EL SEXTO SENTIDO: LA FE - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

EL SEXTO SENTIDO: LA FE

Tu corazón tiene que estar abierto para recibir las verdades de Dios quien las revela al corazón del hombre. Hay dos áreas en nuestra vida: El alma y el espíritu. El alma es meramente humana, natural y relacionada a lo tangible y el espíritu está relacionado con lo sobrenatural e intangible; el alma es afectada básicamente por el mundo natural y el espíritu es afectado básicamente por el mundo espiritual, aunque ambas áreas interactúan entre si. Pero sólo el espíritu recibe o “decodifica” las señales espirituales. Cuando se emite una señal de TV o de radio a un satélite, de la consola sale una señal de audio o de video y hay un aparato que toma esa señal y la transforma en una señal de cierto tipo para que pueda subir al satélite. El satélite recibe esa señal y la envía al planeta tierra pero viene con ese lenguaje que necesita un aparato que se llama “decodificador” que recibe la señal del satélite, la interpreta y la traduce nuevamente para que esa señal sea de video o de audio. Sería imposible recibir la señal del satélite y ponerla en un televisor si no tuviésemos un “decodificador” que la transforma en una señal útil para que la pueda entender o interpretar el televisor. Lo mismo sucede con la señal de Dios, que no es satelital pero sí es celestial; la señal de Dios viene en un idioma espiritual que el alma no entiende y no puede decodificar; la señal viene al corazón primero y de acuerdo a la persona que lo recibe, la señal es decodificada. Hay personas espirituales, carnales y naturales. La persona natural no puede decodificar la señal de Dios, no tiene decodificador, tiene el espíritu muerto; la persona carnal puede decodificar pero tiene interferencia en el equipo, recibe varias señales a la vez: La del diablo, la de la carne, la de la voluntad, mente y emociones y la del espíritu y todas las señales se mezclan como en un lavarropas por lo que la señal sale medio “cruda”. La persona carnal dice: “Dios me habló” pero quizás quien le acabó de hablar fue el diablo. Y está el ser espiritual que decodifica la señal del cielo, la traduce, y le enseña a la mente, a la voluntad y a las emociones la señal de Dios.

En el hombre espiritual, el alma está sometida al espíritu, en el hombre carnal, el espíritu está sometido al alma, de modo que quien se “programa” es el hombre mismo, quien decide poner en primer lugar las cosas espirituales o las materiales. Hoy hablaremos acerca del sexto sentido que es la fe.

             LOS SENTIDOS NATURALES BATALLAN CONTRA LA FE

Así como tenemos un cuerpo y un alma que pertenecen al reino natural, tenemos un espíritu que pertenece al reino espiritual. Asimismo, tenemos cinco sentidos que pertenecen al reino natural y tenemos un sentido, que es el de la fe, a través del cual podemos percibir las cosas que vienen de parte de Dios. El cuerpo y el alma compiten con el espíritu, a quien le dicen: “Nosotros tenemos cinco sentidos y tu tienes uno solo; tenemos el gusto, el olfato, el tacto, la vista y el oído”. Pero la fe es espiritual y proviene de Dios. Dice la Biblia que el autor y el consumador de la fe es Jesucristo (Hebreos 12:2) y la fe pertenece a la dimensión espiritual.

Hoy hablaremos de ese sexto sentido que es la fe. Los hombres hablan de cosas imposibles cuando no pueden ver más allá de lo que sus sentidos pueden percibir o palpar; el hombre pone en la caja de los “imposibles” aquellos problemas que no tienen solución en el mundo natural pero cuando hablamos de la fe, entramos al territorio donde las cosas imposibles se hacen posibles. Hay cosas que el hombre las ve, las palpa, las analiza, las estudia, las razona y luego dice: ¡Imposible! El hombre utiliza la palabra “imposible” porque tiene “imposibilidades”, está limitado, pero Dios le ha dado al hombre la fe para que rompa sus límites naturales y entre en el mundo espiritual porque Dios le ha concedido al hombre ser una persona espiritual y le ha concedido entrar en el mundo de los imposibles y así hacer funcionar lo imposible como posible. ¡Escucha la voz de Dios! Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios” (Lucas 18:27) ¡Las cosas que son imposibles para los hombres, posibles son para Dios! El hombre tiene limites pero Dios no tiene límites y su grandeza está en que él nos ha querido hacer partícipes de esa dimensión espiritual en la que él se mueve y para eso nos ha dado la fe, para que no quedemos en la chatura de la dimensión natural, sino que entremos en la dimensión de lo sobrenatural.

Leamos Hebreos 11:1-3: 1Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 2Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. 3Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.     En este pasaje bíblico se utiliza el verbo “ver” que pertenece a la dimensión natural, y representa lo tangible. Se podría parafrasear el versículo 1: “Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se puede oler, o de lo que no se puede gustar, o palpar”. Está diciendo este pasaje que la fe pertenece a una dimensión que no se puede percibir con los cinco sentidos. Y el versículo 3 se podría parafrasear así: “… de modo que lo que se percibe, fue hecho de lo que no se percibía”. Lo que nuestros sentidos logran percibir, son cosas que fueron hechas por medio de lo que nuestros sentidos no podían percibir. Hay cosas en el mundo sobrenatural que están esperando ser decodificadas, interpretadas y traídas. Hay un satélite en el cielo, el satélite de los almacenes de Dios, que está mandando información de las cosas que él quiere hacer pero nosotros tenemos que tener la antena bien dirigida y poseer el “decodificador”, el receptor correcto. A través de la fe esa señal viene a nuestro corazón de modo que podemos percibir la obra que Dios quiere hacer con nosotros, o dicho de otro modo, podemos percibir la solución para nuestros problemas, porque Dios tiene soluciones para todos nuestros problemas y provisión para todas nuestras necesidades. Satanás también tiene un almacén más grande aún que el de Dios. Veamos un ejemplo: Una mujer se siente sola… “necesito un esposo”, dice ella; el almacén de Dios tiene uno solo… ¡El almacén de satanás tiene una oferta de quince o veinte hombres!

Vamos a tratar de entender esto con un ejemplo: Mi esposa compra un perfume y se lo esparce. Al venir a mi, digo: “¡Percibo un perfume!” Pero mis ojos dicen: “¡Yo aquí no veo nada!”, mis oídos dicen: “¿Qué esta diciendo el olfato? ¿Que hay un perfume? ¡Está mintiendo!” Y el gusto opina: “¡Yo estoy de acuerdo con el oído y con la vista! ¡No hay perfume!” Toco a mi esposa y el tacto dice: “¡Acabo de percibir que aquí no hay ningún perfume!” Se ponen de acuerdo los cuatro sentidos y le dicen al olfato: “¡Aquí no hay ningún perfume! ¡Tu no entiendes nada!” Sin embargo el olfato replica: “¡Aquí sí hay un perfume!” El ojo y el oído, están locos si quieren percibir un perfume… solamente el olfato puede percibir un perfume. Del mismo modo, cuando Dios le habla al hombre, los ojos dicen: “No veo nada…” Los cinco sentidos se ponen en contra de la revelación de Dios porque no entienden, no están capacitados para recibir lo que Dios envía a través de la fe. Nada puede decir el oído, la vista, el tacto, el olfato ni el gusto acerca de lo que Dios habla al espíritu.

            CREÍ, POR LO CUAL HABLÉ    

Hay una lucha dentro nuestro, entre el hombre natural y el hombre espiritual, pero la fe, va con el hombre espiritual y los cinco sentidos van con el hombre natural. ¿Con que se cree? ¿Con el alma? ¡No! ¡Con el corazón! Romanos 10:10 dice: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Tengo que tener activo mi corazón para poder creer. Primero viene por la fe el conocimiento al corazón, después se confiesa con la boca y se activan los otros sentidos; siempre es primero el espíritu de Dios hablándole al espíritu del hombre. El apóstol Pablo dijo: “Creí, por lo cual hablé” (2ª Corintios 4:13). A veces se entiende mal este mensaje porque hablamos de confesar la sanidad y la prosperidad, pero la palabra es: “Creí, por lo cual hablé”, y no como algunos entienden “escuché por lo cual repetí”.

No hay ninguna demostración matemática que no haya nacido primero como una hipótesis; una hipótesis es algo que no se sabe a ciencia cierta si es verdad o no, solamente se percibe, y luego de haberla creído, se intentará demostrar. Por eso me encanta esa frase de Blaise Pascal, conocido físico y matemático francés que dice: “El corazón tiene razones que la razón no conoce”. Los científicos ateos de hoy en día no le llegan ni a los talones de Blaise Pascal, pero él reconocía que del corazón surgen las cosas que luego serán comprendidas y demostradas. Observen otra frase de Pascal: “Conocemos la verdad no sólo con la razón sino con el corazón”. Este hombre creía en Dios y le conocía; me voy a permitir ser más bíblico que Blaise Pascal y decir: “El conocimiento va del corazón a la razón”. La revelación de Dios llega al corazón primero.

Quiero recordar asimismo la famosa fórmula de Albert Einstein: E=m.c2. Una fórmula increíble que lleva a la ciencia al borde de la eternidad y que nos introduce en la teoría de la relatividad, que dice que a determinada velocidad, la de la luz, el tiempo se hace cero. Una fórmula que plasma en términos matemáticos, la locura que se le ocurrió a Albert Einstein, de creer que la materia se podría transformar en energía y viceversa. Eso era una locura increíble, sin embargo, esa locura habitó por la fe en el corazón de Einstein. ¡El lo creyó y lo demostró! Dios pone su conocimiento en el corazón del hombre, sean conocimientos científicos, espirituales, etc. Albert Einstein dijo: “El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir”. ¡Einstein fue el científico más grande e importante del siglo XIX! No hay ningún descubrimiento científico que no haya aparecido primero en el corazón del científico como una verdad revelada, que lo ha motivado a trabajar e investigar para demostrarla.

Thomas Edison había hecho más de 2000 intentos para fabricar una lámpara incandescente que produjera luz y había fracasado, gastando muchísimo dinero y tiempo… la gente le decía: “Estás enloqueciendo y ya ha quedado demostrado que no se puede hacer funcionar una lámpara incandescente”, pero él respondió: “De ninguna manera, sólo he descubierto 2000 maneras de no hacerlo”. Y siguió hasta que consiguió introducir luz dentro de una lamparita. ¡Esto es fe! La fe nos lleva a creer cuando ya no hay quien crea y a soñar cuando no hay quien quiera soñar.

             CONCLUSIÓN

Los cinco sentidos que tú tienes en tu cuerpo tratan de contradecir el sexto sentido de Dios, que es la fe; el alma debe ser sometida al espíritu porque el espíritu regenerado del hombre es el que está ligado en tu espíritu al espíritu de Dios. Cuando viene una verdad de Dios, los cinco sentidos hacen lo que los cuatro sentidos le hicieron al olfato en el incidente del perfume: Los cinco sentidos siempre se levantarán contra la verdad de Dios porque no pueden decodificar ni entender la revelación de Dios, que viene sólo por la fe al corazón del hombre. La Biblia dice que el corazón del hombre es engañoso, necesitas que Dios ponga un nuevo corazón en ti, que saque tu corazón de piedra y ponga uno de carne. En el almacén de Dios hay una impresionante cantidad de provisión que vendrá sobre los que creen en él. El que cree, puede traer lo invisible a lo visible y materializar el mundo invisible por medio de la fe. ¡La revelación de Dios está en su palabra! La fe viene por el oír y el oír de la palabra de Dios. La palabra de Dios dice que en su almacén hay sanidad para todas tus enfermedades. Tú recibes la información por medio de la palabra acerca de lo qué hay en el almacén de Dios, luego tu decides si creer o no y de acuerdo a lo que crees, tienes o no la solución de Dios para tu problema. Dice la palabra de Dios que él es tu proveedor y que él te dará de acuerdo a sus riquezas en gloria. Hay cinco sentidos que te están diciendo: “Yo no detecto nada, yo no veo nada”, pero la fe le dice a los cinco sentidos: “Cállense y déjenme hablar a mi, yo sí veo”. Vivimos por nuestros cinco sentidos pero Dios hoy te dice: Lo que es imposible para tus cinco sentidos, posible es para la fe y la fe proviene de Dios. Los cinco sentidos son tuyos, te los dio Dios, pero la fe es de Dios y él te la puso en tu corazón. ¡Esta palabra ha venido para que creas! Si crees la palabra de Dios, puedes recibir su provisión, puedes recibir su plan de salvación y perdón de tus pecados. Tus sentidos no entienden cuánto Dios te ama y cuánto él está dispuesto a hacer por ti, tus sentidos no registran información, pero Dios te dice: “Estoy aquí para bendecirte, si puedes creer”.

Hoy es tu oportunidad para creer y recibir perdón de pecados y solución a tus problemas. ¡Dios tiene provisión para ti! Si quieres acceder a su almacén, es necesario que le recibas en tu corazón y le hagas Señor de tu vida. Haz esta oración ahora mismo:

“Padre querido, te pido perdón porque hasta hoy he vivido de acuerdo a mis sentidos; mi espíritu ha estado muerto, por eso no he podido recibir tu “señal” pero hoy te pido que entres en mi corazón, limpies mis pecados y me hagas una nueva persona. ¡Límpiame y purifícame! Creo por la fe, que hoy comienzo una nueva relación contigo. Creo que recibiré de tu provisión para cada una de mis necesidades y problemas, creo que hoy entro en una nueva dimensión, la dimensión espiritual y por la fe, tomo tus promesas. ¡Lo creo! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

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