EL PODER DE LA ORACIÓN - Misión Vida para las Naciones

Av. 8 de octubre 2335

Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

EL PODER DE LA ORACIÓN

INTRODUCCIÓN

Hechos capítulo 12:1-19 (versión La Biblia Textual) dice: “Por entonces, el rey Herodes echó mano a algunos de los de la iglesia para maltratarlos. Y mató a espada a Jacobo, el hermano de Juan. Y viendo que esto les agradaba a los judíos, procedió a prender también a Pedro (eran entonces los días de los ázimos), y después de arrestarlo, lo puso en la cárcel, entregándolo a cuatro piquetes de soldados para custodiarlo, proponiéndose sacarlo al pueblo después de la Pascua.

Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía ferviente oración a Dios por él. Y cuando Herodes lo iba a sacar, aquella noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; y unos centinelas delante de la puerta vigilaban la cárcel. Y he aquí, apareció un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la celda; y golpeando el costado de Pedro, lo despertó, diciendo: Levántate pronto, Y las cadenas se le cayeron de las manos. Y el ángel le dijo: Cíñete y átate las sandalias.
Así lo hizo. Y le dice: Ponte el manto y sígueme Y saliendo, lo seguía; pero no entendía que lo que estaba sucediendo por medio del ángel era real, sino que suponía estar viendo una visión. Y pasando la primera guardia, y la segunda, llegaron a la puerta de hierro que conduce a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y saliendo, caminaron a lo largo de una calle; y súbitamente el ángel se apartó de él. Y Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo de verdad que el Señor envió su ángel, y me ha rescatado de la mano de Herodes, y de toda la expectación del pueblo de los judíos. Y después de reflexionar, fue a la casa de María, la madre de Juan, el llamado Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. Entonces, cuando llamó a la puerta del pórtico, salió a atender una criada de nombre Rode; y reconociendo la voz de Pedro, por causa del gozo no abrió el pórtico, sino que corrió adentro a informar que Pedro estaba delante del pórtico. Y ellos le dijeron: ¡Estás loca! Pero ella insistía en que era así. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! Mas Pedro continuaba llamando. Y cuando abrieron, lo vieron, y se asombraron. Y haciéndoles con la mano señal de que callasen, relató cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y dijo: Informad de esto a Jacobo y a los hermanos. Y saliendo, se fue a otro lugar. Y cuando fue de día hubo un alboroto no pequeño entre los soldados, pues preguntaban: ¿Qué se hizo de Pedro? Mas Herodes, al buscarlo y no hallarlo, luego de procesar a los guardias, ordenó que fueran ejecutados. Y bajando de Judea a Cesarea, se quedaba allí”.

¿Estás orando sin cesar pero aún no ha venido la respuesta? ¡No te detengas! Sigue clamando, porque Dios tiene sus oídos
atentos a la petición de sus hijos amados. No hay poder ni circunstancia alguna que pueda detener la mano de Dios. Hoy quiero hablar de un arma importantísima que Él nos ha dado: El poder de la oración de la iglesia.

NADA PUEDE DETENER EL PODER DE DIOS

El apóstol Pedro enfrentó una situación difícil; cual si fuera un delincuente, fue tomado cautivo por el tetrarca Herodes,
un soberano romano. El poder del imperio romano en ese entonces, era muy fuerte, y solo él se podía dar el lujo de tomar un preso y custodiarlo con cuatro soldados de a cuatro. Es decir, asignaron a Pedro, dieciséis soldados. No sé cuántos presos habría en esa cárcel, que tuvieron el honor y el privilegio que dieciséis soldados se encargaran de custodiarlo, pero no conformes con esto, dice la palabra de Dios, que Pedro había sido atado con dos cadenas en las manos y en los pies, y éstas no eran como esas cadenitas de alambre que compramos, como la cadena del perro, eran cadenas grandes y pesadas. No obstante, la seguridad de Pedro fue aún mayor; lo encerraron en una cárcel que tenía varias puertas, y la última, que daba a la ciudad, era de hierro. Y como si esto fuera poco, había centinelas vigilando en las puertas. Así se conducía el imperio romano, era muy duro, muy fuerte y no cualquiera podía escapar de él.
Todo lo que sucede en el mundo visible es un paralelo de lo que ocurre en el mundo invisible; el poder del imperio romano representa el poder de Satanás.

Dice la Biblia que Satanás es alguien que jamás dejó salir a sus cautivos, jamás, Él nunca permite que un preso se le escape. Jesús dijo que quien hace pecado es esclavo del pecado, esto significa que mientras alguien está bajo el poder espiritual de Satanás, no puede librarse de ninguna manera por su propia voluntad, ¡de ninguna manera te puedes salvar de las garras de Satanás!

Solamente hay un libertador y una persona que puede cubrir y limpiar tus pecados con su sangre preciosa, solamente hay una persona que puede rescatarte de las tinieblas y traerte al reino de la luz y ese es Jesucristo, nuestro Señor y libertador.

Estoy acostumbrado a escuchar hombres y mujeres que me dicen: “Pastor, ¿qué puede hacer por mi esposo? ¡Ayúdeme!”
Tenemos parientes que están en cárceles espirituales, de odio, de amargura, de soledad, hay distintos tipos de cárceles, algunos están atados a pasiones vergonzosas, otros están presos a la vergüenza, a la impotencia, a la timidez. Y sucede que cuando alguien quiere hacer algo por su ser querido, normalmente viene a la iglesia y pregunta: “Pastor, ¿qué hago?” Hoy quiero hablar del recurso más poderoso que tenemos, la oración. Pedro había sido encarcelado por el imperio romano, un imperio poderoso, estaba siendo custodiado de una manera increíble pero dice la Biblia la iglesia hacía oración sin cesar por él. La conclusión es esta: La oración es más poderosa que el imperio romano y que todo poder del enemigo. ¡No te olvides de la oración! No minimices su poder; Satanás trabaja para que tú no ores. Hay mucha gente que prefiere hacer cualquier sacrificio antes que orar; si yo le dijera a alguien: “Sube y baja diez veces la montaña y tu hija será libre de la droga”, muchos seguramente lo haría, pero si le digo “ora tres horas diarias para que tu hija se libere de las drogas”, ¡no lo hace! La gente está dispuesta bañarse con algún yuyo, o tomarse algún té de ruda con sal, pero no a orar.

Veo la cara de decepción cuando les aconsejo orar, y me miran como diciendo: “Me hubiera gustado algo más…”
La oración libera los cautivos y moviliza el poder de Dios; el pasaje que leímos al comienzo dice que el ángel del Señor se apareció en la cárcel y también afirma la Biblia que “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmo 34:7) ¡Gloria a Dios!
Hay un padre amoroso en el cielo que vela por nosotros; Él quiere liberar a sus hijos, Él es un padre que quiere vernos en paz.
Quizás tienes una mala imagen de lo que es “ser un padre” porque no has tenido padres buenos, quizás para ti es un trauma confiar en Dios y acercarte a Él en oración y hablarle de los problemas que tienes, porque nunca tu padre te escuchó…. Yo tuve la bendición de tener padres buenos, padres cristianos que se ocuparon de mí, y tengo los mejores recuerdos de ellos; me acuerdo que en los fríos inviernos, a las once de la noche, me quería meter en la cama y las sábanas estaban frías, pero mi mamá me planchaba las sábanas y cuando estaban bien calientes, me decía: ¡Ahora adentro y a taparse!” ¡Qué lindo es tener un padre que se ocupa de uno! ¡Qué preciosos recuerdos! Al principio mi padre era un héroe, un superman, pero con el tiempo empecé a verle los defectos. Con el tiempo aprendí que que Dios es mejor que cualquier padre humano, que Él no se olvida de nosotros sino que vela por nosotros y ha dispuesto que el ángel
del Señor esté disponible para cada uno de aquellos que le aman y le temen. Si eres cristiano, no tienes que sentirte desamparado, Dios está de tu lado, Él te ama y te cuida. No es tan grande la fe que debemos tener. Dice la Biblia que si tuviésemos fe como un grano de mostaza le diríamos a una montaña que se salga de donde está y que se plante en el mar y la montaña nos obedecería (Mateo 17:20).

Si nos presentamos delante de Dios con fe, Él hará grandes cosas por nosotros. Nuestro problema más grande es nuestra desconfianza, nuestra inseguridad, creemos que Dios no está, que no se acuerda de nosotros, que no nos escucha…

DIOS ES EL MEJOR PADRE

¡Qué triste es tener un padre tan bueno y no saber cómo tratar con Él! La iglesia que oró por Pedro tenía muy poca fe, pero tenía una virtud: ¡Oró insistentemente por Pedro! Muchos de nosotros somos como los hermanos de la iglesia primitiva. Oramos y oramos, y después decimos: “¿Me habrá escuchado Dios?” Dice la Biblia que un ángel se le presentó a Pedro, le tocó, le despertó, las cadenas se cayeron y le dijo: “Átate las sandalias y levántate”. Ni Pedro creía lo que estaba sucediendo, pensaba que veía una visión; imagínate, después de haberte acostado con dos soldados a cada lado, más las dos cadenas y todas las puertas que era necesario atravesar para llegar afuera… ¡Estaba lindo para soñar que un ángel vendría y le haría libre! Me imagino que Pedro, cuando vio el ángel, dijo: “Estoy preso pero qué lindo sueño estoy soñando…” Dice la palabra de Dios que el ángel lo sacó hasta afuera, lo llevó a la calle que lo llevaba a la cuidad y desapareció y allí entendió que el ángel del Señor lo estaba cuidando y liberando del poder de los judíos que querían matarle, y del poder del malvado Herodes y del imperio romano. ¡No hay poder que Dios no pueda vencer por rescatar a unos de sus hijos! No hay imperio romano para Dios, pero sí hay oídos en Dios para escuchar la oración de la iglesia. Pedro llegó a la casa donde todos estaban orando, golpeó la puerta y una criada llamada Rode escuchó su voz y de la alegría, comenzó a gritar y lo dejó afuera sin abrirle la puerta. Fue para adentro y comenzó a decir: “¡Pedro está allí fuera”!
Ella era una simple criada y los espirituales estaban orando por la liberación de Pedro. “¡Estás loca! ¡Déjanos orar!”, le decían… ¡Estaban orando sin creer! ¿Te ha pasado de orar con ideas preconcebidas? Quizás le pides una casa y comienzas a imaginar como será la casa y cómo Dios te la dará. Ya te imaginas que el gerente del banco pasará con su auto y justo frente a tu casa se le pinchará la rueda, vendrá a pedir agua a tu casa y tú aprovecharás la oportunidad para pedirle el dinero. ¡Te imaginas cómo Dios hará el milagro! Pero ni con toda tu imaginación podrás vislumbrar cómo Dios lo hará, no obstante, sí lo hará. ¡Dios tiene recursos extraordinarios!
De modo que todos estaban orando por la liberación de Pedro, y me imagino, estarían pensando: “Mañana temprano haremos una petición a Herodes en el nombre de Jesús. O seguramente vendrá una amiga de Herodes y nos dirá: “Tomen esta tarjetita y preséntense ante Herodes quien librará a Pedro”. Pero Pedro ya estaba golpeando la puerta, ya estaba libre porque la iglesia hacía oración sin cesar por él. Y Dios contesta la oración más importante que hagas por un ser querido que está en la droga, en el alcohol, en la delincuencia, o que tiene un grave problema familiar, matrimonial, laboral. Lo más importante que puedes hacer, es orar por el, porque tu esfuerzo físico mueve el poder de tu fuerzas pero la oración mueve el poder de Dios. ¡Esto es extraordinario! Debemos entender y creer que Dios es nuestro padre amoroso y no hay un padre mejor que Él en todo el universo, que se compadece y tiene misericordia de nosotros y nos quiere ver bien. Si mis padres se preocuparon para que yo tuviera un estudio, para que estuviese sano, cuánto más Dios,
que nos quiere mucho más que nuestros padres, que nos ha engendrado desde el vientre de nuestra madre y nos creó desde antes de la existencia de la historia de la humanidad. ¡Dios escucha la oración! Si te acercas a Él con sinceridad, con fe, con un corazón humillado, orarás y Él te contestará. El dio a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda sino que tenga vida eterna, ¡dio lo mejor que tenía!
A veces no recibimos porque pedimos mal; oramos con incredulidad, creyendo que no somos dignos de presentarnos delante de Dios, pero, ¡somos dignos por la sangre de Cristo! Podemos presentarnos confiadamente delante del trono de la gracia porque tenemos un sumo sacerdote que padeció y fue tentado como nosotros en todo, por eso él conoce nuestras debilidades y nos tiene misericordia.

¡Puedes presentarte delante de Dios porque te ama como nadie te ha amado! ¡Dios oirá el clamor y contestará la oración! ¡El hará cosas maravillosas por ti! Es extraordinario el amor de Dios, traspasó los cielos para venir a la tierra y hacerse hombre “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. (Filipenses 2:8) ¿Cómo no se va a compadecer de ti o de tu ser querido? ¡Cristo libera los cautivos! El ha venido a destruir el reino y el poder de las tinieblas, así que en vez de afligirte y abrirle la puerta a la duda, a la incredulidad, debes confiar en el amor de Dios.

No te mires a ti mismo, mírate a través de la sangre de Jesucristo; si te miras a ti mismo vas a sentir que no eres digno de
entrar al trono de la gracia, ni que él te escuche, pero puedes mirarte como Dios te mira, Él te cubre con la sangre de su Hijo Jesucristo, de modo que no te ve a ti, sino a Cristo en ti. ¡Dios responde al clamor de su hijo! Dice la Biblia que Jesús es nuestro abogado que está a la diestra de Dios e intercede por nosotros (Romanos 8:34). La oración es el medio que Dios ha elegido para que nos comuniquemos con él. Yo no tenía problemas a la hora de hablar con mis padres, no tenía problemas con abrir la heladera, porque era la heladera de mi padre y por tanto, también era mí heladera. ¡No pedía permiso para abrir y comer lo que había dentro de ella! La casa de mi papá era mi casa, yo no le decía a mis amigos “te invito a la casa de mi papá”, sino, “te invito a mi casa”. Asimismo, cuando me subía al auto de mi papá e invitaba a mis amigos, no decía: “Súbete al auto de mi papá”, sino “súbete a mi auto”. El auto de mi papá era mío. ¡Todo lo que era de mi padre era mío también! ¿Y tú crees que Dios es mejor o peor que un padre terrenal? Muchas veces me defendió, me cuidó, me levantó en brazos y me dijo: “¡Quédate tranquilo! ¡Ya pasó!”… y yo me quedaba tranquilo… Si pudieras confiar en Dios y entender cuanto te ama. Hoy Él me mandó decirte que te ama mucho, me puso frente a tu camino para hacerte saber de su gran amor. No necesitas demasiada fe, si te ejercitas en la oración, en buscar a Dios y en conocerle, Él se revelará a ti. El problema más grande no es que no lo conozcamos sino que tenemos preconceptos acerca de Él, creemos que se necesita mucho protocolo para presentarnos delante de Dios.

¡No necesitas protocolo! ¡Él es tu padre! La iglesia que estaba haciendo oración sin cesar por Pedro, no estaba creyendo que él podría aparecer en ese mismo momento en ese lugar; era una iglesia que estaba orando con incredulidad, ¡pero Dios le contestó la oración!

CONCLUSIÓN

¿Tienes algún ser querido en esclavitud? Quizás estén en cárceles de amargura, de tristeza, de soledad, de odio, de venganza…pero hoy Dios te está hablando: “Muchas veces te esfuerzas por hacer cosas pero no logras nada, porque tu poder no está en tus fuerzas sino en las mías”. Quizás tú, madre, si fuera necesario dar la vida por tu hijo, la hubieras dado, pero la situación sigue igual. Hoy Dios te dice: “¡Hay que hacer menos y orar más!” Dios oirá tu súplica. Si estás dispuesto, haz esta oración ahora mismo:

“Señor, traigo delante de ti a mis seres queridos. Quiero pedirte igual que la iglesia de Jerusalén, que te acuerdes de ellos, que están encarcelados, proclamo que eres mi libertador, proclamo que rompes las barreras del infierno, que deshaces los yugos del diablo, proclamo que destruyes los argumentos mentirosos de los demonios, espíritus engañosos que han distorsionado mi visión de tí. Vengo delante de ti porque eres el Dios todopoderoso, bueno, grande, mi libertador. Echo fuera todo espíritu de maldición de mis seres queridos en el nombre de Jesús, echo fuera todo espíritu de bloqueo de la conciencia, de la mente, de la voluntad, de las emociones. ¡Exáltate y glorifícate Señor! Los pongo delante de tu altar, quebranta el yugo del infierno, el yugo del odio, de la venganza… Cubre toda maldición con la sangre preciosa de Jesucristo… ¡Quita todo vicio, toda adicción, sana toda locura, toda esquizofrenia, toda condición mental! ¡Creo en ti! Oro, que así como liberaste al apóstol Pedro, liberas a mis cautivos en el nombre de Jesús. Libera a los cónyuges que están atados en el adulterio, en la frialdad, libera a los cautivos de los espíritus de división en el hogar, a los cautivos del rechazo. Creo que estás contestando mi oración en este momento… ¡tú estás escuchando mi clamor! ¡Extiende tu mano de poder! ¡En ti creo y en ti confío! En el nombre poderoso de Jesús hago esta oración, amén”.

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