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¡Nada es poco en las manos de Dios! ¿Te crees “algo” o “alguien” en sus manos? Muchos sostienen que no son nada pero hoy es necesario que creas, que eres un gran proyecto de Dios y que tienes que llevarlo a cabo. Yo personalmente, creo que soy un gran proyecto de Dios, pero no siempre me vi así.
Cuán frágilmente venimos a la vida… los seres humanos necesitamos de cuidados cuando nacemos, requerimos de los brazos de nuestros padres hasta el año y medio, precisamos de sus atenciones, porque somos muy débiles. ¡Pero Dios nos ha concebido para grandes proyectos eternos! Antes que yo existiera, Dios ya había planeado todo: Quién se iba a casar con mi mamá… cuál sería el día de mi nacimiento, todos los detalles de mi vida. A pesar de todos los planes humanos, ¡yo tenía que nacer! Cuentan que mi mamá no se quería casar con mi padre, pero al final lo hicieron, y yo soy el primero de cinco hermanos varones. Tampoco mis padres anhelaban un varón sino que querían una nena, ¡pero vine yo! El parto se complicó, no obstante, yo estaba en los planes de Dios. Es una emoción contarles que vengo de un abuelo que casi lo entierran vivo en la primera guerra mundial, que una bomba por poco mató a un pelotón pero el quedó malherido, de modo que hicieron una fosa para los muertos y en el momento que estaban tirando a mi abuelo, él se quejó y dijeron: “¡Aquí hay uno vivo!” Y lo pusieron aparte… ¡Mi abuelo se salvó porque yo tenía que nacer! Cuando mi abuelo regresó de la guerra, mi abuela que había estado comprometida con él, cansada de esperarlo, se casó con el hermano mayor de mi abuelo. Pero pasado el tiempo, mi tío abuelo falleció y mi abuelo finalmente se pudo casar con la viuda del hermano. Casi no se casa mi abuelo con mi abuela, casi lo entierran vivo, casi después de cinco años yo no nazco, casi hubiera sido una mujer… pero así son los planes de Dios. La Biblia afirma: “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, mas el consejo de Jehová permanecerá” (Proverbios 19:21).
¡Dios tiene planes maravillosos! Escogió a un caldeo errante y le dijo: “Haré de ti una nación grande”, ese fue Abraham. Él tenía una esposa estéril pero le creyó a Dios y por cuanto creyó, Dios pudo realizar los planes que tenía con él. Dios ejecuta proyectos en sociedad con el hombre, Él ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, esto significa que somos y operamos como él. Hemos reducido la medida de la imagen de Dios, pero Él quiere agrandarla, levantarla y anhela que seamos como Él, que regresemos a los planes que tenía cuando hizo a Adán y a Eva. La Biblia afirma que Dios llama a las cosas que no son, como si fuesen, ¡y nosotros también operamos del mismo modo! Todas las cosas fueron creadas por la fe, por la palabra de Dios, Él opera por la fe y nos ha dado operar en esa misma dimensión, por medio de la fe, para que sus obras también sean hechas por nosotros. Jesús enseñó que al que cree todas las cosas le son posibles y asimismo el apóstol Pablo afirmó: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Esta palabra es para aquellos que dicen: “No puedo, no tengo, me supera, no llego…” ¡Dios te ha creado a su imagen y semejanza! De la nada, Dios ha creado todo, ¡lo poco es mucho en sus manos!
En Adán y Eva estaban reflejadas todas las personas que habitarían la tierra; lo que se ve de ti es temporal pero los proyectos de Dios contigo son eternos. Cuando Dios le dijo a Abraham “bendeciré en ti todas las familias de la tierra”, no estaba mirando los cien o doscientos años que podía vivir un hombre sobre la faz de la tierra, sino que estaba vislumbrando el proyecto eterno que tenía con ese hombre. Abraham no pudo ver la bendición que habría sobre mi cabeza, pero la bendición que yo tengo me viene de él, que fue llamado “el padre de la fe”. ¡La realidad no es lo que se ve! ¿Qué ves tú? ¿Una semilla o un bosque? Si ves una semilla, eres corto de vista y tienes muy poca fe y esperanza. ¡En una semilla está el potencial de todo un bosque! Dice la Biblia en Eclesiastés 3:11: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos,…” Dios ha puesto eternidad en las cosas que ha creado, nada de lo que se ve es un lapso de tiempo sino que todo lo que se ve pertenece a la eternidad. Este pensamiento encierra un misterio: Los seres humanos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, tenemos por tanto, su sustancia. Un pez está hecho con la sustancia del agua; Dios ordenó a las aguas produzcan peces y seres vivientes y fue así, los peces pues, están formados por la misma sustancia de la fuente de donde fueron creados, es decir, del agua, no hay nada en un pez que no provenga de su fuente, por eso cuando muere, termina siendo agua, lo que era al comienzo. Lo mismo sucede con los animales y con la tierra; Dios le dijo a la tierra que produzca animales y ella creó animales y plantas según su especie; cada animal pues, está formado con la sustancia de la tierra, pero cuando creó al hombre, se habló a sí mismo y dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26) No le habló a la tierra, ni al mar ni a nadie, sino que se habló a sí mismo.
No sé como Dios hace las cosas que son, de lo que no es. El opera en fe y cuando operamos con certeza, lo hacemos en su poder y dentro de sus planes, porque todo lo que proviene de la fe, está dentro del plan de Dios. La ilusión está fuera, pero la fe no, porque la Biblia afirma: “…todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:23). ¡Todo lo que proviene de fe es de Dios! Pero lo que no procede de la fe, se origina en el hombre y es ilusión. No creas que sorprenderás a Dios con una gran idea porque Él ya conoce todos los pensamientos y las ideas grandes son de Él. ¡A Él le interesan únicamente sus planes! Antes que tú nacieras, Dios ya tenía un gran plan contigo; Él tiene un propósito con tu existencia, no está experimentando contigo, no está pensando qué hacer contigo sino que ya tiene un plan predeterminado.
La esposa de Abraham era estéril, y no solo eso sino que Dios permitió que pasen 50 años en la vida de Abraham sin darle el hijo prometido. Todos los inicios son pequeños… Dios le había prometido que tendría un hijo y Abraham se podía morir tranquilo de que sucedería lo que Dios le había prometido, que sería una gran nación. ¡Tú eres más de lo que se ve a simple vista!
Lo que se ve es circunstancial y temporal pero Dios ha puesto eternidad en nosotros.
Finalmente, se cumplió la promesa y Sara, a los 90 años, dio a luz a Isaac, que significa “risa” porque dijo: “Dios me ha hecho reír y los que se enteren se van a reír conmigo”. Cuando Sara murió, Abraham mandó buscar una esposa para Isaac quien ya tenía cuarenta años; Eliezer su siervo fue el elegido para tan importante tarea, y le encomendó buscar una mujer de su parentela porque no quería que su hijo se case con una mujer cananea. Rebeca fue la mujer escogida por Dios para que fuese esposa de Isaac; pero ella también era estéril. ¡Dios estaba haciendo depender de Él la bendición de una nación! Porque de la descendencia de Abraham nacería el rey David y Jesucristo el Mesías. Dios le dijo al apóstol Pablo: “…mi poder se perfecciona en la debilidad” (2ª Corintios 12:9). No se crean los más jóvenes que pueden hacer más cosas porque son jóvenes; Dios no cuenta con nuestra fuerza, no opera a través de ella ni a través de nuestras habilidades, inteligencia o sabiduría. ¡Dios opera en el poder del Espíritu Santo! ¡Hay hombres de Dios que antes de morir hicieron las obras más grandes de toda su vida! Jacob oró sobre sus nietos Efraín y Manases antes de morir; Noé maldijo a Cam y bendijo a Sem y a Jafet; hace miles de años que murió Noé pero hasta el día de hoy estamos viviendo las consecuencias de sus profecías. Lo que tú vives tiene trascendencia para toda la vida, para bien o para mal. Si entras en la visión de Dios serás una sorpresa para el mundo y serás una bendición como Abraham.
¡Eres una semilla de Dios y se espera un bosque de ti! Dios no está confiando ni esperando en tus fuerzas sino que está buscando un corazón dispuesto; no le sorprenderás con tus ideas sino que espera, te sometas a sus peticiones, sus ideas y sus planes. Es necesario que hoy entres en los planes eternos de Dios para tu vida.
Isaac oró por su esposa Rebeca y quedó embarazada de mellizos; ya en su vientre, se estaban peleando, había guerra y tanto era su dolor, que Rebeca dijo que si ésta era la vida, prefería morirse pero Dios le dijo: “Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas” Génesis 25:23. Antes que Esaú fuese, Dios ya tenía preparado un plan para su vida, que era ser una nación, Edom y antes que Jacob fuese, Dios había planificado que sería el descendiente del linaje de Abraham. Tuvo una historia tremenda. Se vio forzado a huir a la tierra donde Abraham había mandado a su siervo buscar esposa para Isaac y en ese lugar se encontró con Raquel, su prima, hija de Labán, de quien se enamoró. Le dijo entonces a su tío Labán cuál sería su salario para que Raquel fuese su esposa. Labán le propuso trabajar siete años por ella. Jacob aceptó el trato y trabajó siete años, pero en la noche de bodas le dieron por esposa a su hermana mayor, Lea; Labán le objetó que era costumbre dar primero la hija mayor y luego la menor por lo que le propuso trabajar otros siete años por Raquel. Así lo hizo, pero luego, la mayor comenzó a tener hijos mientras que la menor no. ¡La que Jacob amaba era estéril! Mas pasado el tiempo, oró Raquel y clamó a Dios y tuvo un hijo al que llamó José. José fue despreciado por sus hermanos, lo llamaban “el soñador de sueños” pero, ¿qué es un sueño? Materialmente hablando, no es nada pero sin embargo, un sueño es el origen de los planes más grandes de la humanidad; ningún plan se ha llevado a cabo sin que primero haya tenido como origen un sueño. ¡Dios saca todo de la nada! La palabra “José” tiene el mismo origen que la palabra “Jesús” y ambos nombres significan “salvador”; José es un prototipo de Jesús. José soñó que sus hermanos y sus padres se inclinaban delante de él, y a causa de ese sueño, sus hermanos le tenían envidia por lo que determinaron matarle. Un día, mientras cuidaban las ovejas, Jacob envió a José a sus hermanos, para llevarles alimentos e informarle cómo estaban. Cuando lo vieron, sus hermanos planearon deshacerse de él y lo vendieron como esclavo a los egipcios. Se lo llevaron de esclavo a Egipto porque Dios tenía sueños con José… ¡No importa cuáles sean los planes del hombre, el consejo de Dios prevalecerá! José creyó a Dios, perseveró y no se apartó de su confianza en Él; aunque fue la cárcel y fue despreciado, finalmente Dios lo levantó y llegó a ser gobernador de Egipto. Pasados unos años, hubo hambre en toda la región, y oh casualidad, los hermanos de José vinieron a él, para comprar alimentos, y se inclinaron delante de él, sin reconocerle. José los vio y recordó el sueño que Dios le había dado cuando era pequeño… ¡no pudo contener las lágrimas porque estaba viendo cumplir sus sueños delante de sus ojos! Luego, cuando sus hermanos se enteraron que era José, pensaron que su venganza estaba a las puertas, mas José les dijo: “…no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros” Génesis 45:5.
¿Crees que has venido al mundo como un experimento de Dios? No hay nadie que haya venido a este planeta, que no tenga en su corazón un sueño de Dios. Quizás estás muy enredado en tus pensamientos y muy fatigado en tus afanes, en tus preocupaciones, en tus enfermedades, en tus deudas, ¡pero en tu corazón hay un sueño de Dios! ¡Dios ha puesto sus planes en ti! ¡La gran diferencia la hacen los que creen! No hay ningún plan que se haya realizado en el planeta tierra, sin que primero exista un sueño. Yo creo que Dios puso en el corazón del prócer oriental, José Gervasio Artigas, una nación, creo que él creyó que podía dar a luz una patria. ¡Nada se hace sin un sueño! Pero en el mundo material, ¿qué es un sueño? ¡Nada! No obstante, en las manos de Dios es todo. En ellas, un pez es un cardumen, una oveja es un rebaño, un matrimonio es 6.500 millones de habitantes sobre la faz de la tierra. ¿A dónde irás sin fe? ¿Vives dudando? ¿Vives entre dos caminos? Hay gente que todos los días se pregunta si Dios le ama. ¿Vives en incredulidad? Arrepiéntete de tus dudas y de tu incredulidad y abre tu corazón a Dios para que El ponga fe. Aunque eres de barro, Dios ha puesto su aliento en tu vida, tú no eres como los animales, eres una persona creada a imagen y semejanza de Dios. ¡Tienes la sustancia de Dios y operas en su poder, con sus armas y a través de su fe! ¡Nada es poco en las manos de Dios! La viuda de Sarepta de Sidón solo tenía un poco de aceite y un poco de harina pero creyó y durante más de tres años Dios no permitió que le escaseara la harina. ¡Todo lo que necesitas es creer y que tengas una medida de fe! El problema es dónde pones esa medida de fe. ¿Dónde la pones? ¿En la cinta colorada, en una vidente que te tira las cartas? ¡Así te irá! Dios te ha dado fe para que la deposites en Él y creas en Él.
Dios te ha hecho trascendente, para cosas grandes. Sus planes para contigo comenzaron antes que nacieras y continuarán después de tu muerte terrenal. ¡No desperdicies la oportunidad para formar parte del plan de Dios! Es necesario que hoy abras tu corazón para que Él lo llene de fe. Sé que muchos se preguntan: ¿Dónde está el plan de Dios? Es la palabra de Dios la que hace la diferencia, ella te enseña las cosas que son del alma y del espíritu. Cuando tú te llenes de la palabra de Dios tendrás certeza y seguridad acerca de los sueños que Él ha puesto en tú corazón, pondrás fe en ella y esos sueños se harán realidad. Te gozarás y podrás morirte tranquilo pues desde el cielo verás las cosas que sucederán por las decisiones que tomaste aquí en la tierra. ¡Nada es poco en las manos de Dios! Moisés tenía una vara y con ella liberó al pueblo de Israel e hizo maravillas. Moisés, con su visión humana, creía que con esa vara sólo caminaría por el desierto pero en las manos de Dios cualquier cosa es suficiente. ¡Dios está necesitando gente que le crea! Tu valor está en la sustancia que Dios ha puesto en ti; tú eres más que tierra y polvo, ¡hay eternidad en ti! Hay aún pastores que han enterrado su sueño de ser pastores cuando vieron sus circunstancias pero debo decirte, que el apóstol Pablo dijo que no debemos mirar las cosas visibles sino las invisibles. Ve más allá de tus circunstancias y pon toda tu vida, toda tu esperanza en las manos de Dios; no te fatigues por adquirir una casa o por la comida de cada día, ¡por nada te fatigues! Busca primeramente el reino de Dios y su justicia y Él te proveerá para el resto ¿Son tus planes eternos? Dios quiere que salgas de tu posición y que entres en sus designios. Si lo que estas haciendo no proviene de Dios, estás pecando ¡pídele perdón! ¿Qué has hecho con los proyectos Dios? Dice Biblia: “…después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones” Joel 2:28. No importa la edad que tienes, ¡tú puedes soñar! Dios no cuenta con tus fuerzas sino con la fe que hay en ti. Si tienes algo que no sabes si es de Dios ¡déjalo ahora mismo! Renuncia a tus planes. Tienes que pedirle a Dios discernimiento para apartar lo que es de Él y lo que proviene de ti. Si estás dispuesto, haz esta oración:
“Padre querido, hoy he entendido que tú has preparado planes eternos para mí. Perdóname porque he vivido lejos de tu voluntad, pensando y trabajando en mis propios planes. ¡He pecado contra ti! Límpiame y purifícame con tu sangre preciosa. Lléname de tu Espíritu Santo y muéstrame tus sueños y tus planes para conmigo. No quiero vivir para mí; me vuelvo a ti y prometo hacer lo que tú quieras. ¡Sálvame ahora Dios mío! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.
ANEXOS: