DIOS ANHELA REVESTIRNOS DE UN “ESPIRITU SUPERIOR” - Misión Vida para las Naciones

Av. 8 de octubre 2335

Montevideo

WhatsApp:(+598) 095333330

MENSAJES DEL CIELO

DIOS ANHELA REVESTIRNOS DE UN “ESPIRITU SUPERIOR”

INTRODUCCION

Hoy aprenderemos una lección importantísima, tomando en consideración la vida de Daniel, que fue un profeta, estadista, sabio, inteligente, prudente y sin tacha: ¡Realmente fue un hombre de Dios! Hay quienes se quieren dedicar tiempo completo a la obra de Dios, para servirle y aseveran que si trabajan en alguna otra cosa, esa otra actividad les robará tiempo para servir a Dios. ¿Cómo habrá hecho Daniel para ser uno de los más grandes profetas de la antigüedad y a la vez ser también gobernador sobre 120 sátrapas? Algunos no pueden hacer varias cosas a la vez: Si oran, no tienden la cama y viceversa. Yo me pregunto: ¿Los días de Daniel habrán sido de 24 horas? ¿De cuántas horas son los tuyos? Ese rico que gana un millón de dólares por día, tiene 24 horas también para ganarlos, mientras que tú ganas 5 dólares en el mismo tiempo. Hoy quiero hablarles acerca de algo importante que Dios tiene para nosotros, lo mismo que tenía para Daniel: ¡Un espíritu superior!

 

                JOSÉ EN EGIPTO Y DANIEL EN BABILONIA

Cuando Dios nos ha llamado a ser parte de su reino, lo ha hecho para que tengamos una vida mejor y superior en todos los sentidos; al hablar de una vida superior, me refiero a que seamos gente que sabe resolver problemas, situaciones, con una visión aguda y capaz de ver más allá de las circunstancias visibles. ¡Dios nos ha llamado a vivir una vida superior! ¡No me conformo con menos!

Hay algo que nadie te puede robar: La presencia de Dios en tu vida. José, antes de ir a Egipto, era para sus hermanos, un soñador, mimado de su padre, detestable y se lo querían sacar de encima. ¡Pero Dios estaba con él! Tanta odio le tenían que lo vendieron como esclavo a Egipto, ¡pero no pudieron quitarle la presencia de Jehová de los Ejércitos en su corazón! El mundo puede hacerte muchas cosas, pero no puede quitarte a Dios. ¡Tienes que retener a Dios! ¡Tienes que estar lleno de su Espíritu! Cuando vendieron a José como un esclavo, dice la Biblia que él era varón próspero porque Jehová estaba con él. ¿Quién te puede quitar a Dios si has decidido vivir con Él? No importa que tu madre, tu padre o quien sea, esté blasfemando contra ti, aplastándote y enterrándote con sus palabras, apreciando más a tus hermanos que a ti. ¡No importa! ¡Que no te falte Dios! La presencia de Dios trae sabiduría al corazón del creyente. No estamos muy acostumbrados a pedirla, porque nos apremian más otras cosas, como por ejemplo, pagar la factura de la luz, del agua, alguna deuda, algún problema con la tarjeta de crédito. ¡Estamos acostumbrados a pedir cosas triviales y nos perdemos las mejores! Dios está esperando escuchar de tu boca, oraciones que valgan la pena.

¿Quién era José? Era un esclavo, pero Jehová estaba con él y era varón próspero. No había cárcel ni acusación que lo pudieran detener; indefectiblemente José iba a ser alguien que llegaría a ser una persona de importancia porque el temor de Jehová estaba sobre él y según la Biblia ese es el principio de la sabiduría; deja que digan de ti lo que quieran, el temor de Dios te apartará del mal, te alejará del pecado, y de tomar decisiones equivocadas. Todo otro temor es vano, no sirve para nada, pero el temor de Dios te sacará adelante. ¡El temor de Jehová proporciona inteligencia, sabiduría y prudencia!, por lo tanto, en vez de orar a las apuradas, dile a Dios: “Apúrate y acompáñame a la universidad, a mi trabajo”. ¿Y quién era Daniel? ¡Un esclavo! El rey Nabucodonosor tomó cautivo a Judá y a su rey, Joacim, y los llevó a Babilonia, oportunidad en que el rey Nabucodonosor dijo: “Quiero que me elijan de entre los jóvenes que han traído de Judá, a los más lindos, inteligentes y sabios. Les daré tres años para que les den la ración y el vino del rey, y le enseñen las letras y las ciencias de Babilonia porque quiero tener gente entendida alrededor mío”. En ese montón estaban Daniel y sus cuatro amigos. Pero el versículo clave que hoy quiero compartir con ustedes está en Daniel capítulo 1, versículo 8: Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”. A cualquier deportista le sucede lo mismo que a Daniel: No puede comer cualquier cosa, necesita una dieta especial para responder física y psíquicamente mejor que el resto, se esforzará pues, en recibir las vitaminas y proteínas faltantes, y comerá un alimento especial y seleccionado. Cualquiera que desee lograr cosas, debe establecer un régimen especial, no sólo de comidas sino de ejercicios, obligarse a acostarse y levantarse temprano, etc. ¡Quien anhele superarse en la vida, tendrá que establecer un régimen especial para su vida! Si tomas “mate” todos los días hasta el mediodía no esperes que Dios te coloque en un lugar alto, si te quedas viendo TV hasta que cierra el canal, no creas que te irá bien. ¡No serás una persona sabia ni entendida! Daniel pues, se propuso no contaminarse con la comida del rey. ¡El quería ser prudente y sabio! Toda verdad es paralela, así como es necesaria una dieta en la comida para mantener el cuerpo en forma, es también necesaria una dieta para el alma y el espíritu. ¡Tienes que elegir de qué se alimenta tu cabeza! Daniel no solamente estableció una dieta de comida. Él oraba tres veces al día, era un esclavo, pero aun así decidió buscar a Dios con todo su corazón. Babilonia es indicada en la Biblia como la madre de las rameras, de las hechicerías, de las brujerías, seguramente que a un buen cristiano no le gustaría habitar en ella. ¿A dónde mandó Dios a Daniel? ¡Lo envió cautivo a la corte del rey de Babilonia, llamado Nabucodonosor! Y este rey, comienza a observar que Daniel tiene un espíritu superior: “este hombre tiene el espíritu de los dioses”, afirmó, porque él no creía en un dios, sino en muchos dioses. El tema no es tener muchos dioses, sino tener a Dios en el corazón. A Daniel le tocó ir al foso de los leones, porque prefirió honrar a Dios, antes que obedecer un reglamento del rey que decía que no se podía hacer petición alguna a ningún dios, a no ser, al mismo rey. ¡Él decidió tener una relación con Dios aunque le costara la vida! Y a sus tres amigos, también les sucedió lo mismo, quienes fueron echados en el horno de fuego por no querer reverenciar una estatua del mismo rey. Ellos, al igual que Daniel, prefirieron su relación con Dios, antes que obedecer a los hombres, aunque éste fuera un rey. Es preferible perder un lugar, una oportunidad, una relación, pero no perder la relación con Dios.

Daniel, como leímos, propuso no contaminarse con la comida del rey; no se trata sólo de comidas, sino de una dieta espiritual. ¡Tú necesitas una dieta espiritual! Si alimentas tu corazón con la palabra de Dios, tu vida será totalmente distinta, a que si lo alimentas con televisión. Por lo tanto, tienes que tomar por norma, venir a la casa de Dios, escuchar y leer su palabra, orar, y no pedir tonterías. No es importante pedirle a Dios que te saque de las deudas, sino que te dé sabiduría para no tenerlas. ¡Si no tienes sabiduría, jamás saldrás de las deudas!

Hablé esta semana con un jerarca muy importante del gobierno quien me confesó, que por dedicarse en demasía a su profesión, perdió a su primera esposa, luego a la segunda y ahora está a punto de perder la tercera.

DIOS ANHELA QUE SEAMOS VICTORIOSOS EN TODO

¿Será que Dios nos llama para ser vencedores en un área de nuestras vidas y a ser un necio en otras? He visto con tristeza cómo a muchos pastores les sucede eso. He escuchado muchos pastores que afirman: “Yo me encargo de la iglesia, de las cosas del Señor, y Dios se hace cargo de mi familia”. ¡Le ordenan a Dios que se encargue de su familia! Pero Él nos ha dado una familia para que cuidemos de ella. Seguro, si no cuidas de tu familia, ¡surgirá otra persona dispuesta a cuidarla! Y he conocido asimismo, tantos pastores consagrados a la obra, con los que puedes contar a toda hora, pero quien no puede contar con ellos, es su esposa y sus hijos, que llegan a detestar la iglesia y a veces, a Dios mismo. ¿Querrá Dios que estemos en autoridad delante de los hombres y que estemos fracasando con nuestros hijos, con nuestras familias? ¡No! Necesitamos poner a Dios en el centro de nuestro corazón; el principio de la sabiduría, dice la Biblia, es el temor de Jehová. (Proverbios 1:7) A veces, lo importante no es orar para que Dios enderece nuestro matrimonio sino que Él esté en el centro de nuestro corazón. La presencia de Dios en el corazón garantiza sabiduría, inteligencia y éxito. Dios no te ha llamado para ser una persona mediocre, sino para vivir una vida superior. ¡No me conformo con menos! ¡Quiero ser un hijo de Dios viviente! ¡Quiero alumbrar!

Dios estaba con Daniel. Él fue un estadista en Babilonia. Después de Nabucodonosor, le sucedió su hijo Belsasar, y Daniel también permaneció entre sus consejeros; luego, los medos y los persas destruyeron Babilonia, y Daniel nuevamente fue consejero del reinado de los medos y persas en Babilonia. Los reyes, en aquella época, eran las personas más preparadas de su imperio; desde que nacían, tenía ayos, es decir, maestros y consejeros que les enseñaban todas las artes, las ciencias, las religiones, etc. Ser rey de Babilonia significaba ser una persona muy preparada y muy astuta; no podían tener un reinado grande si no eran así, valientes, estrategas de guerra y estadistas que resolvían todos los problemas que surgían. ¡Aún en la misma corte había gente que los querían matar! Por tanto, cuidaban su vida constantemente. No obstante, Daniel mismo tenía un espíritu superior a esos reyes. Si tienes a Cristo en tu corazón, sabrás tomar buenas decisiones; Daniel sabía qué hacer por más que Nabucodonosor también era muy sabio; él tenía temor de Dios, no de Nabucodonosor. Dice la Biblia que Nabucodonosor examinó a Daniel y a sus amigos, y les hizo preguntas que tenían que ver con sabiduría y con ciencia, y los encontró diez veces mejor que el resto de los astrólogos, sabios y videntes que había en el reino. ¡Aún el rey Nabucodonosor reconocía que Dios estaba con Daniel!

En una oportunidad, Nabucodonosor tuvo un sueño y se le olvidó, pero recordó que el mismo era importante, así que llamó a todos los astrólogos y les dijo: “Necesito que me digan cuál fue el sueño que he soñado y la interpretación del mismo”. Los astrólogos pidieron saber el sueño y luego ellos darían la interpretación. ¡Una cosa es interpretar el sueño y otra muy distinta es saber cuál es el sueño y además, interpretarlo! Y se enojó el rey porque nadie le sabía decir cuál era el sueño y prometió destruirles si no resolvían ese misterio. ¡En ese episodio morirían Daniel y sus amigos porque ellos también eran contados entre los sabios! Y oró Daniel al Dios del cielo y no tuvo miedo en pedirle revelación. “¡Muéstrame lo que soñó el rey! No está en él saber lo que soñó pero tú me lo puedes mostrar”. Dios estaba con Daniel y le reveló el misterio. ¡Qué maravilloso! ¡Una de las cosas que más quiero es poseer sabiduría!

Pasado el tiempo, en oportunidad del reinado de Belsasar, sucesor de Nabucodonosor, en medio de una fiesta, apareció una mano que trazaba en la pared una escritura ininteligible. ¡El rey Belsasar se turbó completamente! Pero su madre, le dijo: “…no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro. 11En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos, 12por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación” (Daniel 5:10-12). Esa noche Daniel interpretó la escritura en la pared, que anunciaba los acontecimientos históricos que iban a suceder y que todos lo hemos estudiado en historia. Belsasar no honró al Dios de Daniel, como lo hizo su padre Nabucodonosor, y la interpretación de la escritura fue: “…Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. 28Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas” (Daniel 5:27 y 28). El imperio babilónico jamás había sido tocado por un ejército, pero esa misma noche, los medos y los persas desviaron el curso del río Éufrates y se introdujeron dentro de la ciudad (por designio de Dios) y esa noche cayó Babilonia.

El rey Darío, representante de Ciro, el rey persa, también vio en Daniel ese “espíritu superior”. Dice Daniel 6:1-3: “1Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino. 2Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado. 3Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores,…”

 

CONCLUSIÓN

El Espíritu que habitó en José, en Daniel y en sus tres amigos, es el espíritu que Dios quiere hacer habitar en ti. ¡No te conformes con poco! ¡No te conformes con ser necio! Sé como el rey Salomón, que a la hora de pedir, no pidió salir de las deudas, no pidió cosas triviales, sino que dijo: “Señor, ¡dame sabiduría!” Y agradó a Dios que no hubiese pedido victoria sobre sus enemigos, ni gloria ni riqueza, y le dio sabiduría y junto con ella, recibió riquezas y victoria en todas sus cosas.

Si reconoces que necesitas a Cristo en tu vida, pues ésta ha sido un fracaso, si no has tomado buenas decisiones por estar alejado de Dios, hoy es el momento de aceptarle en tu corazón y pedirle sabiduría para vivir. Haz esta oración ahora mismo:

 

“Señor, reconozco que he vivido lejos de ti. ¡Quiero que reines en mi corazón! Te pido que entres a mi vida, que limpies mis pecados y pongas un corazón conforme al tuyo. Necesito tu sabiduría y tu entendimiento para saber elegir el compañero/a de mi vida, para saber relacionarme con mi esposo/a y por sobre todo, para servirte a ti y servir en tu reino. ¡Tócame y transfórmame en esta hora! ¡Quita el corazón necio de dentro de mí! Cambia el corazón de piedra y pon un corazón de carne. Quiero ser como Daniel en Babilonia, como José en Egipto, levántame para bendición y salvación de muchos. Anhelo enderezar mis pasos, ser prudente y tomar decisiones sabias, que no sea movido por mis deseos y sentimientos sino por ti. En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

MENSAJES

MISIÓN

VIDA

PARA LAS NACIONES

Av. 8 de octubre 2335

Montevideo, Uruguay

WhatsApp: (+598) 095 333 330

email: info@misionvida.org

twitter: misionvidauy

facebook: iglesiamisionvida

Diseño: VerakaWeb