DOS MANERAS DE PENSAR, DOS ESTILOS DE VIDA - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

DOS MANERAS DE PENSAR, DOS ESTILOS DE VIDA

Quiero hablarte acerca de dos estilos de vida distintos que tienen origen en una sustancia o esencia diferente. Los cristianos hemos sido engendrados por Dios para poder desarrollar vida espiritual; los animales no tienen vida espiritual, éstos participan con nosotros de dos manifestaciones de vida; una es la biológica, que es la vida de la carne, y la anímica o de la siquis a la que llamamos vida animal y que viene de “animo”: mente, voluntad y emociones. A la conjunción de la vida biológica con la anímica la Biblia le llama “vida carnal”.

Por otro lado está la vida espiritual, que genera un estilo espiritual, contrario al de la vida carnal que genera un estilo carnal. Jesús dijo sencillamente que, lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Dios ha determinado que ninguna carne entrará en el reino de los cielos; ninguna vida carnal ni tampoco las obras carnales podrán participar de la vida eterna, del reino de Dios.

Estamos en medio de una lucha diaria, porque cada día se quiere manifestar y prosperar en nosotros esa clase de vida carnal que genera un estilo carnal de vivir y también el espíritu lucha por prevalecer contra el estilo de vida carnal y establecer el suyo propio. Dice Romanos 8:5: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. Fíjate que el pensamiento del hombre juega un papel fundamental en el desarrollo de un estilo de vida carnal o espiritual. Podríamos decir en cierto modo que hay una mente carnal y una espiritual, aunque no es que tenemos dos mentes, sino que tenemos una sola. Ahora, ahí está nuestra mente en medio de estos dos estilos de vida, procesando pensamientos carnales o pensamientos espirituales, dependiendo de qué pensamientos recibe. ¿Por qué algunas mentes producen pensamientos carnales y otras mentes producen pensamientos espirituales? Yo comparo la mente con una máquina de picar carne; en esa máquina puedes colocar carne de vaca o de chancho. ¡El chancho no tiene la culpa sino quien le da de comer! Entonces el asunto es: ¿Qué le das de comer a tu mente? Si le das pensamientos carnales, ella los procesa, lo mismo si le das pensamientos espirituales. Digamos que si a la maquina de picar le pones carne de cerdo, pica carne de cerdo y si le pones carne de vaca, pica carne de vaca; no es especial para picar sólo una clase de carne, ¡pica la que tú le pones! Todo queda determinado por la clase de sustancia o material que le suministramos a nuestra mente. ¡Yo decido leerla Biblia o no leerla, yo decido ver una película prohibida o decido no verla!

            CARNE VS. ESPÍRITU

El apóstol Pablo dice que los que son de la carne piensan en las cosas de la carne y los que son del espíritu piensan en las cosas del espíritu; o sea, los carnales dedican su vida a las cosas que le interesa a la carne y son muchas, por ejemplo: la comida, el sexo, las deudas, la casa que quiere tener, el vehículo, etc. La carne no está interesada en las cosas espirituales aunque sí le interesa, a veces, la religión; a algunos les gusta por ejemplo, la música sacra, de modo que muchas veces, cuando ves a alguien cantando música religiosa, ves carne cantando. Por ahí viene un cantante con una voz preciosa que impacta a la gente, pero no está pensando en adorar a Dios, no genera nada espiritual porque la carne no puede hacer eso, sino que piensa en hacerse ver, y, ¡hay gente que hasta llora al escuchar esa carne cantando! ¡Le impacta los sentimientos! Y uno dice: “¡Qué espiritual!” ¡No! ¡Es carne pura!

Así que tenemos, carne buena y carne mala; hay quienes son carnales pero son gente buena, pero igual es carne, ésta no va a producir otra cosa que no sea carne. La carne no tiene designios que tengan que ver con el reino de los cielos, sino que van contra el reino de Dios, se levantan contra Él, y todo lo que produce la carne, Dios lo resiste porque es enemistad contra Él. Cuando los creyentes nos descuidamos, nos volvemos carnales, tal vez estamos sirviendo a Dios pero no nos damos cuenta que, lo que estamos produciendo es contra Dios y Él lo resiste. Han venido hermanos que me han dicho: “Pastor, yo quiero ayudar, a mí me gustaría ayudar en esta área porque yo se de acá y de allá” y los he tenido que frenar. Uno que llevaba tiempo trabajando en la iglesia y me terminé dando cuenta que no era espiritual sino carnal le tuve que decir: “¡Vos haces gauchadas, sos muy servicial, pero yo necesito gente espiritual!”

En la primera iglesia cristiana se armó un lío tremendo con el tema de la repartida de comida para los pobres y las viudas, a tal punto que los apóstoles decidieron nombrar personas llenas del Espíritu Santo que sirvieran las mesas. Cuando hay carnalidad, ¡no se puede ni comer en paz!

En los tiempos que se vienen, los carnales van a andar mareados, se van a quedar sin entender los designios de Dios, ni tampoco percibirán lo que Él está haciendo, porque tienen el entendimiento entenebrecido ya que viven en función de sus razones y de sus sentimientos. La persona carnal razona mucho y emite muchos argumentos basándose en lo que siente, pero los sentimientos y razonamientos provienen de la carne. Tú te preguntarás: ¿No puedo sentir? ¿No puedo razonar? ¡Si! Pero te voy a explicar cómo es la cosa. Dios dijo en el Antiguo Testamento: “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos” (Isaías 55:8) “¡Arrepiéntanse de pensar!”, esta es una interpretación de lo que dijo Isaías. “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”; fíjate que le llama “inicua” a la persona que basa su vida en sus pensamientos, en sus razonamientos. Isaías 55:9 dice que así como son más altos los cielos que la tierra, así son sus pensamientos más altos que los nuestros. ¡Dios quiere que razonemos sus pensamientos! “¡Dejen sus pensamientos porque yo tengo otros pensamientos!” O sea que tú puedes razonar pero tienes que introducir otra sustancia, otros elementos a tu mente y tienes que negar la existencia de los pensamientos y sentimientos carnales.

¡Dios detesta la vida de la carne! Jesús dijo: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:6). ¡Es hora de que empecemos a producir las cosas del espíritu, y que dejemos de producir las de la carne! Cuando decimos: “Es que yo no lo siento”, “Lo que pasa que esto no me gusta”, dependes de lo que te gusta y lo que no te gusta. ¿Crees que a Jesús le gustaba la idea de ir a la cruz? ¡Claro que no! Sin embargo, Jesús dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). Niega tus pensamientos, niega tus sentimientos, ve a la cruz y entonces sígueme. ¡Tienes que ir a la cruz!

Cristo fue a la cruz del calvario por nosotros y por haberlo hecho ha logrado traer hacia Él muchos hijos. ¿Se alegró Cristo de ir a la cruz? ¡Seguramente que no! Pero dicela Bibliaque Jesús se alegró por el resultado que iba a obtener al ir a la cruz. Es verdad, a Jesús no le gustaba la cruz y a mí tampoco, pero, ¿qué le vamos a hacer? Lo que sucede es que la cruz duele, a través de ella, uno muere de a poco. “¡Ahh, me duele Dios! ¿Por qué permites que me pase esto?” Dios está en el proceso de achurarte, de matarte, si lo dejas al Espíritu Santo te va a hacer pedazos, no dejará ni un resto de carne en ti.

Porque mientras éste, nuestro hombre exterior se va desgastando más y más, dice el apóstol Pablo, no obstante, el ser interior creado según Dios se fortalece cada día, ¡va creciendo, va madurando! (2ª Corintios 4:16).

Romanos 8:5 dice: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. ¡Muchas cosas desea la carne! Desea congratularse con muchas cosas pero hay que mantenerla clavadita, hay que crucificarla. ¡Mira que te va a doler! Romanos 8:6 agrega: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”.

Había dos hermanas, una se llamaba Marta y la otra María; la primera quería agasajar a Jesús, quería limpiar la casa y darle de comer, estaba muy afanada y turbada, según Jesús, con muchas cosas. ¡Iba y venía! Y miraba a su hermana de reojo, ¡con una bronca!, pero María había decidido sentarse a los pies de Jesús para escucharlo y poder hablar con Él. ¡Qué bronca tenía Marta! Hasta que le reclamó: “Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude” (Lucas 10:40). Y Jesús le responde: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas”. A mí me da la sensación, cuando predico, que mucha gente que me mira y me escucha realmente no está prestando atención, están muy afanados y turbados, pensando en alguna cosa relacionada a la casa, algún problema que se les presentó, y se están preguntando: “¿Me podrá solucionar Dios esto?” ¡No han venido a buscar a Dios sino una solución personal! ¡Pero quiero decirte que Dios es el que se hace cargo de las añadiduras! ¡El ocuparse del Espíritu es vida y paz!

            ERES EL FRUTO DE TUS PENSAMIENTOS

Me he hecho amigo de una persona homosexual que asistió a la iglesia. ¡Si pudieran entender los homosexuales que son personas amadas por Dios! Créeme que toda la vida me ha costado abrazar a un homosexual, pero lo abracé; el hombre no daba más, estaba en su casa, muy mal, me contó que le dijo a Dios varias veces que se quería morir. Estaba deprimido, encerrado en su casa, en un momento salió y se tomó el primer ómnibus que agarró, y vino a parar a la iglesia. Él me dijo: “Toda mi vida ha sido un infierno”. Me comenzó a contar que no conoce a su padre, que su madre es una mujer dominante, que a los siete años de edad un primo comenzó a abusar sistemáticamente de él, quien lo mantuvo en opresión y temor hasta los catorce años. Me explicó que su vida era un infierno porque nunca pudo superar lo que le ha pasado, jamás se lo ha contado a nadie, ni siquiera al sicólogo; me comentó que les ha mentido siempre, nunca les ha contado lo que realmente le sucedió; aún una sicóloga descubrió mediante un método que él había sido abusado, y por una persona cercana de su familia, pero él lo negó y lo negó. En un momento en que estábamos conversando se largó a llorar y me confesó que le daba mucha vergüenza, y que por primera vez había logrado contarlo abiertamente aunque no entendía ni por qué me lo estaba contando a mí, pero Dios lo había traído y desde que entró a la iglesia no paró de llorar. Él tenía razones, por ejemplo, no conocía a su papá; le pregunte cómo reaccionaría si llegaba a ver al padre cara a cara, o ver al primo que abusó de él. Lo fui llevando a la idea de que no es el abuso que sufrió por parte del primo, no es la madre dominante ni ninguna de las circunstancias externas, lo que le robó la paz. Este hombre es del interior del país pero se vino a vivir a la capital y yo le señalé que él es el fruto de las decisiones que tomó, le dije también que él decidió odiar al primo. ¡Su vida es el fruto de sus pensamientos!La Bibliadice que tal cual pensamos, somos. (Proverbios 23:7)

            Presta atención en esto que te digo porque te puede traer una liberación tremenda: ¡Tú eres el culpable de todo lo que estás viviendo, no hay culpables fuera de ti! Romanos 8:6 dice que el ocuparse del Espíritu es vida y paz; independientemente de lo que piensen los que me rodean o de lo que hayan hecho, si Cristo está en mí y me llena con su Espíritu Santo, la paz y la vida están en mí y no importa lo que me hayan hecho. La muerte está en lo que pienso y en lo que hago, así también la vida, porque de acuerdo a lo que pienso, creo y de acuerdo a lo que pienso y creo, hago. ¡La vida y la paz están dentro de ti o no están!

La vida espiritual es una vida abundante y de paz, independientemente de lo que suceda fuera de nosotros. Mi madre puede seguir haciendo y diciendo lo que se le de la gana pero ya no me toca; no me refiero a ser indiferente a lo que nos sucede alrededor, sino que en el mundo espiritual algo ocurre cuando una persona llega a ser espiritual. El caso es que, los que son de la carne piensan en las cosas de la carne y esto es muerte, entonces ello genera angustia, depresión, tristeza.

El hombre que me había confesado que su vida era un infierno se fue de la iglesia con una sonrisa en la boca, la esperanza entró en su corazón aunque todavía no conoce a su padre, su madre sigue siendo la misma, y el primo sigue siendo el mismo hombre que no se arrepintió de haberlo abusado. ¡Él ya tiene esperanza porque los pensamientos de Dios comenzaron a hacer peso en su vida!

Nunca digas que tu marido te ha hecho vivir una vida infernal, tú puedes vivir en la gloria aunque tu marido se porte mal! ¡La vida abundante no depende de tu marido! Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). ¡Depende de tu relación con Cristo!  ¡Ya deja de culpar a los que te han hecho daño! ¡Entrégale a Jesús lo que te han hecho! ¡Olvídate, bendice, no maldigas! Así como tú necesitas perdón, la persona que te ha hecho daño también necesita el perdón de Dios, pídele a Dios que lo perdone. ¡Es bendiciendo que conseguirás bendición!

La Biblia dice que los misericordiosos alcanzarán misericordia. No es como tú piensas sino como Dios piensa; cuando los pensamientos de Dios vienen a tu corazón, tu vida cambia.

La mayor gloria de Dios la veremos en los postreros tiempos. “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová” (Hageo 2:9). En medio de los conflictos más grandes de la historia de la humanidad, cuando el anticristo esté persiguiendo a los cristianos, la gloria y el poder más grandes de Dios, estarán sobre ellos, los cristianos tendrán vida y paz de todos modos. “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tu estarás conmigo” (Salmo 23:4). ¡Estos pensamientos son distintos a los pensamientos del mundo!

¡Falló el padre, la madre, el primo, aún cuando se alejó de todos y eligió una opción de vida, su existencia siguió siendo un infierno, porque era alimentada por sus pensamientos, por sus sentimientos; su vida era nutrida por los designios de la carne. Romanos 8:7 señala que los designios de la carne son contra Dios y por supuesto, Él se opone a ellos. No quieras ser carne consagrada, Dios no lo acepta. “¡Señor mira qué bien canto!” “¡No me agrada lo bien que cantas!” He visto algunos que no entonan ni una nota pero creo que a Dios le agradan más esos. ¡Tienen un fuego adentro cuando adoran a Dios! Me imagino a Dios en el cielo, diciéndoles a los ángeles que aplaudan. Uno de mis yernos no entona una nota, ¡pero qué pasión tiene por Dios! Dios no ve las cosas como las vemos nosotros, Él anda buscando corazones anhelantes, que le busquen y que le amen de verdad.

Continuamos leyendo Romanos 8:7: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”. La palabra “designio” significa: “[1]Pensamiento, o propósito del entendimiento, aceptado por la voluntad”, es decir, se trata de algo que pensé y que ya estoy decidido a ejecutar. Lo que la carne piensa y decide ejecutar son sus designios y éstos son enemistad contra Dios. Las intenciones de la carne, los propósitos de ésta no se someten a Dios y tampoco pueden. Así que tú puedes encontrar carne que quiere someterse a Dios pero jamás lo logrará, la carne nunca servirá a Dios, más bien, tiene que morir. Los pecados son perdonados, pero la carne tiene que ser “¡achurada!” (crucificada). Dios tiene dos tratos con nosotros: Por un lado, el pecado se limpia y se lava con la sangre preciosa de Jesucristo, y por otro lado, la carne se clava en la cruz.

Seguimos leyendo Romanos 8:8: “…y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”. Podrás ponerte el mejor maquillaje, podrás hacerte un lindo corte de cabello, podrás vestirte de santo, pero si tu vida no es espiritual jamás lograrás hacer algo que agrade a Dios. Yo se que todos los cristianos quieren agradar a Dios, pero no saben diferenciar entre agradar en el espíritu y agradar en la carne. Muchas veces la carne hace sacrificios para agradar a Dios pero Él no acepta los sacrificios que provienen de la carne. Muchos ayunan espiritualmente, pero hay otros que lo hacen carnalmente. Muchos han ayunado para lograr que Dios haga lo que ellos quieren. Pero en un ayuno no tienes que pretender alcanzar que Dios haga lo que tú quieres, sino que es Dios quien tiene que lograr que tú hagas lo que Él quiere. ¡Elemental, mi querido Watson!

¡Así que hay carne que ayuna! Recuerdo una oportunidad en que ayuné veintiún días y un carnal me preguntó: “¿¡Ayunaste veintiún días!? ¡Guau andarás lleno de la unción!” Convocó a los que estaban a nuestro alrededor y les contó que yo había ayunado por veintiún días, entonces propuso que yo les orara a todos, así que yo les imponía las manos y me creía un super espiritual, mas Dios me hizo ver: “¿Pero de qué la vas? ¡Has ayunado y en vez de ser más humilde, estás más orgulloso!”

Ocurre muchas veces que alguna hermana me dice: “Apóstol, usted sabe que yo oro mucho, ¡Dios me habla a mí! Sabe que Dios me ha mostrado que usted tiene que “hacer una vuelta carnero”. El Señor me dijo que usted tiene que hacer esto, esto y lo otro… ¡Es que yo soy una persona de mucha oración!” ¡Hay carne ayunando, orando, cantando y predicando!

Todavía estoy peleando con la carne. Recuerdo que en mi época más carnal, el pastor de la iglesia a la que yo asistía decidió hacer una campaña evangelistica, decidió elegir cuatro líderes, entre los que me incluyeron, y nos dijo que nos tocaría predicar un día a cada uno. Cuando le tocó al primero, yo lo miraba de lejos y me decía. “Eso yo lo hubiera dicho así y así.” Cuando terminó de predicar y se convirtieron algunas personas lo catalogué de carnal porque habían sido muy pocas las personas que se entregaron a Cristo. Lo mismo ocurrió cuando fue el turno del segundo, lo critiqué. ¡Yo opinaba de todos ellos! El día que me tocó predicar, ¡ayuné! Quería que ese día caiga fuego del cielo, y oraba: “¡Padre, Padre, toca, que caiga fuego!” En otras palabras la intención de mi oración era que Dios les demostrara a esos predicadores que yo tenía más poder que ellos. ¡Me entraron unas ganas de que se convierta la gente cuando me tocara predicar a mí, pero no tuve ese sentir cuando les tocó predicar a los otros! ¡Yo quería demostrar que era mejor que los otros, ese día me creí espiritual! No me importaba que cayera fuego si predicaba otro pero cuando me tocara a mí, tenía que suceder. ¡Ahí tienes, carne predicando! ¡¿Cómo hacemos para agradar a Dios, por favor?! ¡La carne tiene que morir, tienes que decidir ir a la cruz!

Por eso antes de hacerme pastor, Dios me dio cada paliza…Yo le decía: “Pero Dios, ¿por qué permites esto? ¿Qué hice mal?” Yo creía que había servido a Dios toda la vida, pero no había entendido la diferencia entre estos dos estilos de vida, el carnal y el espiritual. No es lo mismo traer una ofrenda al altar y presentarse delante del Señor, feliz, sabiendo qué es lo que sucederá por causa de tu siembra, agradecido porque alguien se convertirá por causa de la predicación del evangelio, que presentar tu ofrenda y decir: “¡Dios mío, aquí te traigo una ofrenda, necesito una camioneta 4 x 4 color rojo!”

¡Dale al Señor y Él te va a llenar de plata y de oro, dale, dale, dale, ponelo aquí! ¡El Señor te multiplicará! ¡Eso es carne ministrando la ofrenda! Debemos ir al Señor y pedirle que nos enseñe porque muchas veces hasta servimos a Dios carnalmente. ¡Ayúdanos Señor! ¡Que no traigamos una ofrenda por interés personal!

            CONCLUSIÓN

¿Cuándo será el día en que estés totalmente crucificado? El apóstol Pablo dijo: “…ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20). ¡Jesús, que la gente no se encuentre conmigo, sino que puedan tener un encuentro contigo! Que cuando hablen conmigo se choquen contigo. ¡Ese debe ser nuestro anhelo! Dios quiere transformar nuestras vidas; la vida en el Espíritu genera muerte para la carne pero genera vida y paz en el espíritu. La vida espiritual tiene designios que son del espíritu. ¿Qué significa que los carnales piensan las cosas de la carne y los que son del Espíritu, piensan las cosas del Espíritu? Significa que, el verdadero creyente no está afanado y turbado con muchas añadiduras sino que está metido en los designios de Dios, tiene su corazón puesto en los planes de Dios, está consagrado a Él.

Señor, ¡cuánto necesitamos, cuánto anhelamos un cambio en nuestras vidas! Es nuestro anhelo que tú generes vida espiritual en nosotros. En esta hora nos negamos a nosotros mismos y estamos dispuestos a ir a la cruz ahora mismo Señor. ¿Cómo hacer para vivir una vida espiritual si nos falta tanto discernimiento y entendimiento?

¡Señor, pedimos que te glorifiques y que nos llenes de tu presencia! Llénanos de tu Espíritu Santo, pon en nosotros los anhelos santos, anhelos por tu palabra. Implanta a fuerza en nosotros tu voluntad, hoy nos sometemos a ti. Sopla tu Espíritu Santo, quebranta toda obra, destruye, deshace toda obra que hemos hecho en la carne y que es pecado.

Dile a Dios en esta hora: “¡Perdóname Señor!, te lo suplico. He vivido en los anhelos de la carne, pero en este día quiero pedirte que tú generes un cambio, yo quiero ese estilo de vida que viene del Espíritu. ¡Rechazo y echo fuera de mí los designios de la carne! Limpia mi mente Señor, perdona los pensamientos y los deseos que he dejado habitar en mí, corta toda maldad en mí, Señor. ¡Límpiame! Te lo pido en el nombre de Jesús y para tu gloria Señor, amén”.


[1] Real Academia Española

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