Av. 8 de octubre 2335
Montevideo
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Hoy te quiero hablar acerca de cómo opera Dios con nosotros. Él hace su obra a través de su palabra y ésta, según dice la Biblia, es viva y eficaz. Un pasaje de las escrituras señala que Dios envió su palabra y los sanó, y hay muchos otros más, por ejemplo, cuando le dio visión a Abraham o a algún otro siervo suyo. ¡Dios envía su palabra para que su obra sea hecha, y yo hoy te traigo palabra de Dios! Si algo tiene que suceder es porque recibes la palabra que el Señor te envía, y porque la crees. ¡Así opera Dios! ¡Tú decides si esa palabra forma parte de tu vida o no!
Leemos en Hebreos 4:1 al 3: “1Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. 3Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo”.
El apóstol Pablo está hablando aquí del pueblo de Israel, refiriéndose al momento en que no quisieron entrar a la tierra prometida porque no creyeron en la palabra de Dios, es más, la resistieron. Hay quienes inconscientemente hacen lo mismo y resisten la palabra de Dios diciendo por ejemplo: “Bueno vamos a orar a ver si es cierto”. ¡Pero si Dios envía su palabra, Él hará su obra! Si tú la rechazas, no pasará nada. Si dejas que las promesas de Dios formen parte de tu vida, entonces, el Señor hará cosas grandes contigo. Todo lo que tenga que ocurrir en tu vida de parte de Dios, será porque tú pones fe en la palabra que Él te envía. Las palabras que Dios te envía son promesas y éstas son tu herencia, la que tú tomas o dejas. Lo que yo te traigo hoy es palabra de Dios, es su promesa.
PROMESA DE DIOS PARA TI
En el tiempo en que Israel estaba bajo la opresión de imperios poderosos viviendo en esclavitud, Isaías señala en el capítulo 54 que Dios se toma un tiempo para hablarle a su pueblo y les declara que a pesar de todo los ama y los va a consolar; les declara que a pesar de todo los va a perdonar, a establecer y a fortalecer y nadie más los sacará de su tierra. ¡Nunca más! Si bien ellos se habían hecho acreedores del cautiverio, y Dios mismo los había condenado a estar en esa condición, aun así en medio de la cautividad, del dolor, de la debilidad y la angustia, el Señor le hace escribir a Isaías el capítulo 54 para decirle a su pueblo: “No creas que te has quedado sin fruto”. Leemos en Isaías 54:1: “1Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová”. ¡Dios dedica todo un capítulo para consolar a su pueblo Israel!
Quiero citar Isaías 54:14 cuando Dios le dice a Israel: “14Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti”. Yo tengo la certeza de que esta palabra que Dios le ha dado a su pueblo Israel, te la da a ti también hoy. Número uno, les dice, con justicia serás adornada; número dos, estarás lejos de opresión porque no temerás y número tres, el temor no se acercará a ti. ¡Promesa de Dios!
A algunos no les aprovecha oír la palabra porque no la escuchan acompañada de fe, porque quien oye con fe se apodera de esa promesa. No es suficiente oír, es necesario recibir por el oído, por la mente y que entre en el corazón.
Hay quienes están adornados de injusticia, pero Dios te promete a ti que serás adornado de justicia. ¿Qué es injusticia? Es egoísmo, resentimiento, amargura, venganza, odio, etc. ¿Tú tienes algo de eso? ¿No puedes mirar a los ojos de alguien? ¿Te cuesta perdonar? ¡Estás adornado de injusticia y Dios te dice: “Yo te quiero adornar de justicia”! ¿Qué es adornar de justicia? Dios te va a revestir con lo que Él considera que es justicia. ¿Qué significa esto? Todo lo que es bueno es justo. El bien es justicia, y el mal es injusticia, y Dios es justo y ama la justicia.
Los gobernantes se pasan cada año promulgando leyes, tratando de aprobarlas, intentando armar un esquema o un aparato de justica, pero Dios es tan sabio y tan sencillo que ha condensado toda su justicia en dos mandamientos. El primero es: ama a tu Dios por sobre todas las cosas, y el segundo es, ama a tu prójimo como Cristo nos amó a nosotros. ¡En esos dos mandamientos se condensa toda la justicia de Dios y Él te quiere revestir con esa justicia! ¡Te quiere llenar de amor por Él y por el prójimo! Abre tu corazón y dile: “Señor, yo quiero ser revestido de tu justicia, quiero ser adornado con ella. Que quienes me vean, sepan que soy una persona que se conmueve por el prójimo; que quienes hablen conmigo reciban el flujo del amor de Dios que sale de mí. ¡Qué tu amor salga por mis ojos y por mi boca! ¡Qué mis obras sean obras de amor!
Serás adornado de justicia y Dios te librará de la opresión. ¿Qué es la opresión? Cuando vives bajo presión, entras en opresión. Hay presiones familiares, de enfermedades, económicas, laborales, como los conflictos con jefes o compañeros de trabajo; hay presiones sobre los adolescentes para que se alcoholicen o se droguen. ¡Todo eso es opresión! Son fuerzas que vienen de afuera hacia adentro y que afligen. El diablo es un opresor, también lo son sus demonios. Te empujan a cometer actos que no convienen y no son buenos; inclusive, te llevan a cometer actos de injusticia para que no estés adornado de justicia sino todo lo contrario. ¡Eso es opresión!
Muchos creyentes que viven bajo opresiones pero éstos no han sido creados por Dios para vivir así, sino que el Señor nos ha llamado para vivir en libertad. ¡La opresión no puede apoderarse de un creyente! El pasaje de Isaías 54 dice: “Estarás lejos de opresión porque no temerás”. Aquí hay una clave y es que el temor genera opresión. No tendrás opresión porque estarás libre de temor y no tendrás temor porque éste no se acercará a ti. ¡Dios te está prometiendo que mantendrá a raya el temor y no dejará que te toque!
A veces la presión es pequeña, pero si el creyente está temeroso se oprime igual, y el temor genera opresión. Una cosa que te oprime a ti a mí no me oprime, ¿por qué? Porque tú tienes temor y yo no. Yo no tengo problema en salir al fondo de noche aunque algunos tienen miedo porque está muy oscuro, más si hay luna llena o es martes 13. ¡No hay diferencia entre martes 13 y miércoles 14! No hay diferencia para Dios entre la oscuridad y la luz, pero el que le tiene miedo a la noche o a la oscuridad, siente opresión. La mamá manda al hijo a descolgar la ropa y él le dice: “¡Tengo miedo! ¡Es de noche! El temor, genera en sí mismo opresión aunque sea algo muy pequeño o insignificante.
Cuando recién nos casamos, mi esposa, en una oportunidad pegó un grito y yo creí que la estaban asesinando, entonces fui a ver qué había sucedido y la encontré sobre el inodoro porque había visto una cucaracha. No se trata de que el diablo hiciera cosas tremendas con su gran poder y su gran fuerza sino que tú eres un débil que no se ha afirmado en la palabra de Dios y te asusta una cucaracha.
¿Qué es un demonio? ¡Una cucaracha! ¿Qué poder tiene un demonio sobre un creyente? ¡No tiene ningún poder! Salvo que el creyente sea un debilucho que teme. Y Dios dice: “Yo te voy a librar de la opresión porque no vas a temer y no vas a temer porque voy a alejar de ti al temor”. Sientes miedo a la enfermedad, al divorcio, etc. ¡Sientes miedo a tantas cosas! ¡Hoy Dios te hace libre!
Muchos duermen con la luz encendida y es porque la opresión está instalada dentro del corazón atemorizado. La opresión genera también aflicción y proviene de las tiranías que causan temor, pero Dios dice que el temor no se acercará a ti. Te habla uno que recibió esta palabra en tiempos en que sentía mucho temor. Te habla alguien que fue librado por Dios de la opresión. Esta palabra se cumplió en mi vida y el temor se alejó de mí. Gracias a Dios disfruto de una falta de temor que me ha hecho valiente y no lo debo atribuir a mí porque sé los temores y las opresiones que he vivido. Cuando he sido acusado de tráfico de menores en Uruguay y me iniciaron juicio, yo temblaba, tenía muchos temores, me sentía perseguido y pensaba: “¿Por qué me están haciendo esto? ¿Será la masonería? ¿Será la umbanda? ¿Por qué me odian tanto?” ¡Yo pensaba y pensaba y más me enredaba! Para mí era increíble tener que presentarme delante de un juez, ya que nunca me había pasado algo semejante, creía que me iban a comer vivo. En ese tiempo me llama un pastor que vivía en otra ciudad y me lee Isaías 54:14 y 15: “14Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti. 15Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá”.
¡El que conspire contra ti, lo hará sin mí y delante de ti caerá te dice hoy el Señor!
Alguno pensará que me fortalecí al recibir esta palabra pero no, seguí con miedo. Tenía la palabra pero ésta no estaba operando en mi vida, yo confiaba más en la opresión que en la palabra que me habían dado. ¡Era un necio! ¡Dios me había dicho que me libraría de la opresión y del temor; Él me dijo que quien conspirara contra mí, delante de mí iba a caer, pero yo seguía con miedo!
RECIBE CON FE, LAS PROMESAS DE DIOS
Cuando no hay fe en la palabra de Dios, ésta se hace nula y el Señor considera que eres un duro e incrédulo, que te revelas contra su promesa. Pero hoy ya no dirás: “Bueno, vamos a ver si esta promesa se cumple”. ¡No! Tú dirás: “¡Me quedo con la promesa! ¡Me declaro libre de temor y de opresión! ¡Dios me ha prometido que el que conspira contra mí lo hará sin Él y delante de mí caerá! ” Esto se cumplió en mi vida, demoró un poco porque como yo todavía temía y estaba oprimido, entonces Dios lo fue haciendo de a poco.
Una mujer junto a un pae de umbanda, que fueron quienes me habían denunciado por este tema, de tráfico de niños, siete o diez años después del hecho, escucharon el evangelio, pidieron perdón a Dios y el Señor les dijo que tenían que pedirme perdón a mí, y así lo hicieron. Se presentaron en el templo y hablaron conmigo; yo les pregunté si eran capaces de pedirle perdón a la iglesia también, entonces se pararon frente a la congregación y pidieron perdón por lo que habían hecho. “El que conspirare contra ti lo hará sin mí y delante de ti caerá”, dice el Señor. Tú no tienes que ser tan testarudo o testaruda como yo. Dios me hizo vivir esta experiencia antes que a ti para que tú aprendas de ello y no tengas que pasar lo que yo he pasado.
¿Tú crees que esta palabra es para ti? ¿Por qué? Pareciera que es para Israel, pero no, ¡es para ti también! Esta palabra se está cumpliendo literalmente en este tiempo sobre la nación de Israel. Ésta es una nación que, por el lugar conflictivo en el que está, pareciera que está bajo opresión, pero yo que he ido allá puedo decir que no es así. Ha visto que en Israel, comen, van a trabajar y vuelven, cumplen con todas las fiestas religiosas de su calendario, no se ven policías ni ejército en la calle. ¡Todos viven como si no estuvieran en guerra! Tienen una industria turística extraordinaria. Los turistas visitan esa nación y se van encantados. Israel está asentado sobre un territorio pequeño así que es fácil atacarlo, y está rodeada de enemigos. Al norte están los sirios que se lo quieren comer crudo y éstos están aliados con Irán quienes han jurado que harán desaparecer del mapa a Israel. Al sur está Egipto, otro enemigo que está en un tiempo de paz por causa de un tratado que tuvieron que hacer, pero no son amigos. Otro enemigo de Israel es Jordania que se encuentra al oeste, quien también está en buenas relaciones con ellos en virtud de otro tratado, pero en el año sesenta y siete, Jordania atacó Israel por el oeste, Egipto atacó por el sur, Siria por el norte, y en la guerra de los seis días, Israel los hizo replegarse, les quitó las alturas del Golán a los Sirios, les quitó el Sinaí a los Egipcios e hizo retroceder a los jordanos por lo que todos tuvieron que firmar tratados de paz con ellos porque de lo contrario Israel se metía en El Cairo; llegaron hasta el canal de Suez prácticamente, listos para tomar posesión del territorio de los egipcios. Hoy en día la península del Sinaí le pertenece a Egipto porque Israel les devolvió la tierra que les había quitado.
Estarás lejos de opresión porque no tendrás temor, y el temor no se acercará a ti. Yo he estado en Egipto y se siente allí la opresión. Entrar por sus fronteras es complicado. Íbamos por la ruta y la gente quería tomar fotos pero se lo prohibían. Llegamos hasta las pirámides y toda la delegación iba con remeras que decían, “Sinaí Bíblico” y los funcionarios de ese lugar nos prohibió la entrada, pero tanto insistimos que al final nos permitieron el acceso, aunque tuvimos que dar vuelta las remeras, de modo que el logo quedó hacia adentro. En Israel me habían regalado un shofar y entré a Egipto con él pero cuando me iba de regreso, no me lo dejaron sacar alegando que era contra la ley. Les pregunté por qué y me respondieron que se trataba de un objeto fabricado con marfil. El instrumento se hace con el cuerno de los carneros, y se los dije pero aun así no me lo permitían sacar de Egipto. Me costó pero al final accedieron. ¡Una opresión tremenda!
Ahora, yo le sugiero a Irán que se cuide, porque Dios ha dicho de Israel: “16He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir. 17Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” (Isaías 54: 16 y 17). Anteriormente le había dicho: “15Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá” (Isaías 54:15). ¡Irán ten cuidado porque Dios ha declarado que quien conspire contra Israel, delante de Israel caerá! ¡Siria, Egipto, Jordania, tengan cuidado porque el que conspire contra Israel, delante de Israel caerá! ¡Esto se está cumpliendo hoy en día! ¡Dios ha plantado a su pueblo donde está y nadie podrá conspirar contra él, y quien se atreva a hacerlo, delante de Israel caerá!
Con la misma certeza de que esta profecía se está cumpliendo sobre Israel, yo hoy te digo que esta palabra se cumplirá en tu vida porque no es sólo para Israel sino también para aquellos que creen en las promesas de Dios. Dios quiere adornarte con justicia; el Señor quiere librarte de temor y de opresión. Tu cónyuge, tu vecino o algún ladrón podrán estar tramando contra ti, mas Dios te dice que caerán delante de ti pero tú estarás firme. Tan fuerte es esto que Jesús le dijo a sus discípulos: “Ustedes no tengan temor a aquellos que pueden matar el cuerpo porque nada más pueden hacer”. Fíjate la trascendencia que tiene para el Señor el ser humano en la tierra. Para Jesús, el ser humano no es una bola de carne que se muere y se termina todo. Él declaró: “28Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28) ¡Teme a Dios!
Algunos creen que están en las manos de diablo. Un pastor me contó que hacía unos años se había venido a la capital de Uruguay y desde ese entonces estaba luchando con su pastorado, entonces me dice: “Pastor, yo quiero saber si me trajo Dios a Montevideo o fue el diablo”. ¡Querer contestarte esa pregunta después de cinco años es bravo! ¿Con que certeza y convicción has predicado? ¡Tú no estás en las manos del diablo! ¡Ni los que han pecado lo están! Por supuesto que Dios puede permitir al diablo que te abofetee, que te zarandee y te inyecte temor porque eres un necio o una necia. Leemos en Isaías 54:16: “16He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir”. ¡Dios creó al diablo y éste está bajo su autoridad! Satanás hace ciertas cosas porque Dios se lo permite. Dios hizo al destruidor para destruir pero destruirá al destruidor. “Yo hice al hombre que hace las armas”, dice el Señor. “¡Yo he creado al destruidor para destruir pero te digo que nada podrá contra ti!”
El rey David era uno que sabía lo que es vivir lejos de la opresión, y a través de los Salmos que escribió podemos saber de la paz que él gozaba mientas sus enemigos se lo querían comer crudo. Él podía estar atravesando el valle de sombra y de muerte y declarar: “1Jehová es mi pastor; nada me faltará. 2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. 3 Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre” (Salmos 23: 1 al 3). David estaba seguro y confiado, y en el mismo Salmo agrega: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmos 23:4). Aún en el valle de sombra y de muerte podía declarar: “5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días” (Salmos 23: 5 y 6). Aquí tienes un hombre que no tenía temor aun estando en el valle de sombra y de muerte porque el temor no se acercaba a él. David también fue el autor del Salmo 27: “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado”. “¡Estaré confiado!” declaró el rey David. “¡No me importa que un ejército venga contra mí!” ¡David no tenía temor! Y cuando un ejército entero estaba amedrentado por causa del gigante Goliat, él lo enfrentó, tomó cinco piedras y lo mató con la primera que lanzó. ¡David había aprendido a confiar en Dios! Y a ti Dios te ha dicho que alejaría de ti la opresión porque no temerás, y del temor, porque no se acercará a ti.
El temor es una maldición, es un poder espiritual de maldad que se enseñorea de los creyentes y Dios quiere librarte del yugo del temor. Una persona temerosa, tiene que subir una escalera pero se rehúsa. ¡El temor le domina y la convierte en una persona cobarde! Cuando Dios lo hace libre, sube sin problemas porque se fue ese temor y la opresión que éste conlleva.
Cuando entré al baño al oír los gritos de mi esposa, le dije: “¡No es nada Marta!” Al ver ella mi firmeza y mi valor se le fue el miedo a las cucarachas.
¿Qué es un demonio para Dios? ¡No es nada! ¿Tú estás en las manos de Dios o del diablo? Yo te digo que si estás en las manos del diablo, estás en las manos de Dios. ¿Tú eres un creyente que ama a Dios? Es posible que satanás zarandee a un San Pedro, pero Jesús le dijo: “Pedro, yo he orado para que tu fe no falte”. El creyente puede tener la certeza y la seguridad, y puede estar firme en cualquier circunstancia.
Yo amo el Salmo 34 y puedo declarar como David: “4 Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores”. Este salmo lo cantaba un hombre que estaba siendo perseguido por todos lados. Saúl lo quería matar. El subtítulo señala que lo escribió David cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y éste lo echó y se fue. David se tuvo que ir a vivir con los filisteos, sus enemigos, quienes dijeron: “¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo: Hirió Saúl a sus miles, Y David a sus diez miles?” (1ª Samuel 21:11). Y continuamos leyendo en 1ª Samuel 21:12 al 15: “12Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat. 13Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba. 14Y dijo Aquis a sus siervos: He aquí, veis que este hombre es demente; ¿por qué lo habéis traído a mí? 15¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído a éste que hiciese de loco delante de mí? ¿Había de entrar éste en mi casa?” En esas circunstancias, David escribió el Salmo 34: “1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. 2 En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán. 3 Engrandeced a Jehová conmigo, Y exaltemos a una su nombre. 4 Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores”. No lo hizo cuando estaba debajo de un árbol tomando un jugo, ¡se inspiró cuando Dios lo libró de la mano de sus enemigos!
Dios me sacó de un pozo profundo de impotencia y depresión; estando yo en esa condición, el Señor me dio el Salmo 40: “1 Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. 2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. 3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová”. ¡Esta palabra se cumplió en mi vida! ¡Dios me sacó de la opresión! Cuando estaba hundido en la depresión, el Señor me dijo que yo iba a cantar y muchos iban a escuchar.
CONCLUSIÓN
Tú dices: “¡Soy cristiano pero siento que Dios no está conmigo! ¡El diablo me está revolcando! ¡Siento que me va a comer crudo!” “Yo soy cristiano pero tengo miedo de que un auto atropelle a mi hijo”. ¿Habrá algún valle de sombra y de muerte en que Cristo no te vaya a acompañar? Cristo lo ha hecho conmigo, y lo hará también contigo. El Salmo 40 se ha cumplido en mi vida.
¿Tú ya sabes por qué esta promesa es para ti? Isaías 54:17 declara: “17Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová”. ¿Tú amas a Dios y le sirves? ¿Estás dispuesto a abandonar tus planes para entrar en los planes de Dios? ¿Tú le estás demandando a Dios que te sirva en tus planes? Si tú amas y sirves a Dios, todo lo que te he predicado es tu herencia. ¡Te corresponde legalmente en el mundo espiritual, y Dios no falta a su palabra, ni miente porque no es hombre para mentir! La promesa de cuidarte, de cubrirte, de que nadie que te ataque logrará vencerte, es para ti. Si has estado viviendo en opresión hasta hoy, no esperes como yo dos o tres años para darte cuenta de que Dios es fiel y cumple su palabra. Recibe hoy mismo su palabra y declara que es para ti. Dile: “Yo soy libre de temor y de opresión; yo he creído en ti Señor. He puesto mi vida en tus manos y voy a dar todo lo que tengo para servirte. Líbreme de mis temores Padre; líbrame de mis opresiones y mis pecados. Ven con poder sobre mi vida, Señor”.
¡Qué no te asuste el diablo! ¡Hoy Dios te cubre!
Extiende tu mano Señor. Que tu gloria y tu poder cubra a tus siervos y siervas. Yo les bendigo en tu nombre, Jesús. Echo fuera el temor y la opresión y desato bendición y paz sobre tu pueblo. ¡Sean llenos de tu poder! Glorifica tu nombre Dios mío, en el nombre de Jesús te lo pido.
Dile ahora mismo a Dios: “Señor amado, me presento delante de ti para que me libres de mis temores y de mis opresiones. Perdóname Señor, porque yo no he recibido estas promesas, pero hoy creo que las promesas que tú me has dado hoy son mi herencia y me pertenecen. ¡Te alabo y te bendigo Jesús! Creo en tu misericordia; creo en tu poder, y atesoro esta palabra en mi corazón. Yo me declaro libre para tu gloria Señor, de toda maldición y de toda persecución, en el nombre de Jesús, amén”.
ANEXOS: