SU ESPIRITU TRANSFORMA TU CAOS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

SU ESPIRITU TRANSFORMA TU CAOS

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 INTRODUCCIÓN

            Hoy quiero hablarte de eso que nosotros llamamos la presencia de Dios; es aquello que yo puedo percibir cuando estoy en la iglesia, cuando ésta está alabando y adorando a Dios y el Espíritu de Dios se hace presente. ¡Lástima aquellos que no la pueden percibir! Tengo que decirte que esa presencia poderosa de Dios está en todas partes, en todo el universo y más allá de éste.

Señala la Biblia que los cielos de los cielos no pueden contener a Dios. ¿Sabías que hay más de un cielo? El firmamento que nosotros vemos es simplemente uno de los cielos, pero hay otra dimensión, en la que se mueven los demonios o los gobernadores de las tinieblas, donde tiene su cuartel general satanás. Y hay un tercer cielo en donde está el trono de Dios, un lugar de luz, inaccesible, donde se encuentran los querubines y los serafines adorando al Padre.

Dios el Padre está sentado en el trono, según señala la Biblia, y Jesucristo, está sentado a su diestra. Dios está en todos lados, y como dije, los cielos de los cielos no lo pueden contener. No hay ningún lugar en el que se pueda decir que Dios no está, ni siquiera el infierno. No existe lugar en el que su presencia no penetre. El Espíritu Santo, o como señala la Biblia, el Espíritu de Dios es quien llena todo y Él es Dios mismo.

Mi cuerpo no es mi yo, mi alma tampoco; mi espíritu no es mi yo. Mi alma, espíritu y cuerpo es mi yo. Del mismo modo, Dios, es Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

Lo que de Dios se manifiesta, su poder, se hace manifiesto en cualquier lugar del universo, en el baño de tu casa, en la cocina o el dormitorio, en el templo o fuera de éste, ese poder es el Espíritu de Dios.

Dios se hace presente en toda la creación y fuera de ella, porque Él es más que la creación, y ésta no lo puede contener, es por eso que las escrituras señalan que los cielos de los cielos no lo pueden contener.

¿Te has puesto a pensar en la grandeza de Dios? ¿A dónde podrás ir a hacer algo sin que Dios te vea? La gente no es consciente de que la presencia de Dios está en todas partes, a veces la sientes pero otras no y su presencia está aunque no la sientas. Lo sepas o no, Dios está en todos lados, es por eso que lo llamamos el Dios omnipresente porque está en todas partes. También es el Dios omnisciente porque lo conoce todo. El término “scientia” viene de ciencia, de conocimiento. O sea que está en los pensamientos más profundos de tu mente, y Él está conociendo lo que estás pensando, y lo más profundo de tu corazón. Te conoce tanto Dios que si tú quisieras saber algo de ti mismo, le tienes que preguntar a Él porque conoce tu corazón, mejor que tú. Señala Jeremías 17:9: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?Y el Señor responde: Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:10). Entonces, tú no conoces lo que hay en tu corazón pero Dios sí lo sabe. Debieras entender algunas cosas pero no las entiendes, por ejemplo, cuando dices algo de lo que después te arrepientes, pero ya está dicho porque Jesús dijo que de la abundancia del corazón habla la boca, entonces lo que está adentro se te sale y no lo puedes aguantar. La Biblia dice: “No confiéis en hombres” lo que significa también, no confíes ni siquiera en tu propio corazón. ¡Desconfía aun de ti mismo! Y si quieres tener luz acerca de lo que realmente hay adentro de tu corazón, pídele a Dios que te alumbre y su Espíritu te mostrará lo que tú no ves. Así que el Espíritu Santo lo llena todo.

En física se dice que un gas llena todo el volumen del recipiente que lo contiene, no sucede así con un sólido o un líquido. El agua puede tomar la forma del recipiente que lo contiene pero no lo llena todo, sí el gas. Algo así vendría a ser el Espíritu Santo en el mundo espiritual. Dijo David: 7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9 Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, 10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra” (Salmos 139: 7 al 10)

Dios está ahí donde tú estás, el Espíritu Santo está allí, y hay gente que no lo entiende, entonces dicen y hacen cosas con un grado tan bajo de conciencia que parecen necios, ciegos y sordos. Algunos llegan a declarar: “Yo no lo siento a Dios”. ¡No importa que tú no lo sientas, Él está! Es irrelevante si lo sientes o no lo sientes. Dios conoce los pensamientos más profundos de tu corazón y ve las cosas más ocultas que haces en el lugar más recóndito en el que te escondas. ¡Grande es Dios y poderoso!

De su presencia te quiero hablar, porque es ese poder y ese Dios que quiere habitar con libertad dentro de tu ser. ¡Es su presencia poderosa!

            EN EL PRINCIPIO EL ESPÍRITU DE DIOS SE MOVÍA SOBRE LA FAZ DE LAS AGUAS

            Para que sepamos lo que significa, vayamos a Génesis 1:1 y 2: 1En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”. ¡El Espíritu de Dios se movía en medio de la desolación! Otra versión de la Biblia señala que la tierra estaba desolada. Algunos comentaristas dicen que el cosmos estaba en caos, había tinieblas, éstas estaban sobre todo, o sea, las tinieblas dominaban pero el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. En otra traducción dice que el Espíritu de Dios empollaba sobre la faz de las aguas. Como una gallina, estaba calentando los huevos para producir la vida. El Espíritu Santo también está en el seol, en lo más profundo de la tierra, levantando de entre los muertos, porque la Biblia declara que Jesús fue levantado con poder por el Espíritu de Dios.

¡El Espíritu de Dios está en todas partes! Está en lo físico y en lo espiritual. Y los milagros que hizo Jesús, los hizo porque estaba ungido, por lo que declaró: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido…” Los milagros que Jesús hacía, los hacía en virtud de que ese Espíritu de Dios estaba sobre Él. Y cuando levantaba los muertos, era el Espíritu de Dios que lo hacía, porque la unción de Dios estaba sobre Jesús. ¡Era el Espíritu de Dios que estaba sobre Jesús, quien operaba con poder!

Hoy quiero honrar a Dios y quiero honrar su presencia porque no sabemos ni siquiera cómo orar bien. ¿Acostumbras a orar pavadas? Qué vamos a pedir y cómo lo vamos a pedir no sabemos, pero el Espíritu nos ayuda con gemidos indecibles. ¡Hasta para orar lo necesitamos a Él! También para adorarle lo necesitamos porque declara la Biblia que el Padre anda buscando adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. ¡Necesitamos al Espíritu Santo para adorar a Dios! ¡Necesitamos al Espíritu Santo para obrar milagros! ¡Los creyentes tenemos que enterarnos de una vez por todas que necesitamos una comunión, una amistad y un conocimiento más íntimo con el Espíritu de Dios!

¿Tú te consideras una persona buena o mala? “Hay más malos que buenos” me dijo un brujo, y agregó: “Vamos a ganar porque somos mayoría”. Ese hombre se creía que Dios es democrático. Dios nos ama mucho y no nos quiere dejar fuera de su reino. Él nos ha creado a su imagen y semejanza, y ha enviado a su hijo Jesús a morir en la cruz del calvario para pagar el precio de nuestra maldad, para que seamos libres y perdonados de nuestros pecados. Para que siendo perdonados de nuestros pecados, aun siendo malos, estemos limpios y así Él nos puede llenar con la presencia de su Espíritu Santo. Así que no depende de la calidad de persona que tú eres, de tu color o nacionalidad; tampoco depende de la formación o cultura que tienes, ni de los dones que has desarrollado. ¡Depende de su amor y su misericordia! Dios no cuenta con tus habilidades que no sirven para nada. Él cuenta con sus habilidades, cuenta con las habilidades del Espíritu Santo. ¡No me digas que tú querías sorprender a Dios con tu astucia!

Su presencia poderosa hoy quiere llenarte, y esa presencia es nada más y nada menos que el Espíritu de Dios; Espíritu de poder, de sabiduría, de revelación, de consejo. El Señor dijo que ese Espíritu nos iba a guiar a toda verdad y que nos recordaría todas las cosas. También les refirió a sus discípulos que a ellos les convenía que Él se fuera, porque estando Jesús en cuerpo presente, lo tenemos afuera, pero si el Señor está en la gloria, lo tendremos dentro de nosotros. Como dijo antes de ascender a los cielos: “Cuando yo me vaya enviaré sobre ustedes mi Espíritu, Él tomará de mí y se los hará saber porque estará sobre ustedes y en ustedes” (Juan 16:13-14 y Juan 14:17)

La promesa de llenar a los creyentes con el Espíritu Santo es antigua. Joel, más de seiscientos años antes de Cristo profetizó lo siguiente: 28Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días” (Joel 2:28 y 29). ¡Estos son los últimos tiempos en que vamos a ver el derramamiento del Espíritu Santo más grande que se ha visto en la historia de la humanidad! ¡Estos son los tiempos! Y no depende de ti sino de la misericordia de Dios. Claro que Dios no te dará una promesa que tú rechazas y que no quieres arrebatar; no te dará una promesa que tú no consideres suficientemente importante. Tal vez estás más interesado en pagar una deuda que tienes o en conseguir un buen empleo y desprecias la gran promesa que Dios te está haciendo en este momento. ¡Él quiere llenarte con su Espíritu Santo! ¡Dios quiere llenarte con ese poder y esa gloria que habitó en Jesús!

Hoy quiero desafiar especialmente a los tímidos, a los temerosos y vergonzosos, porque cuando esa unción desciende sobre este tipo de personas, se termina la timidez, la vergüenza y el temor y te quema un fuego adentro que nadie lo puede parar por más que vengan todas las dotaciones de bomberos. ¡No podrán apagar el fuego que Dios va a poner dentro de ti! ¡Su presencia es un río de agua viva!

No es que tienes que estar dotado de virtudes especiales para que el Señor te llene de su Espíritu. Nosotros miramos a aquellos que nos gustan y declaramos que merecen ser llenos del Espíritu Santo, pero muchas veces Dios llena a quienes no nos esperamos.

Hay uno a quien Dios llenó con su Espíritu y la gente no se lo esperaba; se llamaba Saúl, quien fuera el primer rey de Israel. Nunca había habido rey en Israel, ni había palacio, tampoco habían maestros que formaran a los príncipes en la casa del rey. Saúl era un muchacho a quien su papá había mandado a buscar unas burras que se habían extraviado. Él anduvo buscándolas por todos lados y por allá se enteró que había un profeta, Samuel, entonces fue a preguntarle si sabía dónde estaban las burras. Dios le había dicho a Samuel: “Va a venir uno que anda buscando unas burras. Quiero que sepas que a ese, yo lo quiero ungir por rey de Israel”. ¿Qué virtud tenía Saúl? Además, el día que lo iban a ungir como rey delante de todo el pueblo, lo buscaron por todos lados pero lo encontraban. Estaba todo preparado para la ceremonia, también todas las tribus de Israel se habían congregado, pero Saúl no aparecía. Al final fueron y le preguntaron a Dios y el Señor les dijo que lo buscaran entre el bagaje o sea entre los bultos. Saúl era tímido y temeroso y se estaba escondiendo pero lo llevaron y lo ungieron como rey porque Dios lo escogió.

El profeta Samuel, le había dicho un tiempo antes, que después que él dejara a Saúl, a éste le sucederían ciertas cosas y todo se cumplió. Señala la Biblia que cuando Saúl se despidió de Samuel, volteó y se fue, y su corazón fue mudado en otro hombre, entonces, el Espíritu de Dios vino sobre él. Otra versión de la Biblia dice: “Y el Espíritu de Dios se apoderó de él”.

Cuando lo ungieron como rey, hubieron familias de algunas tribus que criticaron: “¿Éste va a ser rey? Era de esperar que todas las familias tenían que llevar presentes, regalos, para ofrecerle al rey, pero éstos dijeron: “¡Éste no puede ser el rey! ¿Cómo va a ser rey?” Y no le llevaron presentes. Pero Saúl, el tímido y temeroso, había sido ungido por Dios y su vida había cambiado. Tú preguntarás: ¿Pero no sabía Dios que Saúl iba a pecar? ¡Sí, lo sabía!

¿Tú reconoces que Cristo ha entrado en tu corazón? ¿Por qué lo hizo? ¡Él sabía que tú ibas a volver a pecar! ¿Por qué entró Jesús en ese basural? Fue porque te arrepentiste y le pediste perdón por tus pecados; y sabiendo el Señor que de todas maneras ibas a volver a pecar, declaró tu perdón, declaró tu salvación y entró en tu corazón.

Por ahí preguntan: ¿Y cómo puede ser que un siervo de Dios caiga en adulterio? ¡Claro que puede suceder! ¿Y por qué? Porque Dios nunca le quitará al creyente el libre albedrío, nunca le quita su voluntad y su decisión de seguir a Cristo o no y de negarse a sí mismos; entonces, el creyente, todos los días tiene que decidir si seguirá a Cristo o no, si se va a alejar del Señor o no. La Biblia señala que Dios hace salir su sol sobre justos e injustos, sobre buenos y malos. Si Dios tuviera que aplicar otra ley, no tendría que salir el sol sobre tu vida. ¿Tú te consideras bueno o malo? ¡Que quede bien claro que tú eres malo!

La Biblia dice en Jeremías 17:9 y 10: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”.  ¡Tú no sabes cuánta maldad hay en tu corazón! ¡Tú no te conoces a ti mismo! ¡Quién te conoce es Dios! Si quieres saber qué tan malo o que tan bueno eres debes pedirle a Dios que te alumbre y que te muestre.

Cuando Cristo vino a ti, tu vida era un caos, estabas ciego, en oscuridad. Las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, las tinieblas estaba sobre la faz de María, de Juan, de Pedro…sobre ti. Las tinieblas estaban sobre la faz de todos nosotros, y en nuestra vida había caos.

¡Cuántas veces tomaste alguna decisión de la que después te arrepentiste de haberla tomado! ¿Te das cuenta que no sabes lo que hay adentro tuyo? Encima dices: “Deja que haga lo que quiera. Deja que yo me dé la cabeza contra la pared” ¡Y te la diste!

¿Entiendes que ni siquiera nos conocemos? Cuando debemos callar, hablamos y después nos arrepentimos y cuando debemos hablar no lo hacemos y nos arrepentimos. ¡El corazón del hombre es engañoso! Te enamoraste y al poco tiempo dijiste: “¿Qué le habré visto?” ¡Engañoso es el corazón del hombre! ¡Tu corazón está podrido! “No confíes en hombres”, dice el Señor. Entonces, si quieres saber quién eres tú, pídele a Dios que te lo muestre porque quien escudriña y conoce el corazón es Él.

Dios hace salir su sol sobre buenos y malos, sobre justos e injustos. La promesa de la llenura del Espíritu Santo es para todos aquellos que creen en Jesucristo, quienes lo han buscado de todo corazón para que Él les limpie todos sus pecados. Todos aquellos que han sido limpiados por la sangre de Cristo, tienen derecho legal de parte de Dios para reclamar la promesa del Padre: “Yo le enviaré mi Espíritu”, dice el Señor. “Mi Espíritu les va a guiar a toda verdad y les enseñará todas las cosas”.

Nadie presenta condiciones para ser lleno del Espíritu Santo, pero cualquiera puede creer, y si tú crees entonces la promesa es para ti, independientemente de si vas a pecar o no. Dios sabía que Saúl iba a pecar pero no obstante, lo ungió.

Señala la Biblia que llegaron los amonitas a Jabes de Galaad con la intención de invadirlos. Los de Jabes de Galaad negociaron y dijeron que esperaran siete días y saldrían a la guerra; si en ese tiempo podían armar un ejército pelearían contra ellos pero si no se entregarían como esclavos. Entonces, Israel no era una nación sino un grupo de tribus dispersas, no había organización, no había un gobierno, y el rey aún no tenía palacio, ni trono, no tenía nada. ¡Ni buscar asnas sabía porque no las encontró!

Saúl llegó a ese lugar y encontró un montón de gente llorando y les preguntó qué había sucedido. Ellos le dijeron que habían estado los amonitas. Los de Jabes de Galaad les dijeron: “Nos vamos a entregar a ustedes. Hagan pacto con nosotros y les serviremos”. Entonces los amonitas estuvieron de acuerdo con la condición de que se dejaran quitar el ojo derecho. ¡Había consternación en el pueblo!

Cuando Saúl, el tímido, escuchó esta historia, 1ª de Samuel 11:6 relata lo siguiente: Al oír Saúl estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se encendió en ira en gran manera”. Uno que jamás se hubiera animado a juntar a todo el pueblo de Israel, en ese momento, manda a cortar en trozos dos bueyes y los envía por todo el territorio de Israel por medio de mensajeros, diciendo: Así se hará con los bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre” (1° Samuel 11:7). ¡Trescientos mil hombres de Israel y treinta mil de Judá se presentaron para pelear!

Israel era un desparramo de gente pero ahora había un ungido; ahora, un timorato era un hombre poderoso en Cristo. ¡Actuó y algo pasó! Fue su primer acto de arrojo y de valentía; esta vez, el Espíritu de Dios había descendido sobre Saúl. Los dispuso en tres columnas, les avisó a los de Jabes de Galaad que los iban a liberar diciéndoles: “Mañana al calentar el sol, seréis librados”. Atacó a los amonitas y señala la Biblia que no quedaron de ellos, dos juntos. ¡Fue una gran victoria!

Me imagino la cara de aquellos que no le habían presentado regalos en el momento en que Saúl fue ungido como rey. Entonces le dijeron al rey: “Aquí están los que no quisieron traerte presentes. ¿Quieres que los matemos?” Y Saúl que tenía el Espíritu de Dios, les dijo: “No morirá hoy ninguno, porque hoy Jehová ha dado salvación en Israel”.

            CONCLUSIÓN

            ¡Dios quiere hacer estas cosas contigo! ¡No importa que tengas un apellido que te avergüenza! ¡No importa que nunca hayas hecho nada importante! ¡No importa que no tengas mérito! ¡No importa que seas tímido y débil! ¡No importa! ¡Si el Espíritu de Dios viene sobre ti su poder te cubrirá y te llenará de sabiduría, de inteligencia y te dará victoria! ¡Dios le mostrará al mundo a través de ti quién es Él! ¡El mundo está esperando ver qué sucederá con un hombre o una mujer ungidos por Dios!

¡Hoy serás lleno de la unción de Dios y el Espíritu Santo será derramado sobre ti! ¡Se cumplirá la profecía de Joel! 28Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días” (Joel 2:28 y 29). ¡Es el poder de Dios y no el tuyo! ¡Es la inteligencia de Dios y su sabiduría y no la tuya! ¡Es la visión de Dios y no la tuya! ¡Es Dios en ti! No son tus obras sino las del Espíritu Santo a través de ti.

Dios quiere hoy mudar tu corazón como mudó el corazón de Saúl. De pronto el Espíritu Santo te llena y tú tienes una gracia, un poder y una gloria especial y el Espíritu de Dios comienza a demostrar quién es a través de ti. Tenemos este tesoro en vasos de barro señala el apóstol Pablo en 2ª Corintios 4:7: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”.

¿Tú quieres recibir esto? ¡Dios no se lo dará a quien no lo valora! Pero Él quiere derramar su Espíritu sobre toda carne. Si tú eres tímido o tímida, si eres vergonzoso o vergonzosa, pero has creído esta palabra, recibe hoy la unción de Dios sobre tu vida. ¡Yo echo fuera de tu vida todo espíritu retraído, todo espíritu de timidez, de vergüenza y de debilidad, en el nombre de Jesús!

Tu pueblo es fuerte porque tu Espíritu es fuerte, Padre. Perdona todo pecado, corta toda maldición y unge a tu pueblo. ¡Llénales con tu Espíritu de poder, en el nombre de Jesús y para tu gloria, amén!

 

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