¿QUÉ ES LA VIDA CRISTIANA? - Misión Vida para las Naciones

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MENSAJES DEL CIELO

¿QUÉ ES LA VIDA CRISTIANA?

Quiero compartir contigo algo que tiene que ver con la iglesia y con el cristianismo. Dicho de otra manera, la interrogante que hoy nos plantearemos es: ¿Quién es un cristiano? o ¿Qué es la vida cristiana?

La iglesia es un organismo vivo como el cuerpo humano; éste, está conformado por distintos miembros unidos con un mismo propósito: que el cuerpo funcione bien. Los ojos cumplen una función, pero el propósito que éstos tienen, no es sólo para su beneficio personal, es decir para los ojos mismos, sino para todo el cuerpo. Del mismo modo, la finalidad de los oídos no es para éstos sino para el cuerpo, y así ocurre con el resto de los miembros del organismo.

Señala la Biblia que los hijos de Dios somos un cuerpo y somos todos miembros los unos de los otros. La visión bíblica es que tú no existes para ti sino para tu prójimo. Parece complicado de entender porque en el mundo egoísta en el que vivimos, un mundo hedonista, amarse a sí mismos se ha transformado en una prioridad. Tanto es así que a la hora de amar al prójimo, a las personas se les han agotado las fuerzas y el amor. ¡Tanto se ama la gente a sí misma que no tiene tiempo de amar a su prójimo!

La expresión que prevalece entre los jóvenes es: “¡Rescatate!” La traducción de la misma sería algo así como: “¡Embromate!”, como diciendo: “¡No tengo tiempo para ayudarte, así que ayúdate tú! Tira de las correas de tus propios zapatos para salir del barro”. ¡Pero el cuerpo de Cristo no es así! Te reitero: La iglesia de Cristo es un organismo vivo, es un cuerpo, y así como éste tiene distintos miembros pero todos están unidos por coyunturas, conformando no muchos cuerpos sino sólo uno y cada miembro tiene una función distinta aunque esa función no es para sí mismo en particular sino para el resto del cuerpo, en la iglesia cada uno de nosotros existe para bendición del cuerpo y de la iglesia misma.

Quien no entiende esto, no funciona en la iglesia y queda separado de ella. El vínculo que nos une es el amor, nos liga al resto de nuestros hermanos por lo tanto, la falta de éste nos desliga, entonces, quien no entiende esto queda separado del cuerpo de Cristo. Tal vez se ofende y dice que se siente solo. ¿Cómo no te vas a sentir solo si no te importan los demás? ¡Si te interesan los demás quedas unido a ellos, de lo contrario quedas separado!

“Yo siento como que me hacen un vacío en este lugar”, dicen algunos. Esa condición te la has provocado tú mismo porque si amas a la gente no te fijarás en eso, quedarás unido a las personas aunque te hagan el vacío. Cuando un hijo destrata a su madre, ella no se lo toma en cuenta, aún ama a su hijo y sigue unida a él.

La iglesia es un cuerpo maravilloso, pero hoy no quiero hablar de ésta sino de los miembros que la componen.

            LA SUSTANCIA DE LA VIDA CRISTIANA

La calidad de vida que tienen los miembros de la iglesia, es la vida cristiana. ¿Qué significa esto? Esta clase de vida tiene una sustancia y una finalidad propia, también tiene un poder propio; para entender mejor esto, la compararemos con la vida biológica. Nuestro ser está formado por tres clases de vida que están unidas, conformadas, si te falta una de ellas entonces no eres un ser humano, eres ángel o fantasma. Lo cierto es que estamos conformados por espíritu, alma y cuerpo. Algunos tienen el espíritu muerto, pero lo tienen; cuando no hay vida espiritual domina el alma y el cuerpo.

A su vez, la vida del alma está comprendida por la psiquis: mente, voluntad y emociones, y la vida del cuerpo es la biológica, compuesta por la sangre, los huesos, los músculos, los órganos, etc. Está constituida por elementos que pertenecen a la tierra.

Ahora, la vida cristiana es espiritual; la sustancia de esta vida espiritual proviene de los elementos del cielo. La vida biológica funciona mediante elementos como el hierro, el fósforo, potasio, magnesio, manganeso, etc, todo lo que hay en la tierra, por lo tanto la sustancia del cuerpo es terrestre. Pero la vida cristiana es espiritual, y su sustancia es del cielo; digamos que tiene una esencia bien diferenciada de otra clase de vida, aunque no somos lo suficientemente explícitos cuando nos referimos a la vida espiritual, ya que hay vida espiritual de demonios grandes y pequeños, hay vida espiritual de ángeles y de Satanás. Hay muchas clases de vida espiritual, pero la vida cristiana es espiritual ya que tiene la sustancia de Dios; en otras palabras, la vida cristiana es engendrada por Dios.

Hay una ley en la naturaleza, que quienes creen en la teoría de la evolución no la tienen en cuenta, y señala que cada género se reproduce según su especie; fue una ley establecida por Dios, de modo que por ejemplo, cada árbol se reproduce en muchos árboles de la misma especie; un eucaliptos no puede producir pino, sólo produce lo mismo en su género. Como ya he mencionado en varias oportunidades, una chancha produce chanchitos. ¡No hay vuelta! ¡Esto es así! ¡Las chanchas sólo pueden dar chanchitos! Las perras tienen perritos, las elefantas tienen elefantitos; cada uno puede engendrar vida de acuerdo al género o la especie a la que pertenece, y los seres humanos engendran seres humanos. Por eso luchamos a favor de la vida, porque, lo que se engendra en el vientre de una mujer es una vida humana. Si defendemos la vida de los pingüinos, de las águilas o alguna especie en extinción, ¡¿por qué no vamos a defender la vida humana?!

San Juan 1:12 y 13 dice: 12Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”.

La vida cristiana es una clase de vida espiritual engendrada por Dios, por lo tanto tiene una naturaleza divina; cada manifestación de vida, pues, tiene su propia naturaleza.

Estuve recientemente en uno de nuestros centros comunitarios en la ciudad de Aiguá viendo unos chanchos; allí había una chancha que volcó un recipiente y derramó el agua; ella con el hocico revolvía y revolvía y cuando se formó bien el barro se echó sobre él. ¡Era toda una chanchada! Tenía unas ocho crías y los chanchitos, chancheando; ellos también se embarraban. ¡Eso era barro puro! Pero, eso es lo que saben hacer, es lo que está en su naturaleza, ellos necesitan eso, según los expertos.

También tenemos un criadero de chanchos sobre un piso de hormigón, y los que saben del tema dicen que, por causa del material del piso, a los chanchos les falta hierro, así que ni bien nacen las crías hay que inyectarles hierro. Por eso los chanchos se revuelcan en el barro, porque su naturaleza es así, es lo que saben hacer. ¡Digamos que estas son las obras de los chanchos! Ahora, hay creyentes que hacen obras de chanchos: ¡No se bañan ni se arreglan! La naturaleza de la vida cristiana no sólo es espiritual sino que su sustancia o esencia es divina por cuanto es engendrada por Dios. El Espíritu Santo engendra la vida de Dios en la persona que ha creído en Él y que le recibe en su corazón. ¡Esto es un hecho trascendente! ¡No es mínimo el trato que Dios quiere tener con la gente! Él quiere trasmitir su esencia, su naturaleza divina a los hombres, por eso les llama hijos. El apóstol Pablo dice en el Nuevo Testamento que a ningún ángel Dios le llama hijo pero nos llama así a nosotros por cuanto ha puesto en nosotros su Espíritu. Según la Biblia, los ángeles son siervos de Dios, ministradores, que nos cuidan, nos abren paso, nos ayudan porque somos hijos del Rey. El ángel está en el palacio pero como un guardia, tú estás en el palacio porque eres un príncipe, una princesa. ¡El ángel come de la mesa de los siervos, tú comes de la mesa del Padre!

Hay dos cosas que debemos saber acerca de la vida cristiana: La primera es saber cuál es su sustancia, su naturaleza y la segunda es para qué sirve y qué hace la vida cristiana. Así como la chancha hace lo que todo chancho hace, la vida cristiana hace las obras de Dios; no hace lo mejor que puede, lo que le parece o lo que siente, ¡hace las obras de Dios! ¡Ha nacido para hacer las cosas que Dios hace! Y por cuanto ha nacido y existe para eso la vida cristiana, Dios le imparte al cristiano, a la persona que tiene esa naturaleza dada por Él, un equipamiento para que el creyente pueda ser cien por cien cristiano. ¡Lo equipa para hace las obras que Él ha determinado que los cristianos hagan!

            EL PARALELO DEL SOL

Estudiemos un paralelo que podemos apreciar en las funciones que cumple el sol; según los científicos, no la Biblia, lleva millones y millones de años deshaciendo su materia, entregando su energía. Toda la vida biológica que hay en el planeta existe en virtud de la energía que el sol invierte en él. Si éste se apagara, se terminaría en un instante toda la vida del planeta porque nosotros, en lo natural, estamos existiendo gracias a la energía que el sol entrega cada día. ¡El sol sustenta la vida del planeta Tierra! Éste produce las corrientes marinas, los vientos, la evaporación del agua que luego se convierte en nubes, hace germinar las semillas y brotar las plantas. En la energía que el sol entrega, está entregando su vida de alguna manera, para que el planeta pueda cumplir la función para lo cual fue creado por Dios. O sea que nuestra vida es dependiente de la energía que viene del sol, y esto es un paralelo con nuestra vida espiritual. Ahora piensa en Dios como el sol de la vida espiritual; ésta es sostenida, alimentada, sustentada por Él, no existe por sí sola, necesita recibir la energía y el poder de Dios. ¡Si Dios se apagara dejaría de existir la vida espiritual! La vida biológica y la espiritual son dependientes, y la vida natural o biológica es un paralelo de lo que es la vida espiritual.

La vida espiritual no se alimenta con nuestras ideas o pensamientos, tampoco con comida natural, se nutre con aliento espiritual. Jesús dijo: “…las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). También dijo: Yo soy el pan vivo que descendió del cielo” (Juan 6:51). ¡Cuando Jesús habla yo me alimento! Cuando la palabra de Dios viene al creyente espiritual, renacido por el Espíritu Santo, el espíritu de éste se está alimentando, sustentando, fortaleciendo. Por eso es muy importante que los creyentes asistan a la iglesia, que tengan una Biblia, que consuman música cristiana, porque el Espíritu Santo de Dios está trayendo a través de esos medios el sustento del cielo.

Hay quienes me han dicho que han dejado de asistir a la iglesia y se sienten débiles, quieren congregarse pero no pueden. Claro, es que comienzas a sentirte anémico, la vida espiritual se debilita, porque ésta debe ser alimentada y no con cualquier alimento sino el que da Dios.

Los egipcios creían que la vida es lo que se ve y se dieron cuenta que el sol era la fuente de energía que producía todo, por eso hicieron culto al dios sol y lo adoraron. No obstante, Dios ha hecho el sol para sustentar la vida biológica y lo está haciendo bien, Dios ha creado al sol y es un tipo de Dios pero no es dios.

Apocalipsis 21:1 dice: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más”. Señala ese mismo capítulo que en esa nueva tierra y nuevo cielo vamos a habitar nosotros y que no harán falta ni el sol ni la luna porque el Padre será nuestra luz y el Hijo nuestra lumbrera (Apocalipsis 21:23). El sol es tipo de Dios y la luna del Hijo. ¡Pero Dios es Dios y Cristo es Cristo! ¡La luna y el sol van a desaparecer! ¡Y nuestro sustento seguirá siendo Dios!

Señala la Biblia que todos los creyentes somos un cuerpo, los que hemos creído y hemos recibido de Jesús. De la misma manera que el sistema solar es un conjunto a pesar de las distancias enormes entre la Tierra, la luna, el sol y el resto de los planetas, lo mismo ocurre con el cuerpo de Cristo. Hay una estructura invisible de fuerzas que mantienen a la tierra y a los planetas a la distancia correcta y conveniente del sol, que los mantiene unidos en un solo sistema y permite asimismo que todo funcione a la perfección.

Quizás tú no puedes entender cómo siendo personas tan diferentes, viviendo en lugares diferentes y proviniendo de distintas naciones, barrios, culturas, linajes y apellidos, podemos ser un cuerpo. ¡Hay algo invisible que nos une y es el Espíritu de Dios! Lo entiendas o no, si eres de Cristo, perteneces a su cuerpo y hay una fuerza invisible que te mantiene atado a Él para que funciones en comunión con el resto de los hermanos. Los hijos de Dios que Él ha engendrado componen una familia a la que llamamos el cuerpo de Cristo.

El sol no baja a la tierra a darnos un poquito de energía a cada uno, lo que nos llega es la energía a través de rayos, que no vemos, de partículas gama u ondas electromagnéticas; éstas son formas de energía invisibles que vienen desde el sol, que no podemos percibir, sólo podemos ver la luz y sentir su calor. Del mismo modo, todo lo que es de Dios viene a nosotros a través del Espíritu Santo, tú no lo ves pero está a tu lado, viene de Dios y es Dios.

                  EL SUSTENTO DE LA VIDA ESPIRITUAL

¿De qué se sustenta la vida espiritual? De alimento espiritual. Si tú comes mentiras estás muerto, si comes verdad estás vivo. La verdad te alimenta, la mentira es venenosa y te mata, igual que en el mundo biológico. Jesús se refirió al Espíritu Santo como el Espíritu de verdad que nos guiaría a toda verdad. ¡Dios te alimenta con la verdad! El sistema contrario a Él, como no tiene la verdad, inventa cosas que quieren hacer funcionar como si fueran verdad pero no lo son. ¡El único que te alimenta con la verdad es Dios! ¡La verdad no está en el hombre, la verdad está en Dios! Él no necesita buenas ideas de tu parte porque ya tiene sus ideas, no necesita principios porque ya los tiene. Dios no necesita que los inteligentes gobernadores que tenemos y los filósofos inventen valores, Él ya tiene valores y es lo que le da sustento a la familia y a la sociedad. Es por ello que los cristianos somos personas que hemos crucificado nuestra vida para poder seguir a Cristo, hemos negado nuestra existencia natural para poder vivir de la sustancia que viene del cielo.

Una mujer que participó de un encuentro me dijo: “Pero yo no quiero tener más hijos, tengo una sola hija y no quiero más, ¡mi marido no me puede obligar!” Le respondí que eso es lo que ella quiere y siente, pero si vamos a la Biblia sabrá lo que Dios quiere. Ella insistía que no quería más hijos, entonces le dije que si no quería comer de la Biblia que se conformara con comer del chiquero. Hay gente que dice “yo no quiero”, “yo no siento” o “a mí no me parece”, ¡pero la comida del Padre hay que comerla si lo sientes o no, si te parece o no! En ese sentido, los bebés son más inteligentes que nosotros; el niño agarra el pecho de su madre y se prende, no pregunta si está fría o caliente o si hay que agregarle un poco más de sal, el bebé come todo lo que la madre le da, así se sustenta y no hay mejor alimento que ese. ¡No hay mejor alimento que el del Padre! ¡No existe!

No existe la vida cristiana sustentada por los deseos, los planes o propósitos de las personas porque la fuente es Dios, la energía y el poder, o sea, el sustento vienen de Él y del Espíritu Santo. Yo te pregunto: ¿Tu vida responde a lo que te he estado enseñando o es una mezcla? ¿O comes un poco de Dios y otro poco de allá? Si es así, tu vida cristiana está contaminada.

La vida de Cristo en nosotros es simiente incontaminada, perfecta, poderosa y es la única energía, el único sustento que hará posible que el creyente haga las obras de Dios. Jesucristo prometió que los que creemos en Él haremos las mismas obras que Él hizo y se fue seguro que habrían personas que continuarían haciendo las obras de Él.

¡Tú has venido al evangelio para sanar enfermos, para liberar endemoniados, para levantar muertos! Has venido al evangelio para pensar como Dios, no como tú quieres sino como Dios piensa. ¡Tú has venido al evangelio para sentir lo que Dios siente y no lo que tú sientes! Es por ello que Jesús dijo: “El que quiera venir en pos de mi niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Así que me niego a mí mismo para sustentarme, para vivir y hacer todo lo que Dios quiere. También Jesús nos dijo: 9Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:9 y 10). ¡No estoy aquí para hacer lo que quiero sino para que se haga en mi vida y en el mundo la voluntad de Dios!

¿Qué es el cristiano? Es una fuerza de élite adiestrada, preparada, sustentada por Dios para tomar el planeta e invadir el reino de las tinieblas y despojar a satanás y a los demonios de sus poderes, de sus soberbias y de toda la maldad que hacen. ¡El cristiano ha sido puesto por Dios para invadir el planeta con el poder de cielo! Por eso, no sólo nos engendró por el Espíritu Santo sino que también nos prometió el bautismo y la llenura de su Espíritu. Porque no sólo nos dio naturaleza divina sino que nos prometió su presencia, es decir, su Espíritu unido al nuestro, haciendo la obra que Dios quiere.

La vida cristiana no existe en la tierra para que el hombre logre lo que quiere sino para lograr lo que Dios quiere, para que el hombre se alegre y se goce en la voluntad de Dios.

Recientemente una joven me contó que estaba de novia con un chico que tiene una posición económica poderosa; éste, todos los fines de semana le pagaba el pasaje para que lo fuera a visitar y le decía: “Vos sos muy inocentona pero yo te quiero así como eres”. ¿Sabes cómo nos dicen los satanistas? ¡Borregos de la manada! Ellos señalan que poner la otra mejilla es estúpido… ¡para ellos somos idiotas! ¡Pues a nosotros, Dios nos ha dado poder! El poder de Dios se manifiesta en personas simples, sencillas, que le aman y le abren el corazón para ser llenos de ese poder.

¡Tú necesitas tener la sustancia de Dios, haber nacido de Él y necesitas la llenura de su Espíritu! Necesitas saber que no puedes vivir sin el sustento que viene de arriba. Yo veo muchos cristianos desorientados, que se preguntan qué hacer; pero tú tienes que conocer la voluntad de Dios para tu vida, tienes que caminar solo, debes crecer. ¡Tienes que ser lleno del Espíritu Santo, Él es quien te guiará a toda verdad! El Espíritu Santo nos imparte poder. Hay demasiados cristianos que dicen tener vergüenza, que no tienen palabras. ¡Tienes que ser lleno del Espíritu Santo! ¡Pídele a Dios que lo haga porque Él necesita creyentes llenos de su Espíritu para así poder enviarlos e insertarlos en las escuelas, en las fábricas, en el gobierno y la política, en la educación! ¡Dios necesita gente llena de Él!

¿Para qué estás en el mundo? ¿Para qué vives? ¿Qué estás haciendo? ¿Qué encuentra la gente en ti? ¡Las personas tienen que ver la gloria de Dios en ti! La naturaleza que Dios te ha dado es divina, si es que eres un creyente, se tiene que ver. Si prevalece la vida espiritual en el cristiano, entonces es una vida de poder, de lo contrario, esa vida espiritual se enferma o se muere y prevalece la vida del alma, es decir, la vida psíquica de su mente, su voluntad y emociones. Pero esa vida psíquica es vida contaminada, es de abajo y no de arriba; lo que Dios quiere hacer es unir lo de arriba con lo de abajo.

No es posible enfrentar a los demonios, a Satanás y a todos los poderes del mal, con la vida humana sin Dios, porque la guerra es espiritual y se debe ganar en el mundo espiritual.

Tú preguntas: ¿Por qué Dios no me ayuda? ¿Por qué Dios no me sana? ¡Es porque lo tienes que hacer tú! ¡Dios te ha equipado con el poder del Espíritu Santo! ¡Su voluntad es que todos estemos sanos! Tú tienes que pelear por tu salud y el poder está en ti si es que tienes el bautismo, el poder y la llenura del Espíritu Santo.

Hay muchas cosas que le pedimos a Dios que haga y está en nosotros hacerlas porque Él nos ha dado una medida de fe para ejercitarla, pero si estamos perdidos en nuestros pensamientos e ideas, ignoramos el poder de Dios, ignoramos su presencia y la verdad.

Hay algunos que vienen a Cristo, reciben una sopa, una ensaladita y creen que ya saben cómo tienen que andar, ¡vuelven a manejar sus vidas por su propia cuenta! Se olvidan que necesitan cada día el pan del cielo. ¿Cuántos kilómetros piensas hacer con el tanque de gasolina vacío? ¿A dónde piensas llegar?

“Señor, hoy me quiero doblegar delante de ti, y quiero hacerlo para toda la vida. Quiero negarme a mí mismo todos los días de mi vida porque tú eres mi pan de cada día, tú eres mi sol. ¡Tú eres la fuente de agua viva! ¡Yo quiero de ti, Jesús!”

Mi esposa y yo cumplimos treinta y cinco años de casados y yo se que sin Dios mi matrimonio no hubiera subsistido porque Él es el Dios del matrimonio. Mi familia no hubiera subsistido sin Dios porque Él es el Dios de la familia. Yo se que Él es mi sustentador, me ha librado de toda clase de males porque ha estado conmigo cada día. ¡Yo sé de qué te estoy predicando! ¡No te hablo de algo que me contaron sino de algo que estoy viviendo y que he vivido!

Hay gente que no toma en serio a Dios, quiere sus bendiciones pero no lo quiere a Él. Muchas veces pasan personas al altar, para ser ministradas y cuando voy a orar por ellas y bendecirlas, se manifiesta un demonio que no quiere la bendición. Pido a Dios que bendiga a la persona y el demonio dice: “¡Es mía!” La persona tiene odio hacia su padre y hacia su abuelo, yo le digo que si quiere el perdón y la bendición de Dios debe perdonar y me contesta que no puede hacerlo. Le señalo que si no puede perdonar a su padre entonces Dios no la va a perdonar. Mateo 6:12 dice Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Le pregunto nuevamente si quiere la bendición de Dios y realmente la quiere, pero no quiere perdonar a su padre. ¡Quieren la bendición de Dios pero rechazan al Dios de la bendición! ¡Quieren mojarse sin meterse al agua! ¡Quieren llenarse sin comer!

                  CONCLUSIÓN

Tú tienes que venir a Dios sin excusas y debes pedirle perdón, pero no te puedes perder lo que Él hoy te está ofreciendo. Hoy quiere hacerte su hijo y déjame decirte que no eres un hijo o una hija sólo porque has asistido a la iglesia por veinte años, eres hijo si te has doblegado, si te has quebrado delante de Él y has decidido darle tu vida. “Entra en mi vida Señor, y haz lo que tú quieras, tú eres el gerente general de mi existencia. Aquí donde está el trono en mi corazón te sientas tú y yo me salgo para siempre. ¡Se tú mi Dios y mi sustento! ¡No quiero tener vida espiritual fuera de ti!”

¿Con qué alimentarás tu vida espiritual si no es con su vida? Y si eres un creyente débil, ¿cómo piensas vivir la vida cristiana sin ser lleno del Espíritu Santo? ¡Necesitas llenura y cobertura de Dios! Si necesitas abrirle tu corazón a Jesús y pedirle que se siente en el trono preséntate delante de Él y dile: “Jesús perdona mis pecados, límpiame y dame vida”.

Tal vez Dios te ha demandado dejar atrás muchos anhelos y deseos y te dice que no te llenará si continúas en tus planes, sino cuando quieras entrar en los suyos. Tú sabes que hoy el Espíritu Santo te ha convencido que no serás lleno si no lo anhelas con un propósito santo de parte de Dios, con el anhelo de entrar en las huestes de Dios.

Si quieres ser lleno del Espíritu pero entiendes que eso no es para que sientas alguna cosquillita o alguna alegría sino porque Dios necesita gente que entre en sus planes, equipados para la guerra que el tiene preparada, recibe hoy la llenura del Espíritu Santo.

“Padre, llena las vidas, te lo pido en el nombre de Jesús. Llena cada corazón con tu Santo Espíritu. ¡Llénales con tu poder, Señor! ¡Úngelos para la tarea que has preparado para ellos! Tú conoces sus corazones y sus anhelos. Espíritu Santo, te alabamos y te bendecimos, te adoraremos por la eternidad. En el nombre de Jesucristo hacemos esta oración, amén”.

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