LA IDEA ORIGINAL DE DIOS PARA TU VIDA - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

LA IDEA ORIGINAL DE DIOS PARA TU VIDA

INTRODUCCIÓN

Oseas 4:6 expresa: Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento…” Cuando nos va mal, lo más probable es que busquemos quién tiene la culpa; a veces se la echamos a Dios, otras veces a papá o mamá… tenemos una gran habilidad para argumentar que la situación que vivimos es responsabilidad de otro. No buscamos explicaciones dentro de nosotros, sino fuera, y cuando hacemos eso, nos equivocamos. La palabra de Dios no dice que su pueblo pereció por culpa de alguien, sino por falta de conocimiento. El conocimiento es esencial e importante y los que no se esfuerzan en recibir el que proviene de Dios, se transforman en personas ignorantes y la ignorancia destruye y mata.

 

            NECESITAMOS CONOCER LOS PRECEPTOS DE DIOS

Proverbios 13:13 dice: “El que menosprecia el precepto perecerá por ello”. Te equivocas cuando crees que tienes algún enemigo a quien echarle la culpa de que las cosas te vayan mal, a pesar de que muchos te lo desean y quizá hayan hablado en tu contra y puesto sobre ti palabras de maldición, aun así, Dios te hace responsable de tu futuro y de la vida que estás viviendo. ¡Ya basta de echarle la culpa a los demás!: “Si conoces mi palabra y mis mandamientos, te prometo que te irá bien, no importa lo que te han dicho ni quién es el presidente de tu país” te dice Dios. Si entras en el reino de los cielos, hay un soberano que se llama Jehová de los Ejércitos, y en ese reino operan leyes distintas a las de tu país. ¡No busques más excusas! Hoy puedes hacer un trato personal con Dios. El peor enemigo no son los políticos ni tus parientes, sino la ignorancia. La ignorancia es el rechazo o el desconocimiento de la verdad; ella tiene sustancia y necesitamos conocerla. Hablamos de ignorancia pero también hay otro término importante, que es “precepto”. Para entenderlo, vamos a referirnos primeramente a las ideas; las ideas controlan y dominan todas las cosas que se ven; entonces, lo que hoy vemos, antes de existir, fue una idea. ¡Las ideas son importantes! Si tienes ideas de Dios, harás cosas de Dios, si tienes ideas propias, harás cosas de hombre. La verdad de Dios es superlativamente más importante, más grande y poderosa que las ideas de los hombres. Cuando hablo de las ideas de Dios, me refiero a su conocimiento; para poder acceder a sus pensamientos, Dios pide que nos despojemos de nuestras propias ideas. Nuestras ideas conciben cosas humanas, las de Dios conciben cosas que tienen que ver con el reino de los cielos. ¡Todo lo que existe provino primero de una idea! Dios hizo todas las cosas conforme al plan establecido por él mismo; antes que existieran, Él las vio, las pensó, las ideó y una vez que las elaboró en su mente, abrió su boca y a través de su palabra ellas fueron creadas. De la misma manera, las palabras que tú hablas son el fruto de tus razonamientos, pensamientos e ideas que luego se transforman en hechos. Para tener un buen conocimiento es necesario saber las ideas primitivas, originales. Cuando el hombre entra en el mundo de Dios, toma contacto con las ideas verdaderas en tanto que cuando se mueve en el mundo humano, maneja conceptos. ¿Qué es un concepto? Una idea concebida, elaborada a partir de un precepto. Precepto es idea original; concepto, es algo ya concebido pero antes de ser un concepto, fue un precepto, no es lo mismo la idea original que la idea elaborada. Cuando accedemos a Dios, accedemos a sus preceptos. Normalmente los repuestos originales de un vehículo son más caros, ¿por qué? ¡Porque son originales! Me han hablado de los controles de calidad que tienen los repuestos originales de la marca Mercedes Benz que hacen el producto más caro porque rinde mucho más que otras marcas. Del mismo modo, la idea de Dios es lo que más vale; el rey David decía: “Enséñame tus preceptos”, quería decir, enséñame “tus ideas originales”. Hubieron siervos de Dios que quisieron conocer su corazón más que sus obras; dice la Biblia que Dios, a su pueblo Israel le mostraba sus obras, pero a Moisés le indicaba sus caminos. Generalmente estamos interesados en las cosas visibles, anhelamos ver milagros tremendos, pero no son ellos los que nos enseñarán cómo es Dios, Él está buscando personas que anhelen conocer su corazón y sus caminos. Cuando estamos llenos de conceptos, éstos operan como un filtro, y cuando la idea original viene a nuestro corazón, pasa por ese filtro de modo que no recibimos el néctar y la dulzura de su palabra sino una idea elaborada y transformada a través de nuestros propios conceptos. Cuando se tienen pre-conceptos, no se pueden entender las cosas enseñadas por otra persona que sustenta un concepto distinto; uno tiene los propios, y a través de ellos, filtra las verdades o las mentiras que le llegan; cuando se tienen estos pre-conceptos, se puede estar recibiendo como verdad algo que es mentira, y viceversa. Por esa causa, el pueblo de Dios no alcanzó la tierra prometida, porque tenía sus propios argumentos, y del mismo modo, para que Dios haga una nueva obra en nosotros, necesita que tomemos una decisión: ¡Arrepentirnos de nuestra manera de pensar! Hay cristianos que no están dentro del reino de Dios sino fuera de él; tienen una cultura cristiana, una manera de ser cristiana, oran como los demás pero están fuera del reino. Cuando entras en el reino de Dios, ¡todo es sobrenatural! Pero se entra a lo sobrenatural cuando se recibe la palabra limpia, pura y sacrosanta que viene de Dios, ¡no un concepto elaborado sino su palabra pura! El poder de Dios y su Espíritu viajan en su palabra y cuando la recibes en tu corazón, recibes vida, por lo tanto, Dios se levanta contra los conceptos humanos. La Biblia dice que nosotros éramos enemigos de Dios en nuestra mente, teníamos nuestra propia manera de pensar, quizás “no fue nuestra intención ser sus enemigos”, pero Dios te dice: “Tú te levantas contra mí porque no piensas como yo, filtras lo que yo te digo con tus conceptos. ¡Pero quiero llegar a ti con mis preceptos!”

Precepto es la primitiva idea y original de Dios, cuando su palabra entra al corazón del hombre, llega también su poder sobrenatural. ¡Llega la vida misma! Tu enemigo más grande no es satanás, sino tú mismo, filtras la verdad de Dios y no la dejas pasar. Por eso Jesús tomó un niño y dijo: “…si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Lo importante no es ser sincero, porque uno puede estar sinceramente equivocado sino creer lo correcto.

El Salmo 19:8 afirma: “El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos”. Lo único que puede abrir tus ojos y tu entendimiento es el precepto puro de Dios, es decir, la idea original de Dios, ¿y cuál es su idea original? ¡Lo que Él tiene pensado para ti antes de la fundación del mundo! Tú puedes elaborar muchos planes y terminar cansado pero quizás no hiciste la voluntad de Dios; lo importante no es trabajar sino trabajar en lo que Dios quiere, lo importante no es pensar sino pensar en lo que Él quiere, lo importante no es creer, sino creer la palabra de Dios. La religión pretende ser un sustituto de Dios, quiere hacer gente buena, pero sólo Jesús hace gente buena. ¡La religión no puede cambiar el corazón de las personas, sino sólo endurecerlo y llenarlo de conceptos! Hay quienes creen que si hacen esto y lo otro, estarán bien con Dios pero solamente Jesús justifica al hombre en la cruz del calvario, ¡no serás justificado por tus obras!

LA RELIGIÓN TE ALEJA DE DIOS

En el Salmo 119:140 el rey David expresa: “Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo”. ¿Qué buscaba David? El había probado la palabra, los mandamientos, los estatutos de Jehová. Era un hombre que había encontrado lo que muchos cristianos no han encontrado: Poder disfrutar de la presencia de Dios, contemplar su gloria, su rostro y su revelación porque su conocimiento es revelado, no es algo que puedas alcanzar yendo a la universidad o leyendo muchos libros; a quien Él quiere se lo da, y a quien no quiere, no… ¡Y Él revela sus conocimientos a aquellos que le aman y le buscan! A Dios no le agradan tanto quienes hacen muchas cosas sino los que le buscan. María había elegido escuchar a Jesús, y dijo Jesús de ella, que eligió la mejor parte.

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. (Juan 1:1) “Verbo” proviene del griego “logos”, de donde también procede la palabra “logotipo” y significa “idea original”. Podríamos parafrasear el versículo de la siguiente manera: “En el principio era la idea original de Dios, y la idea original estaba con Dios, y la idea original era Dios”. Después continúa el apóstol Juan: “Y aquel Verbo fue hecho carne“ (versículo 14). La idea original de Dios habitó en un cuerpo de carne y hueso. Por causa de eso Jesús podía decir: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Las religiones hacen fuerza para mostrar el camino, pero Jesús dice que Él es el camino, Él es la manifestación de Dios, por eso la Biblia dice que por Él fueron hechas todas las cosas y sin él nada de lo que hay subsiste. ¡Jesús es la expresión de la idea original de Dios! Imagínate entonces, la reacción de Jesús ante los religiosos que le objetaban el incumplimiento de reglas. Puedes ser entendido en muchas cosas, pero tu entendimiento es tan válido como la originalidad de los conceptos que te sostienen; si te alimentas de los preceptos de Dios, tus caminos serán afirmados. ¡Cuidado que la religiosidad se nos adhiere! Creemos que si hacemos determinada cosa, agradaremos a Dios. He conocido estafadores que quieren quedar bien con Dios y traen una linda ofrenda y creen que con eso pagarán por su pecado. Lo importante no es creer, sino qué debo creer: Debo creer la palabra limpia y pura de Dios, debo tener en mí esa semilla incorruptible de su palabra y luego sí, Él podrá operar porque Dios trabaja con lo que tienes dentro. Si tienes la palabra, posees el elemento que Dios necesita para correr las montañas, para sanar las enfermedades, para hacerte triunfar en tus negocios. Por eso la Biblia afirma: “Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado” y arrepentirse significa renunciar a nuestra manera de pensar, de ver las cosas, porque de lo contrario, no podremos entrar en el reino de los cielos. ¡Sólo se puede disfrutar de los beneficios del reino de los cielos, cuando se tiene los pensamientos del reino!

En Lucas 11:37 se cuenta la historia de un fariseo que rogó a Jesús para que fuese a comer a su casa, quien haciendo caso omiso de las reglas de los fariseos, se sentó a la mesa sin lavarse las manos. Dice la Biblia que el fariseo se extrañó de su actitud; creo que ni siquiera habló, sólo lo pensó, y Jesús hizo lo que ninguno de nosotros haría con aquel que lo invitó a comer y comenzó a hablarle con dureza: “…vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. 40Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro? 41Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio. 42Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios…. 43¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas. 44¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben”. Los fariseos eran tan legalistas que contaban las ramitas de ruda y de menta y diezmaban de ello; nunca trató tan mal Jesús a persona alguna como a los religiosos. ¡Tendrás que despojarte de todo espíritu religioso! No hay trato con Dios si tienes tus propios pensamientos. Dios hoy está hablando a aquellos que se justifican con pasajes bíblicos pero saben que están haciendo mal, que hablan muy lindo pero no tienen frutos porque la presencia, el poder y la gloria no están dentro, que opinan de los hermanos, de los líderes, de los pastores, ¡que conocen tan bien la palabra de Dios pero no hay vida en ellos! No había nadie que conociera tan bien la palabra de Dios como los fariseos y los intérpretes de la ley, pero ellos tenían su interpretación personal y su reglamento personal. Por eso la Biblia habla de arrepentimiento para entrar en el reino de los cielos.

 

CONCLUSIÓN

Hoy te he traído una semilla de Dios, con mucho amor, porque Él te ama y si estás dispuesto a arrepentirte, es decir, cambiar tu mente, te promete que saldrás adelante en todas tus cosas. Es necesario para ello, que te despojes de tus conceptos eclesiásticos o teológicos y te vuelvas como un niño para recibir limpia la palabra de Dios. Estuve escuchando a Reinhard Bonnke, un evangelista que está ganando miles de personas en África; organiza campañas de tres millones de personas en un solo lugar. El expresó: “No hay que predicar cosas complicadas, simplemente la palabra del evangelio, el amor de Dios”. ¡Es maravilloso ver cómo un mensaje tan sencillo convierte miles de personas! No es cuestión de religiones, es cuestión de que pueda llegar a ti la palabra limpia y poderosa de Dios. ¡Hoy es tu oportunidad para renunciar a tus muchos argumentos y volver a Cristo! Si estás dispuesto, haz esta oración ahora mismo:

“Señor, te recibo en mi corazón en esta hora; confieso que tú eres el verbo eterno que se encarnó pero estuvo antes de la fundación del mundo y después también; tú eres la verdad eterna de Dios, eres la idea original de Dios y yo quiero tu palabra, te quiero sólo a ti. ¡Ven ahora a mí! ¡Te recibo en mi corazón! Destruye todo fundamento en mi mente que tú no plantaste, destruye toda fortaleza, todo concepto. ¡Ven a mí con tu poder y con tu palabra! ¡Me despojo de toda religiosidad y de todo preconcepto! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

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