TEMOR y REBELION: UNA MISMA COSA - Misión Vida para las Naciones

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Montevideo

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MENSAJES DEL CIELO

TEMOR y REBELION: UNA MISMA COSA

En cierta oportunidad, Moisés habla con el pueblo de Dios, que fue liberado de la esclavitud de Egipto y les relata la historia del camino que han recorrido después de salir de ese país hasta ese mismo día (aún no habían llegado a la tierra prometida). Leamos Deuteronomio 1:20: “Entonces os dije: Habéis llegado al monte del amorreo, el cual Jehová nuestro Dios nos da”.

Debemos tener sumo cuidado de cómo leemos el tiempo de los verbos enla Biblia; generalmente no somos muy inclinados a atender bien cuando alguien nos dice algo, y después no lo contamos igual, sino parecido. Alguno te puede decir que no tiene buena memoria pero la verdad es que no presta atención. Muchas veces, cuando yo le doy una orden a alguien, me dice: “Sí, sí, yo lo hago”. “¿Entendiste bien lo que te dije?” “Ehhhh… ssssí”… ¡Ese sí significa que no!

Deuteronomio 1:21 agrega: “Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes”.

Todavía el pueblo de Israel no había poseído la tierra, pero Dios les dice: “…Jehová tu Dios te ha entregado la tierra…” La Biblia, muchas veces hace referencia a ciertos acontecimientos como si ya hubiesen sucedido, porque ésta tiene una manera extraña de conjugar los verbos, ¡no es un libro cualquiera! Para Dios no existe el tiempo, sí para nosotros, y hay cosas que para Él son un hecho, o son tan ciertas como si para nosotros ya hubiesen acontecido. Por ejemplo, este pasaje de Deuteronomio dice que nuestro Dios nos ha dado la tierra y les ordena al pueblo a ir y conquistarla, entonces la gente se pregunta: “¿Cómo vamos a ir a conquistar una tierra y por qué dice que Dios nos la ha dado? ¡Esto no significa que nos la ha dado sino que nos la dará!”  ¡Pero Dios llama las cosas que no son como si fuesen, y Él tiene fe para ello!

La fe da por hecho algo que todavía no ha sido hecho. Éste no sólo es un lenguaje de Dios sino también del creyente porque Él les ha dado a los creyentes tener fe; ningún animal tiene fe, el único que la tiene es el hombre. Éste es un animal pero Dios le ha dado espíritu y eso lo diferencia grandemente del resto de los animales, por eso Dios puede dialogar con los hombres y éstos pueden entender las cosas de Dios porque Él nos ha creado diferenciadamente y nos ha dado poder ser como Él, por lo tanto nos creó a su imagen y semejanza, puso en nosotros su identidad y sopló su aliento de vida. ¡Entonces, el creyente que tiene fe también puede llamar las cosas que no son como si fuesen!

Leamos Deuteronomio 1:21, 25 y 26: “21Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes… 25Y tomaron en sus manos del fruto del país, y nos lo trajeron, y nos dieron cuenta, y dijeron: Es buena la tierra que Jehová nuestro Dios nos da. 26Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios;”

Me llama poderosamente la atención que primero les dice: “No temas” y después les dice: “Ustedes fueron rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios”.

El tema central del mensaje de hoy es que, el miedo, el temor, es origen de la rebelión; el temor te convierte en rebelde, éste obliga al creyente a no obedecer a Dios, por lo tanto, el que teme no tiene fe. La fe es obediente a la verdad de Dios, en cambio, el temor se rebela contra esa verdad.

            EL TEMOR TE LLEVA A SER REBELDE

Deuteronomio 1:28 y 29 continúa diciendo: 28¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí a los hijos de Anac. 29Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos”.

¡El pueblo fue rebelde porque se atemorizó! Moisés habla sobre el hecho de que habían mandado doce espías para reconocer la tierra que Dios dijo que les daba y esos doce volvieron con un informe, señalaron que la tierra era muy buena y trajeron frutos de allí; dos de esos espías se entusiasmaron, sus nombres eran Josué y Caleb, ellos dijeron: “¡Guau, qué tierra que Dios nos está dando, subamos y tomémosla! ¡Vamos a poder más nosotros que ellos porque Jehová está con nosotros!” Pero hubieron otros espías que dijeron: “¡No! ¡No vamos a poder entrar ahí porque la gente es grande!” y agregaron cosas tales como: “Las ciudades tienen murallas que llegan hasta el cielo”.

Recientemente nos ha visitado Juan Veereken y nos ha dejado una enseñanza importante; sucede que somos muy dados a ciertas hipérboles, es decir, a exageraciones. Él nos decía que cuando por ejemplo, una persona dice: “¿Sabes que todos dicen de ti tal cosa?”, tendemos a decir: “Todo el mundo está diciendo…” y todo el mundo, señaló Juan, es el que está hablando y otro más. ¡En total son dos, no todo el mundo! Así que cuando viene alguien a decirme: “Todo el mundo está pensando…” yo le paro el carro automáticamente. ¡Hay algunos que agrandan las cosas para que parezca más interesante!

Los espías del relato bíblico señalaban que la tierra tenía murallas que llegaban hasta el cielo. ¡Imagínate una muralla que llega hasta el cielo! ¡Qué pedazo de pared! Uno podría subir por esas paredes y tocar las nubes. Yo he viajado a Chile y el avión en que iba, voló por sobre la cordillera de los Andes; sus montañas traspasan las nubes, así que se podía ver claramente las puntas de esas montañas, y por debajo, las nubes. Me imagino lo altas que eran esas murallas en aquel entonces, ¡había que subir en un avión para poder apreciarlas! Muchas veces cuando nos atemorizamos, nos asusta cualquier cosa; una palabra, un comentario que nos hacen, pareciera que es todo un mundo.

El temor toma lugar y exagera las cosas negativas para que nosotros, al atemorizarnos, seamos rebeldes e incrédulos. Cuando una persona se atemoriza deja de ser una persona de fe, no puede llamar las cosas que no son como si fuesen, no puede alcanzar la verdad o la realidad de Dios porque el temor le convierte en una persona cobarde, incrédula y rebelde. ¿Por qué rebelde? Porque ninguna persona que sea dominada por el temor será obediente a Dios, por lo tanto, quien no obedece a Dios es rebelde.

Uno piensa que grandes pecados son aquellos que nos sacuden las entrañas: un padre que violó a su hijo, un muchacho que le roba a una anciana. Pensamos que los pecados tienen que ver con esas cosas, y sí, son pecados que estremecen a la sociedad como por ejemplo, un taxista que mataron; quizás fue una persona alcoholizada, alguien que quería dinero para drogarse o algo así, no se exactamente lo que llevó a esa persona a matar al taxista, pero lo cierto es que lo asesinaron. Hoy en día hay tanta violencia en la sociedad que los que matan no se fijan si están dejando a los hijos sin su padre o sin su madre. ¡La sociedad está estremecida por causa de la violencia!

El tema es que Dios les da una tierra, y Moisés dice que vayan a tomar posesión, pero el pueblo toma el mensaje de los diez espías a los que la Bibliales llama malvados, porque no solamente ellos se pusieron negativos sino que contaminaron con su negatividad a todo el pueblo. Los negativos no llegan a darse cuenta de qué manera contagian a la gente que los rodea y pareciera ser que para las personas temerosas sólo tienen un pequeño problemita, no han cometido un pecado tan grande como matar a un taxista, pero resulta que no obedecen a Dios por lo tanto se convierten en rebeldes. Dios fue bien duro porque les dijo: “¿Ustedes no quieren ir? Muy bien, entonces vuelvan al desierto”. Habían salido relativamente hacía muy poco tiempo de Egipto, de cuatrocientos treinta años de esclavitud; habían vivido para faraón y tenían que obedecerle, le construyeron ciudades y templos, mas ahora estaban libres, pero la libertad requiere responsabilidad.

            LA LIBERTAD REQUIERE QUE SEAS VALIENTE

El domingo pasado salí a caminar de mañana muy temprano y pude ver que a esa hora en varios lugares aún habían boliches abiertos, vi a las muchachas y muchachos caminando, ya de día, por las calles, alcoholizados, drogados, algunos colgados de otros. Yo me pregunto: ¿Qué clase de libertad es esa? Vi una niña de unos dieciséis años correr hacia un edificio, tocó el timbre y supongo que esperaba a que sus padres le abrieran, después de andar toda una noche por ahí. Hoy en día se habla mucho de libertad, del derecho, pero no se menciona la responsabilidad, y sin ésta no puede haber libertad.

La libertad siempre ha tenido un precio, siempre ha sido una lucha, no es hacer lo que se me da la gana. En el caso dela Biblia, la libertad requería que ellos sean valientes y obedientes a Dios para poder conquistar una tierra donde poder vivir porque desde que salieron de Egipto hasta ese punto, el pueblo había pasado por territorios de muchos reinos y reyes, pero ninguna de esas tierras les pertenecía, sólo la que Dios había destinado para ellos, la que les había dado por heredad. Sólo Dios les permitiría vencer a esos, sus enemigos, porque la gente que habitaba esa tierra era totalmente corrupta, trastornada, era una cultura con una idolatría muy fea, tanto es así que los padres entregaban a sus hijos a los dioses, para ser quemados, cosa que Dios abomina y detesta. También se rendían cultos a ciertas diosas de la fertilidad, los hombres iban a los templos a adorar y se encontraban allí con unas mujeres prostitutas que estaban al servicio de quienes iban a adorar a esas diosas. Era una corrupción muy grande, entonces Dios había decidido que esa cultura debía desaparecer y que los hijos de Israel tenían que conquistar y tomar esas tierras. ¡Pero para lograrlo tenían que creer en Dios!

Los cristianos no conquistan las cosas que Dios tiene para ellos porque no creen, tienen temores, se vuelven rebeldes a Dios. Y en esta oportunidad Dios les dijo: “Bueno, ustedes no quieren entrar, y estaban a punto de hacerlo, pero ahora ordenó, por causa de su rebelión y rebeldía, que se vuelvan al desierto”. Y estuvieron durante cuarenta años en el desierto porque Dios dijo: “Esta generación que no quiso creer ni obedecer no recibirá la promesa que yo le he dado a los descendientes de Abraham”. Y agregó: “Los que van a recibir la promesa son sus hijos, esos de quienes ustedes tienen miedo a que los gigantes destruyan, ellos la recibirán, ustedes no, pero yo cumpliré la promesa que le hice a Abraham. ¡Ellos sí me van a obedecer y conquistarán la tierra!”

¡Dios anda buscando una generación de conquistadores, de gente valiente! Me duele cuando alguien me dice: “Yo no se si me puedo consagrar a Dios porque tengo miedo a no serle fiel”. Parece que somos más buenos que Dios y les decimos: “Bueno, pero anímate”, cuando habría que decirle: “¡Cuarenta años al desierto!”

¡La rebelión es cosa dura para Dios! Es no querer creerle a Dios; Él nos ha hecho promesas de bendición. Dice la Bibliaque las promesas que Dios nos ha dado, sirven para que podamos participar de la naturaleza divina, eso significa, de la sustancia de Dios, de la manera de ver las cosas como Él las ve y hacerlas como Él las hace. ¡Las promesas que Dios nos ha dado no son para vivir como cualquier hijo de vecino, sino para vivir bien! Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. ¡Crees esta palabra! ¡Recíbela!

Muchos cristianos dicen: “Estoy esperando que Dios me dé o haga algo” y lo que sucede es que Dios está esperando que tú creas lo que Él ya te ha dicho y que lo conquistes por la fe y si no lo haces, se enoja por causa de tu rebeldía y te castiga por tu desobediencia, porque las promesas de Dios son para creerlas. ¡Y los que no creen hablan como si Él no pudiera cumplirlas! Los que no creen dicen tales cosas como: “Yo no sé qué pasa, pero en mi vida no funciona lo que dice la palabra de Dios. Él dice que me va a ir bien pero es todo lo contrario”. Estás queriendo decir: “¡Yo no se que le pasa a Dios!” ¿Te has revisado si en verdad eres rebelde? ¿Te has revisado si eres desobediente? Porque las promesas de Dios son para que conquistemos con fuerzas que son superiores a las nuestras, a Él no le importa si en ese territorio hay gigantes o si hay ciudades amuralladas hasta el cielo. ¡Dios puede con eso! ¡Dios puede con los gigantes! Con quienes no puede Dios son con los incrédulos, con los que retroceden; el Espíritu que Dios nos ha dado es un Espíritu de amor, de poder y de dominio propio. ¡El creyente no es una persona que se achica cuando aparece un problema grande, es una persona que se agranda más que el problema!

Una de las trabas que tiene Dios para conquistar y hacer lo que Él quiere, ya que las tiene que hacer con los creyentes, es la incredulidad y el temor de éstos. “¡Ahh mire usted cómo está el mundo! ¿A dónde vamos a llegar?” Yo he escuchado eso desde que era un niño y mi mamá también lo ha escuchado toda su vida, también mi abuelo. Tenemos esa tendencia, a ver tan grande y tan poderoso el mal que llegamos a arrinconarnos y a achicarnos, y nos presentamos delante de Dios como ratas o cucarachas. “¡Oh Dios!, ¿has visto los gigantes que están alrededor?” Me imagino a Dios mirando desde arriba y pensando: “¿Qué es, una cucaracha o un hijo mío?” ¡¿Tú eres hijo o rata?! Yo me pregunto: ¿Dónde está ese problema que un hijo de Dios no pueda vencer? Recuerdo las palabras del apóstol Pablo cuando decía: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Muchas veces pienso: ¡¿Cuántas cosas no he conquistado?! La gente me observa y señala: “¡El apóstol Márquez, lo que emprende lo termina!” Yo se muy bien en mi corazón las cosas que he emprendido pero no terminé y cuando veo las conquistas de otros, pienso: “¡Ahh Señor cuántas cosas que no conquisté! ¡Por cuántas cosas me tendrás que regañar!”

Dios le dijo al pueblo: “¡Pueblo rebelde de corazón!” A veces pensamos que tener temor es como tener un gatito adentro, algo inofensivo, pero Dios no ve las cosas como las vemos nosotros.

Aprovechando la visita de Juan Veereken y otro pastor de República Dominicana, los llevé a visitar nuestros centros comunitarios; en uno se imprimen remeras, en otro se fabrican pastas… estamos criando chanchos, cabras y peces, además de fabricar cajas de camiones. También tenemos un periódico de distribución gratuita, se editan programas de televisión y asimismo estamos con el proyecto de un nuevo libro que saldrá a la venta muy pronto. Juan Veereken me pregunta: “¿Ustedes tienen expertos en cada área?” “¡No!” le respondo. “¿Pero cómo hacen ustedes para emprender algo?” Yo le respondo: “Ni sabemos cómo”. El asunto es que las cosas se hacen porque hay fe, ninguna tarea parece demasiado difícil, ¡todo lo podemos aprender! Tenemos setecientas cincuenta personas viviendo de lo que se fabrica en los centros comunitarios. Una funcionaria de Salud Pública nos dijo: “¡A mí no me van a decir esta gente vive de eso!” ¡Sí, de eso viven!

El Ministerio de Salud Pública, el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), la policía, los jueces, nos mandan chicos, pero ¡no nos dan un centavo! Leí en un informe que el INAU controla que nadie tenga menores en situación ilegal pero esta institución tiene cinco menores delincuentes, asesinos que se han escapado, y hace poco tiempo se escaparon otros más. ¡Nosotros podemos con esos chicos! Hay padres que dicen: “¡No se qué hacer con mi hijo, recíbamelo por favor!” Nosotros ya tenemos setecientos cincuenta y no nos hace problema tener uno más. ¡Un hijo que los padres no pueden tener en casa, nosotros sí lo podemos tener!

Recientemente hablé con unos padres que fueron por primera vez a visitar a su hijo después de veinte días de estar internado en un centro comunitario y les pregunté: “¿Cómo ven a su hijo?”, ellos me respondieron: “¡Qué bien que está, cómo le ha cambiado la cara, hasta piensa diferente! ¡Realmente lo vemos bien a nuestro hijo!” ¡Nos costó tan sólo veinte días cambiarle la cabeza a su hijo y ustedes no podían!

“¡Yo no lo puedo tener más en mi casa, me va a robar todo, me va a matar!” Nos han traído a alguno del que el sicólogo ha dicho: “Señora, sáquelo de su casa porque la va a matar”. Ahí nos lo trae la madre y dice: “Se los dejo a ustedes” Y nosotros lo aceptamos porque no nos va a matar, porque se requiere fe y valentía para hacer todo lo que Dios quiere que hagamos.

Josué 1:9 dice: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Este versículo no es sólo para Josué, es para los creyentes. No me digas que Dios no te ha dado algo para conquistar; si no es así estás más ciego que un ciego. ¡La vida del creyente es una vida de desafíos! Cuando éste ve que ganó una y otra y otra le es más fácil seguir conservando su fe; en cambio, cuando pierde una y otra y otra, en vez de declarar que es un hijo de Dios, confiesa: “¡Soy una rata! ¡No soy nada! ¡Yo no puedo!” Se requiere ejercitarse en la fe; como los deportistas requieren ejercitarse para estar en forma, también los creyentes necesitamos ejercitarnos en la fe. Todos los días debemos hacer unos ejercicios de fe, así mantendremos nuestra vida espiritual con mucha vitalidad. Dios está necesitando que tengas victorias, necesita gente victoriosa; Él no dice: “¡Ah bueno, si no quieres pelarla embrómate! Vamos a probar con esta otra”. ¡No! ¡Dios quiere que todos nosotros seamos gente valiente!

El temor atenta contra la obediencia, contra la fe y los planes de Dios. ¡Pero hoy se tiene que ir el temor de tu vida, te tiene que soltar! Todo un pueblo no quiso entrar a la tierra prometida y fue tildado de rebelde porque el temor les había acobardado. Así que, el temor es algo mucho más de lo que nos parece, no es un gatito inofensivo que nos lleva a decir: “No me animo, no puedo”.

Albergamos en uno de nuestros centros comunitarios a una chica muy tímida, es una de las comunidades que predica en los ómnibus; llevan unas bolsitas que se confeccionan en ese lugar y se paran frente a la gente ofreciendo el producto pero también contando lo que Dios ha hecho en sus vidas. ¡Cuánta gente se ha convertido y cuánta gente se ha llenado de fe viendo a esas chicas! Ahora, imagínate cuando ingresa esta chica toda tímida y la mandan a subirse a los ómnibus… ¡Pero después que lo comenzó a hacer, me vino a contar con alegría que logró pararse delante de la gente y hablar!

Una de las cosas que menos hacen los creyentes es predicar el evangelio y no lo hacen por temor, por vergüenza, por timidez. ¿Tú creías que no eras rebelde? Si a ti, que no te has animado a predicar el evangelio a los que te rodean, te mandan a conquistar la tierra donde hay ciudades amuralladas hasta el cielo con gente gigante como los descendientes de Anac, ¿crees que lo harías? ¿Crees que irías a la conquista? ¡Si ni siquiera les predicas el evangelio a las personas que te rodean porque te da vergüenza, porque tienes miedo! ¡Tienes que saber que eres rebelde! ¡Tienes que saber que Dios te mantendrá en el desierto! No mereces la bendición de Dios, a Él no le resulta bendecirte ni darte conquistas porque tú no las haces.

¡Todo lo que no tenemos es todo lo que no hemos conquistado! Si no tienes paz es porque no la has conquistado pero Dios ha dicho que tiene paz para ti.La Bibliadice que hay paz para el creyente, éste puede dormir tranquilo y vivir tranquilo y en paz, y si no la tienes, no es que Dios no te lo ha prometido, es que no lo has conquistado. Si no tienes alegría de vivir, si no tienen gozo, si la vida no te resulta un extraordinario desafío es porque nos has conquistado los territorios que Dios te ha dado para conquistar. ¡Hay tantas cosas que Dios nos quiere dar! ¡Hay tantas cosas que Dios tiene planeada para nosotros! Pero muchos cristianos ven gigantes en el camino, consideran demasiado grandes las promesas de Dios o demasiado difíciles.

            CONCLUSIÓN

¡Tienes que renunciar a tus temores! Dile al espíritu de temor que está dentro tuyo que tiene la obligación de irse porque tú has tomado la determinación de creerle a Dios y de obedecerlo. Dios no me dijo cuál es tu problema pero sí me dijo que tenía que hablarte de esto. ¡Éste es el problema que tienes que vencer! Ésta es la causa por la que no tienes un mejor trabajo, es la causa de que no te vaya mejor en tu familia. ¡Ésta es la causa por la cual todavía no eres el siervo o la sierva que Dios soñó que tú seas! ¡Todavía sigues trabajando en lo mismo cuando Dios te demandó que trabajes en otra cosa! ¡Todavía estás acá cuando Dios te quería allá! ¡Todavía estás en tu pequeño desierto o en tu territorio pequeño cuando Dios te está entregando un territorio amplio!

Dios no te ha mandado esta palabra para regañarte sino porque te ama, porque le duele verte en un desierto cuando Él te quiere en la tierra que te dio. Le pesa a Dios verte todos los días quejándote en tu desierto, ¡le duele! “Yo no soñé esto para ti” dice Dios, “esto no es lo que yo quería para ti, no quería el desierto para ti, sino la tierra que no has querido conquistar. Te quiero feliz, en paz, confiado, en fe, en esperanza; no te quiero dudando o en temor. ¡No me sirves! Yo tengo desafíos para ti. He soñado lo que quiero de ti”.

Así como Dios tenía determinado que le iba a dar esa tierra a los descendientes de Abraham, tiene cosas determinadas para ti, que no son para otros. No digas: ¿Por qué Dios les da a otros y a mí no? ¡Dios no es así! ¡Él no tiene favoritos! ¡Los que no alcanzan las bendiciones de Dios es porque simplemente son rebeldes! No es que a Dios se le antojó no darte, es que a ti se te antojó no obedecerle. ¡Para ti eran más importantes tus temores que la conquista!

“Señor, ¿qué territorios hay que no hemos conquistado? ¿En dónde están esas desobediencias que ni siquiera nos acordamos que hemos tenido? ¡Quiero pedirte que te glorifiques! ¿En qué punto dejamos de ser conquistadores? ¿En qué punto dejamos de ser valientes? Señor, te pido que mires a aquellos creyentes que están en el desierto, ¡sácalos de ahí Dios! Toca sus vidas, toca sus corazones, te lo suplico Dios, donde hay vergüenza, donde hay temor, donde hay timidez. ¡Quita la desobediencia de tu pueblo, quita la rebeldía de tu pueblo! ¡Permítenos entrar en el territorio de las conquistas, de las victorias! Permítenos entrar al territorio holgado y salir del territorio ajustado. Señor, satanás ha cercado nuestro territorio con temores, pero en esta hora rompemos las ataduras, en el nombre de Jesús, en esta hora nos sometemos a ti y resistimos a satanás, resistimos los poderes de las tinieblas que nos han transformado en gente incrédula, en gente rebelde, desobediente. ¡Líbranos Señor! ¿Cuáles son tus conquistas, Señor? ¿Cuáles son los territorios que debemos alcanzar? ¡Dios mío alumbra, abre el entendimiento! Te entregamos a ti nuestros temores, hazte cargo de ellos, te entregamos a ti nuestras incredulidades, nuestras rebeliones y pedimos Dios, que te glorifiques y bendigas. ¡Pedimos que derrames tu gracia, en el nombre de Jesús! ¡Tómanos en tus manos para poder llenar Uruguay y las naciones con tu gloria! ¡Cuánto territorio para conquistar Señor, y nosotros aquí encerrados! Levanta obreros Padre, porque la mies es mucha y lo obreros son pocos, te lo suplico Dios mío. ¡Levanta valientes para conquistar la tierra! Perdona nuestras desobediencias y nuestras rebeliones, cúbrenos con tu sangre Señor, te lo pedimos en el nombre de Jesús.

            Señor, nos has dado un territorio pequeño, con un poco más de tres millones de habitantes y aún no lo alcanzamos. ¡Ayúdanos a conquistar nuestra tierra prometida, enséñanos cómo hacer para vencer esos gigantes y hacer caer esos muros que es mentira que llegan hasta el cielo! ¡Que esos muros tiemblen delante de nosotros, que los gigantes se acobarden delante de nosotros! Pon tu temor sobre ellos y danos tu Espíritu valiente, Espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Derrama tu Espíritu sobre nosotros, te lo pedimos en el nombre de Jesús, para tu gloria Señor, amén”.              

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