EL DESCANSO QUE NECESITAS - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

EL DESCANSO QUE NECESITAS

Lago-Descanso_800INTRODUCCIÓN

Leemos en Mateo 11:27: 27Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.

Cuando Jesús dijo que les fueron entregadas todas las cosas, se refiere, al sol, a la luna, las estrellas, los animales, los árboles, etc. ¡Todas las cosas! El mundo no está en control del diablo, ni en control de algún mandatario; el mundo no está bajo el poder o la potestad de algún poder económico. ¡Todas las cosas le han sido dadas a Jesús y Él tiene las riendas! Y aunque la tormenta es grande, podemos decir que Jesús es el Príncipe de la paz, Rey de reyes y Señor de señores.

Mateo 11: 28 al 30 continúa diciendo: “28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.

Hay un grupo de hermanos que están construyendo el nuevo templo junto conmigo, y la verdad es que terminamos la jornada muy cansados. Hay días que, después de estar en la obra del templo, a la tarde, me voy a filmar programas de televisión, que se trasmiten por un canal cable todos los días; luego, después de filmar, me dirijo a hacer alguna otra tarea, como predicar o corregir un libro que publicará nuestra editorial, como hice recientemente, y que trata del testimonio de una mujer que salió de la prostitución. Te cuento que hemos preparado un grupo de mujeres y hombres que saldrán a las calles a predicarles el evangelio a las prostitutas. Me llega mucho lo que Jesús le dijo a algunos religiosos de su época, quienes se creían que estaban muy seguros de su religión. El Señor les refirió lo siguiente: “Los publicanos y las prostitutas van delante de vosotros al reino de los cielos”. ¡Habrá prostitutas que entrarán al reino de los cielos más fácil que muchos religiosos!

Estamos trabajando mucho en la construcción del nuevo templo y cada día termino agotado. A la hora de predicar, no sólo le predico a la gente sino también a mí, y en este tiempo, Dios me ha dado un versículo de la Biblia que se encuentra en Mateo 11:28: “28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Nosotros sufrimos dos clases de cansancio: El que se produce en el cuerpo cuando nos agotamos por causa del trabajo, y el cansancio del alma, que es cuando ésta se agota haciendo esfuerzos inútiles. El más peligroso es el cansancio del alma porque ésta entra más fácil en influencia extraña de demonios cuando está agobiada, agotada y cansada, más que el cuerpo.

Jesús dijo: “Vengan a mi todos los que están trabajados y cansados que yo los haré descansar”. Y yo quiero hablar básicamente acerca del cansancio del alma que se comporta como el cuerpo y como algunos materiales comunes.

                EL EJEMPLO DEL ACERO

Cuando estudié arquitectura, tenía una materia que trataba básicamente los materiales de construcción, y otra, que trataba la resistencia de esos materiales. Esta materia, a través de la física, estudia cómo soportan los materiales las distintas tensiones a las que son sometidos. Antes de colocar una estructura de hierro en una viga de hormigón, se ha estudiado previamente el cemento portland, la piedra, la arena y también se ha estudiado el acero, mediante pruebas de laboratorio, sometiendo los materiales a esfuerzos, de los cuales se obtienen mediciones. Es por eso que en la construcción se conoce previamente cuánto es que puede llegar a soportar un material. Hay distintos tipos de esfuerzos a los que son sometidos los materiales, como el de compresión, de tracción, de torsión y de flexión; y éstos se comportan de diferente manera según su contextura. Por ejemplo, las piedras no sirven para esfuerzos de tracción, pero sirven para compresión. Y de la forma que mejor trabaja el acero es mediante tracción. Cuando los materiales de construcción se someten a esas pruebas, se emplean unas gráficas que muestran la deformación que presentan en función del esfuerzo al que son sometidos; por ejemplo, cuando se tensiona y se usa el método de tracción en el acero, se mide a quinientos, a novecientos, a mil cien kilos y se estudia qué efecto produce ese esfuerzo al que se lo está sometiendo.

¿A dónde quiero llegar con esto? A que el alma funciona tal como un material de construcción; mientras más esfuerzo tenga que hacer ésta, más difícil se pone la cosa para soportar. En las gráficas que muestran cómo se comporta, por ejemplo, el acero, se llega, en algún punto a lo que se llama, la tensión admisible. ¿Qué es esto? Es el esfuerzo al que se le puede hacer trabajar al acero y no puede ir más de ahí porque sería peligroso. Cuando se somete a un esfuerzo mayor al de la tensión admisible, llega un momento en que el material no soporta más, entonces comienza a perder su cohesión interna, pierde el poder de soportar la tensión, entonces entra a un nivel de esfuerzo en el que se mide, ya no la tensión admisible sino la tensión de fluencia. Ya no hace falta someter al acero a un esfuerzo más grande porque se estira solo. Tal vez has probado cortar un alambre sin una tenaza, lo doblas en L y mueves hacia afuera y hacia adentro varias veces, lo haces entrar en fatiga, y al final el material dice: “¡No doy más! ¡Esto me puede! ¡Esto es más fuerte que yo!” ¿Has dicho estas frases alguna vez? La tensión de fluencia es cuando el acero dice: “Hagan lo que quieran, yo ya no aguanto más”. Es ahí cuando uno está dispuesto a perder el matrimonio y no tiene fuerzas para pelear; cuando alguien declara que de nada le ha servido haber asistido a la iglesia. La persona toma decisiones que no son las que se esperaba que tomara. Es como cuando a una madre le parece que es suficiente con un hijo y decide matar al otro que viene en camino. El alma funciona como los materiales de construcción, ésta tiene una tensión admisible, una de fluencia, y hay una tercera, la tensión de rotura, que es cuando el material se rompe a tantos kilos; en ese punto, el material se destruye y ya no sirve.

¿Cuáles son las tensiones a las que el alma es sometida y que producen que ésta no esté en condiciones de funcionar bien? Cuando ha sido hecho mal el cálculo o cuando se ha sometido al alma a tensiones que no puede soportar, ésta comienza a dar algunas señales igual que el acero. Aunque el alma se parece al acero también en otro sentido. Antes de llegar a la tensión de rotura, el acero tiene un comportamiento particular; después que ha pasado por la tensión de fluencia, o sea, que afloja, la gráfica señala que las deformaciones son proporcionales a las tensiones, y llega el momento que la deformación se hace más grande a la tensión, pero luego el acero se acomoda y vuelve a soportar más que al principio. Esto sucede con algunas clases de acero que se conocen como aceros tratados o torcionados, y que no se diferencian a otros aceros en su composición química sino en el hecho de haber sido tratados para llevarlos al punto que se espera. Un acero común soporta alrededor de dos mil cuatrocientos kilos por centímetro cuadrado y uno tratado, soporta unos tres mil setecientos kilos por centímetros cuadrados. ¡Es mucha la diferencia!

Del mismo modo, hay una tensión especial que soporta el alma que ha sido debidamente tratada. Hay personas que se espantan con una cucaracha y no saben qué hacer. El alma debidamente tratada puede enfrentar tensiones mucho más grandes de lo que se imagina, por eso, lo que tú necesitas es ser tratado por Dios. Hay tensiones en la vida que te llevan a colgar los guantes o a tirar la toalla, pero si eres tratado por Dios, Él te puede hacer navegar en aguas que nunca te hubieses animado y a pasar por el fuego que nunca hubieras enfrentado. Es ahí cuando Jesús dice: “Vengan a mi todos los que están trabajados y cargados que yo les haré descansar”. Cuando una persona está sometida a tensiones, si no tiene la presencia de Jesús en su vida y el poder del Espíritu Santo, no sabe qué hacer, por lo tanto se entrega  en manos de las circunstancias y de demonios.

Me han contado acerca de un hombre que dejó de ser homosexual y estaba feliz. Había llegado a ser líder en su iglesia, pero, por causa de una desavenencia con sus líderes se enojó y perdió la fuerza que él tenía para luchar contra su debilidad. Después de haber sido de bendición en su iglesia, ahora, todos leen a través de su página de Facebook acerca del novio que se consiguió.

Cuando venimos a Jesús, recibimos de Él la fuerza, la unción y la gloria para enfrentar nuestras dificultades. ¡Es su unción la que nos lleva a ser más que vencedores en todas las cosas! Los cristianos debemos aprender a venir a Jesús y quienes no lo son, con más razón. Tenemos que aprender a entregarle a Jesús nuestras cargas y nuestras tensiones. ¡Tenemos que aprender a descansar en Él! No es cuestión de llegar al punto en que no podamos dormir de noche y declaremos que no podemos más. No tenemos que llegar al punto de decir “esto me puede” o “es más fuerte que yo”. ¡Nada es más fuerte que yo si Dios está conmigo! El creyente que ha sido tratado, como ha sido tratado el acero, puede declarar como el apóstol Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Hay un joven que trabaja en la construcción del templo conmigo y que tiene problemas, como todos. Este joven no ha visto a su madre y tiene poco más de veinte años de edad. Su madre no se ha interesado mucho en él, entonces, hay momentos en que está bien, y es una bendición en lo que hace, pero por momentos no sabemos qué es lo que le sucede; se nubla, se quiebra y aquellas tareas que consideramos que él debiera hacer, no las cumple. Por ahí desaparece y se va. El joven se lamenta: “Lo que me hace mi madre y mi familia me duele y me hace llorar”. Él se siente despreciado y abandonado. Desea ver a su familia y compartir con ellos pero la tensión que le provoca esa necesidad afectiva, le destruye el ánimo y le hace despreciar la familia que Dios le ha dado en la iglesia. Se olvida del amor de Dios y que el Señor lo ha rescatado de la droga, porque lo que él permite que le angustie y le haga daño es más fuerte que la presencia de Dios en su vida.

Los que hemos conocido el evangelio, tenemos que aprender a ir al altar y decirle a Dios: “Te traigo mis problemas, quiero descansar en ti porque tú has dicho: “Vengan a mí los que están trabajados y cargados que yo les haré descansar”. A veces no aguantas más a tu marido o a tus hijos; no aguantas una situación en la iglesia, alguna complicación laboral o económica, mas Dios te dice: “Yo estoy contigo y te daré fuerzas”. ¿Cómo habrá sido el horno de fuego en Babilonia? Cuando tres hombres, creyentes en Dios, fueron echados en un horno calentado siete veces más de lo acostumbrado, pero salieron de ahí ilesos. ¡Esto no es un cuento de niños! ¿Crees que es verdad lo que dice la Biblia o no? La palabra de Dios dice que estos hombres no tenían olor a quemado. Lo único que se quemó en el horno de fuego fueron sus ataduras ya que los habían amarrado de pies y manos. Se veía a estos hombres caminando adentro del horno encendido junto a una cuarta persona, y era el Dios del cielo que estaba allí con ellos.

                LAS PROMESAS DE DIOS PARA TI

El Señor te dice: “2Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isaías 43:2). Tú deberías caminar con Cristo y entregarle esas cargas que no puedes llevar. Debes llevar el yugo de Cristo porque Él te dice: “29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11: 29 y 30).

Yo soy sometido a toda clase de tensiones, todos los días, todo el día, y tenemos que aprender a convivir con esas tensiones. Aprender a ser felices con lo que tenemos, tener un espíritu de contentamiento y disfrutar lo que el Señor nos ha dado es un don de Dios. No poder disfrutar de un hijo porque estás muy presionado; no poder disfrutar del cónyuge que Dios te ha dado es una desgracia y una maldición. ¡Dios quiere que disfrutes la casa que tienes y la comida que comes; quiere hacerte disfrutar el esposo o la esposa que tienes, el pastor y la iglesia que tienes! Hay gente que culpa a la iglesia porque se siente mal, culpa a la suegra, al cónyuge, al gobierno y a Dios. Cuando le echas la culpa a todo, entonces el problema eres tú. Tus estados de ánimo te someten a tensiones que no puedes soportar pero Jesús dice: “Vengan a mi todos los que están trabajados y cargados que yo les haré descansar. Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y hallarán descanso para sus almas”. ¡El alma necesita descansar! Hay cosas que yo debo y puedo resolver pero hay otras que no, y para esas cosas que no puedo resolver, tengo que tener la suficiente fe y confianza de que Dios está conmigo y que Él se hace cargo de mis cargas.

Mucha gente me admira pero debo decirte que así como a ti, a mí se me presentan situaciones conflictivas que no sé cómo resolver; yo quisiera que se solucionara ya, y todo está planteado de tal manera que no puedo tomar ninguna decisión, pero sé que tengo que esperar en Dios y confiar en Él, presentarme delante del Señor y pedirle que tome mi carga. Necesitas aprender a esperar en Dios y a confiar en Él, debes estar dispuesto a llevar su yugo, no tomes decisiones apuradas y equivocadas, así que entrégale a Dios tus cargas. El ministerio de Jesús está orientado especial y específicamente a los débiles, a los quebrantados, a esos que no dan más. El Señor hoy te dice: “Ven a mí para poder descansar”.

¡Tu alma necesita descanso! Llega el momento en que no tienes paz ni durmiendo una siesta, ni yéndote de vacaciones o durmiendo diez horas por día porque tu alma sigue trabajando. Hay quienes toman pastillas para tratar de apaciguar la mente; es como que han apretado el acelerador y su mente da vueltas y vueltas, y no consiguen conciliar el sueño, entonces cuando se levantan se sienten más cansados que antes y su problema aún no está resuelto. Hay personas que han tomado decisiones apresuradas tratando de resolver algún asunto pero el resultado fue peor. Dios hoy está tratando contigo y te dice: “Déjame a mi resolver tu vida. Déjame ayudarte. Ven a mí para descansar”.

Isaías 61 profetiza acerca de Jesús y dice lo siguiente: 1El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel” (versículo 1). ¿Quiénes son los abatidos? Son los que están cansados, quebrados, agotados. Se dice que cuando un ejército vence a otro, han abatido  o doblegado a su enemigo. Y Dios hoy le habla a aquellos que ya están rendidos, que están agotados y doblegados, a quienes han sido vencidos por el enemigo o por las circunstancias y les dice: “Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados que yo les haré descansar”. No se trata de descansar durmiendo en una cama sino de la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. La Biblia dice en Filipenses 4: 6 y 7: 6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.¡Preséntate delante de Dios con tus cargas! El agotamiento del alma tiene que ver con los pensamientos y los sentimientos. Lo que tú piensas y sientes te agota, pero Dios quiere que le entregues todo a Él, y su paz, que sobrepasa todo entendimiento guardará tu corazón y tus pensamientos en Cristo Jesús. ¡A cambio, tú tendrás la paz de Dios! Esto que te estoy diciendo no ha salido de mí sino que ha salido del corazón de Dios. ¡Él es quien te está hablando!

Leemos en Jeremías 6:16: 16Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos”. Tu alma no necesita un nuevo medicamento descubierto por un laboratorio, no necesita  de un nuevo descubrimiento de la sicología; lo que tu alma necesita es la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. No es algo nuevo lo que te salvará sino algo viejo, el mensaje antiguo. “Yo estoy contigo”, te dice el Señor. El descanso y la paz, lo experimentó David al declarar: 4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. 5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando” (Salmo 23: 4 y 5). Ahí están tus angustiadores y tus problemas por causa de la falta de dinero, de trabajo, por tu falta de valor de parte de tu cónyuge o de tus padres, mas el Señor te dice: “¡Yo estoy contigo en el valle de sombre de muerte! ¡Yo preparo una mesa para ti delante de tus angustiadores!”

Un hermano muy amado, por muchos tiempo me ha pedido que hable con su papá y su mamá, estaba angustiado por causa de ellos y no sabía qué hacer. Lo único que me atreví a decirle es que esperara y orara; parecía que yo tampoco sabía qué hacer al respecto, pero había algo que sí sabía y era que no podíamos hacer nada porque sus padres estaban muy ofendidos conmigo. Sucede que cuando alguien está ofendido contigo no sabes cómo llegarle ni en qué momento hacerlo, pero el momento lo prepara Dios, y el Señor trata con uno tanto como con el otro. Resulta que hoy, este hermano me escribió diciéndome: “Estuve con mi papá y me ha pedido su teléfono porque lo quiere llamar y quiere amigarse con usted”. ¡Después de varios años! ¡Eso lo hizo Dios! ¡Ya Dios algo hará! ¡No te cargues con los problemas! ¡Preséntate delante de Jesús y entrégale tus cargas! No tengas preconceptos de lo que Dios hará, pero sabe que Él lo hará.

Ahora, yo tengo un problema similar al de ese hermano, y le escribí: “Lo que te he enseñado a ti, ahora yo lo estoy viviendo; me ha sucedido como a ti y tengo que saber esperar”.

                 CONCLUSIÓN

Aprender a esperar en Dios es poder sonreír mientras esperas, y no entrar en angustia y desesperación; es poder ser feliz y creer que Dios es quien tiene el control de todo. ¡Yo no puedo pero Dios si puede! ¡Yo no sé pero Él sabe! ¡Mi confianza está puesta en Dios!

No sé con qué cargas andas encima, posiblemente tus tensiones te están llevando al límite de ruptura. Cuando una persona no logra poner sus cargas en las manos de Jesús y esperar en Él, el Estado tiene un lugar donde van a parar aquellos que están mal de la cabeza. Muchos de los que se encuentran en un centro de salud mental no supieron qué hacer con sus problemas. Deseo que la paz de Dios llene tu vida y tu corazón. Hoy es el día en que le entregaremos el Señor nuestras cargas, nuestras impotencias y opresiones. Yo no puedo cambiar el país pero estoy haciendo lo que puedo y confiando en que Dios hará. Hace veinticinco años que estoy pregonando que Uruguay verá la gloria de Dios y hoy  lo declaro una vez más. ¡Uruguay verá  la gloria de Dios! ¡Yo no sé cómo pero Dios puede! ¡Tengo que entregarle mi carga al Señor!

Quizás tu carga más pesada es tu suegra. ¡Tú no puedes pero Dios sí puede! ¡No hay suegra que pueda resistir el poder de Dios! ¡Perdón suegras, por usarlas de ejemplo! Siempre las menciono con cariño, no se la agarren conmigo. Yo he tenido la suegra más dulce que jamás he conocido y menos mal que fue una sola.

Comienza a disfrutar hoy que ya no tienes esa carga pesada que había sobre tu vida. Hay quienes quieren romper con la iglesia, con el pastor, con Dios o con lo que sea porque ya no pueden más. ¡Entrégale al Señor tus cargas! No hagas tu problema tan grande porque delante de Dios, no hay dificultades grandes. Algunos, en cambio, piensan que su carga es muy pequeña como para presentársela a Dios, pero si estás mal por esa causa entonces no es tan insignificante. ¡Tienes que venir a Dios con tus pequeñas o tus grandes cargas y aprender a descansar en Él!

Jesús dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos” Si estás abatido o abatida, pídele hoy a Dios que quite tu carga y corte la maldición. Tus problemas familiares o económicos te agobian, tal vez la soledad se quiere apoderar de ti, la idea de que nadie te ama te quiere destruir. Posiblemente te has sentido desvalorizado desde pequeño, mas Dios hoy quiere tomar tu carga y hacerte libre de toda opresión. El Señor quiere darle descanso a tu alma. Se libre en esta hora, en el nombre de Jesús y descansa en Él.

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