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Montevideo
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Estuve participando en una cena de hombres donde vimos un video de Nick Vujicic, un persona que no tiene piernas ni brazos, pero tiene visión; le faltan sus miembros pero tiene gozo y paz. Es un hombre emprendedor, empresario, enseña, predica, contagia a la gente con un positivismo tal, porque es un hombre que cree en Dios. Él declara: “Yo no tengo límites, quieren que yo esté triste pero no puedo estarlo porque no tengo límites. Lo único que me falta son los brazos y las piernas, ¡es lo único que me falta!” Es un hombre que ha encontrado propósito en la vida, ha encontrado visión. Y es triste ver a muchos cristianos que no ven por dónde salir, no encuentran una puerta que abrir para salir adelante, y es triste decir que ellos creen que la culpa la tiene Dios, o su padre, su madre, su tía, su abuela o su suegra. ¡Dios ha inventado el personaje de la suegra para que podamos echarle la culpa de todo!
El tema de la visión es muy importante: Quien no tiene visión, no avanza o no sabe hacia dónde ir; o va pero no sabe a dónde va a llegar. ¡Sin visión no hay dirección! Si estás estancado o estancada, si ves que no avanzas y siempre estás en el mismo lugar, pídele a Dios que te dé visión. No digas que es tu familia la que te impide o que el país donde te encuentras te lo impide. Cuando yo llegué a Uruguay en el año 1991 descubrí que todos los uruguayos frustrados le echaban la culpa al país por el hecho de que ellos no avanzaban, y señalaban: “¡Lo que pasa es que es este país! ¡Lo que pasa que acá es chiquito! ¡Lo que pasa que es la cultura!” o decían por ejemplo: “¡Uruguay es un país gris!” ¡Y mira que sí era gris! Cuando yo llegué los troles buses y ómnibus eran grises. Cuando yo quería emprender algo me decían: “¡No, acá no se puede!” “¿Cómo que no se puede?” pregunté yo y agregaban: “No te creas que acá es Argentina, no te creas que es Brasil” ¡Estaban convencidos que acá no se podía! ¿Qué puede hacer una persona que está convencida que no se puede? ¡Nada! Lo único que puede hacer es lamentarse, como el chancho que lloraba sobre la bolsa de maíz. ¡Y yo declaré que Uruguay es un país de bendición! Es un país como cualquier otro que forma parte del planeta y Dios ama Uruguay y ama a los uruguayos. ¡Desde aquel entonces hasta ahora he visto sonreír, he visto prosperar y triunfar a muchos uruguayos! ¡Todo lo que necesitas es tener una buena visión de Dios! ¡Dios te bendiga hoy con una buena visión!
¿Qué hace una visión? Hace que yo me motive, genera ardor, fuego, pasión. Si yo digo, por ejemplo: “No hay trabajo en Uruguay”. ¿Me voy a levantar para salir a buscar trabajo? ¡No! ¿Para qué voy a salir a buscar trabajo si digo que no hay? O si digo: “Todos los trabajos son malos en Uruguay, todos los jefes son malos y pagan mal, se gana muy poco en este país”. ¿Qué voy a hacer? No voy a buscar empleo porque pienso que no vale la pena trabajar, porque todos los trabajos son malos, los jefes son malos y pagan muy poco. ¡Pero cuando tú tienes visión, ésta te motiva!
Siempre cuento que me crié siendo vecino de la que hoy es mi esposa, y la verdad que al principio ella no me movía el amperímetro para nada. Yo pasaba a su lado y ni la saludaba, ¡no la tenía en cuenta! Pero como yo era un hombre muy lindo, ella sí me miraba y oraba por mí. Era como que no existía para mí; mi interés estaba centrado en otras cosas, pero un día, al culminar una reunión en la iglesia, la hermana de Marta que tenía un auto, me ofreció llevarme a mi casa y en el camino fuimos charlando con Marta. Cuando llegué a mi casa ¡no quería bajarme del auto! Nos quedamos en la entrada charlando, ¡yo ya no quería detener la charla! Cuando me bajé, me dije: “¡Dios mío, qué mujer!” Fue como que se me hubiesen abierto los ojos y pensé: “¡Mira lo que tenía al lado!” En los días siguientes, fue tan grande el impacto que yo quería verla todos los días. Había sido que ese día, yo la vi por primera vez con una visión distinta. Yo no sé cómo, pero empezó a moverse un fuego dentro de mi, que quería verla a toda hora y al final me la imaginaba hasta en la sopa.
La visión provoca pasión y acción. Como reza el dicho popular: “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Cuando tú ves, comienza a palpitarte el corazón. La visión provoca que las personas comiencen a planificar; éstas se motivan y se vuelven activas en la dirección de la visión. ¿Te das cuenta que la visión es importante? Pero no me refiero a la visión de los ojos, aunque también es importante. Hay dos niveles de visión: Está el nivel humano y el nivel divino; hay algunos que son visionarios humanamente hablando, mas yo quiero hablarte de la visión de Dios. Debes saber que Dios tiene una visión divina para cada persona y es sobrenatural, no se mueve en el nivel chato sino en un nivel superior. ¡La visión de Dios es extraordinaria y es eterna!
Cuando tú abrazas la visión de Dios no te detienes más de aquí y hasta la eternidad, porque Dios comienza a moverte y se empieza a generar dentro tuyo un potencial que si no tienes esa visión jamás podrás desarrollarlo porque, ese potencial que hay adentro del hombre es como una bomba atómica y solamente se desarrolla si la visión es de Dios. Si la visión es de Dios ya nada te detiene, de lo contrario sólo estás entretenido en estupideces; te detienes, te amargas, te preocupas, te asustas; pero cuando tienes la visión de Dios, ¿quién te va a parar?
En todo se necesita visión, en cualquier cosa, pero algunos tienen mucha visión y otros menos.
He tenido una experiencia y la quiero compartir contigo; cualquier cosa que uno emprenda es excitante si uno logra ver con claridad aquello que está haciendo. Te voy a hablar de la importancia de criar chanchos; en uno de nuestros centros comunitarios alguien sugirió criar chanchos, así que anduvimos buscando unos bien baratos, hasta que encontramos unos. A esos animales los alimentaban con sangre que enviaban de los mataderos, con tripas, etc. Consideramos que no importaba cómo se alimentaban, es más nos alegró muchísimo porque podíamos alimentarlo con cualquier porquería, así que dedujimos que nos saldría baratísimo alimentarlos; hasta en la universidad, el chancho han llegado a ser llamado el digestor biológico. Así que en la comunidad los empezamos a criarlos, alimentándolos de toda clase de chanchadas: ¡Nos salían unos reverendos chanchos! También creíamos que el chancho es un animal que, mientras más basura comía mejor… como dice el dicho popular: “chancho limpio no engorda”. Así que los alimentamos con basura… ¡Nos salieron unos chanchos horribles! Cuando los matábamos para comer, era imposible degustar la carne, se ve que tenían aún el sabor de las gallinas podridas que le dábamos de alimento. Además, las chanchas nos daban cuatro, cinco o seis chanchitos, y se nos enfermaban como cualquier chancha, ¡luchamos un montón! Apareció un muchacho que se empezó a entusiasmar con el tema de los cerdos y se dedicó a estudiar. Se hizo amigo de unos profesionales del INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria) quienes le mostraron una serie de razas. Así como yo la vi a Marta, éste empezó a ver los chanchos. ¡Así que para formar un matrimonio se necesita visión y para criar chanchos también!
Como pertenecemos a una ONG, los profesores del INIA nos enseñaban acerca de los cerdos y al final nos regalaron algunos; la cosa empezó a mejorar. El asunto es que este muchacho comenzó a entusiasmarme a mí también y llegué a entender que si tienes buenas razas y los alimentas bien, engordan y llegan a los cien kilos en menos tiempo que aquellos a los que alimentas con basura; hay varios meses de diferencia, o sea que te ahorras tiempo y comida. Pero si sabes seleccionar las chanchas, éstas, si son buenas nos dan de doce a catorce crías o hasta diecisiete. Aprendimos que si la chancha da menos de ocho crías no es rentable; el caso es que fuimos adquiriendo visión. Así que cuando una chancha se comía los hijos o tenía ocho crías o menos, decidíamos hacer chorizos. ¡Para ello se necesita visión! Del mismo modo, cuando un cristiano no da cristianitos, sirve para hacer chorizos, ¿para qué sirve un cristiano que no da cristianitos? ¡Tiene que dar muchos cristianitos!
Vinieron luego unos hermanos y me dijeron de un lugar que rentaban para hacer un criadero de chanchos. Yo les dije: “¿Para qué un criadero de chanchos?” “Bueno, pastor se pueden criar muchos en ese lugar”. “¿Y para qué tantos?”, les respondía yo. Cuando me dijeron el importe de la renta dije que no, pero un día anduvimos cerca de ese lugar y me llevaron a verlo. De mala gana fui, pero cuando llegué me pasó lo mismo que con Marta, ¡quedé impactado! Les pregunté cuanto era que valía el alquiler y en ese momento pensé: “¡Qué barato!” ¡La visión me cambió! Éstos andaban detrás mío preguntándome: “¿Le gusta o no?” ¡Yo no les manifestaba ningún interés pero estaba decidido a alquilarlo!
Uno va creciendo en el conocimiento y se va perfeccionando; hemos aprendido de sala de maternidad para chanchas, cuando nacen los chanchitos les ponemos luz como a los pollitos, los alimentamos y éstos crecen rapidísimo. Decidimos criar muchos cerdos: ¡El centro comunitario se está transformando en un chancherío!
En un almuerzo del que participé en la ciudad de Buenos aires le cuento a uno de los pastores que estaba conmigo que estábamos criando chanchos y que teníamos de estos animales en varios de nuestros centros comunitarios, y hasta teníamos una chanchería central. Este pastor me contó de un miembro de su iglesia que tiene un criadero de miles de chanchos, y que traía genética de varios países, así que decidí visitarlo para interiorizarme más del asunto.
Aquí en Uruguay visitamosla Ruraldel Prado un predio donde se llevan a cabo eventos y exposiciones. Allí había un remate de chanchos; el rematador expuso al animal y lo elogiaba, y nosotros que ya habíamos adquirido la visión lo mirábamos y decíamos: “¡Mira qué chancho!” Para mí antes, todos los cerdos eran iguales, porque cuando una persona no ve, para ésta de noche todos los gatos son pardos. Pero ahora que teníamos visión, nos maravillábamos de cómo caminaba la chancha, elogiábamos las patas, el largo que tenía, y los jamones que tenía. El dueño del criadero de chanchos que estaba exponiendo, nos había vendido hace un tiempo atrás, treinta chanchitas; cuando nos vio nos saludó, y toda la gente prestó atención a este gesto, ya que este hombre pertenece a una familia que más premios ha ganado con la exposición de cerdos.
¡Ahí estaba el gran campeón de la raza “Landras”! Entonces, el rematador dijo: “¡Aquí está con nosotros Beraca!” “¡Me descubrieron!”, pensé; y nadie ofertaba nada por el reservado gran campeón. Se dirige a nosotros y nos dice: “¿Y Beraca? ¡Esa gran ONG que está haciendo tanto bien en todo el país!” ¡Todos escuchando! Yo pensaba: “¡Dios mío, el apóstol Márquez mirando chanchas que se rematan!” Al final oferté y en resumidas cuentas nos trajimos una reserva gran campeona preñada, ¡una señora chancha!, y también un reservado gran campeón. ¡Ahora hay que orar para que se pongan de novios!
Presta atención a la visión: hemos comprado veintidós hectáreas donde, además de que será el lugar de producción de lechones de engorde, tendremos un pequeño criadero de genética de chanchos. Así que, un chancho que se compra, de esos a los que se les da de comer cualquier porquería, te lo llegan a vender en cien dólares, pero los que nacerán de la chancha que compramos en la exposición, valdrán de doscientos a setecientos dólares y Beraca próximamente llegará a competir enla Ruraldel Prado.
Como te he hablado de chanchos, te podría mencionar tantas cosas; yo me he dado cuenta que cuando uno se apasiona por saber, por conocer, mejora su visión y esa visión te produce pasión. Y te he hablado en términos naturales, humanos, y a Dios le agrada que pongamos empeño en esas cosas. Yo he conocido gente que vende tortas fritas, ¡qué no le da ni para el ómnibus! Pero en la ciudad San Juan conocí una familia que vendía tortas fritas, ¡que se hizo una casa! ¡Qué casa que se hicieron! Eran las mejores tortas fritas de todo San Juan; me llevaron al lugar y a las siete y media de la mañana había una cola de gente tremenda, en un barrio cualquiera. Me admiré del lugar y les pregunté a los dueños de qué vivían, a lo que me respondieron que su fuente de trabajo eran las tortas fritas. ¡La excelencia, la visión te saca para arriba! Cuánto más si tienes una visión de Dios. ¡Yo estoy loco con la visión de Dios! ¡Me encanta ver lo que Dios hace con la gente! Me maravilla al ver para atrás, la obra que Dios ha hecho en veinte años de ministerio.
Si no tienes visión, ¿a dónde vas? ¿Qué haces? ¿De qué te sirve ser cristiano si estás estancado como cualquier persona, si estás patinando en el mismo barro de siempre?
Leamos Hechos 7:30 al 32: “30Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. 31Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor: 32Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar”.
Moisés era un creyente cualquiera, había metido la pata cuando era joven, se había apresurado al llevar a cabo un deseo que había en su corazón, y que era de Dios; él quería defender a su pueblo y terminó matando a un egipcio, por lo que tuvo que huir yéndose a vivir al desierto por cuarenta años; allí se casó y se dedicó a cuidar las ovejas de su suegro. ¡Cuarenta años cuidando ovejas en el desierto, más aburrido que chupar clavos! Se levanta a la mañana, va a ver las ovejas, les abre la puertita, y les dice: “Afuera, afuera…” Las lleva a pastar y las trae de regreso; cuarenta años va y viene, va y viene. ¿Qué visión no? Un buen día, Dios lo atrae; Moisés vio que se quemaba un arbusto, pero no le llamaba la atención porque lo ha visto más de una vez. Después de un rato el arbusto sigue ardiendo y Moisés estaba intrigado porque no se acababa de quemar, entonces dice: “Subiré e iré y veré esta visión, qué pasa con esta zarza que arde y no se consume”. ¡Dios usó eso para atraerlo hacia sí! Cuando Moisés llegó a la zarza que estaba ardiendo, ahí estaba Dios. Él estaba más cerca que nunca de Dios.
En ese lugar Dios le habló y le dijo: “Moisés quítate el calzado de tus pies porque el lugar que estás pisando santo es”. ¡Moisés temblaba! ¡No se animaba ni a mirar! ¡Ahora estaba en la misma presencia de Dios! Se quitó el calzado, y Dios le dijo: “Bien he visto la aflicción de mi pueblo, y he visto cómo sus exactores lo oprimen; he visto sus lágrimas y su gemido, por tanto, ahora, ve a Egipto y libera a mi pueblo”
Ese día se le terminó a Moisés la visión de las ovejas, como un día se me terminó a mí la visión de la arquitectura; ese día, Moisés tuvo un encuentro con Dios, el que le cambió la vida y la visión. Nunca más fue el mismo, y nunca más siguió haciendo lo mismo, porque Dios lo transformó en el libertador del pueblo hebreo.
Conclusión: Mientras más cerca estoy de Dios, más clara es la visión para mi vida. La intimidad con Dios produce visión porque cerca de Él, hay luz y no se ven los gatos pardos sino que cada cosa se ve del color que verdaderamente es.
¡Si quieres tener una buena visión y que tu vida tenga sentido, sea excitante y que valga la pena ser vivida, acércate a Dios y Él te alumbrará el camino por el que debes andar!
Si no ves bien en el mundo espiritual, resuelves mal las cosas. Supongamos que eres una creyente que sufre dolores de cabeza, que tiene opresiones, te sientes mal y no sabes qué te pasa; tú no entiendes qué te sucede, no ves bien cuál es el problema, pero para tratarlo te tomas una pastilla de Valium. Pero tú no tienes visión, no ves que detrás de tu problema hay un demonio y tú estás tratando al demonio con Valium. ¡La falta de visión es terrible! Es catastrófico no poder ver qué es lo que me pasa o qué es lo que sucede en una situación dada, no poder ver en el mundo espiritual. ¡Qué triste cuando los creyentes no tienen discernimiento y no saben entender qué es lo que les sucede!
Muchas veces le explico a alguien: “Mira, en tu vida pasa esto y esto” y me responde: “¿A usted le parece pastor?”
He viajado recientemente con una persona y estando con ella pude ver dentro de su corazón. Vi una persona que ama a Dios, que tiene un gran potencial de parte de Dios; es alguien que tiene una pequeña congregación y me dijo: “Yo quiero ser fiel a Dios, si Él me ha dado que tenga una iglesia de setenta personas, yo voy a serle fiel en eso”. Yo le pregunto: “¿Por qué no más?” “Porque lo importante es que yo sea fiel con lo que Dios me da”. Le agregué: “¿No sabes que Jesús dijo que la mies es mucha? ¿Por qué piensas sólo en setenta? ¿Por qué no piensas en setecientos, en siete mil? ¿Por qué no pensar a lo grande?” ¡Le achacamos a Dios nuestra falta de visión! ¡Dios quiere salvar mucha gente, créemelo!
Sabes que la Biblia dice: “Id y predicad el evangelio a toda criatura” Yo te pregunto: ¿Tú le predicas a toda criatura? Yo te diré cómo piensan algunos: “¡No, yo no tengo palabras! Yo siento que hablo y es como que choca contra la pared. A mí no me van a creer. A mí no me van a escuchar. A mí me da vergüenza” ¡Todas la estupideces que pensamos y que decimos! Mas Dios dice: “Id y predicad el evangelio a toda criatura”. Encima ponemos cara de humildes y decimos: “Si Dios quiere que yo tenga una celulita de siete hermanos, ahí estaré con esos siete, llenándome de moho con esos siete hermanos, ¡pero fiel ahí!”
Yo le aseveré a la persona que viajaba conmigo: “¡Mira que Dios tiene algo grande para ti! ¡Tú lo vas a ver! ¡Dios te va a despertar!” Él me escuchaba con atención y cuando me despedí de él, lo hice con la certeza de que le había dejado clavado adentro un lindo puñal. Días después le escribió a una de nuestras secretarias, diciéndole: “Dígale al pastor Márquez que lo estoy esperando, quiero que venga a mi casa y conozca a mi señora”. ¡Cuando hay un creyente que tiene visión, contagia! Si cada uno de nosotros tuviéramos visión de Dios, sería grandioso.
Moisés se opuso todo lo que más pudo a la visión de Dios; él le señaló: “Yo soy tartamudo, no tengo palabras, ¿cómo me voy a presentar delante del faraón?” Pero Dios le contestó: “¿Quién le ha dado la boca al hombre? Yo pondré palabras en tu boca”. “Ah pero yo no puedo, pero yo no se, pero…” Al final le dijo a Dios: “Busca la persona correcta”. ¡Le quería enseñar a Dios a quién había que elegir! Pero ya lo había elegido a él. A pesar de su oposición, Moisés finalmente obedeció y Dios lo usó tremendamente. Se han hecho películas en este siglo que muestran lo que hizo Moisés con el pueblo de Israel en el desierto. O sea que, después de muchos siglos se han hecho películas con las hazañas de Moisés y el pueblo de Dios.
Si no puedes ver qué persona eres desde la perspectiva de Dios, tu vida se perderá en estupideces. Si no puedes ver cuál es la persona que Dios diseñó que tú seas, si no puedes ver cuál es la visión de Dios para tu vida, vas a gastar tus años en vanidades. Te morirás sin haber hecho algo extraordinario, pero Dios te ha creado para que hagas algo extraordinario. No importa la edad que tengas, si eres muy joven o muy viejo, yo debo decirte de parte de Dios que Él tiene cosas extraordinarias para cada uno de nosotros. ¡Dios tiene una visión sobrenatural para nosotros! ¡Él no nos ha hecho para vivir en un nivel chato! ¡Nos ha creado para vivir en un nivel sobrenatural!
¡No tener visión es terrible! ¡Es caminar a ciegas! Y para tener visión hay que acercarse a Dios. Yo estoy convencido que Dios tiene grandes cosas para la iglesia Misión Vida, pero también estoy convencido de que si no oramos y ayunamos nunca vamos a ver esas grandes cosas. Hemos estado en un tiempo de ayuno y oración y lo que más hemos orado es: “Señor, buscamos tu rostro”. No eres tú el que busca a Dios, es Él quien busca atraerte. ¡Dios nos amó primero!
Dios atrajo a Moisés a su presencia y en su presencia le cambió la vida, le cambió la visión.
Primer gran mal: No tener visión, es no ver. Y te voy a hablar de otro mal que es peor, y éste es: Ver y no obedecer, ver y no creer, ver y no actuar. ¡Esto acarrea condenación! Recordemos cuando Dios llevó a su pueblo a la tierra prometida y nombraron doce espías para que la examinaran; estos la vieron y dijeron: “es buena la tierra que Dios nos da, pero es muy complicado, no lo vamos a poder lograr”. Cuando regresaron le contaron a la gente lo que vieron y señalaron: “¡Es muy difícil esto, hay ciudades muy amuralladas, hay gigantes, nosotros no vamos a poder conquistar esa tierra!” Mas Dios les había dicho: “Vayan y vean la tierra que yo les doy”. Ellos la vieron pero sacaron sus propias conclusiones y no creyeron en el poder de Dios.
Quiero decirte que cuando Dios te da una visión, ésta siempre es más grande que lo que tú puedes hacer, porque no es para llevarla a cabo con fuerza humana, ni con inteligencia humana, ni con poder humano. Asegúrate que cuando tengas una visión de parte de Dios sea más grande de lo que tú puedes hacer, y que puedas creerla y declarar: “¡Con Dios lo haré!”
Algunos están mirando la visión y diciendo: “¡No voy a poder!” “No es para mi” o “¡Mis fuerzas no dan para esto!” Le estás diciendo a Dios: “Cuando tenga más tiempo”, “Cuando tenga más dinero”, “Después que compre mi casa”. ¡Lo dejan para después, para después y para después! ¿Pero qué te crees que es Dios? ¿Crees que es un pichi al que vas a ningunear y mirar de arriba?
Leamos Números 14:21 al 25: “21Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra, 22todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, 23no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá. 24Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión. 25Ahora bien, el amalecita y el cananeo habitan en el valle; volveos mañana y salid al desierto, camino del Mar Rojo”.
La gloria de Dios llena la tierra pero hay algunos necios que no la ven, en cambio otros sí la ven. ¡Así que no quieres abrazar la visión! Hay otra verdad que quiero tengas en cuenta: Quien no puede ver el futuro que Dios tiene para él o para ella, lo único que le queda es vivir en su pasado.
¿Qué referencia tienes de tu futuro? ¿Qué visión tienes de tu futuro? Si no lo ves y si te asusta el futuro que Dios te quiere dar, y es para asustarse, te lo aseguro, porque nada de lo que Dios tiene en el futuro es natural, lo único que te queda, es vivir de tu pasado. Pero todo lo que Dios tiene para ti es gloria, es victoria, y es sobrenatural. Entonces, si nada de eso quieres, si todo te asusta, lo único que te queda como referencia es tu experiencia respecto del pasado. Serás como esos que dicen: “¡No, no, a mí no me van a embromar! Yo sé cómo es esto porque en aquella fecha tuve tal experiencia”. Estás marcado por tus vivencias y vives de las experiencias del pasado pero eso no es fe.
Fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. O eres una persona de fe o eres de los que ven la vaca y lloran, ¡te quemaste con leche! ¡Lloras, la vaca te asusta! Yla Biblialo dice así: “El perro vuelve a su vómito” (Proverbios 26:11). ¡No vuelvas a comer lo que comiste! Dios no quiere que vuelvas a vivir lo que ya has vivido, quiere que vivas algo mejor; ahora, si tú no quieres, el Señor te dice: “Bueno, tú no quieres, vuelve camino del mar Rojo, vuelve al desierto. Todos los que me irritan, que no quieren creer mi visión, que no quieren hacer lo que he planeado para ellos, tienen que morir en el desierto. ¡Vuelvan atrás y vivan sus vidas! ¡Sean libres de mí! ¡Hagan lo que quieran, pero yo no los dejaré entrar en la tierra prometida!”
Yo le hablo a gente que tiene visión de Dios pero no ha movido un pelo por hacerla. ¡Te alimentarás de tu vómito! Dios ha traído hoy esta palabra para que te apresures a llevar a los hechos la visión que te ha dado. Le hablo a personas que no saben qué quiere Dios de sus vidas, que no tienen visión; y les tengo que decir: “Busca a Dios, busca tener intimidad con Él, acércate a Dios, porque solamente cerca de Él, será manifiesta su visión. ¡No hay visión lejos de Dios!”
Que las actividades no te ganen el día, gánale tú al día y a las actividades; busca a Dios con todo tu corazón. ¡Un encuentro con Dios cambiará tu vida para siempre!
Quiero orar por aquellos que no tienen visión, que sinceramente se presentan delante de Dios y le dicen: “Señor, no sé qué tienes tú, para mi vida, yo te confieso que ahora se que no tenía visión porque me ha faltado intimidad contigo”
Aquellos que no saben cuál es la visión de Dios para sus vidas preséntense delante de Dios y díganle: “¡Señor, quiero saber!” Ahora sabes que te falta intimidad con Dios, sabes que debes subir al monte a donde está la zarza ardiendo. Quiero pedirle a Dios por ti, que encienda esa zarza y que te dé fuerza para buscar el fuego:
“Padre, oro por ellos, atráelos a ti Señor, una vez más. Pon anhelos de ti en ellos, como el que pusiste sobre Moisés, para ir a ver esa zarza, te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Tócales, bendíceles, Dios mío, te lo pido en el nombre de Jesús! Espíritu Santo, obra con poder en sus vidas, líbrales de ceguera espiritual, en el nombre de Jesús, amén”.
Repite esta oración y dile a Dios: “Señor, ¡quiero ver! Abre mis ojos, te lo pido en el nombre de Jesús, abre mis ojos, yo quiero ver. Yo te voy a buscar porque se que buscándote a ti, en intimidad contigo voy a recibir visión, como recibió Moisés. Gracias Dios mío, amén”.
Ahora quiero orar por aquellos que tienen una visión de Dios y saben que no la están haciendo. Repite está oración y dile a Dios: “Señor, me ha faltado voluntad, me ha faltado obediencia, he sido rebelde a la visión, hoy me inclino delante de ti, perdóname Señor. ¡Tócame con tu Espíritu Santo! No quiero volver camino al mar Rojo, no quiero volver al desierto, no quiero vivir de mi pasado. ¡Quiero ver el futuro! ¡Quiero la visión! ¡Quiero abrazar la visión! Quita mi rebelión, te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Lléname de ti Señor, amén!”
ANEXOS: