja dormir ni trabajar, realmente es para ella un problema, pero llegó y lo ama, le cambia los pañales, lo alimenta, por ahí se le escapa un grito y lo rezonga. El nene comienza a caminar y a romper cosas. Un día lo espera al marido y le da la noticia que está embarazada de nuevo. Ella se pregunta: “¿Qué hago? Si un niño es una carga tan grande, ¿ahora qué hago con dos?” Cuando yo nací, y fui el primero de cinco hermanos varones, era adorable y hermoso, mi mamá quedó loca cuando nací. Entonces al año y medio quedó embarazada del segundo y ella decía: “Con todo lo que lo quiero a Jorge, ¿cómo voy a hacer para querer al otro?” Ella pensaba cómo hacer para dividir el amor, y así vino el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto, y nos amó a todos. ¡El amor va ensanchando el corazón!

Viene el segundo y la mujer piensa: “Ya está, ahora son dos bocas más para alimentar. No doy abasto, ya ni puedo mirar la novela de la tarde, no me arreglo como antes, ni siquiera puedo dormir con estos dos”. ¿En quién piensa? ¡En ella! Pero la novela no termina acá porque viene el tercero y esto ya es el acabose, es el límite. ¡No se puede tener más de tres hijos! “¡Con todo lo que nos ha costado los dos primeros y lo que nos costó comprar la casita de dos dormitorios, ahora son tres, dos varones y una nena! ¡Necesitamos un tercer dormitorio! ¡Hay Dios! ¿Qué vamos a hacer? ¿Podremos alimentar a tres niños?” Se le acerca alguien y le dice: “¿Viste el nene de la vecina?” Y ella interrumpe: “¡El nene de la vecina es de la vecina, que se ocupe ella que yo me ocupo del mío!” ¡Cuánto amor! La mujer no entiende que para cuidar a su niña también debe cuidar al niño de la vecina. ¡Ese infeliz es el que va a conquistar a su hija! Pero a él y a ella no les alcanza el amor por el hijo de la vecina.

Cuanto más amor hay, más gente cabe en tu corazón. Si el amor es chiquito, amo a quienes me aman, a quienes me agradan; amo a esa persona que me invitó a almorzar, a la que voy devolverle la invitación. Cuando hay amor escaso solamente entran en el corazón algunas personas, sólo esos que me caen bien, me agradan y me dan. Si en mi cumpleaños me gustaran más los presentes y amara sólo a esos que me dan, estaría siendo egoísta, pensaría sólo en mí y me amaría a mí mismo. ¡Tengo un yo muy grande! Hay quienes se lamentan y dicen: “¿De qué me sirvió haber amado?” ¿De qué me ha servido haber hecho lo bueno?” “¡Así me han pagado!” ¡No estabas amando sino negociando! “Tendría que haber sido mala gente y me hubiera ido mejor”. Cuando el corazón es chiquito caben sólo algunos como mi cónyuge y mis hijos, ya no entra ni mi suegra. ¡A veces no cabe ni el marido! ¿Qué es el marido? Un mal necesario. “Gracias a este infeliz tuve estos tres hijos preciosos”. Te encierras en ti mismo y no hay capacidad para amar, pero cuando llega el amor a tu vida se agranda el corazón y pueden ir a tu casa a comer esas personas a las que nunca hubieras invitado, y hospedas a gente que nunca hubieras hospedado. ¡Ah, hospedar es un problema! Si es esa compañerita linda y buena de tu hija, esa que no anda en la droga ni con muchachones, si se trata de esa nena bien criada, y bueno que se quede una noche a dormir, no más de eso. Ahora, si es ese drogadicto de la esquina, ese no. Ese que vive pidiendo y está mugriento, ¡que vaya a laburar! En tu casa no, primero está tu seguridad y la de tu familia, primero tu intimidad. Mira si les hace algo a tus hijas. Esos son los razonamientos que te llevan a no amar.

La Biblia te dice que a los pobre errantes albergues en tu casa. ¡La palabra de Dios lo sigue diciendo! A Dios no le interesan tus argumentos ni opiniones. Es duro lo que estoy diciendo para los que no aman, pero el que ama tiene un corazón grande y alberga a los malos, esos que te pueden causar inconvenientes. Es por eso que amo los hogares Beraca, ahí están los matrimonios de creyentes que se han ido a hacerse cargo de algún hogar con sus hijos e hijas, en medio de hombres que han asesinado, que han delinquido y se drogaban, pero a esos los tratan con amor y los abrazan porque ellos nunca han recibido un abrazo, entonces les dicen: “Tú eres un tesoro de Dios, eres una bendición. No has nacido para ser un delincuente o drogadicto. ¡Dios tiene planes contigo!” ¡Gloria a Dios por los que aman!

Las obras que tú haces y tienen origen en el amor son muy distintas a las obras basadas en tus pensamientos, razonamientos u opiniones. Las obras que tienen origen en el amor son de Dios, las que se basan en tus razonamientos, sentimientos y opiniones tienen origen en ti y son egoístas; a Dios no les sirve éstas, porque son obras muertas. No provienen ni de la fe ni del amor. Dile a Dios: “Señor he pecado al no hacer las obras del amor y de la fe pero a partir de hoy quiero hacerlas. Perdóname Padre y cambia mi corazón”. Vamos a cambiar el mundo, pero a través de obras que hacemos, que no son estrategias políticas tampoco tienen fundamentos filosóficos sino que están fundadas en la fe y en el amor por lo que sabremos esperar con esperanza. ¡Veremos la gloria de Dios en Uruguay y en el mundo! Bendigo a Dios y a aquellos que han abrazado esta visión, quienes están a mi lado todo el año planificando, caminando y trabajando. Las obras del amor son muy pesadas para aquellos que no tienen amor. No te amo porque seas lindo o linda; no te amo porque eres bueno ni porque me gusta lo que haces, yo te amo porque el amor de Dios está en mí. El amor de Dios te ama a ti aunque tú seas alguien que no me agrada. Yo te amo porque me ha invadido un virus muy extraño y es el amor de Dios.

CONCLUSIÓN   

Sin amor y sin fe nada sirve. Dile a Dios: “Señor, necesito que cambies mi corazón porque me he dado cuenta que lo que estoy haciendo no proviene ni de la fe ni del amor”. Cuando hay amor, tender la cama es un placer y lo haces alabando a Dios. Cuando hay amor, hacer la comida es un privilegio que Dios te da, tú bendices a tus hijos y a tu cónyuge cuando les haces de comer. Todo lo que hagas, hazlo con amor, te aseguro que te será más fácil y saldrá más deliciosa tu comida. Cosecharás el fruto de la siembra del amor. Yo estoy rodeado de bendición y me sorprende año a año, cuando llega mi cumpleaños, que haya cada vez más gente que me dice cosas muy lindas y me saluda con mensajes de amor en las redes. Yo digo que es fruto de lo que he sembrado en veinticuatro años dando amor en Uruguay y la cosecha es muy grande. Es lindo ser amado pero para ello tienes que amar y debes esperar porque quien tiene fe y ama, espera. La Biblia señala que el amor todo lo espera, todo lo sufre, todo lo soporta. El amor y la fe junto con la esperanza te llevan a vivir confiadamente, con gozo y en paz.

Debes arrepentirte de todas las obras que has hecho sin amor. Tal vez te han mandado a hacer algo y dijiste que lo harías por obediencia pero yo no quiero tu obediencia, quiero tu amor. Si tienes obediencia pero no amas, no quiero tu servicio. No es suficiente la obediencia, ésta debe ser el fruto de un corazón lleno de amor. Oro que a partir de hoy tu corazón se agrande al punto en que entren esos a los que no soportas. Dios te cambiará la forma de ver las cosas y notarás lo bueno que hay en esas personas a las que rechazabas. Cuando un drogadicto, un asesino o delincuente entra en nuestros hogares no miramos lo que ha hecho porque nos enfocamos en la persona, entonces la miramos con amor y creemos firmemente que Dios tiene un propósito y hay bendición dentro con él o de ella. Creemos que cuando saquemos la cáscara dura que le está rodeando, de inseguridad, de odio y de amargura encontraremos una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios. ¡Es una bendición!

¿Qué hago con ese drogadicto que anda atrás de mi hija? No le tengas miedo sino ámalo, bendícelo y ayúdalo. Tal vez su madre jamás lo abrazó, entonces abrázalo tú. Quizás su padre, toda la vida le dijo que era un inútil; tú dile que es muy útil y que Dios puede hacer de él una bendición. Cambia la estrategia, deja de sentir temor y comienza a amar.

Algunos creen respecto a los matrimonios que están a cargo de los diferentes hogares de Beraca que tienen que tener un llamado especial y dicen: “Yo ese llamado no lo tengo”. No se trata de un llamado sino de amor a Dios y al prójimo. Tú dices que ese llamado no es para ti pero la excusa es que temes perder tu casa, tu trabajo, etc. Tienes miedo de amar porque crees que te irá mal, pero yo te digo que te irá bien. Es que si amas tendrás que dejar de amar aquello a lo que estás aferrado pero amarás esas cosas a las que el Señor quiere que te aferres.

Deja que Dios te llene de su gracia para amar y para tener fe en todo lo que digas y hagas. Dile: “Perdóname Padre, y límpiame. Yo he sido egoísta y sólo he pensado en mí mismo. Líbrame de esta tiranía de mi, Señor. Me someto a ti. Llena mi corazón Dios, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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