LA PESCA MILAGROSA - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

LA PESCA MILAGROSA

INTRODUCCIÓN

La lección de hoy está basada en Lucas 5:1: “aconteció estando Jesús junto a el lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios”. Nadie nunca habló como Jesús, él hablaba y la gente se agolpaba para escuchar su palabra. Ningún hombre jamás, en toda la historia, ha impactado tan fuertemente a la humanidad con sus palabras. ¡Jesús es un ser extraordinario! Hoy mismo, millones de personas en todas las naciones están reunidas para escuchar acerca de él, ¡y hace dos mil años que murió en la cruz!

Desde que Jesús vino a la tierra, y no solamente durante los días domingos sino todos los días, multitudes enteras se reúnen en su nombre, buscando ser tocados por El, y adoran a Dios en su nombre. ¡No ha habido otro ser tan extraordinario como Jesús!

Algunos decían, “este habla con autoridad, no como los religiosos, ni como los fariseos”. Otros, “nunca nadie ha hablado como éste”. En una oportunidad unos soldados recibieron la orden de aprehender a Jesús, pero regresaron ante los fariseos diciendo, “a este no lo toco. ¡Nadie ha hablado como él!” ¿Te dices cristiano? ¿Tienes idea de la extraordinaria figura que es Jesucristo? ¿Has tenido realmente un encuentro con Él? Cuando alguien tiene un encuentro con Jesús, nunca puede seguir siendo el mismo. ¡Un encuentro con Jesús transforma a las personas!

 

LA TRANSFORMACIÓN DE PEDRO

Continúa diciendo el pasaje que leímos: 2Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. 3Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud”.

Solamente había un grupito que no había ido a escuchar a Jesús. No había en ellos interés de verle sino que estaban ahí por causa de su trabajo que era la pesca. ¡No estaban interesados en escuchar lo que Jesús decía! Estaban lavando las redes porque habían estado pescando toda la noche… Jesús a veces toca a los que menos uno se imagina… Dice la Bibliaque había dos barcas y Jesús escogió la de Simón Pedro, el que luego terminó caminando sobre las aguas. Jesús se subió a la barca y Pedro le rogó que apartase la barca porque la gente se agolpaba sobre ella… y sentado desde la barca les predicó la palabra de Dios. Y dice el versículo 4: 4Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”. En ese momento se armó un conflicto en la mente de Pedro, porque Jesús no era pescador, y él sí, era pescador, hijo de pescador. Él pasó la mayor parte de su vida en el mar de Galilea, conocía todos los vientos, las mareas, ¡vivía de la pesca! Pero Jesús era carpintero… ¡A mí me encanta pescar! Y Pedro se ve que era como yo; cuando voy a pescar y me dan una caña, razono de la siguiente forma: “¿Pica algún pez? Aguantemos 30 segundos más, si pica nos quedamos, si no, hagamos otra cosa… ¡no me aguanto estar como un tonto con un palo!” Se ve que Pedro había estado toda la noche y no había pescado absolutamente nada; el que tenía conocimiento era Pedro, el que sabía sobre el mar de Galilea era Pedro, el que sabía cuándo un día era bueno para pescar y cuándo no, era Pedro. Pero Jesús no le dijo, “¿qué te parece si echamos la red?”, sino que le ordenó: “boga mar adentro y echad vuestras redes para pescar”. Y en ese momento, Pedro contestó de una manera extraordinaria: “en tu nombre echaré la red”. “Mira Señor, vamos a dejar de lado que tú sabes menos que yo, vamos a dejar de lado lo que pienso, el hecho que estuve toda la noche tratando de pescar sin éxito, y ya estoy cansado, ¡y se que no hay pesca…! ¡Vamos a dejar de lado todo Señor! ¡Y por tu palabra echaré la red!” Pedro llegó a ser el apóstol número uno de Jesús, tanto, que la iglesia católica cree que Pedro es de ellos, y que el papa es su sucesor. Pero yo me pregunto, ¿qué sucedió en la cabeza de Pedro? ¡Algo ocurrió en su mente! Él tomó una decisión que le llevó a una gran pesca. Posiblemente le estoy hablando a mucha gente que hace rato que quiere pescar algo pero sigue sin hacerlo, alguna soltera que quiere pescar algún tiburón, alguien que quiere pescar un gran negocio, alguien que ve cómo la vida se le va, ¡y no hay pesca! Quizás llevas ya varias noches sin pescar… Hay gente que dice, “no sé qué le pasa a Dios, porque hago todo bien y me sale todo mal”; por ejemplo, hay madres que dicen, “hice todo bien y mi hijo me salió mal”. ¿Te parece lógico eso? ¡Sácatelo de la cabeza! Cuando tú haces las cosas bien, ¿cómo salen? ¡Bien! Y cuando haces las cosas mal, ¡salen mal! Entonces hay madres que han querido pescar hijos buenos, pero han pescado hijos malos, hay esposas que han querido pescar esposos buenos, ¡pero han pescado un demonio!

Algo sucedió en la mente de Pedro y quiero tratar de entender qué es lo que pasó en su mente, porque él tenía toda la autoridad como pescador de preguntarle al Señor, “¿por qué se te ocurre que pescaremos algo si vamos mar adentro? ¿Tú qué sabes de pesca?” Para pescar lo que él pescó, y todos sabemos que pescó mucho, hay que cambiar de mentalidad. ¡Dice la Bibliaque las barcas se hundían! Tan grande fue la pesca y tan maravillosa, que Pedro se tiró de rodillas y dijo a Jesús: “apártate  de mi  porque soy  hombre pecador”.  ¡Hasta se dio cuenta que era pecador!

Y Jesús le respondió, “no te hagas problema Pedro, yo te voy a hacer pescador de hombres”. Esa es la otra cosa importante que sucedió ese día: Los que tienen un encuentro con Jesús, cambian de oficio; toda persona que tiene un encuentro con Jesús cambia su cabeza. Si tu cabeza no ha cambiado, no has tenido un encuentro con Jesús, si vives fracasando, no has tenido un encuentro con Jesús o tuviste un encuentro y lo dejaste o abandonaste, dejaste de escuchar su voz y de actuar de acuerdo a lo que él te ordena.

En el griego hay tres términos que se traducen por “vida”. Existe la vida biológica, que es la vida del cuerpo humano, la vida orgánica que enterramos en el cementerio, que se corresponde con la palabra griega “bios”. También hay otra clase de vida que es la del alma o psiquis; ella involucra la mente, voluntad y emociones, se manifiesta a través de los pensamientos y sentimientos, y se corresponde con la palabra griega “psiquis”. Pero también hay otra vida, que es la que Jesucristo da a aquellos que creen en Él, que se corresponde con el nuevo nacimiento, con la vida espiritual que Dios nos da. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios;” afirma la Biblia en Romanos 3:23. La gloria de Dios es una dimensión de la vida espiritual que se corresponde con el Reino de los Cielos; cuando el hombre pecó, murió su vida espiritual, por lo tanto, dejó de manifestar esa vida que es la que detecta, discierne y entiende las cosas de Dios, por lo que quedó desprovisto de Dios y de su conocimiento. “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” afirma Oseas 4:6. La vida espiritual es la antena que nos conecta con la dimensión espiritual, con la dimensión de Dios; cuando murió esa vida el hombre quedó subsistiendo sólo con la vida biológica y la vida del alma, y comenzó a entender y a interpretar todo a través de su psiquis. Comenzó a opinar acerca de Dios y del mundo espiritual pero en una dimensión chata.La Biblia dice que el hombre natural no puede entender las cosas que son de Dios porque para él son locura; el hombre pecador quedó ligado y coexistiendo en su vida biológica y psíquica y comenzó a interpretar y a entender todas las cosas de acuerdo a sus sentidos.

¡Hasta los creyentes se han aferrado a la vida de los sentidos! La Bibliadice que tenemos que creer y obedecer la palabra de Dios ¡no lo que sentimos! Cuando apelamos a lo que sentimos, tiramos a la basura la palabra de Dios. Algunos creyentes dicen, “pastor, sé que Dios me ama, pero a mi me parece que no me ama”. ¿Por qué te largas a llorar? ¡La vida del alma no puede entender la vida espiritual! Cuando un creyente se aferra a los sentidos, está operando en la vida anímica, en la vida de su alma, ¡líbrate de eso! Me vuelven loco los creyentes que están dependiendo de lo que ven, de lo que sienten, y no se aferran a la palabra de Dios. ¡No importa lo que tu alma siente! ¡Mata a tu alma, llévala a la cruz, niégate a ti mismo y confiesa la palabra de Dios! A esa unión de la vida síquica con la vida biológica, la Bibliale llama “carne”; esa palabra carne surge ya en Génesis 6:3; cuando vio Dios que la maldad de los hombres sobre la faz de la tierra había crecido, miró al hombre y dijo: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne”. En otras palabras, dijo, “yo soy espíritu y no voy a estar peleando con la carne”. ¡Ahí aparece por primera vez la palabra carne en la Biblia! Después, en el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo habla de los creyentes carnales y dice que no pueden agradar a Dios. ¿Por qué? Porque tu alma, tu psiquis no puede entender las cosas espirituales, los pensamientos de Dios ni los caminos de Dios; así que la única cosa que le queda al hombre es arrepentirse y volverse a Jehová, el cual tendrá de él misericordia.Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos…”, dice el Señor (Isaías 55:8). ¡Hay una  diferencia muy grande! Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:9).

Así que el creyente lucha cada día entre vivir en la carne o en el espíritu, pero Jesús dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame(Mateo 16:24). ¡No le hagas caso a tu alma ni a tus pensamientos si no a Dios! ¡Aprende a escuchar la voz del espíritu! Pedro tenía experiencia, era el pescador, sabía de redes, de barcas, conocía el Mar de Galilea, conocía los vientos, ¡sabía todo! Pero algo pasó en su mente… cuando escuchó a Jesús, algo sucedió en su interior. ¿Qué hizo? ¡Dejó su experiencia y sus sentimientos de lado! En otras palabras, sin conocer mucho de Jesús, o conociéndolo muy poco, posiblemente sorprendido con el hecho que tanta gente quisiera escucharle, en contra de toda su experiencia, se negó a sí mismo y le obedeció. Dejó de lado lo que sentía, lo que le parecía y lo que pensaba y dijo, “Señor, en tu palabra echaré la red”.

Esta es una experiencia y una historia extraordinaria para nosotros. ¿Hasta qué punto confías en la palabra de Dios y hasta que punto confías en tu experiencia? Este fue el punto más extraordinario en la vida de Pedro; mediante esa confesión que hizo, decidió darle el crédito a Jesús, aunque humanamente no tenía crédito. O sea que Pedro empezó a ver algo más allá de lo humano. Ese día que Pedro puso su fe en lo que Jesús decía, ese día Jesús le dijo: “ahora te voy a transformar en un pescador de hombres, ¡te voy a enseñar a pescar hombres!” Esto es lo que diferencia a un creyente almático de un verdadero creyente; un cristiano espiritual oye la palabra de Dios, la cree y la obedece pero un creyente almático dice, “¡recuerda lo que te pasó la última vez! Mira lo que te hicieron allá y cuidado con lo que pasó en el otro lado”. El creyente almático vive de sus experiencias, tiene grabado en su memoria todo lo que ha padecido, vive de los registros que saca de su propia historia; va caminando y se va guiando por lo de atrás, por lo que le pasó, ¡está afectado por su pasado! Su mente funciona con elementos del recuerdo, o mejor dicho, con heridas del pasado. Hay cosas que se anima a hacer, porque en el pasado le fue bien haciéndolas, pero hay cosas que no se anima porque en el pasado le fue mal. El creyente que no tiene fe vive tomando decisiones en función de ese almacén de los recuerdos que tiene dentro de su mente, entonces reacciona con los hombres y con las circunstancias en base a su experiencia, pero no conoce la voz de Dios, ni toma decisiones de fe. Pero cuando Cristo vino a tu vida, lo hizo para establecer un nuevo orden, lo hizo para vivificar tu espíritu y lo que tienes que hacer, es lo que hizo Pedro: ¡Niégate a ti mismo y libera tu espíritu! La Bibliadice, “…si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2ª Corintios 5:17).  ¡Ya no tienes que temer lo que antes temías! ¡Ahora puedes avanzar por la fe a una dimensión totalmente distinta! Tus pensamientos son muy chatos, son de aquí abajo, sólo a Jesús se le podía ocurrir tener una gran pesca en un día que no había pesca, ¡eso no cabía en la mente de Pedro! ¡La mente de Cristo es una mente distinta! Porque si no hay peces para pescar, Jesús los puede fabricar allí mismo en la red o quizás con un silbido ordena que todos vayan a la red, porque Él es el Señor y a Él le obedecen los vientos y las olas. Todo le obedece a Él, porque Él es el Señor de todo lo creado. Dice la Biblia que él “…sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Hebreos 1:3).

Satanás cree que le va a ganar a Dios porque tiene mayoría; ¿crees que Dios es democrático? Aunque Satanás tuviera la mayoría, ¿quién creó los ángeles? ¡Dios! Él todo lo puede, ¡nadie puede contra él! Así que Satanás tiene un pensamiento y Dios tiene otro, y tú también tienes otro pensamiento, pero Jesucristo quiere que tú tengas su mente, que pienses como Él, que tengas los pensamientos extraordinarios de Dios, pero si estás lleno de tus propios pensamientos, no podrán habitar en ti los suyos. ¡Despójate de ti mismo en esta hora! Ven a Jesús y dile, me niego a mi mismo, te pido perdón por estar lleno de mis preconceptos, de mis recuerdos, quita mi pasado, ¡quiero ser esa nueva criatura!

Dios no toma ejemplos del pasado para ver qué hacer en el futuro, sino que Él ya ha establecido todo lo que va a pasar. Dios nunca hace nada igual porque se aburre… ¡Todos los días está haciendo niños! ¡Todos los días está poniendo orejas a los niños y no hay una oreja igual a la otra! El se deleita en hacer todo nuevo, no necesita hacer copias ¡es un Dios creativo! Por lo tanto, lo que Él ha de hacer en el futuro, no tendrá nada que ver con el pasado. Dice el Señor: 18No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 19He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz…” (Isaías 43:18-19) ¡Dios quiere hacer algo nuevo en tu vida! ¡Dios te quiere dar pesca donde no hay pesca! Con tu mentalidad nunca vas a abrir el mar Rojo. ¿A quién se le ocurrió abrir el mar Rojo? ¿Crees que se le ocurrió a Moisés? ¡No! ¿A quién se le ocurrió? ¡A Dios! ¿Qué le decían la experiencia y los recuerdos a Moisés? El sólo sabía de desierto, nunca había tratado con el mar, así que no cabía en su mente abrir el mar Rojo, eso era un pensamiento de Dios ¡era una idea genial de Dios! Dice la Biblia que Moisés estaba clamando y llorando y Dios le dijo: “¿Por qué clamas a mi? Di al pueblo que marche”. Me imagino que Moisés habrá pensado: “¿Que marche? ¿A dónde?” “¡Para adelante!” respondió Dios. Él tiene ideas que el hombre no tiene y es sumamente creativo, de modo que solamente una vez abrió el mar Rojo. ¡Y ahora está haciendo otras cosas! Así que cuando alguien hace algo en el nombre del Señor, muchos dicen, ¡pero eso no está enla Biblia, Dios no opera así! ¿Sabes? ¡Dios opera como se le da la gana! ¡No te va a pedir permiso para hacer lo que a Él se le ocurra! Necesitamos pedirle perdón a Dios porque nuestros sentidos, nuestros pensamientos se levantan continuamente contra sus planes.

¿Sabes por qué tienes una vida chata? ¡Porque los planes de Dios no se están haciendo en tu vida! ¡El quiere hacer algo nuevo contigo! Los sentidos del hombre se extraviaron cuando pecó, los sentidos pertenecen al alma y Dios no le habla al alma sino al espíritu y hasta que tú no le des lugar al espíritu en tu vida, gobernará tu alma, tu mente. Pero si te llamas cristiano, debes permitir que Dios ponga sus pensamientos en ti y sea el soberano en tu vida. Nosotros tenemos la idea de que Él debe hacer lo que pensamos, pero el día que la idea de Dios venga a tu cabeza, entonces podrás hablar y decir: “de esta roca saldrá  agua”, o, “con esta piedra mataré al gigante”.

Me encantó una pastora que conocí en México, que se relacionó con un candidato a presidente de la nación. Ella, junto con su congregación le dijeron: “¡Usted será nuestro presidente!” Pero estaba muy lejos de la meta… un día le dijo: “Si usted tira la piedra confiando en la fuerza de su brazo, no matará al gigante, pero si tira la piedra en el nombre de Jesús, confiando en el poder de Dios, la misma piedra hará caer al gigante”. Para que el poder de Dios se manifieste en nuestras vidas, Él necesita que nos arrepintamos. “Arrepentimiento” significa “dejar de pensar como pienso, cambio de mentalidad”. ¡Debo entregar mi mentalidad a Dios! ¡Debo pedirle perdón por tener mi propia mentalidad cuando en realidad debiera tener la de Él! Eso es arrepentimiento. Lo que viene sobre ti es mucho más grande de lo que puedes pensar, pertenece a una dimensión distinta a la que vives. ¡No limites el poder de Dios con tu alma! Lleva por la fe tu alma a la cruz y di como el apóstol Pablo, Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20). ¡Dilo por la fe!Señor, hoy mismo me declaro crucificado juntamente contigo, ya no vivo yo sino tú vives en mi. Y continúa diciendo este versículo: “…y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.  Ni a Cristo conozco en la carne, ahora lo estoy conociendo en el espíritu. ¡Vivifica mi espíritu Señor! ¡Libera mi espíritu Señor! ¡Yo no quiero pasar por este mundo sin dejarlo marcado con el poder de Dios! ¡No me voy a quedar tranquilo! ¡Yo no pasaré desapercibido! ¡Soy un hijo de Dios y voy a dejar su marca en el planeta tierra!

Así que la oración hoy, no debe ser, “líbrame de los demonios”, ni “líbrame de mi marido”, sino, “líbrame de mí mismo Señor, llévame a la cruz, ¡quiero tomar mi cruz! Perdóname, porque son mis pensamientos y mis sentimientos los que te detienen; estoy obrando como un ser humano y no como un hijo de Dios. Tu Espíritu no encuentra libertad en mí para obrar, quiero producir tus milagros Señor, quiero ver tu gloria, quiero creer y recibir tu visión. ¡Quiero confesarla y decir que tu lo harás, Señor!”

Solamente un alma total y absolutamente sometida al espíritu puede conocer y obedecer la voz de Dios. Un alma humanamente activada no oirá la voz de Dios ni conocerá sus caminos. Caminar en ellos requiere renuncia, Él no quiere tu sentir ni tu pensar, Él requiere de ti, fe y obediencia. La pesca milagrosa no fue una idea de Pedro sino de Jesús. ¡Dios tiene ideas para que tú logres una gran pesca! Dios tiene pensamientos de paz, de bendición y de prosperidad para tu vida. ¿No los conocerás? Arrepiéntete ahora delante del Señor y reconoce que tus pensamientos son la traba para tu victoria, reconoce que esa falta de victoria en el trabajo, en lo económico, en lo afectivo, en lo amoroso y en lo familiar tiene que ver con tu mente y con tus sentimientos, ¡no con Dios! Pídele perdón a Dios, se sincero y dile, “ni a mi mismo me  entiendo, quiero caminar por el camino de la fe, ¡me arrepiento Señor!”

 

CONCLUSIÓN

 

¿Estás cansado de la vida que llevas? ¿Estas cansado de echarle la culpa a tu madre, a tu padre, al presidente o a Dios? Has buscado culpables por todos lados, has dicho, “lo que a mi me pasa es por culpa de otro, lo que a mi me pasa es porque no me escuchan, no me han tenido en cuenta”, pero tú eres el autor de tu fracaso. ¡Tú eres tu peor enemigo! Los pensamientos de Dios son poderosos, sus ideas son extraordinarias. ¡Él sabe cuándo y dónde pescar! Si estás cansado, es momento de que hagas una oración ahora mismo: “Señor, yo soy el culpable. ¡Hazte cargo de mi vida Señor! Yo soy el que ha pensado y el que ha decidido, yo soy el que hace lo que se me da la gana, yo soy el que dije, a mi no me van a decir lo que tengo que hacer. Señor, vengo a rendirme a ti, tómame en tus manos, líbrame de mi mente Señor, de mis emociones. Padre mío, me arrepiento de mi manera de pensar, que se ha levantado contra ti. Límpiame Señor, toma mi vida en tus manos, toma mi mente, mis emociones, mi sentir, mi parecer, llévatelo Señor. Cuántas veces me habrás hablado y no te oí Señor, cuántas veces me habrás mandado caminar por las aguas y no me animé, cuantas veces me habrás mandado a abrir el mar Rojo y no me animé… no he creído, me pareció demasiado loco. Cuántas veces me habrás dicho que eres Dios y que lo haga pero no lo hice porque tuve miedo, vergüenza. ¡No te honré Señor! ¡No conocí tu voz! Pero me arrepiento Señor, ¡líbrame de mismo en este hora! Soy yo el que me guío en este camino de fracaso ¡quiero vivir tus milagros cada día! Toma mi mente Señor, toma mi voluntad Señor, me rindo a ti, extiende tu mano Padre amado. Te pertenezco Señor, me niego a mi mismo y recibo tu perdón, tu paz y la vida de Cristo en mí. En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

 

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