Av. 8 de octubre 2335
Montevideo
WhatsApp:(+598) 095333330
Leamos Cantar de los Cantares 5: 2-8: “Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche. Me he desnudado de mi ropa; ¿Cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar? Mi amado metió su mano por la ventanilla, Y mi corazón se conmovió dentro de mí. Yo me levanté para abrir a mi amado, Y mis manos gotearon mirra, Y mis dedos mirra, que corría, Sobre la manecilla del cerrojo. Abrí yo a mi amado; Pero mi amado se había ido, había ya pasado; Y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé; Lo llamé, y no me respondió. Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; Me golpearon, me hirieron; me quitaron mi manto de encima, los guardas de los muros. Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, Que le hagáis saber que estoy enferma de amor.”
Dios golpea a la puerta del corazón de algunas personas, y golpea, y golpea, y sigue golpeando. Y hay personas que creen que Dios va a seguir golpeando toda la vida. Pero llega el tiempo en el que Dios dice: “No me quieren atender. No voy a golpear más”. Hay oportunidades que no deben ser desaprovechadas y mucho menos las oportunidades en las que Dios golpea el corazón. Hay visitaciones de Dios a la vida de los creyentes. Hay un tiempo en el que Dios habla y tienes que abrir todo tu corazón y escucharlo. Cuando Dios llama, es el llamado más importante. Te pueden golpear muchos la puerta de tu corazón, pero si te golpea Dios, ¡No te detengas! ¡Corre a abrirle!
NO DEJES PASAR LAS OPORTUNIDADES DE DIOS
Hay mucha gente que cree en Dios pero de nada le sirve. Siguen siendo malas personas. He conversado con muchos delincuentes que en medio de tiroteos con la policía han dicho: “Dios, si me salvas de esta situación, voy a entregarte mi vida y voy a servirte”. Creen en Dios y se salvan. Y luego dicen: “Dios me salvó. Pensaba que era un hombre muerto, ¡pero me salvó! Le prometí que le daría mi vida, pero no sé qué me pasa que sigo siendo un delincuente”.
En la iglesia hay muchos que han probado la misericordia y la paciencia de Dios, y se han vuelto y han pisoteado esa gracia y misericordia. Dios es muy paciente y muy misericordioso, ¡Pero Dios nos pone límites! ¿Qué hijo cría una mujer que no le pone límites? ¡Un caprichoso! ¡Un inservible! Dios tiene paciencia y misericordia, ¡pero pone límites! Entonces no tenemos que dejar pasar en nuestra vida las oportunidades de Dios. Yo sé que Dios le ha dado oportunidades a todos. El no se deja sin testimonio con nadie porque es muy bueno y muy misericordioso.
Una de las cosas que no tenemos bien en claro es que lo más importante en nuestra fe con Dios, no es que solamente tenemos que creer en él, sino que tenemos que tener amistad íntima con él, tenemos que conocerle, tener contacto con él. Hay mucha gente que dice que cree en Dios pero no saben nada de Dios. Hay otros que se fabrican dioses con el corazón, sienten que Dios es de tal forma y entonces se fabrican una idea de Dios. ¿Cuándo es que, verdaderamente, se produce un cambio en la vida del creyente? Cuando Dios entra en contacto con el creyente y cuando él entra en contacto con Dios. Puedes haber creído en Dios toda la vida y no saber por qué toda la vida te fue tan mal, y por qué Dios estará permitiendo que vivas ciertos problemas. Crees en Dios pero no comprendes por qué las injusticias y por qué te tiene que pasar eso a ti.
Estuve hablando con un hermano que se emborracha, es mentiroso y ha hablado muy mal de la iglesia, ¡Se fue de su casa y duerme en el bar! El me decía: “Pastor, yo no entiendo por qué tengo que vivir esto. Yo creo que no me merezco vivir esta vida.” Y son muchos los que dicen: “Yo no me merezco vivir esto. Yo no sé que mal habré hecho para vivir esto. Yo pienso que mi mamá, y que mi papá, y la vida y la sociedad, todos tienen la culpa.” Nadie está obligado a vivir mal. Vivimos mal porque tomamos malas decisiones. No es Dios el que quiere que nos vaya mal, no es el destino el que quiere que nos vaya mal. Hay personas que creen que están marcados por el punto geográfico en que nacieron y el día y la hora en que han nacido, piensan que tienen el destino fijado y que no vale la pena ni ir a la iglesia porque ya están destinados al infierno. Juan 8:12 dice: “…Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” El que está en luz no tropieza, estar en contacto con Dios es tener luz.
VIVIENDO EN CONTACTO CON DIOS
La Biblia nos enseña que primero tenemos que amar a Dios antes que a todas las cosas. ¡Cuando Dios golpee, abre! Deja lo que estás haciendo. Si él quiere tener una charla contigo, no sigas con otros planes, no sigas los caprichos de tu corazón. Este es el tiempo en el que Dios llama a tu corazón y te dice: “No te quiero ver sufrir, no necesitas vivir sufriendo, yo tengo una paz que si la recibes sobrepasará tu entendimiento. Yo puedo darte un gozo que aunque te estén martillando la cabeza no van a poder quitártelo”. Se conoce en la historia testimonios de personas que han muerto por Cristo en las hogueras, crucificados, serruchados. Aún así, han muerto sonriendo y cantando.
Leí la historia del Pastor Richard Wurmbrand quien fue encarcelado por predicar el evangelio por amor a Cristo. Se encontraba tan debilitado que las ratas le comían el pie. Sin embargo, él estaba en otra dimensión, ¡Disfrutando con Cristo! Él estaba lleno de amor y de adoración a Dios. Cuando Dios se hace presente en la vida de una persona, no hay mal que le pueda tocar. No hay amargura, ni soledad, ni angustia que le pueda tocar. Si la presencia de Dios está en el creyente ¡Siempre hay fe! ¡Siempre hay esperanza! ¡Siempre hay victoria! Richard Wurmbrand salió de la cárcel y recorrió el mundo contando su historia.
No es cuestión de decir: “Yo creo en Dios”. Una cosa es tener contacto con una religión y otra es tener contacto con Dios. Nuestra iglesia “Misión Vida para las Naciones” no puede perdonarte ningún pecado, ni transformarte. No puede darte paz, ni llevarte al cielo. “Misión Vida para las Naciones” te predica a Cristo, quien puede transformarte, puede darte paz y puede llevarte al cielo. Puedes concurrir a una iglesia y cantar todos los cantos. Puedes orar y practicar todo lo que la religión te diga que tienes que practicar. Aún así, puedes estar solo, triste y fracasado y nunca avanzar porque nunca has tenido un contacto con Dios, sino con una cultura religiosa. Hasta los cristianos evangélicos tenemos una cultura religiosa. Algunos hacen las cosas de una manera y otros las hacen de otra. Existen iglesias en las que te dicen que no puedes cortarte el pelo, ni teñírtelo, entonces, si entras en esa religión, para que tengas contento a Dios, tienes que usar el pelo bien largo e irlo arrastrando como si fuera el velo de una novia. ¡Hay toda clase de religiones! Muchos dicen: “Me siento bien con Dios porque estoy cumpliendo con los requisitos”. Yo digo: ¿Alguno habrá sentido paz en el corazón cumpliendo requisitos? ¿Te vendrá la paz de Dios por no pintarte? ¿Por no ponerte pantalones? ¿Eso es llevarse bien con Dios? ¡No!
Hay gente que no tiene paz en el corazón y llegan a la iglesia preguntando: “¿Qué es lo que aquí permiten?”
En una oportunidad llegó una hermana a la iglesia y me dijo: “Pastor, mi marido me ha sido infiel y en la iglesia a la que yo asistía no me dejaron divorciar. He venido a esta iglesia a ver si me dejan divorciar. Me han dicho que usted es muy bueno. ¿Usted me deja divorciar?” Hay personas así. Andan buscando la religión que esté más de acuerdo con lo que piensan. No necesitas una religión que te permita fumar y que te permita divorciarte para sentirte bien con Dios. A Dios no le interesan las normas de las religiones, ¡A Dios le interesa la amistad y la comunión contigo! Hay mucha gente que quiere mantener una relación con Dios en base a lo que hay que cumplir y a lo que no hay que cumplir. ¿Cómo hace Dios para arreglar todas las normas, todas las leyes y todos los reglamentos? Con una sola ley: “¿Me amas o no me amas?” No necesitas un librito de lo que a Dios le gusta y lo que no. Nadie que ame a Dios profundamente le va a ofender. Preocúpate de amarlo porque cuando tú le amas el Espíritu Santo entra en relación contigo y no necesitas tantos maestros.
El amor a Dios define la clase de relación que vas a tener con él. Cuando ames vas a hacer cosas increíbles por Dios. Lo que necesitas es asegurarte que amas a Dios y no preocuparte de tantos detalles y de tantos reglamentos. Sólo amándole, él entra en contacto contigo y tu entras en contacto con él, eso significa: que le conoces. Que no necesitas que te cuenten como es él. Tu le conoces, le amas y le buscas de corazón. Entonces cuando él golpea sabes que es él.
Al corazón golpean muchos dioses. Golpean los negocios, las riquezas, hombres o mujeres y muchas oportunidades. Pero Dios tiene un solo camino para ti y no muchos. Su voluntad es agradable y perfecta. Solamente cuando te sientas a charlar con él, te enteras de lo que el quiere. Si tu no tienes tiempo de atenderle, no le conocerás. El conocimiento de Dios viene por el trato diario con él. Cada día Dios tiene algo para ti. A Dios le gusta ser bienvenido y se acerca a los que le aman. Él quiere ser amado por eso puso como reglamento número uno, que el que quiera acercarse a él, tiene que amarle. ¡Si quieres tener a Dios muy cerca, ámalo! De todas las cosas que merecen ser amadas, ¡Quien más se merece ser amado es Dios!
CONCLUSION
Si no lo has estado amando como se merece, si él ha estado golpeando las puertas de tu corazón y has estado ocupado con muchas cosas, ¡Hoy pídele perdón! Perdón por tantas quejas, por tantos lamentos y dile Señor desde ahora no te vas a tapar los oídos cuando yo hable, te voy a decir cosas tan dulces, te voy a inundar de amor. Vas a ser el centro de mi existencia, vas a ser lo más importante de mi vida, vas a ser el primero y te lo voy a demostrar. Nadie va a tener el tiempo que voy a tener contigo, nadie va a tener lo que yo te voy a dar, ¡NADIE! ¡A ti te voy a dar lo mejor! Lo mejor de mi tiempo, lo mejor de mi dinero, lo mejor de mi inteligencia, lo mejor de mis fuerzas. Quieres que Dios esté bien cerca de ti de modo que no tengas que estar preguntándote: “¿Dios, dónde estás que no me escuchas?” ¡Ámalo!
Si estás decidido, has esta oración: “Señor, quiero pedirte perdón por no haber estado amándote como corresponde y como te mereces. Te he descuidado. Reconozco que he amado más a mi familia y a otras cosas que a ti, perdóname! Mi corazón se abre hoy para ser lleno de tu amor. Que sea manifiesto tu amor en mí y pueda buscarte con todo el corazón. Hago hoy un pacto de amor contigo. ¡Prometo amarte con todo el corazón, con todas las fuerzas y con toda el alma! Hago esta oración en el nombre de Jesús, amén”.
ANEXOS: