Av. 8 de octubre 2335
Montevideo
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INTRODUCCIÓN
Leamos Mateo 16:1:12:“1Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. 2Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. 3Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! 4La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue. 5Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. 6Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. 7Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. 8Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? 9¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? 10¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? 11¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? 12Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.”
Hoy conoceremos el corazón de Dios, cuál es su preocupación principal. Él es un Dios amoroso, misericordioso y compasivo, que está interesado en cada uno de nosotros. ¡Su desvelo eres tú y yo!
Los saduceos y los fariseos eran dos sectas, dos grupos religiosos bien antagónicos del judaísmo; los saduceos no creían en la vida del más allá, ni en los ángeles, ni en la resurrección de los muertos, pero igualmente eran aceptados como un grupo dentro del judaísmo, en tanto que los fariseos creían en la vida eterna y demás. ¡Pero entre ellos se llevaban bien! No sé cómo se pueden llevar bien dos grupos que son tan diferentes, tampoco entiendo por qué el grupo de los cristianos no fue aceptado como una secta más dentro del judaísmo… si los saduceos fueron aceptados, bien pudieron serlo los cristianos. En una oportunidad le dije a un senador de izquierda: “Cómo usted va estar de acuerdo con el aborto siendo que está promovido por la ONUy por el imperialismo yanqui” Me contestó: “¡En algunas cosas estamos de acuerdo!” En algunos temas relacionados con el secularismo y el laicismo, fuerzas aparentemente opuestas, están muy de acuerdo. Recientemente, el Presidente del Uruguay, el Dr. Tabaré Vázquez dijo: “…reclamamos un liberalismo económico para todos los sectores del comercio, reclamamos que el liberalismo político y el liberalismo económico, vayan de la mano, porque el autoritarismo político es a la democracia lo que el proteccionista es al comercio internacional…” y la foto que se sacó con el presidente norteamericano, George Bush, les aseguro que se la hubiera querido sacar el anterior presidente de derecha, Jorge Batlle. Lo cierto es que estos grupos religiosos, para tentar a Jesús, le piden señales del cielo las cuales den certeza que Él realmente es el Mesías; pero Jesús no está interesado en la religión, ni en demostrar que Él es el Señor. Te diré una clave: Toda persona que sabe quién es, no necesita discutirlo; la persona insegura de sí misma defiende su lugar y su posición. Imagínate que ahora yo predique un mensaje para demostrar fehacientemente que soy el apóstol Jorge Márquez, y digo: “¡Hermanos, créanme, yo soy Jorge Márquez!” Jesús no necesita demostrar que es el Mesías porque Él sabe quién es.
Hoy en día hay aviones grandes que viajan de noche a Europa, que cargan hasta cuatrocientas personas y quien esté sentado en una de las butacas y necesite que algún oficial del avión venga, aprieta un botón y se enciende una lucecita roja la cual se hace visible en medio de toda la oscuridad e inmediatamente el oficial viene en su ayuda. Del mismo modo, cuando una persona busca a Dios, Él no tardará en manifestarse en su vida. En todo este mar de problemas, el interés de Jesús no es discutir sobre religión sino saber qué te pasa a ti y a mí. El caminaba por las calles y producía debates religiosos, lo buscaban para discutir, pero a Él le interesaba saber donde había una persona enferma para sanarle, donde había una persona endemoniada para liberarle, donde había una persona debilitada y quebrantada para fortalecerle, porque Él no vino al mundo por causa de una religión sino que dicela Biblia, “Dios envió a su hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda sino que tenga vida eterna”. ¡Dios tiene un interés genuino por ti!
No se si te ha pasado, cuando se habla acerca de un tema en una conversación y luego se cambia a otro, tú te quedas pensando en el tema anterior. Así sucedió con Jesús; sus discípulos comienzan a decir “no hemos traído pan” y Jesús les contesta: “cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos”. Ellos ya ni se acordaban de que los saduceos habían venido a tentar a Jesús para que les dé una señal de que Él realmente es el Señor; los discípulos estaban con el problema del pan pero Jesús seguía con el tema de la tentación de los fariseos y los saduceos y les dice: “ustedes tienen que cuidarse de la levadura de los fariseos y de los saduceos”, en otras palabras, les estaba diciendo, “tienen que cuidarse de la doctrina de ellos”. ¡Nunca te vuelvas religioso porque Dios te va dejar hablando solo sin atenderte!
En Mateo 15:21 y siguientes, dice la palabra de Dios que Jesús se encontró con una mujer cananea que tenía una hija endemoniada quien le dijo: “Señor, te pido que liberes y sanes a mi hija que está gravemente atormentada”. Jesús no le contestó y los discípulos le dicen, “maestro, ¿por qué no la despachas? ¡Nos está molestando!” Pero Jesús había sido enviado por el Padre a las ovejas de Israel, su ministerio era específico: Él tenía que ser rechazado por Israel para que luego el evangelio sea predicado a los gentiles, de modo que respondió: “No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel; mujer, no está bien quitarle el pan a los hijos y dárselos a los perrillos”. En otras palabras, Jesús estaba sentando un principio, si yo no cuido en primer lugar a los de mi casa, ¿cómo voy a salir a cuidar a los demás?” ¡Es un principio bíblico! La mujer entonces se postró delante de Jesús y clamó: “Pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de los hijos”. La mujer entendía el ministerio de Jesús, pero también creía que por la fe podría lamer algunas migajas que se cayeran de la mesa de Jesús, quien exclamó: “¡Grande es tu fe! Hágase contigo como quieres”. Y dice la palabra de Dios que la hija de esa mujer fue liberada del tormento que tenía. ¿Por qué Jesús hizo eso? Porque más que las normas, a él le interesa la misericordia; la norma más importante de la ley es la misericordia y la fe, por medio de ellas la ley se hace más elástica; la letra mata pero el espíritu vivifica, en otras palabras, hay que tener criterios, la religión es legalista, aplica la ley a rajatabla, pero Jesús está lleno de amor, de compasión y lo que le da sentido a la ley no es su letra, sino su espíritu, lo que le da sentido a la ley es la fe y la obra que se hace por medio del amor. Esto nos enseña que más allá de lo que tú hayas hecho, Jesús sigue teniendo un amor genuino por ti, Él te ama y no importa la edad que tengas, tampoco importa tu sexo ni tu pasado. ¡Dios tiene un interés genuino en ti y en tus problemas! No se qué tan digno o indigno eres de recibir un milagro de Jesús, pero sí sé que puedes recibirlo porque a Él le duele tu situación. Quizás estás viviendo las consecuencias de tu pecado, posiblemente tengas una enfermedad de muerte por causa de tu perversión, pero a Jesús le sigue doliendo tu situación. Todo lo que necesita Jesús es que se encienda una luz en tu corazón, todo lo que Él necesita es que alguien lo mire con fe, creyendo. Esta mujer cananea fue probada de una manera increíble, sin embargo se postró delante de Jesús.
Dicela Bibliaque luego Jesús se subió a una montaña y le traían todos los enfermos, todos los atormentados por los demonios y los sanaba. Cuando tú encuentras en la calle una persona tirada, no preguntas si es un ladrón o un asesino, ¡la ayudas! Si es malo también hay que ayudarlo. Algunos dicen, “no entiendo por qué Dios le hace milagros a otras personas y a mí no”. Te voy a contestar: ¡Por incrédulo que eres! Si te acercas con fe a Jesús, Él va a responder, será tocado por tu fe. Dicela Bibliaque la fe agrada al Señor; no dice que tienes que ser bueno para agradarle, sino que debes tener fe en Él y que ésta, agrada al Señor. El que se acerca con duda no recibirá ninguna cosa del Señor. Algunos creen que por ser buenos, van a recibir alguna cosa de parte de Dios, pero Él no le hace favores a los buenos sino a los que tienen fe. Así que hay personas que se acercan a él como los fariseos y los saduceos, tentándole o queriendo saber si Jesús hace o no, pero hay otros se acercan a Él creyéndole, con una necesidad y una fe genuina.
Vemos que Jesús en un momento dice: “Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer” ¡Tres días sanando enfermos! ¡Jesús tuvo compasión de la gente! Habían allí cuatro mil hombres, sin contar mujeres ni niños, por tanto, podrían ser ocho o diez mil personas si contamos a todos, que estaban en un lugar desértico y llevaban ya tres días con Jesús. Yo me pregunto: ¿Eran todos buenos los cuatro mil que estaban allí? Pero observa que a los fariseos y a los saduceos, que estaban cuestionando aspectos religiosos, les dice: “La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás” (Mateo 12:39). Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de un pez; en otras palabras, les dice, “voy a estar muerto tres días y tres noches, esa es toda la señal que van a recibir” y aún así no creyeron. A Jesús le fastidiaba determinada conducta, pero tuvo compasión de estos cuatro mil que no eran todos buenos. Y continúa diciendo: “No quiero que vayan y se desmayen en el camino”, a lo que responden: “¿De dónde sacaremos pan para toda esta multitud? ¡Estamos en el desierto! Despídelos y que se vayan”´. Esta es la misericordia de los discípulos, mas el Señor pregunta qué es lo que tienen. Respondieron ellos: “Tenemos siete panes y unos pocos pecesillos”. Le trajeron pues, los panes y los peces, los bendijo Jesús, los partió y todos comieron, ¡y sobraron siete cestas!
El otro tema de este mensaje es que Jesús tiene recursos para tu necesidad. No importa que sean siete panes para repartir entre diez mil personas, Él tiene poder y recursos que tú ni siquiera te imaginas; Dios aún puede sacar de la nada, porque Él hizo todo lo que se ve de lo que no se veía, por tanto, ni siquiera necesita siete panes ni dos peces; de la nada Jesús le puede dar de comer a todo el mundo, ¡de la nada! Pero, ¿qué motiva a Jesús el acercarse a ti? El amor y la misericordia que te tiene. ¡Él tiene un interés genuino por ti, por tu necesidad! El problema es quién se anima a acercarse a Jesús con fe, creyendo que es amado por Él.
Esta semana hemos vivido una experiencia bastante triste; estábamos en ciertas tratativas con un funcionario municipal y en determinado momento, le llaman por teléfono para decirle que hay un señor enfermo de gravedad, tirado debajo de un puente, hacía ya varios días. Estaba enfermo de cáncer; le habían operado, dejándole un caño que va directo a su estómago, y le dijeron “váyase a su casa a morir”. El hombre contestó que no tenía casa, que vivía debajo de un puente. ¡Así que la ambulancia del hospital le llevó debajo del puente y allí lo dejó! El hombre estaba allí desde hace tres días y todo lo que tenía era un trozo de botella con agua sucia. Inmediatamente el funcionario municipal se abocó a hacer la denuncia policial, pero la policía no hizo nada. Terminó llamándome por teléfono y le ofrecí que lo lleve a una de nuestras comunidades de rehabilitación; pero antes, dije, “quiero que lo trasladen a un hospital y pregunten a los médicos qué cuidados hay que tener con el enfermo, qué comida hay que darle, etc. Luego, sí, que la ambulancia lo lleve a la comunidad”. Luego de la revisación, estuvimos esperando desde temprano del día, hasta la noche, y el hombre no vino; comenzamos a averiguar qué ocurría y alrededor de las diez de la noche, nos enteramos que el hombre estaba otra vez debajo del puente. ¡El problema era que la ambulancia no podía llevarlo hasta nuestra comunidad porque ella estaba fuera de su jurisdicción! El funcionario municipal, ofuscado, comenzó a buscar un vehículo dela Municipalidadpara llevar a este hombre a nuestra comunidad y le dijeron que era necesario iniciar un expediente… así que decidimos nosotros mismos buscar un vehículo y trasladarlo. Le estamos dando comida y amor en sus últimos días, pero el hombre es bastante insoportable, hasta insulta cuando le asean. Me confesó el pastor Félix: “sólo Dios nos puede dar amor para soportar a este hombre…” Hablando con él, le dijo que es hijo de una pastora y tiene un resentimiento tremendo contra su madre. No obstante, este hombre no es el único que está tirado debajo de un puente en el Uruguay… ¿qué hace que le estemos ayudando sin importar su ira, su odio y resentimiento? ¿Quién está detrás de ese hombre tratando de tocarlo, de restaurarlo, de abrazarlo, de sanarlo, de mimarlo? ¡Es Jesús! ¿Qué hace que un hombre estafador y ladrón, como era el pastor Félix, hoy esté al frente de la comunidad, ayudando cuarenta y cinco personas y también a este hombre insoportable? Es el mismo espíritu de Jesús, lleno de compasión, que está atendiendo las necesidades de las personas. Jesús está interesado en bendecir a sus hijos, no tiene tiempo para la religión, no tiene tiempo para charlar con los fariseos y saduceos y convencerles de que realmente Él es el Mesías.
¿Puedes creer que Jesús realmente se interesa por ti? ¿Puedes creer que Jesús tiene recursos para ayudarte en lo que necesitas? ¡Claro que sí! ¿Puedes creer que Jesús te ama a pesar de lo que eres? ¿Qué excusa tiene Dios para no amarte si eres su hijo? ¿Acaso una madre ama menos a su hijo porque sea malo? ¡No! ¡Y Dios menos! Realmente Jesús se compadece de ti y tiene misericordia. Habían cuatro mil personas en el desierto, algunos serían bastante malos, quizás algunos eran borrachos, quizás habían algunas prostitutas, personas fornicarias, con un vocabulario asqueroso, pero esas personas llevaban tres días buscando algo de Jesús.
Hoy estoy aquí, y como en aquel tiempo, te digo que Jesús quiere sanar toda ceguera, toda sordera, Él sigue con anhelos intensos de hacer caminar a los cojos, de deshacer un cáncer. Yo creo y tengo fe que ahora Dios está haciendo milagros, Él está aquí. ¿Lo estás creyendo? ¡Yo se que Dios te ama! El único que le puede poner límites eres tú, y si eres religioso y le rechazas, te va a dejar hablando, pero si le abres tu corazón, entrará en ti, te tocará y saciará tu necesidad. Ni siquiera tú sabes qué es lo mejor para ti, quien conoce bien lo que necesitas se llama Jesús de Nazareth. Cuántas veces los hijos piden algo que no les será de beneficio, lloran y patalean porque quieren obtener lo que desean, pero el padre sabe que aquello que el hijo pide, no está bien. ¡Así nos pasa a nosotros con Jesús! Hasta nos fastidiamos con Dios cuando no nos da lo que queremos, pero solo Él sabe lo que realmente necesitamos. Sólo un corazón humilde y rendido a Dios, recibirá de Él lo que necesita para ser feliz.
¿Habrá alguien hoy que tiene el corazón abierto y dispuesto y está creyendo que Jesús le va a dar lo que necesite? ¿Habrá algún corazón abierto? Siempre hay alguien que se burla, que rechaza la palabra, pero también siempre hay alguien que se doblega delante de Jesús y le abre su corazón. Los soberbios se van con las manos vacías, convencidos que sus argumentos son los mejores, pero los humildes abrazan a Jesús y le dicen: “¡Tú eres mi señor!” Estoy convencido que no hay ninguna necesidad que Jesús no pueda saciar; no importa la edad que tengas, no importa tu raza, tu sexo, no importa lo malo o lo bueno que seas, lo importante es si crees que Dios tiene misericordia y compasión de ti, como la tuvo con la mujer cananea que vino y se postró delante de él diciéndole: “Señor, ¡yo quiero comer esas migajas que caen de la mesa de los hijos! ¡Yo quiero un poquito de ti! Sacia mi hambre, mi necesidad; he querido encontrar la paz pero en mis pensamientos no la encontré, en mis acciones tampoco. ¡Te quiero a ti Señor! ¡Tú eres el Príncipe dela Paz!”
Hoy debes decir: “Señor, sólo tú sabes lo que yo necesito y tú lo tienes. Tú eres mi Dios, tú eres mi Señor. Hoy me entrego a ti, abro mi corazón y te recibo en mi vida. Padre querido, oro e intercedo por todos aquellos que han recibido esta palabra. Sé que hay luces encendidas, corazones abiertos. A ti Señor sea toda gloria, toda alabanza y toda honra. Extiende ahora tu mano, comienza tocar toda dolencia, toda enfermedad. Seca ahora esos tumores, deshace esas enfermedades que son el fruto de nuestros pecados, de nuestro alejamiento de ti. Te pido que sanes el SIDA, esas enfermedades sexuales fruto de aberraciones, te pido que sanes enfermedades en los huesos. Proclamo que tú tienes todos los recursos para sanar toda clase de enfermedades. Toca esos corazones hambrientos y sedientos de paz; echo fuera el poder de las tinieblas y pido que instaures el reino de los cielos en esta tierra. Dolencias en el espíritu, dolencias físicas, psicológicas, sean sanadas en esta hora, que los ciegos vean, que los sordos oigan, que los paralíticos se levanten. Proclamo sanidad y liberación a todo lugar donde llegue esta palabra. ¡Extiende tu misericordia! Llega a esos hijos de pastores, llega a esos creyentes que están apartados, que tienen inconvenientes pero están recibiendo esta palabra. Hay personas que están en el lugar menos indicado para recibir el favor de Dios, pero yo creo y confieso que tú has llegado a ese lugar no indicado y que tu misericordia está allí con ellos. Tú estás quitando el peso, la carga de los hombros, tú estás abrazando, dando amor y gracia. Te bendigo Padre porque sé que tú interés principal son las personas y no la religión, no la ley, sino la misericordia. En ti creemos y esperamos, Dios todopoderoso y misericordioso. En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.
ANEXOS: