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Hoy quiero compartir con ustedes acerca del valor y dignidad de la vida humana desde la perspectiva de la fe. En medio de todos los argumentos científicos, jurídicos y filosóficos que estamos esgrimiendo para defender la vida humana, para mí es hermoso hablar de lo que piensa Dios acerca del ser humano, pues nos han dicho que para defender la vida, no tenemos que presentar argumentos religiosos; no obstante, si defendemos la vida, igual nos tildan de religiosos.
Es tan grato buscar en la Biblia cuánto vale el hombre. ¿Valdrá más que huevo de águila? En Estados Unidos, 5.000 dólares de multa tienen que pagar aquellos que rompen uno, pero si sacan un niño vivo de seis meses del vientre de una madre y lo abren en dos para estudiarlo, hacen un bien a la humanidad porque se está estudiando basura fetal humana con fines de investigación. ¡Ese es el valor que el hombre le asigna a la vida humana! Paternidad responsable significa: ¿Para que has de traer un niño al mundo si no lo deseas? ¡Sácatelo de encima!
Se ha llegado a declarar que el lugar más inseguro para un niño es el vientre de su propia madre porque ella está autorizada a destruirlo, nadie lo defiende allí. En Estados Unidos, si una mamá embarazada tiene un accidente y a causa del mismo aborta, puede cobrar una indemnización por la muerte del niño, sin embargo, al estar legalizado el aborto, ella está autorizada a matarlo. Incluso puede “asegurar” su hijo de modo que si por cualquier causa el niño muere, recibirá la indemnización correspondiente, pero no obstante la ley le permite matarlo al permitir el aborto. La ley reconoce que hay un niño por un lado pero al darle derecho a la madre por otro lado, lo desconoce.
¿Cuánto vale un niño? Para algunos, vale tirar la cadena del water pero qué lindo es encontrar en las primeras páginas de la Biblia que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios; leamos Génesis 1:20:
“Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie… 24Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 25E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie”.
Pero cuando llegó a la creación del hombre, Dios dijo: “26Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.
¡Qué alivio! Si no fuera por eso, yo creería que mi padre fue un mono y que fui hecho a imagen y semejanza del mono. Claro que si tu piensas que desciendes del mono, no vale tanto la vida, para qué matarnos tanto en defender la vida, pero si yo fui hecho a imagen y semejanza de Dios, significa que él me dio un status, un sitial de honor, me puso en una dimensión distinta y me dio prerrogativas distintas a todos los demás seres. Nosotros tenemos la razón y el habla de tal manera que podemos comunicarnos de una manera especial entre nosotros y con Dios y él nos puso por jueces y señores de la tierra y todo lo que pasa en la tierra es por nuestra buena o mala administración.
Es tremendo el valor de la vida humana por eso nadie lo puede defender mejor que una persona que cree en Dios. ¡Te pareces a Dios! Ni los ángeles se parecen a Dios, él nos dio un lugar especial. En el Salmo 8, desde el versículo 1, se habla acerca de la honra que Dios dio al hombre: “Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies…” Hay algunos que enseñan que nosotros no somos más que un pescado o un pingüino, pero eso es mentira. ¡Un pescado es un pescado y un hijo de Dios es un hijo de Dios! Jesús no dijo que amemos a los animales como a nosotros mismos, él dijo que el primer mandamiento es amar a Dios con toda nuestra mente, con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra alma y que el segundo es semejante a éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. ¿Por qué es similar al anterior? Porque el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. Hay personas que han puesto millones de dólares para salvar algunas especies animales pero también han puesto millones de dólares para que en muchos países se aborte. ¡Los valores están distorsionados! Como no estimaron el darle gloria a Dios, se deshonraron entre si, deshonraron sus propios cuerpos y Dios los entregó a una mente reprobada para que hagan cosas que no convienen, que no son buenas ni sanas.
Tenemos una lucha contra la muerte a favor de la vida. ¿Quieres ver la gloria de Dios en Uruguay? ¡Necesitamos despojar a los cananeos de esta tierra para que no señoreen ni estorben al pueblo de Dios! ¡Esta tierra debe ser conquistada para el reino de los cielos! Dios te promete entregarte la tierra de la República Oriental del Uruguay, ella es tu tierra prometida, aún no tienes la tenencia, pero tienes la promesa. Dios te dice: “Como estuve con Moisés estaré contigo, todo lo que pise la planta de tus pies te lo daré y nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida”. ¡Tienes que entrar a la conquista de la tierra prometida! Es tiempo que inviertas tu vida en la conquista de esta tierra y que estés dispuesto a dar tu vida por esta causa; se necesita una generación de Josué, una generación que sea fuerte y valiente para hacer lo que Dios quiere que hagamos.
Dios ordenó la conquista de la tierra prometida; eso no fue un invento ni de Josué ni de Moises, sino que Dios lo había prometido cientos de años atrás a Abraham diciendo “a tu descendencia entregaré la tierra del Cananeo pero cuando yo te la dé, tienes que barrer de la faz de la tierra los cananeos porque de lo contrario, serán como una espina clavada en tu cuerpo”. Los cananeos eran un pueblo politeísta, idólatra y sanguinario, por algo Dios quería borrar de la tierra ese pueblo.
Por eso también Dios le dijo al pueblo de Israel en Levítico 18:1-24: “21Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová. 22No te echarás con varón como con mujer; es abominación. 23Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión. 24En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros…”
Dice asimismo el versículo 25: “y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores”. Estas prácticas son abominación delante de Dios por eso Dios decidió que los descendientes de Abraham heredarían esa tierra y que los cananeos fueran borrados de la faz de la tierra y esto incluye ofrecer los hijos en sacrificio.
Toda mujer que aborta, sacrifica a su hijo a favor de su propio bienestar. Esta ley de aborto que próximamente se tratará en nuestro Parlamento es que los que estamos vivos vamos a decidir quienes van a vivir y quienes no. ¡Nos parecemos a Hitler! Tu no puedes decir: “Yo soy feliz con Cristo mientras el mundo esté pataleando entre el barro”. Es tu tierra la que está contaminada y si no destruyes los cananeos te perseguirán y perseguirán a tus hijos. No tienes que tranzar con los cananeos, no hagas como el pueblo de Israel que no echó a los cananeos sino que cuando se hizo fuerte, lo hizo tributario, pero no los echó. ¡No habrá paz hasta que no conquistes tu territorio! Satanás debe ser expulsado de esta tierra. ¡No puedes compartir tu vida con los cananeos!
¿Estás debilitado? Es porque los poderes de las tinieblas están sueltos en este país, pero Dios nos dio la autoridad en el nombre de Jesús para echarlos fuera. ¡Tu puedes trastornar la nación! ¡Tu puedes hacerlo! ¿Habrá alguien que lo crea? ¡Tu puedes cambiar la historia de esta nación! ¿Habrá alguien que crea que Dios lo quiere usar para cambiar la historia de esta nación?
Si lo crees, es hora de que presentes tu vida delante de Dios.
Si aún no eres parte del reino de Dios, esta es tu oportunidad de formar parte de él. Cierra tus ojos y haz esta oración:
“Dios mío, reconozco que hasta este momento he vivido solo para mi y me ha ido mal; perdóname Señor, limpia mi vida y perdona mis pecados. Creo que me has llamado para una tarea importante. ¡Lo creo Señor! ¡No me dejes fuera de tus planes! Quiero subir en tu tren y formar parte de tu ejército. ¡Salva mi patria! ¡Salva mi tierra! No quiero pasar desapercibido por esta tierra, quiero ser una flecha de tu aljaba. En el nombre de Jesús hago esta oración, amén.
ANEXOS: