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Josué es un hombre que figura en la Biblia y nos sirve como un buen modelo de hombre, de siervo de Dios; Él lideró la conquista de la tierra prometida, haciéndose cargo del liderazgo del pueblo de Israel después de la muerte de Moisés, ya que éste murió antes de cruzar el Jordán y no pudo entrar en la tierra prometida. Dios le dijo a Moisés que ungiera a Josué, porque en él habitaba su Espíritu. El resultado fue que en toda la vida de Josué el pueblo estuvo homogeneizado, estuvo unido, tuvo una misma visión, no se desbandó, no había anarquía, nadie hacía lo que se le daba la gana, sino que todos hacían conforme a una visión común. Hoy en día la cosa está dada vuelta, el mundo post moderno no entiende bien qué es la libertad y cree que libertad es hacer lo que uno quiere, lo que se le da la gana y que eso está bien. Pero cuando todo el mundo hace lo que le parece, el resultado es desorden, cuando todo el mundo hace lo que se le da la gana el resultado es anarquía, división y dispersión. Nuestra sociedad, nuestra familia necesitan visión y propósito, nuestra iglesia necesita visión y propósito, una empresa también. Cuando no hay propósito ni visión, hay dispersión y falta unidad. Ningún grupo de personas podrá salir adelante cuando hay más de una visión, por lo tanto se necesita una sola visión, si hay dos visiones entonces hay división y escasean las fuerzas. Donde no hay visión no hay dirección, por lo tanto entendemos que la sociedad post moderna se encamina hacia una dispersión, afirmamos que la sociedad moderna no se está fortaleciendo, sino que se está debilitando y que la libertad no es lo que se cree.
Mientras hubo un hombre como Josué, quien tuvo un propósito y una visión claros, que lideró con fuerza y dio su vida por esa visión, el pueblo lo siguió, pero la gente no hacía lo que se le daba la gana, sino que sumaban sus fuerzas y producían una sinergia en la dirección de la visión correcta. No hace falta en el hogar un padre que opine de una manera y una madre que opine de otra, ni hijos, ni mucho menos suegras que opinen de distinta manera, lo que se necesita es unidad en el pensamiento. ¡En la iglesia necesitamos unidad en la manera de pensar!
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1ª Corintios 1:10). El Espíritu Santo trabaja para ello, alguno dirá: ¡Pero es imposible! ¡No! Es imposible para el hombre pero posible es para Dios. Cuando hay unidad de pensamiento la mano derecha no va para un lado y la izquierda para otro, sino que el cuerpo se mueve armoniosamente, hay armonía en los gestos, en la dirección, en lo que se hace; no se necesitan muchas cabezas, se necesita una cabeza que esté en buena relación con Dios, que piense, y Dios está necesitando gente que tenga esa clase de cabeza. Josué es un ejemplo, cuando está por llegar el fin de su mandato y de sus días, en el capítulo 24 de Josué, él da un discurso en el que le dice al pueblo: “…escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15). Josué está terminando sus días pero tiene bien clara la visión que le ha dado a su familia, y la dirección que le ha dado al pueblo. Josué 24:29 y 30 dice: “29Después de estas cosas murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. 30Y le sepultaron en su heredad en Timnat-sera, que está en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas”. Y notemos lo que señala Josué 24:31: “Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había hecho por Israel”.
Josué no era un hombre que trataba de salvar su situación personal, no era un hombre que había trabajado solamente para su familia, no pretendía una vida tranquila, sino que era un hombre que había consagrado su vida para que el pueblo conociera las obras de Dios, para que le sirviera y lo amara. Un hombre de bien es una persona que trasciende los límites de su propio hogar, es alguien que tiene las cosas claras, no solamente para sus logros personales sino también para ayudar y servir a otros que no tienen la dirección clara. Dios no anda buscando personas que salven su situación personal, dice la Biblia que Él nos ha llamado para que seamos, para Él, un pueblo de reyes y sacerdotes. ¡Dios no te ha llamado a ser un súbdito más del reino de los cielos, sino que te ha llamado a ser príncipe, a ser parte de la familia real, y sentarte a comer de su mesa! ¡Te ha llamado para que seas rey y tengas dominio! ¡Dios no llama gente para tenerlos de súbditos sino para que lo ayuden a reinar!
Cuando hablo de hombres, me refiero a hombres y mujeres, Dios no hace acepción de personas. Dijo Jesús que cuando estemos en el reino de Dios, no estaremos divididos en hombres y mujeres, no traeremos más hijos, sino que seremos como los ángeles. Dios ha creado al hombre, varón y hembra, Dios hizo al hombre y a la mujer por causa de la procreación, para que el hombre tuviera el privilegio juntamente con Él de crear seres en el planeta porque el quería poblarlo y llenarlo de seres humanos, pero una vez que seamos restaurados y estemos en el reino de Dios ya no seremos más hombres y mujeres, sino que seremos hombres. El término “hombre” no es ni masculino ni femenino, significa: humanidad; es una necesidad temporal que seamos hombres y mujeres.
Estoy hablándote de Josué y de lo que Dios está necesitando hoy en una ciudad, en una nación: ¡¡Dios está necesitando hombres y mujeres que entiendan el mandato, que entiendan el propósito de Dios sobre sus vidas, que entiendan que han nacido para reinar!! Me llama la atención algunos cristianos que quieren vivir una vida en paz, quieren estar tranquilos cuando en realidad estamos en guerra, vienen al evangelio para tener paz, no quieren problemas, quieren tener su matrimonio, una familia, no pretenden mucho, se conforman con una casita… Les gusta llegar a su casa, tomar mate y ver televisión. ¡Qué vida más desafiante la tuya!
Te voy a contar en qué anda Dios: Anda en el tema de que el hombre perdió el reino que Él le había dado y lo quiere recuperar para devolvérselo. Desde que el hombre pecó, entregó en manos extrañas el reino que Dios le había dado; el planeta Tierra está contaminado con la presencia de gobernantes de las tinieblas, está contaminado con pecado, con enfermedades, con maldiciones y las personas están siendo gobernadas por demonios. ¡Hay mucha oscuridad en el mundo! Entonces, Dios está en la tarea de traer el reino de los cielos a la tierra, está en la tarea de llamar hombres y mujeres que le ayuden a Él a extender el reino de los cielos en el planeta.
Jesucristo despojó a los poderes de las tinieblas; no pudieron destruirlo, no pudieron someterlo, no pudieron matarlo porque al tercer día resucitó, y ahora está levantando hombres y mujeres con la misma unción, el mismo poder, la misma gloria y la misma misión de Él. ¡Dios llama cristianos para que sean ungidos por Él, así podrán librar a los endemoniados de los poderes de las tinieblas! ¡Hay cristianos que no ven demonios en ningún lado! Recuerdo una mujer que me dijo: “Sabe, pastor, que mi esposo se enoja conmigo y de repente le cambia la cara, los ojos se le ponen rojos y me amenaza diciéndome que me va a matar. Yo le pido calma al Señor y le digo: “Mi amor, te amo mi vida, no me hables así”. Yo le contesté: “¡Hijita, tenés que atar el demonio en el nombre de Jesús! y decirle: ¡Espíritu de odio y de violencia, te ato, te reprendo, te echo fuera, en el nombre de Jesús, suelta a mi marido!” ¡La mujer no se daba cuenta que ese no era el marido! Demonios de amargura dominan a algunos creyentes. Muchos dicen: “Que no me pidan que olvide porque yo no puedo olvidar lo que me hicieron”. Yo les señalo que tienen que amar a pesar de lo que le han hecho, y contestan: “A mí Dios no me puede obligar a que yo ame a la persona que me ha hecho lo que me hizo”. ¡Yo me pregunto si le estoy hablando a un cristiano o a un demonio! ¡Hay quienes creen que todavía son cristianos cuando no pueden perdonar alguna ofensa!
En una oportunidad, un hombre me dijo: “Mire pastor, yo se que hay que poner la otra mejilla, pero si me llegan a violar a mi hija, lo agarro y le pego un tiro”. ¿Qué te ha llevado a sentir y pensar de esa manera? Son demonios que han ganado tu mente y tu corazón. ¡Hay cristianos que tienen argumentos demoníacos! Por otro lado, a veces nos espantamos cuando vemos en las noticias alguna violación, pero acaso: ¿Sabes lo que dice la Biblia de los que causan división dentro de la iglesia? La Biblia nos enseña que después de dos o tres advertencias lo desechemos. Yo me entero que un creyente le dice a otro: “Sabes que me pasa esto y lo otro, y el pastor esto y lo otro, pero por favor, no se lo digas”. Yo paso por al lado de ese creyente ¡falso! y encima me saluda, y me tengo que aguantar lo que dijo y también me tengo que aguantar que quien que me lo contó, me diga: “Pastor, no diga nada porque me va a dejar mal a mí”, entonces yo tengo que disimular. ¿¡Pero seremos una manga de hipócritas!? ¡Y los demonios se hacen un happening! Mientras el Señor nos mandó a liberar a los endemoniados, nosotros decimos: “¡Qué el Señor ponga su mano!” ¿Es muy ofensivo que el pastor le diga a una mujer: “Hermana, sabes que tenés un demonio más grande que tu cara”?
Dios nos está llamando para entregarnos poder, unción y autoridad de tal manera que cortemos el paso a esos demonios, que los echemos fuera y los atemos para que no puedan operar. Jesús les dijo a los setenta que mandó: “Yo les doy autoridad sobre toda potestad del enemigo”; fueron setenta que mandó a predicar el evangelio y a sanar a los enfermos. Dios quiere compartir su autoridad y su poder, yo soy rey y Él es Rey de reyes. Josué sabía cuál era su rol, él era un hombre hecho y derecho, mientras él fue el líder, el pueblo había entendido que la autoridad, el poder, la unción de Dios estaba sobre él, y dice la Biblia: “Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había hecho por Israel” (Josué 24:31). ¡Tú y yo tenemos un propósito trascendente igual que Josué! ¡Somos sal y luz de este mundo! ¡Mientras estemos aquí en la tierra la gente tiene que conocer el poder de Dios, tienen que ver la gloria de Dios! ¡He sido llamado a traer a la tierra las bendiciones de Dios, la luz del reino y la paz de Dios! No puedo estar tranquilo diciendo: ¡Oh, Dios, yo me conformo con una casita, con un dormitorio, todo lo que pretendo es ver un poco de televisión y estar tranquilo tomando mate con mi señora mientras el mundo se va al diablo!
¡Dios te está llamando hoy, Él hoy te está sacudiendo! El reino de los cielos no es para cobardes, no es para timoratos, Dios necesita obreros para la mies, porque la mies es mucha y los obreros son pocos. No puedes decir que tú les hablas pero la gente es muy mala y no quieren escuchar de Dios. ¡Cristo sigue diciendo que la mies es mucha y los obreros son pocos, el problema son los obreros, no la mies! La ley del reino es: Mientras más obreros haya, más grande es la obra.
Hay hombres con propósito y hay otros sin propósito. Hay gente que brilla por determinadas habilidades o dones, pero que no duran mucho, porque no tienen propósito, ni visión. He estado reflexionando acerca de Maradona, muchos chistes se han dicho de él, uno de ellos es que su nombre ya no es Diego Armando Maradona sino “Diego Armando las valijas”. En la prensa de Brasil se leía: “¡Ufa! Argentina vuelve derrotada y Maradona no se podrá desnudar en el Obelisco”. ¿De qué sirve ganar un torneo mundial después de haber vilipendiado, después de haber abierto mi boca, para, como se dice actualmente, “ningunear” a otras personas? Primero habló de Pelé, los brasileros estaban que reventaban de bronca y de Uruguay dijo: “¿Qué, están en el mundial?” ¿Nunca te ha tocado tener que comerte alguna palabrita que dijiste por ahí? Yo no quiero portarme como él, quiero aprender de esto. Entonces, yo reflexioné: ¿Cómo es esto, qué le faltó al equipo argentino? Y la verdad es que todo el mundo opina que Argentina tiene el mejor equipo, si no es el mejor está dentro de ese rango. El problema de Argentina es que había un técnico que no tenía un plan concreto, lo movía más la pasión que otra cosa, le cambió el rol a alguno de los jugadores, todo porque él es Maradona. Alguno dice que en Europa, el equipo en que está Messi espera que él haga goles, y Maradona lo mandó a correr por toda la cancha y se fue del campeonato sin hacer ningún gol. Había muchas habilidades y poca unidad, poco criterio pero mucha soberbia. “Al llegar a los 50 años de mi vida, he recibido la piña más grande”, es lo que declaró Maradona al quedar eliminado su equipo. Pero, no es solo Maradona; hay gente que a los 50 años se pregunta: “¿Qué hice con mi familia? ¿Qué hice con mi matrimonio? ¡Mis hijos me odian! ¿De qué sirve todo lo que hice?”
Yo tuve un tío (un primo de mi padre) que era mujeriego, ¡cómo le gustaba la farra! Recuerdo que mi papá me llevó a visitarlo dos o tres veces, y era un hombre que le había hecho la vida “a cuadritos” a la esposa, los hijos no querían saber nada con él, pero él se llenaba la boca hablando de la farra, de los bailes; cuando yo llegaba a su casa me miraba con una sonrisa socarrona y me decía: “Jorge, ¿quién me quita lo bailado?” Mi papá le predicaba el evangelio y le decía que se tenía que entregar a Cristo, y él señalaba: “Pero, lo que yo he vivido, ¿quién me lo va a quitar?” Resulta que cayó enfermo, y estuvo confinado a una silla de ruedas, y la esposa dijo: “¡A mí no me lo traigan!” El hijo no lo podía atender y una hija quería que lo internen en un hogar de ancianos. Allá lo llamaba a mi padre rogándole que lo visitara, y el único que lo iba a ver era Joaquín, mi papá, porque era creyente y tenía el amor de Dios. ¡Resultó que lo entregó a Cristo allí en la silla de ruedas!
Nos molesta la soberbia de Maradona, pero hay mucha gente que no tiene propósito en su vida, sólo quiere placer, farra, quiere estar feliz, sólo piensa en sí mismo y no en los demás, gente que no tiene responsabilidad ni con su esposa ni con sus hijos y en el mejor de los casos asume cierta responsabilidad sólo con su familia. ¡Dios te ha hecho responsable de la vida de tu hermano! El te manda amar a tu prójimo, y eso significa que lo mismo que anhelas para ti, tienes que anhelarlo para el resto, ¡tienes que luchar por los demás de la misma manera que luchas por ti!
Yo creo que hay muchos hombres que al llegar a los 50 años reciben una cachetada, porque a esa altura se encuentran con que sus hijos no lo respetan, lo detestan y su esposa le dice: “Vivir con este hombre ha sido una cruz para mí”. Posiblemente han sido campeones en algo, pero ¿se podrá decir de ellos que mientras han vivido la gente caminó rectamente, y que la gente conoció y sirvió a Dios?
Pude ver claramente en el mundial de Sudáfrica, que muchos equipos con muchas estrellas, no necesariamente son un equipo, porque no hay una visión ni propósito ni un plan concebido. Según el técnico de Alemania, concibió un plan y lo habló con sus jugadores señalándoles: “Si hacen esto y esto, los argentinos no van a aguantar”. Otro titular decía: “Cuatro cachetazos alemanes para Maradona”. Yo me preguntaba: ¿Qué pasó? ¿Por qué perdió Argentina? ¡No hubo propósito, no hubo visión!
¡Dios está buscando gente como Josué! Mientras él estuvo vivo el pueblo sirvió a Dios; Él está buscando hombres que lideren ciudades, familias, hombres que lideren naciones de parte de Dios. Cuando termina el libro de Josué y comienza el de Jueces se repite el escrito en el capítulo 2 versículo 7, y vuelve a decir que el pueblo sirvió a Dios, pero se agrega en Jueces 2:10: “Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”. Mientras Josué estuvo vivo la gente conoció las obras de Dios, después que murió él y los ancianos de su época se levantó otra generación que no conocía a Dios ni sus obras. Una de las frases que más me llama la atención en el libro de Jueces es: “No había rey en aquel entonces en Israel, cada uno hacía lo que bien le parecía”. ¡No había cabeza, no había dirección, no había visión, posiblemente había mucho esfuerzo! Yo reconozco que los jugadores argentinos hicieron un gran esfuerzo y reconozco que tienen tremendas habilidades, pero nada de eso alcanza si no hay un propósito claro, una visión, una dirección clara.
Dios quiere que tengas visión y claridad, no solamente para ti, sino también para que la gente que te ve y que te conozca pueda opinar de ti que eres un hombre o una mujer de Dios, y que ellos vean la obra de Dios en ti. ¡Que ellos, más que habilidad humana en ti, vean las habilidades de Dios en ti!
Cuando Cristo llegó al planeta Tierra, llegó como hombre, y todos creían que era un hombre más, pero, Él era más que un hombre y había algo más que habilidad humana en Jesús, había poder de Dios, había unción de Dios. Un padre le había llevado a Jesús un hijo endemoniado y le dijo: “Señor, le traje mi hijo endemoniado a tus discípulos y ellos no pudieron echar fuera el demonio”. Jesús respondió: “¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo los voy a aguantar? ¡Traigan aquí ese muchacho!” Jesús echó fuera el demonio y quedó sano. Había más que habilidad humana en Jesús, había poder de Dios, había unción para liberar a los cautivos. En el mundo la gente quiere ver para creer, son afectados por las circunstancias visibles, pero Jesús veía lo invisible y dominaba sobre ello, ¡realmente un endemoniado podía ser libre porque Jesús había llegado al mundo! Un hombre que pertenecía al mundo material, un hombre de carne y hueso por fin estaba tomando autoridad sobre los poderes invisibles del planeta Tierra. Entonces le dijeron que era por el poder de Beelzebú que echaba fuera los demonios pero Él les dijo: “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lucas 11:20). ¿Qué pasó con Jesús? El reino de Dios comenzó a manifestarse en el mundo porque había venido un hombre ungido que tomó la autoridad que Dios quería que el hombre tome. ¡La manifestación del reino de los cielos en la tierra es imprescindible! Me enteré de una mujer con cáncer a quien la mutualista no le ha querido pagar los remedios. ¡Mira la esperanza que tienen los pobres! La Biblia dice que Jesucristo vino a traer buenas noticias a los pobres. Esta mujer cristiana, necesitaba hacerse un estudio que sólo se lo podían realizar en Argentina, pero no se lo podía solventar, entonces apareció alguien que le pagó ese estudio, así que fue a Argentina, se lo hizo y volvió. Ahora los médicos sabían bien lo que ella tenía, y le aseguraban que se podía sanar, ¡el problema que había era que el medicamento era muy costoso y ellos no lo iban a cubrir!
¡La medicina no les está dando esperanza a los pobres! Parece que los ricos pueden disponer de la tecnología, pero los pobres no, por eso Jesús vino a sanar enfermos. ¡Bendito sea Jesús! ¡La sanidad divina es una muestra del reino de los cielos en la tierra! Dios anda buscando hombres y mujeres que comiencen a sanar enfermos, Jesús eligió setenta hombres que lo seguían y los mandó a sanar enfermos; les encomendó que sanaran a los enfermos que encontraran y que les dijeran: “Se ha acercado a vosotros el reino de los cielos”. ¡Ya no era Jesús sanando y haciendo milagros sino los que creían en Él! Cuando volvieron esos setenta que Él mandó, estaban contentos y le dijeron: “Señor, aún los demonios se nos sujetan en tu nombre”. ¡Gloria a Jesús! Sujetar demonios no es sólo tarea de Jesús, también es tarea de creyentes, Dios te ha dado poder y autoridad. Jesús les respondió: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo… 20Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10:18-20). ¡Gloria a Dios! Ahora, si los creyentes sanan enfermos y liberan endemoniados, entonces, el reino de los cielos sigue operando en el planeta Tierra. De eso se trata, menos habilidades y más poder divino, brillar menos por el egoísmo y hacer brillar más el reino de Dios en la tierra.
Se que te miras al espejo y dices: “Si no puedo ni conmigo, ¿podrá Dios usarme a mi?” Se que el diablo te “ningunea”, o que tus padres te han maltratado y te dijeron que no eres nada ni nadie, se que mucha gente cree que no eres nadie, ¿pero sabes? ¡Dios te ha traído al mundo con un propósito! Ese propósito por el cual te trajo al mundo es convertirte en rey para Él, que formes parte de su reino y gobiernes juntamente con Él; su propósito es que los poderes de maldad se sujeten a ti en el nombre de Jesús. ¡Esto es grandioso! ¡Dios tiene algo con nosotros! El apóstol Pablo dijo que íbamos a juzgar a los ángeles, ¡El reino de Dios en la tierra es un misterio increíble! ¡Hemos sido llamados a despojar los poderes invisibles de la tierra, que operan en el mundo visible y tangible, en el nombre de Jesús!
Tienes que pedirle a Dios que te unja, tu propósito no es tomar mate y estar tranquilo viendo televisión, o pretender tener solo tu casita, o tener paz. Mientras Satanás y sus demonios estén controlando las vidas en este planeta no habrá paz. En México ha habido elecciones para gobernadores, pero los traficantes han estado matando gente, han aparecido varias personas colgadas. ¡Mientras el diablo ande suelto no habrá paz! ¡Mientras tú mires solamente tu ombligo no habrá paz! Después no digas: ¿Por qué Dios permite esto o lo otro? Dios te ha puesto como rey en el planeta Tierra, te ha llamado a gobernar juntamente con Él, te ha llamado a atar los poderes de las tinieblas y a expulsarlos de tu casa, de tu familia, te ha llamado Dios a destruir las obras del diablo.
¡Hay esperanza en Cristo para la sanidad de toda clase de enfermedades y hay esperanza en Cristo para ser libres de aquellas cosas que te dominan y te atan! Dios puede librarte del tabaco, del alcohol, de la droga, ¡Dios puede librarte de todo mal! No solamente puede librarte sino que puede levantarte y darte poder: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19). ¿Cómo puede ser que te domine el mal? ¿Por qué estás temblando? ¡Es que me han hecho un trabajo de brujería! ¡Jesús te dio potestad contra todo poder del enemigo y nada te dañará!
Quiero hacer una oración por ti en esta hora: “Bendito Señor, hoy estamos delante de ti en el nombre de Jesús, y reconocemos que nos has puesto como sal y luz del mundo, reconocemos que somos tus representantes plenipotenciarios en el planeta Tierra, y te pedimos perdón por la ignorancia de nuestros corazones. Oramos para que tú nos llenes de poder y de gracia, que nos unjas con la unción de Jesucristo y que nos des valor para hacer la obra que tenemos que hacer. En tu nombre Jesús, nos paramos firmes contra las acechanzas del enemigo y nos sometemos a la autoridad soberana de Dios Padre y de Jesucristo su Hijo, y proclamamos la extensión del reino de los cielos en la tierra. Aquí nos plantamos en tu nombre contra toda potestad del enemigo y tomamos toda autoridad de Dios contra todo mal, en el nombre precioso y bendito de Jesús, amén”.
ANEXOS: