HAY PODER EN TU LENGUA - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

HAY PODER EN TU LENGUA

Los primeros 11 versículos que se encuentran en el capítulo 3 del libro de Santiago son un fuertísimo mensaje dirigido a los creyentes, y tienen que ver con la lengua. Hay muchos problemas que derivan del mal uso de la lengua, debemos cuidar bien lo que hablamos. Santiago 3:1 dice: “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación”. Cuando dice que no nos hagamos maestros significa que no tratemos de enseñarles a otros porque, por querer enseñar recibiremos mayor condenación. Y Santiago 3:2 agrega: “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo”.

¿Tú eres de los que ofenden pocas veces o muchas veces? Si dices que ofendes pocas veces estás mintiendo; tú crees que son pocas las veces perola Biblianos señala que todos ofendemos muchas veces. Suele suceder que recordamos mucho la ofensa que nos han hecho pero no tenemos en cuenta las veces que nosotros hemos ofendido. Seguramente tienes heridas, odio, resentimientos, amargura o angustia por algo que te han dicho. ¿Recuerdas algo que te dijeron que te dolió muchísimo? Yo creo que todos recordamos alguna cosa que nos han dicho y nos dolió; hay quienes han recibido algún balazo, y aunque esa herida que le causó el arma, pasado un tiempo se sana, hay heridas que cuestan mucho sanar y son causadas por la lengua.

            FRENA TU LENGUA

Entre nosotros hay un muchacho que recibió seis balazos y sus heridas se sanaron rápido, pero el resentimiento que le quedó por las personas que le dispararon duró mucho más, por lo tanto también duró el dolor; entonces, es necesario venir a Dios y pedirle que nos sane con su alcohol, con sus medicamentos, porque en la farmacia no hay remedios para el resentimiento, el odio y el rencor que generan las palabras que se han dicho y muchos se han muerto con las heridas.

Por ejemplo, se muere la persona que ofendió y sin embargo la persona que fue afrentada sigue ofendida con el muerto, sigue con ganas de ir a zapatearle la tumba y escupírsela, ya no le puede hacer nada al difunto, sin embargo la herida que tiene encima es un dolor que persevera en el tiempo, por lo tanto, lo que dice Santiago acerca de la lengua es para tenerlo muy en cuenta.

Santiago 3:3 continúa diciendo: “He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo”.

Aquí se establece un paralelo; se señala que si alguien es capaz de refrenar su lengua es una persona perfecta y también tiene la capacidad de refrenar su cuerpo, es decir, si tiene la habilidad de refrenar su boca también tiene la habilidad de no pecar, puede refrenar sus codicias y sus ambiciones. Cuando nosotros les ponemos a los caballos un freno en la boca, podemos dominar su cuerpo, entonces éste irá para donde queremos; con las personas sucede igual, si éstas logran poner un freno en su lengua, también pueden dirigir su cuerpo. Si tú no tienes freno en tu lengua, eres una persona a la que le falta dominio propio, te falta ponerle límites a tus malos deseos.

Encontramos otro paralelo en Santiago 3:4 y 5: 4Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. 5Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!”

Aquí se le está dando a la lengua un lugar predominante en las acciones que tienen que ver con los problemas que desatan el mal uso de la lengua; una persona muy encumbrada puede desatar una guerra mundial por algo que dice. A veces sale alguna frase desacertada de algún gobernante en la prensa de todo el mundo y sacude las relaciones entre los países; como por ejemplo, los dichos del presidente de Venezuela; surgen así, desavenencias entre las naciones.

Cuando el presidente Kirchner gobernaba en Argentina, su actitud frente a la planta de Botnia hizo que las relaciones entre su país y Uruguay se tensaran, lo mismo sucedió con las actitudes del presidente Tabaré Vázquez, ellos se plantaron firmes en sus posiciones; ya, cuando ascendió Cristina Kirchner a la presidencia de Argentina, ella calmó los ánimos y luego que tomara el mando Mujica en Uruguay, se distendieron más las relaciones.

La lengua acompaña la actitud del corazón: cuando hay una actitud benigna, entonces la lengua es benigna, cuando es maligna la lengua se vuelve ponzoñosa.

El otro paralelo se da entre la lengua y el barco; hay embarcaciones de más de trescientos metros de largo y el timón que lo gobierna no se ve, es muy pequeño en relación a ésta, sin embargo, con un pequeño timón se le da dirección y sentido al rumbo de la nave por más grande que ésta sea; del mismo modo,la Bibliaseñala que la lengua es un miembro pequeño entre los miembros del cuerpo pero se jacta de grandes cosas.

Una de las diferencias que existen entre los animales y los hombres es la capacidad de hablar; esta capacidad es para entenderse, para ponerse de acuerdo, no es para pelearse ni para divorciarse, no es para ofender sino todo lo contrario. ¡Dios, precisamente nos dio la lengua para que seamos semejantes a Él!

Dios dijo: “Sea la luz”. Él tiene algo como nosotros y es la palabra; “En el principio era la palabra y la palabra estaba con Dios y la palabra era Dios”. ¡Jesucristo es la palabra, el poder de Dios!

TODA PALABRA PROVIENE DE UN ESPÍRITU

¿Por qué es tan importante la lengua? Porque es el instrumento visible, que hace posible que, la intención del corazón salga por la boca, por eso Jesús dijo que de la abundancia del corazón habla la boca (Lucas 6:45). Si en tu corazón hay espíritu resentido o rencoroso, esos espíritus tratan de expresarse, tratan de salir, de mostrarse e influye tu lengua. Hay personas que no se dan cuenta que están resentidas porque ellos no están anotando las cosas que dicen sino las que los otros les dicen. Hablas con alguien así y te dice: “¿Sabes lo que me dijo Fulano?” Entonces te cuenta lo que le han dicho y sigue hablando pero al rato te vuelve a decir: “El fulano me dijo…” En diez minutos ha dicho unas cuantas veces lo que el fulano le ha dicho, y no se da cuenta, pero es que tiene un demonio de resentimiento; el diablo actúa como la gota que horada la piedra. Muchas mujeres han caído doblegadas ante las insinuaciones de un hombre, sólo porque éste se propuso doblegarla. Hay hombres que son feos de matar pero, ¡le ganan a cada mujer que uno no lo puede creer!, y  él se hace el lindo y alardea… es que insisten e insisten y doblegan a la mujer. Las mujeres también lo hacen, doblegan a los hombres sólo por insistir pero, una es la actividad demoníaca y otra es la actividad del Espíritu Santo.

Toda palabra tiene intensión y toda intensión proviene de un espíritu; no hay tal cosa como: “Con la verdad ni ofendo ni temo”.  ¡Con la verdad muchas veces las personas se ofenden! Hay que ver cuál es la intensión detrás de la verdad, con qué espíritu se dice. Hay que ver el efecto que produce cuando ésta proviene de la intensión de un demonio que trata de herir con esa verdad. ¡Cuántos problemas se generan cuando no tenemos gobierno sobre nuestra lengua! Cuando hay un mal espíritu en el matrimonio, el objetivo es herir al cónyuge, entonces, el marido que suele ser el que tiene la iniciativa de hablar palabras duras y obscenas, hiere con ellas a su esposa, y ésta, que tiene un mal espíritu inmediatamente responde con palabras más duras para producir una herida más grande. Cuando se entra en ese tren, y ninguno se frena para dejar de herir, al final quedan destrozados los dos.

Algunos matrimonios me han declarado que se aman pero que ya no pueden estar juntos, ella porque el esposo la ha lastimado y él dice que ella también lo ha hecho. Los dos se han herido porque hay mucho poder en las palabras y cuando el espíritu que se mueve detrás de éstas es malo; la intensión causa heridas muy graves, difíciles de sanar. ¡Gracias a Dios por Jesucristo! Cuando venimos a Él arrepentidos, puede sanar nuestras heridas, puede ponernos el ungüento y el alcohol del cielo y somos restaurados pero por su poder, porque, humanamente no hay remedios, ni sicólogos, ni siquiatras que puedan sanar las heridas que nos han causado.

La lengua debe estar bajo el control del Espíritu Santo, el creyente debe estar bajo el control del Espíritu; éste debe entender que su lengua es un miembro creado por Dios para bendecir, para ser como Él. De la manera que Dios habla, nosotros debemos hablar; Él nos ha dado esa gracia, esa habilidad de generar palabras, de tener pensamientos e hilvanarlos y así poder decir cosas. ¡Hay quienes matan con su boca y hay quienes sanan con ella! Podemos estar con personas a través de las cuales recibimos alivio, sanidad, paz.

Hablé con una mujer recientemente, que ha tenido tres parejas, de las que tuvo un hijo de cada una; sus hijos van creciendo en la confusión de quién es su padre, a esta altura de su vida ella está desorientada y no sabe qué hacer, si seguir escondiéndole a los hijos quiénes son sus padres o no. Ellos no quieren nada con la iglesia, están rebeldes. Hablando con ella me comenta que se siente sola y aislada y yo le digo que Dios le ha dado una familia en la iglesia, le ha dado pastores que la tratarán como una hija, que no tiene que luchar sola; ella suspiraba como diciendo: “¡Qué lindo poder tener a alguien!” Terminó llorando, agradecida, ¿por qué? porque las palabras que vienen del cielo sanan, llenan de esperanzas, bendicen. ¡Para eso te ha dado Dios la lengua!

También hace poco hablé con un padre divorciado y  con su único hijo; solamente se tienen ellos. El hombre, una persona de mucha experiencia, se impacienta y le dice cosas duras a su hijo y éste le responde palabras más duras; viven juntos, solos, los dos y se la pasan peleando, todo el tiempo están en discordia. El padre dice: “Yo amo a mi hijo”. ¡Le dice barbaridades pero lo ama! El hijo lo saca de las casillas a cada momento, éste junta todo lo que puede y después saca cosas que el padre dijo años atrás, de las cuales ya está arrepentido, pero la lengua no para de herir.

LA LENGUA: UN INSTRUMENTO PARA BENDECIR, Y PARA MALDECIR

¡Pero Dios te quiere dar una lengua benigna! Santiago advierte en el versículo 6 del capítulo 3: 6Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”.

No nos dice que inflama la rueda de la tierra sino la de la creación; la lengua moviliza a los poderes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por eso, los brujos, los hechiceros hacen invocaciones y por medio de esos conjuros les ordenan a los demonios a actuar contra otras personas. Los demonios están esperando ese momento, están motivando e inflamando la lengua de esos hechiceros así ellos hacen esos conjuros, entonces los demonios pueden actuar. ¡Dios le ha dado al hombre la autoridad y todavía Él respeta las decisiones de los hombres! Por supuesto que Dios respeta mucho más la oración de un creyente. ¡Qué buena que es la lengua cuando se ora! Una mujer quiere hacer un trabajo de hechicería y le paga a un brujo para que le mande demonios a un hombre para que se corte la relación con su esposa. La esposa es creyente, ora y ayuna y se produce una guerra en el mundo espiritual.

Nos visitó un predicador, quien nos contó que una mujer le pagó para que le hiciera un trabajo así poder quedarse con el esposo de otra mujer. Éste era satanista y lo hizo, pero al tiempo vuelve la mujer diciendo que aun no se ha podido casar con ese hombre. El brujo le dijo que no podía ser porque había hecho un buen trabajo, entonces formó un pentagrama, una estrella de cinco puntas que es la que utilizan los satanistas para invocar a satanás, se metió en el medio y lo invocó; como este brujo había hecho un pacto con él, de que haría lo que pidiera, le demandaba también, que le concediera todo lo que quería. Entonces se le presentó satanás y le preguntó por qué la mujer con un trabajo simple de hechicería no había podido quitarle el marido a la otra. ¡El mismo diablo le dijo que a ese hombre no lo podía tocar! Entonces el brujo se enojó porque había hecho todo lo que Satanás le había pedido, y éste le negaba una cosa tan simple con esa. Dice que en una oportunidad satanás le dijo: “O tu hijo o tú, así que tienes que matar a tu hijo”. Él fue y mató al hijo de un balazo con tal de que satanás le diera todo lo que pedía y ahora, ¡un simple trabajo de hechicería no funcionaba! Enojado el brujo le preguntó: “¿Cómo que no lo puedo tocar? ¿Qué es lo que pasa que no lo puedo hacer? ¿Acaso hay alguien más poderoso que tú? Satanás no le respondió… “¿Es que hay alguien por encima de ti? Si es así, te voy a dejar”. Satanás lo amenazó con matarlo, pero a él no le importaba, estaba dispuesto a dejarlo. Insistió en preguntarle por qué no le podía sacar el esposo a la mujer, a lo que satanás le respondió que la mujer casada con el hombre, era cristiana, entonces oraba y ayunaba por el marido, por lo tanto no lo podían tocar.

Es verdad que en determinados niveles, los que invocan pueden hacer bajar demonios y darles órdenes y a ellos les encanta que se les dé ese tipo de órdenes porque las promueven. Así que, cuandola Bibliadice que la lengua inflama la rueda de la creación no se trata de poca cosa, significa: la lengua mete en actividad los poderes espirituales de maldad.

¿Por qué se arma una guerra mundial? ¿Por qué Dios la manda? Hay hombres que planifican, hablan, y provocan la guerra; y demonios provocan que esos hombres hagan la guerra. A veces es por una frase que alguien dijo. La lengua contamina la rueda de la creación, es un fuego inflamado desde el mismísimo infierno.

¿Qué tipo de lengua tienes tú? ¿Tienes lengua bífida como las de las víboras? Santiago 3:7 y 8 dice: 7Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal”.

No hay nadie que pueda decir: yo le pongo límites a mi lengua. ¡El único que puede ponerle límites a la lengua es el Espíritu Santo, cuando el creyente se rinde a sus pies! De la única manera que una persona puede poderle límites a su lengua es que venga sobre ella el Espíritu Santo, porque cuando Él la llena también le da ganas de hablar, pero otro tipo de cosas; hay otra intensión, el espíritu que se mueve es diferente y los resultados son distintos. Un creyente puede hablarle a un espíritu de muerte y ordenarle que se vaya, y lo que dice el creyente sucede porque tiene el aval, tiene la unción y el poder del Espíritu Santo. ¡Podemos ordenarle a las enfermedades que salgan y éstas salen! Las palabras del creyente ungido, consagrado, fluyen en el poder, en la autoridad, en la unción del Espíritu de Dios. ¡Para eso tienes tu lengua!

Cuando un creyente habla, tienen que suceder cosas sobrenaturales porque ya no es palabra de hombre lo que sale por su boca sino palabra de Dios; por eso, un creyente puede levantar muertos y puede decirle a un paralítico: “¡Levántate, toma tu lecho y anda!”

¡Yo quiero que mi lengua funcione en esa dirección! No se cómo te sientes tú… ¿Estás feliz de la lengua que tienes? ¿Ves a tu nuera y no te aguantas de decirle algo, ves a tu suegra y no te contienes? La lengua se dispara y después te lamentas: “¿Por qué se lo dije? ¡Maldita la hora en que se lo dije!” Pero se lo dijiste, se te escapó la lengua. ¡De la abundancia del corazón habla la boca! Tu lengua funciona sola con la abundancia que hay en tu corazón. Puedes pensar bien y tratar de retener y no decir algo pero en cualquier momento se te escapa la lengua. ¡La lengua debe ser lavada!

¡Qué lindo cuando la gente quiere hablar contigo porque se llenan de esperanza, se llenan de fe! ¡Qué lindo cuando a la gente que habla contigo se le saltan las lágrimas y te agradecen por haberles dedicado un momento! ¡Qué bueno cuando tu lengua está en control del Espíritu Santo!

Santiago 3:9 continúa diciendo: “9Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios”.

¿Cómo puede ser que con la misma boca que bendecimos a Dios maldecimos a alguien que ha sido hecho con esmero y cariño por las mismísimas manos de Dios? ¡Hay gente que no quiere entender esto! Hay quienes no soportan a los hermanos de la iglesia ni a los pastores y a esos yo les digo que tienen que volver a la casa de Dios y  limpiar su corazón. ¡No puede ser que tengas rechazo y aversión por las personas que Dios ha creado a su imagen y semejanza! Dios hizo toda clase de animales y de plantas pero cuando creó al hombre lo hizo a su imagen y semejanza para tratar con nosotros y para que nosotros tratemos con Él y nos tratemos entre nosotros, para que pudiésemos tener la misma facultad que Él tiene de emitir palabras, para bendecir, crear y hacer grandes cosas. Si no existiera la palabra, si no existiera ese medio de comunicación, no se podrían fabricar los grandes barcos, ni los grandes aviones, ni las carreteras porque ningún hombre lo puede hacer solo, se tiene que entender con los otros hombres. ¡Ninguna familia será fuerte y poderosa si no hay entendimiento, si no hay palabras de bendición!

DIOS NECESITA TU LENGUA

Dios necesita gente que quiera traer bendición al mundo, gente que haga descender la presencia del Espíritu Santo, que hable para hacer descender el reino de Dios a la tierra, y para traer avivamiento y fuego de Dios al planeta. ¡Dios está necesitando tu lengua! Mucha gente no entiende que no puede decir que ama a Dios y adorarlo pero no le puede ver la cara a una persona creada por Él; a tu suegra que miras, que resistes y rechazas, a ella la ha creado Dios a su imagen y semejanza. ¡Dios ama a tu suegra! La creó precisamente para probarte a ti, para demostrarte qué tan mala o malo eres tú.

¡Tienes que amar a tu pastor! Ha vuelto una hermana que se fue de la iglesia hace unos siete años atrás, ofendida conmigo porque nunca pudo acercarse a mí para hablar; ella dice que no podía pero nunca había pedido hablar conmigo, solamente se fastidiaba al ver que la gente se me acercaba y como estaba rodeado pensaba que no la atendería. ¡Se enojó y se fue por siete años! Lo más lindo es que comenzó a hablar mal de mí, desparramó su impotencia por todos lados. ¡Hablar mal de mí, tan lindo que soy!

Hoy es un día para pedirle perdón a Dios declarándole: “¡Cuántas veces abrí mi boca sin la guiaza de tu Espíritu! Te pido que me perdones y me bendigas, limpia mi corazón, lávame la lengua Señor. Es que yo no voy a poder hablar bien de mi prójimo si no estoy lleno de ti”.

Te voy a dar un consejo para que la lengua se te escape menos: ¡Lee mucho la Biblia! Cuando la palabra de Dios llena tu corazón, es más fácil que salga un versículo de adentro, que un insulto. Escucha música cristiana, asiste a la iglesia; mira menos televisión y tu corazón se llenará de otra cosa. Participa de actividades cristianas, pídele a Dios que llene tu corazón. Este mundo está necesitando de aquello que Dios quiere derramar primero en nosotros, los creyentes; su gracia, su unción, su presencia, su poder, su Espíritu.

Está comprobado que hay personas que se enferman de los huesos por causa de los malos sentimientos que tienen en su corazón; aparecen enfermedades como el cáncer por los malos pensamientos que tienen en sus mentes. Los pensamientos y los sentimientos se traducen en palabras, tú no hablarás cosas distintas a las que hay en tu corazón; si tienes un espíritu resentido hablarás con resentimiento. Estuve hablando hace poco con una persona y después de un rato le dije: “Tu eres una persona muy resentida”. Ésta me miró como diciéndome: “¿Y cómo se dio cuenta?” ¡Yo me di cuenta por lo que hablaba! ¡Y ella se sorprendió de que me diera cuenta! Cuando uno es resentido habla conforme a su resentimiento, o cuando es amargado, habla conforme a su amargura; y lo que hablas, no solamente contamina a los que están cerca de ti sino también a ti. Lo que hablas es como un búmeran, porque hablar es sembrar; tú arrojas las semillas y vendrá la cosecha, si quieres comprobarlo, párate en una esquina y comienza a insultar a todos los que pasan, ahí verás si cosechas o no, ¡inmediatamente vas a cosechar!

Hablar es sembrar; o sea que no va a afectar positiva o negativamente a las otras personas sino que te afectará positiva o negativamente a ti, conforme al espíritu con el que hablas. ¡Echa de ti todo mal espíritu! ¡Échalo fuera en el nombre de Jesús! Diles a esos demonios que tu cuerpo es casa del Espíritu Santo, es templo de Dios.

CONCLUSIÓN

Cuando yo era un creyente así nomás me resultaba divertido y simpático insultar, ¡era creyente! Hasta era un diácono, pero en la iglesia hablaba como santo y afuera me descosía, en la iglesia hablaba bendición y afuera maldición. ¿Qué dice la Biblia respecto a eso? Ninguna fuente puede dar agua dulce y agua amarga a la vez; no puedes bendecir a Dios y maldecir a tu prójimo, no puedes adorar a Dios y tener cosas contra tu prójimo. Si amas a Dios debes amar a tu prójimo; si no es así, entonces no amas a Dios. Cuando tú amas, las palabras comienzan a ser distintas porque el amor afecta profundamente las vidas, ya no hablarás de manera que lo venías haciendo si tú amas. Cuando tú odias salen palabras conforme a tu odio pero cuando amas las palabras son diferentes.

Tienes que pedirle a Dios que te llene de amor, que te llene de su palabra si no quieres que tu lengua cause incendios. Dile que necesitas que tu lengua destile bendición, que puedas hablar lo que Dios quiere; dile que quieres decirle a la montaña que se desarraigue de donde está y se plante en el mar, ésta te obedecerá porque has hablado, y es porque su fe está sobre ti, su Espíritu está sobre ti, su poder y su amor están sobre ti. ¡Pídele a Dios que te haga desear estas cosas! Normalmente deseas más dinero, una casa, un trabajo y eso pides, pero en este día exprésale que conforme a lo que Él ha hablado, tú quieres, y anhelas tener una lengua que lo glorifique de verdad, que cuando lo adores, Él se agrade, porque no solamente lo adoras a Él sino que también amas a tu prójimo; así que no serás acusado sino que serás lleno de Dios.

Haz una oración y dile a Dios: “Señor, he oído tu palabra. ¡Socórreme en esta hora! ¡Me humillo delante de ti! Enciende tu gracia y quita de mí todo mal espíritu, dame una lengua que te honre Señor, dame una lengua llena del fuego del cielo, no quiero tener una lengua que incendie y que inflame la rueda de la creación. Dame esa lengua que cree, que produce las obras del reino, te lo suplico Señor, en el nombre de Jesús. ¡A ti te doy toda gloria, y toda honra! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.        

 

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