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Deuteronomio 10:21 expresa: “El es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto”. Dios es el objeto de tu alabanza, este versículo no dice: “Él es uno de los objetos de tu alabanza”, sino “Él es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios”. ¡Aleluya! ¡A ti te alabamos y te adoramos! Señor, santo eres, que caigan los dioses que se levantan en esta tierra, y que solo tú seas exaltado. Satanás pretendió subir a las estrellas y ser semejante al altísimo, pero puedo escuchar a Dios diciendo: “éste no es tu lugar”. ¡Hay un solo trono excelso y es el de nuestro Dios! Veo a Satanás haciendo lo imposible durante toda la historia de la humanidad para que la gente no se postre delante de Dios sino delante de ídolos. Desde la antigüedad, ya en Babilonia intentó que Daniel no se incline delante de Dios, pero él se postró tres veces por día, oró a Dios, levantó adoración y no tuvo miedo que lo introduzcan en el foso de los leones, ¡y nuevamente Satanás fue vencido! Nos hemos congregado para honrarle, para alabarle y adorarle. ¡Suya es la gloria y la magnificencia!
Dice el apóstol Rony Chaves que la guerra de Dios es una guerra de santuarios; toda cultura es la expresión de la fe, de las creencias y de las prácticas de un pueblo, por tanto, ¡cuidado con todas las expresiones de cultura! ¡Cuidado con el carnaval! Dios quiere que nos congreguemos para exaltarle, para adorarle y alabarle. Estamos en la época de las celebraciones principales del carnaval, que es una festividad al “dios momo”; el diablo pretende que cualquier cosa sea adorada y reconocida, menos Dios. Satanás está desesperado, se le han dado todos los tronos, todos los gobiernos y los reinos de la tierra están bajo su autoridad y potestad, pero ya no aguantan. Cuando el diablo le tentó a Jesús, le llevó a un lugar alto, donde le mostró todos los reinos de la tierra y le dijo: “Todo esto me ha sido dado, pero estoy dispuesto a perder todo, con tal de verte un instante arrodillado frente a mí”. ¡Satanás desea la adoración! Pero Jesús le contestó: “la honra no es para ti, escrito está, al Señor Dios adorarás y a Él sólo servirás, ni me inclino, ni me arrodillo, ni te sirvo, quédate con todo lo que tienes, pues yo te voy a quitar de otra manera”.
Toda expresión popular que responde a tradiciones, a culturas, tiene origen en algún culto, antes que exista una cultura, existe algún culto, y hay un altar y un adorador; de la relación de un pueblo con su dios o dioses, surgen prácticas, pinturas, fetiches, estatuas o personas que son muchas veces objetos de adoración y de reverencia, por lo tanto, cuando hay cultura es porque hay culto. Las culturas pues, han elaborado toda clase de seres a quienes se les han reconocido gloria, majestad, señorío, ¡y eso es idolatría! Poner la esperanza o inclinarse a algo o alguien, es idolatría, pero postrarse delante de Dios, y servirle es adorar al verdadero Dios. De modo que la idolatría se levanta contra la verdadera adoración; toda idolatría es una guerra abierta contra Dios. Él ha establecido que nadie se haga ninguna imagen de lo que está en el cielo, ni abajo en la tierra, y justamente eso es lo que han hecho los hombres, pero hoy nos levantamos para restaurar el espíritu de adoración del pueblo de Dios porque en el verdadero reconocimiento del pueblo de Dios a su creador está su victoria. El reconocer, honrar, y expresar fe, esperanza y confianza en Dios, alabándole y exaltándole por sus maravillas, garantiza la victoria del pueblo de Dios. Si pidiéramos menos y adoráramos más, tendríamos más. Detrás de toda gran victoria, además de una petición a Dios, está la adoración y la alabanza, es decir, el reconocimiento de su grandeza, soberanía y poder; la gloria de Dios está en toda gran victoria, estudia los grandes reyes del Antiguo Testamento, estudia la vida de todos los héroes dela Bibliay verás que detrás de cada gran victoria hay un hombre que se inclina delante de Dios, que hace un altar, se postra delante de Dios y confiesa su poder y grandeza. ¡No hay victoria sin adoración! Veo mucha gente que pide y pide, pero no tiene fuerzas para abrir su boca y decir: “¡tú eres Dios grande!” Pareciera que sus peticiones dicen: “¡Señor, tú eres grande! Pero, ¿será que te acordarás de mí?” Hasta algunos piensan que Dios es limitado, y dicen: “me parece que Dios está muy ocupado y no tiene tiempo para mí”.
Quiero hablar hoy de dos niveles de adoración; Éxodo 15 cuenta la historia del cruce del mar Rojo por parte del pueblo de Israel. Éste estaba encerrado entre el mar, las montañas y el ejército de Egipto que le perseguía; todo el pueblo comenzó a orar, a gemir, y a decir: “¿para qué nos ha traído Jehová hasta aquí? ¡Para que muramos!” Pero detrás de cada gran opresión que viene sobre el pueblo de Dios, Él tiene preparada una gran victoria; no había salida, no había escapatoria, ¡pero había un Dios poderoso! El ejército que le estaba persiguiendo al pueblo de Israel, era el más poderoso de la tierra y el Faraón era el rey más temible, en otras palabras, la conclusión racional es, “¡estamos perdidos, no vemos salida por ningún lado!” Hay gente que, cuando vienen los problemas quedan cercados, no pueden ver la salida y no saben qué puerta golpear, pero no importa que no haya ninguna puerta, ¡Dios puede dibujar una! En el mismo instante que el enemigo quiera poseerte, dominarte, doblegarte y derrotarte, Dios pone una puerta y la abre, porque Él es todopoderoso. No obstante, el pueblo estaba llorando, gimiendo, gritando y Moisés también, mas Dios se le aparece a Moisés y le dice: “¿Por qué clamas a mí? ¡Di al pueblo que marche!” Fue una orden también difícil de entender porque la primera pregunta que surgió fue: “¿Para dónde?” Moisés mira para el frente y se encuentra con el mar, para los costados, y están las montañas, y atrás estaba el ejército de Faraón… “¿Para dónde marcho Señor?” En ese momento Dios le indica que levante su vara y ordene al Mar Rojo que se abra; el pueblo de Israel pues, pasó el Mar Rojo con sus pies en seco, y el ejército del Faraón intentó cruzar por el mismo lugar, pero Dios dijo: “este milagro es para mi pueblo y no para ti, Faraón”… las aguas del Mar Rojo se cerraron y perecieron los carros, los caballos, y los jinetes. Dios le dio gran victoria a su pueblo y Moisés agradecido, escribió un himno que está en Éxodo 15. El versículo 1 comienza: “Entonces cantó”… ¿qué hubiera sido mejor? ¿Que cante antes o luego del milagro? El antes o el después determina el nivel de adoración que poseemos. Moisés cantó una canción inspirada por el Espíritu Santo, pero hubiera sido mejor que cantase antes del milagro.
Hay quienes no pueden alabar a Dios porque no se acuerdan las grandezas que Él ha hecho. He visto drogadictos que Dios les ha hecho libres, que han vivido en la basura, en la calle, que han estado bajo la lluvia, flacos, enfermos, y Cristo les ha liberado, ya no se drogan más, ya no se alcoholizan más, ya no matan más por cien pesos, pero tienen un pequeño problema, que los destruye, y me dicen: “pastor, no aguanto más, sigo siendo el mismo de antes, ¡soy un fracasado! Me siento débil”. Se olvidan cómo Dios abrió las aguas del Mar Rojo y se tragó los demonios de la droga. ¡Debes tener un espíritu agradecido al Señor! Muchos miran a su esposa y dicen… “¡qué vieja y arrugada está…!” Alababas al Señor cuando era nuevita, pero ahora la miras como si fuera “de segunda mano”, y tampoco te deleitas en el Señor por los hijos que tienes, por el país en que te ha permitido vivir… Cada vez que pienso que en China matan a los cristianos, agradezco a Dios por vivir en Uruguay; si estuviéramos en este momento en China, no podríamos exaltar desmedidamente a Dios como lo estamos haciendo ahora, eso implica fanatismo y va contra los estatutos del Estado. ¡Tendrías que estar agradecido a Dios por este país! ¡Gracias Señor! ¡Misericordioso y poderoso eres! Se que a todos Dios nos ha librado del Faraón; Dios me abrió el Mar Rojo y he visto la mano de Dios en mi vida, las cosas que Él ha hecho son suficientes para mantener un corazón agradecido a Dios. ¡Esto fue lo que hizo Moisés! Terminaron de atravesar el Mar Rojo y dijo: “esto se merece un himno” y buscó un baterista, un guitarrista y un tecladista y compuso un himno que es un capitulo entero; es precioso y exalta la mano poderosa de Dios. Todo corazón agradecido, amante del Dios del cielo, que está dispuesto a honrar y alabar a Dios, se encontrará con su favor y su gracia. Él conoce a los que en el confían y a ellos les dará su bendición.
El hecho de que Dios hizo grandes cosas es señal que está dispuesto a seguir haciéndolas. ¡El no cambia! Su misericordia, su amor, su paciencia, no cambian, ¡son para siempre! Dios mira por sobre la faz de la tierra, buscando alguien que clame y confíe en El. Una de las mejores maneras de demostrar esa esperanza, esa confianza en las circunstancias difíciles es poder adorarle y exaltarle, y eso incluye poder abrir la boca y decir: “Señor, tú eres el Dios de mi vida, tú eres el Dios de mis circunstancias, tú eres poderoso, eres grande y no hay poder que se pueda levantar contra ti y contra tus escogidos, ¡y yo soy uno de ellos!” Eso es reconocimiento, eso es alabanza y adoración.
Recuerdo cuando atravesé una prueba increíble, no se si fue un ataque cardiaco, nunca me enteré… me vino un dolor en la zona del pecho, de esos que parecen ser un síncope cardíaco; luego me explicaron lo que se siente cuando se tiene un paro cardíaco y me he dado cuenta que eso fue exactamente lo que sentí yo. Comencé con un dolor impresionante, en esa época vivíamos en Buenos Aires, Argentina, y como no teníamos ni trabajo, ni dinero, ni tampoco relaciones, no sabíamos ni cómo presentarnos en un hospital, tampoco se me ocurrió ir al médico… la puntada en el pecho se hizo más aguda y comencé a orar gritando: “¡Dios! ¡Dios! ¡Jesús! ¡Jesús!” Llamé a mi esposa y le pedí que orara por mí, ¡sentía que me moría! Me tiré al piso gateando para ver si así se me iba el dolor, pero no se fue, me tiré de espaldas y tampoco se iba, me tiré de nuevo en la cama, pero el dolor se hacía más fuerte aún… probé todas las posiciones y el dolor no cedía, sino que era más agudo, pero de repente vino un pensamiento: “si me muero, lo haré alabando a Dios” y comencé a decir: “¡Aleluya! ¡Gloria! ¡Tú eres Señor! Si me muero, lo haré dándote toda la gloria y la honra”. ¿Has visto cómo se revienta un globo de repente? ¡Plop! Así hizo mi dolor. ¡En un instante se fue! Esa fue una de las experiencias más fuertes que tuve en mi vida respecto de lo que es adorar y alabar a Dios. Cuando se fue ese dolor, me sentí más espiritual que nunca, con ganas de alabar y adorar a Dios….
La alabanza y la adoración de Éxodo capitulo 15 es una alabanza de bajo nivel, es la alabanza que surge después del milagro, después de haber recibido una bendición, pero hay otro tipo de adoración de alto nivel que quiero compartir con ustedes y está en 2ª de Crónicas capítulo 20. La idolatría es una ofensa a Dios, ella quebranta la nación, enceguece al pueblo y lo aleja de Dios, por lo tanto Él tiene una ira especial contra toda idolatría, es el pecado más grande porque atenta contra el mandamiento más grande. Hay pecados que tienen que ver con los mandamientos que nos relacionan con los hombres, como por ejemplo, no mentirás, no adulterarás, no codiciarás, no dirás falso testimonio, pero hay un mandamiento que es: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu fuerza y con toda tu mente”. La idolatría se levanta contra ese primer mandamiento y nos lleva a que pongamos nuestra confianza y nuestra esperanza en cualquier persona o cosa pero no en Dios. Y Dios es un Dios fuerte y celoso… ¡que nunca se vaya tu esperanza y tu confianza de Dios! El pues, quiere destruir toda idolatría. El rey más sabio de la tierra, se alejó de Dios porque amó muchas mujeres y ellas inclinaron su corazón a dioses ajenos y en vez de tener un solo altar y un solo motivo de alabanza y adoración tuvo decenas y decenas de dioses y de altares y su corazón se prostituyó. ¡Esa fue la gran diferencia entre David y Salomón! David tuvo un solo altar y un solo Dios y por tanto, un solo objeto de alabanza y adoración en tanto que Salomón se desvió de la verdadera adoración al único Dios.
Y hay otro rey que es precioso en Israel que es Josafat, la historia que compartiremos hoy está en 2ª Crónicas 20; este rey, desde que subió al trono comenzó a cortar toda idolatría y todos los altares que se levantaban a otros dioses y guió al pueblo al Dios de sus padres. Josafat tuvo la bendición de Dios, Él lo prosperó, lo respaldó y afirmó su trono porque determinó quitar a los baales. Todo lo que no proviene de fe es idolatría, idolatría es poner la confianza en lo que no proviene de Dios, pero fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve y Jesucristo es el autor y consumador de la fe. La fe nos mueve a creer, a hablar y actuar en base a lo que Dios revela y muestra y todo aquello en que andamos dudando y aquellas decisiones que tomamos por las dudas, responden a la idolatría, provienen de otros dioses, llámense parientes, médicos, psicólogos, etc. ¡Tenemos que llevar al pueblo a reconocer que Jehová es el único Dios, el creador del cielo y de la tierra! Josafat había tenido muchas victorias, pero 2ª Crónicas 20:1-6, dice: “1Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra. 2Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi. 3Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. 4Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová. 5Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; 6y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?” ¡Tenía miedo, pero adoraba! ¿Qué es adorar? Lo que él estaba haciendo, él decía: “¡Señor, tú tienes dominio sobre los reinos de las naciones!” Hay en Josafat cierta duda, cierto tiempo de confusión, de temor, pero también hay un tiempo de búsqueda sincera y una confesión sincera del poder, de la gloria y de la grandeza del Dios a quien él invoca. Y en ese momento se levanta un profeta sobre quien viene el Espíritu de Dios, era tan anónimo que el escritor bíblico tiene que dar toda su genealogía para que lo reconozcan… ¿Conoces a Jahaziel? Pero lo importante es que vino sobre él, el Espíritu Santo… “15y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. 16Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. 17No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros”.
Yo puedo decirte hoy que no temas porque Jehová está contigo, no te amedrentes porque el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob es tu Dios, no te desesperes porque Jehová está contigo como poderoso gigante, pero tú puedes quedarte diciendo: “¿Será para mí?” O como piensan algunos, “¡qué lástima que no vino Felipe! ¡Esta palabra es para él!” Lo realmente importante es qué sucede después que Dios te habla por la boca del profeta y aquí está la adoración de alto nivel; luego de la palabra que vino a través del profeta, cambió la actitud de Josafat. Dice el versículo 18 que Josafat se postró en tierra y adoró a Dios. ¡Eso es adoración de alto nivel! ¿Crees que comenzó a decir: “¡lo harás Dios mío, te acordarás de nosotros!”? ¡Ya no! Se postraron y adoraron, ¿por qué? ¡Porque creyeron! Esto ocurrió un día antes de la guerra, no un día después; el que cree, adora, no necesita más evidencias, sabe y conoce, que por la fe ya lo tiene. Josafat no hizo un cántico luego del milagro de Dios, después que Jehová abrió el Mar Rojo, sino antes. ¡Esto es una actitud de alabanza y de adoración a Dios por lo que Él hará! ¡Esto es adoración de alto nivel! Y dijo Josafat: “Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados” (versículo 20). Fue a la guerra seguro, no titubeando, porque creyó la voz de Dios a través de sus profetas. Fue una guerra muy peculiar, porque puso sacerdotes que cantasen y adorasen a Dios mientras salía la gente a la guerra. Cuando llegaron al lugar de la guerra, ¡sus enemigos se habían matado entre ellos! ¡Y no había escapado ni uno! Esto es el resultado de la alabanza y la adoración. No hay cosa que turbe más al enemigo que un pueblo que confía en Jehová, que confiesa la victoria y la grandeza de su Señor. Tres naciones se habían reunido a pelear contra ellos, era un ejército muy grande, pero estaban todos muertos, así que el único trabajo fue recoger el botín. Les tomó tres días recoger el botín en el valle, que llamaron “Beraca” que significa “bendición”, porque la mano de Jehová estaba sobre ellos. El diablo te cierra la boca, te hace sentir ridículo al levantar las manos, para que no honres al Dios del cielo, pero no le hagas caso, abre tu boca y proclama la grandeza del Señor. ¿Qué vas a hacer con tu problema? Puedes llorar o decidir que vas a exaltar el nombre de tu Dios y actuar en fe. Quien cree, adora y alaba. Qué bueno que en esta hora puedas dejar de lado tus problemas y puedas poner tu mirada en Dios y lo exaltes. Si estás dispuesto, haz esta oración ahora mismo: “Señor, tú eres mi Dios y te pido perdón por mis dudas, por mis temores, porque ellos me traicionan, pero hoy he recibido tu palabra y he decidido subir un escalón en el nivel de la adoración y de la alabanza. Hoy he visto que mis problemas no son nada delante de ti. ¡Tú eres mi Dios! Tú eres el objeto de mi alabanza, eres mi padre y eres el Dios todopoderoso; pongo en tus manos todo motivo de angustia, todo motivo de soledad, de falta de esperanza, toda turbación y te adoro Señor. Ningún problema debe abarcar tanta atención como para que yo deje de creer y deje de alabarte. He decido creer en ti y estaré seguro, he decidido creer en tus profetas y seré prosperado. ¡Te alabaré y te adoraré en medio de mis circunstancias! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.
ANEXOS: