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INTRODUCCIÓN
Después que Cristo resucitó y se fue al cielo, en la fiesta de Pentecostés, fue derramado el Espíritu Santo sobre los creyentes. En el Antiguo Testamento esto no sucedió: El Espíritu Santo venía sobre algunos escogidos y los ungía. Pero ahora, desde el primer Pentecostés, después de la resurrección, todo aquel que cree en Cristo Jesús está habilitado para recibir la llenura del Espíritu Santo y tiene derecho de entrar en la misma presencia de Dios en el nombre de Jesús.
En Juan 1:47 en adelante leemos: “Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”.
Le entra la luz de la fe a Natanael y entonces abre su boca y dice: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”. Esta es la primera declaración en el ministerio de Jesús que lo reconoce como el Hijo del Dios viviente, el Rey de Israel, el Mesías; y el primero fue Natanael. Jesús estaba reclutando a sus discípulos y se había armado un grupo. En eso lo invitan a una boda, y dice la Biblia en Juan 2:1 en adelante: “Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino”. En esta boda ocurrió el primer milagro de Jesús. Y siendo sinceros, transformar el agua en vino no suena muy espiritual. ¿Por qué el primer milagro fue en una boda? Jesús inicia su ministerio con un tema que es sumamente trascendental, y dije recién que la Biblia da testimonio de cuando vino el Pentecostés.
EL CASAMIENTO CON DIOS Y SU PUEBLO
Resulta que después de que los hebreos salieron de Egipto ocurrió un casamiento; Dios hizo alianza o pacto con su pueblo y se transformó en su esposo. Encontramos que en la Biblia el matrimonio es considerado sumamente importante. No es una relación meramente de un hombre con una mujer. Cuando Jesús quiso explicar de qué se trataba el casamiento dijo, “El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo” (Mateo 22:2). Jesús es el novio que viene a buscar la iglesia y cuando comienza su ministerio, lo hace bendiciendo con su presencia una fiesta de bodas. ¿Por qué el vino? Porque Dios estableció allá, en el Antiguo Testamento, una serie de mandamientos y de sacrificios de animales que requerían el derramamiento de sangre. Y Cristo transforma el agua en vino que es señal de su sangre derramada en la cruz del Calvario. Dios deja ver que su pueblo había fornicado y había roto el pacto que Él hizo con ellos, entonces les dijo: “Ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos” (Jeremías 31:32).
El tema del matrimonio es mucho más trascendente de lo que se discute hoy en día, como que si un matrimonio puede ser de personas del mismo sexo. Nosotros sabemos que Dios hizo al hombre y a la mujer, y los unió en matrimonio. De esa unión surgió la familia que es la base que sustenta la sociedad. Cansado estaba Dios del pueblo que lo ignoraba, que no lo adoraba y que tenía muchas otras prioridades por sobre el Dios de Israel. Cuando Dios se casa o hace pacto con el pueblo de Israel, les da los mandamientos, y el primer mandamiento es: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es…amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:4 y 5). Ellos venían de Egipto donde se adoraban muchos dioses y no conocían a Jehová. Y Dios que se reveló al pueblo de Israel, dijo “Yo soy el que soy”, o sea, “Yo soy el que existe por sí mismo”. De ahí surge ese movimiento de conocimiento y de fe en el único Dios Altísimo y Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Digamos que la creencia monoteísta viene de Israel. Desde cuando Dios se revela a Abraham y después se revela a su descendencia, su pueblo.
Pero en Egipto, quienes habían nacido allí, fueron formados bajo esclavitud, y se criaron en un ambiente de idolatría. Tenían muchos ídolos, pero el Señor que se manifestó a ellos como su único Dios hizo un pacto con su pueblo y les dijo que solo a Él debían adorar y servir porque no había otro Dios fuera de Él. Mas ellos se apartaban y fornicaban, iban tras otros dioses a quienes amaban más y en quienes se apoyaban. Como se hace hoy en día en la umbanda, en la quimbanda, en el candomblé; como se hace cuando se le prenden velas a la foto de un muerto, o cuando se le ora a una virgen o a un difunto.
Cansado Dios de la fornicación y la idolatría de ellos le habla a Oseas y le dice: “Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová. Fue, pues, y tomó a Gomer hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo” (Oseas 1:2 y 3). Le iba a hacer sentir al profeta lo que Él sentía. Entonces, pone un amor profundo en el profeta por una mujer fornicaria y prostituta. Esto es un paralelo. Cuando salen los hebreos de Egipto, tenían muchas cosas en la cabeza. No conocían a Dios y no sabían cómo servirlo. Y Dios se reveló a ellos en un Pentecostés, en el Sinaí, 50 días después de haber salido de Egipto. Allí hizo pacto con ellos. Dios se casa con ellos. Pasaron muchos años de eso y el Señor le ordena a Oseas: “Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová”. Tomó a Gomer, la cual concibió y le dio a luz un hijo, y le dijo Jehová: “Ponle por nombre Jezreel”. Narra la Biblia que concibió ella otra vez, y dio a luz una hija. Y le dijo Dios: “Ponle por nombre Lo-ruhama”, [a] (Esto es, No Compadecida…) “porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo. Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes”, dijo Dios.
El pueblo de Israel estaba dividido en dos, el reino de Israel al norte y el reino de Judá al sur. Y Dios decide cortar de la faz de la tierra al reino del norte, a Israel, y conservar a Judá, por eso promete cuidarlos. En aquel tiempo desaparece el reino del norte que finalmente es conquistado por los asirios. Hasta el día de hoy no se sabe dónde andan las tribus, que son las diez tribus de la dispersión. No obstante, Dios ha profetizado que va a volver a traer a los hijos de Israel. No sabemos de dónde van a venir, tal vez somos nosotros si tenemos sangre hebrea. Pero los judíos que fueron deportados a Babilonia, esos no se dispersaron, siguieron conservando la identidad de pueblo judío. Entonces, está haciendo un paralelo Dios y le dice que le ponga por nombre Lo-ruhama a la primera hija que le nace a la fornicaria con quien Oseas se casó; cuyo nombre significa no compadecida, y esto quiere decir que Dios no se va a compadecer más de Israel. ¿Por qué? Porque ellos han pisoteado el pacto que habían hecho con Él. La relación que Dios tiene contigo se basa en un paralelo de lo que sería un casamiento; o sea que fundamenta el casamiento y la familia en el amor y la fidelidad. Entonces, al primero que tenemos que amar y a quien tenemos que serle fiel es Él; por lo cual, quien no ama a Dios y no le es fiel está rompiendo su pacto con Él. En un matrimonio, cuando la esposa adultera, rompe el pacto matrimonial; lo mismo pasa cuando es el esposo quien adultera.
Volviendo al libro de Oseas, leemos en los versículos 8 y 9: “Después de haber destetado a Lo-ruhama, concibió y dio a luz un hijo. Y dijo Dios: Ponle por nombre Lo-ammi, [b] No pueblo mío; porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios”. Significa: mi pueblo deja de ser mi pueblo y la compasión se me ha terminado. Y entonces corta Dios su relación con su pueblo. Pero más adelante, en el capítulo 2, desde el versículo 5 leemos: “Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida. Por tanto, he aquí yo rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos. Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora”. ¿Qué sucedió? Después que ha tenido estos hijos, la mujer se le va de la casa con otro. La mujer fornicaria rompe su pacto con Oseas, y él que la amaba. Le dijo otra vez Jehová a Oseas: “Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas”. (Oseas 3:1) Entonces, él se la compró a sus amantes para sí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada. Esta historia que Dios nos muestra a través de Oseas, de cómo le hace vivir el dolor de un hombre que ama a una mujer y ésta le es infiel.
Una pareja se acercó a mí y me dijeron: “Pastor, nosotros nos casamos por la iglesia, pero luego nos apartamos; dejamos la iglesia y nos enfriamos”. Cuando te alejas de la iglesia, te alejas del fuego. Sucedió que tenían un pariente que estaba sin trabajo y lo llevaron a vivir a su casa. El esposo percibía que algo andaba mal y pensaba que había algo entre el pariente y su esposa. Cuando la confrontó ella lo negaba. Has visto que además de pecar se miente para ocultar la situación. Pero él siguió inquieto y al final lo encaró al pariente y este también lo negaba. Hasta que un día dejó un celular con la cámara prendida y descubrió la infidelidad de ambos. El hombre me dijo: “¡Me dieron unas ganas de matarlos! No los podía perdonar. Me quité la alianza y ya no quería volver a ver a mi esposa”.
Entonces volvió a la iglesia, y el Señor le dijo que tenía que perdonarlos a los dos; aunque él no tenía fuerzas para hacerlo, el Señor fue trabajando en su corazón hasta que finalmente decidió obedecer a Dios y perdonó con todo el dolor de su alma a ambos. Yo le dije que el primer pacto fue roto, la primera alianza que ellos establecieron fue pisoteada y también la promesa que se hicieron mutuamente; y tenían que hacer un nuevo pacto.
Este es un ejemplo claro de lo que estamos viendo en este mensaje. Recordemos que Dios le dijo a Oseas que comprara a la mujer y la hiciera su esposa de nuevo. Oseas tuvo que vivir en carne propia lo que significa amar a una mujer que se fue tras sus amantes y que no merece ser amada. Esta mujer ejemplifica la iglesia y el profeta ejemplifica a Jesucristo. De acuerdo al relato de Juan, Jesús cruza tres palabras con Natanael y este le dice: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel”. Natanael se da cuenta que Jesús es el Cristo, el que se viene a casar con la Iglesia, y viene a generar un nuevo pacto con el pueblo de Israel. Y el pueblo ni se entera, sino que lo crucifica. Y Jesús llora por ellos: “Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mateo 23:37 al 39). Y como leemos en Lucas 19:42 en adelante cuando se lamentó: “¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”.
EL AMOR DE DIOS A PESAR DE NUESTRA INFIDELIDAD
El Espíritu Santo se retiraría de Jerusalén por mucho tiempo, y entonces sucedería una catástrofe. Los israelitas han sido desperdigados por todas las naciones del mundo por más de dos mil años. Pero Dios nunca dejó de amarlos. Dios nunca te dejará de amar, aunque te vayas al infierno. Y es que si te vas al infierno no es porque Jesús no te ama, sino porque tú no le amas a Él. La decisión de ir al infierno es personal, como lo es la decisión de amar a Jesús. Ignorar a Dios es una cuestión personal. Tú no tienes tiempo para Dios, piensas que eres demasiado joven o que se te pasó el tiempo porque eres demasiado viejo; o quieres disfrutar la vida y después vas a pensar en eso. No ignores a Dios. Él te ha creado a su imagen y semejanza, y te ama profundamente. Si te vas al infierno será por tu decisión. Él seguirá siendo fiel y seguirá amándote, hagas lo que hagas. En cierto modo, Dios no te condena, tú te condenas solo, porque el que cree en Él tiene vida eterna y el que no cree es condenado por cuanto no ha creído. La decisión es tuya. Cuando hablas mal de la iglesia estás hablando mal de la novia de Cristo con quién Él hizo un nuevo pacto. Dios no quiere que nadie se pierda, sino que quiere que todos procedan al arrepentimiento. Hay varias enseñanzas aquí; una de ellas es el gran amor, la gran fidelidad y la gran misericordia de Dios. Y la otra es la importancia del matrimonio. ¿Te das cuenta que el matrimonio no es una cuestión de piel? La vi, me gustó. Me vino a memoria una canción de Leonardo Favio que dice: “Hoy la vi, fue casualidad. Yo estaba en el bar, me miró al pasar. Yo le sonreí y le quise hablar. Me pidió que no, que otra vez será”. El gran amor de Dios que está dispuesto a ir y buscarte donde sea con tal que vuelvas a sus brazos.
Leyendo el libro de Oseas me conmoví porque por primera vez vi cómo Dios quería patentizar en el corazón de un profeta lo que Él sufría por su pueblo que le era infiel. Cualquiera que no le da prioridad a Dios en la práctica, no le está dando prioridad en verdad, en lo real. Están los que le adoran, pero están los que le adoran en espíritu y en verdad. Hay mucha gente que canta, que adora, que aplaude, y Dios anda buscando gente que le adore en espíritu y en verdad. Estos son los que le aman de verdad, le son fieles, y no le ponen excusas.
Esta lucha de Dios comienza cuando le dio al pueblo las tablas de la ley. Fue cuando Moisés estuvo 40 días y 40 noches. Dice la Biblia que viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron a Aarón, y le dijeron: “Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido”. Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón; y Aarón los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: “Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto”. Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: “Mañana será fiesta para Jehová” (Éxodo 32:1, 3 y 5). En la época de Jeremías ya había sucumbido Israel y también Judá, y habían sido llevados cautivos. Y Dios dice: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jeremías 31:31 al 33). Dios era su marido y el pueblo se fue tras otros dioses y los adoraron.
Hoy en día se adora el físico, se adora el deporte. Cualquier cosa te retiene para que no vayas a la Iglesia. Es fácil ponerle una excusa Dios como que tienes mucho para hacer y no te mantienes firme y fiel en una relación con Él. Dios dijo: “Decid a vuestros hermanos: Ammi; y a vuestras hermanas: Ruhama”. Lo que significa ahora: pueblo mío y compadecida. Lo-Ruhama significaba no compadecida, y Lo-ammi significa no pueblo mío; pero ahora eso se había revertido. “Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová. En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra. Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel. Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío”.
CONCLUSIÓN
El día que levantes tus ojos y me busques de verdad me vas a encontrar, yo soy tu Dios. No soy como los hombres que suben y bajan en sus sentimientos, que hoy te juran fidelidad y terminan siendo infieles. Jesús hoy ha salido a buscar a Lo-ruhama y a Lo-ammi para decirle Ruhama y Ammi, me he compadecido de ti, eres mía, me voy a casar contigo, he pagado por ti en la cruz del Calvario. El inicio del ministerio de Jesús comienza con un casamiento, con una fiesta de bodas y comienza con vino. Jesús te dice: “¿Vas a despreciar el amor que te tengo? ¿Vas a despreciar la sangre que derramé por ti? No tenía nada más valioso para pagar por tu rescate y te di mi propia sangre. Te amé hasta la muerte y tú no estás amándome al punto de dar tu vida por mí”. En Oseas 3:4 y 5 Dios dice: “Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días”. Por ahora Él está tratando con nosotros los gentiles, los que somos del linaje de Abraham, pero va a llegar un día que será el final. Hay algunos que dicen que Israel fracasó, que Dios los desechó y ahora nosotros somos el pueblo verdadero de Dios. Dios no ha desechado a nadie como no te desecha tampoco a ti. Tú también has sido infiel a Dios, pero Él te sigue amando. Haz un nuevo pacto con el Señor en este día. Si le pides perdón por haber pisoteado el pacto que tenías con Dios, Él te va a perdonar y va a seguir amándote fielmente. Lo demostró cuando vemos que llevó al profeta a sufrir lo que Él sufre por amor a nosotros. Dios ve que te pierdes, pero Él no quiere perderte porque te ha hecho a su imagen y semejanza. Dios quiere hacerte su hijo, quiere que seas su hija. No vas a encontrar en el universo a alguien que te ame tanto como Jesús. No vas a encontrar en el universo a alguien que tenga misericordia de ti como la tiene Jesús. ¿Qué podrías hacer tú para que Él te deje de amar? Tú piensas que, ¿cómo te va a amar Dios con todo lo que has hecho?; o que te va a rechazar si vienes a Él. No puedes hacer nada para que Él te deje de amar.
Todo lo que tienes que hacer es entregarte en los brazos de Jesús y decirle: Señor, me quiero casar contigo. No voy a encontrar en todo el universo a alguien que me ame como tú. Dios es amor y no se puede negar a sí mismo. Sólo tú puedes negarlo. Le has dado prioridad a la droga, al alcohol, a las mujeres, al trabajo, a la familia. Tu corazón se ha ido detrás de todo eso, y has adorado más esas cosas que a Dios, y no le has dado el primer lugar a Él. Pero si te arrepientes y le pides perdón, Él es fiel y justo para perdonarte y limpiarte de toda maldad.
Espíritu de Dios, hoy te queremos dar gracias por tan grande amor. Entendemos que no lo merecemos, pero no es una cuestión de merecimiento, es que tú no puedes dejar de amar. No nos presentamos delante de ti conforme a nuestras justicias sino a tus muchas misericordias. Somos pecadores a quienes tú amas. Te damos gracias por pagar por nuestro rescate con tu sangre preciosa y por hacer un nuevo pacto con nosotros, amén.
ANEXOS: